jueves, 28 de febrero de 2013

CHILE: Definitivamente, no somos iguales ante la ley



El doble trato de las autoridades no es una casualidad, es la consecuencia de que Chile es una sociedad claramente dividida en clases sociales.

Como consecuencia del asesinato del  compañero Juan Pablo Jiménez, dirigente sindical de AZETA, empresa subcontratista de CHILECTRA, muchos trabajadores, incluso dirigentes, pedían el mismo trato que el gobierno dio a la familia terrateniente Luchsinger cuando fueron asesinados  en Temuco y que significó que el Estado chileno movilizara  muchas instituciones y desplegara el máximo de recursos y medios en busca de los responsables. En menos de 48 horas, la policía ya había detenido a dirigentes mapuches imputándoles, sin ninguna prueba, la responsabilidad en dicho crimen.

La muerte, más concretamente, el asesinato de un trabajador al interior de una empresa siempre será un hecho grave, lamentable y repudiable. Sin embargo, adquiere una relevancia mayor tratándose de un dirigente sindical que, justamente, se hallaba preparando acciones para denunciar las prácticas abusivas de esta empresa, cuyo historial en el tratamiento de los derechos laborales está teñida con la muerte de otro trabajador en el pasado reciente.

¿Qué conclusiones podemos sacar los trabajadores frente a este hecho?

Que el tan cacareado “Estado de Derecho” al que tanto recurren los poderosos y, que los presidentes Frei y Lagos se esforzaron en garantizar a cualquier precio con tal de dar “estabilidad” a los dueños de Chile, no es más que un ordenamiento político y jurídico que permite garantizar a cada cual “lo que se merece”: a los ricos, seguridad jurídica, económica y policial para mantener y seguir incrementando su ilegítima riqueza; y a los pobres, subsidios, represión y castigo para que no se subleven pidiendo justicia y mejores salarios. Frei, amparándose en el “Estado de Derecho” alegó “razones de Estado” para poner fin a la investigación que condenaba al hijo de Pinochet (“pinocheques”) a terminar en la cárcel; luego, por las mismas razones, movilizó todas las instituciones del Estado chileno, invirtiendo millones de dólares, para evitar que Pinochet fuera juzgado y condenado en Inglaterra. Igualmente, haciendo uso de las franquicias del “Estado de Derecho”, Lagos, desconociendo todo el historial de Horst Paulmann, que lo vinculaban a un pasado nazi, le otorgó la “nacionalidad por gracia”, y agregó: “ello, gracias a su tremendo  aporte a Chile”. Paulmann es aficionado a destruir sindicatos, aplica permanentemente prácticas antisindicales pagando salarios de hambre, evade el pago de impuestos, etc.

 ¿Cuál es su aporte a Chile?.

Cuando se nos obliga a respetar el “Estado de Derecho”, lo que se busca es que los trabajadores no rompamos con el ordenamiento jurídico que ellos han diseñado y materializado para perpetuar su poder. Aparentemente, las leyes las promulgan desde el Ejecutivo y luego las sanciona el Legislativo. Eso es apariencia. La verdad, es que las leyes responden a correlaciones de fuerzas entre las clases sociales y se adecúan a contextos determinados. En nuestro país,  la mayor parte de las leyes, especialmente las laborales, son funcionales al empresariado y se adecúan permanentemente a sus intereses. El mejor ejemplo es que en Chile negocia menos del 7% de la fuerza de trabajo. La ley de subcontratación, que permite la existencia de empresas como Azeta donde murió Juan Pablo, responde a las estrategias de las grandes compañías para bajar los costos, precarizando el empleo y bajando  al máximo los salarios. En consecuencia, ninguna ley está hecha para favorecer los intereses de los desposeídos. Quienes han hecho las leyes en estos últimos 40 años, no han sido los gobernantes de turno, han sido los grandes empresarios: los Matte, los Luksic, Paulmann, Angelini, Yarur, etc. Son ellos quienes construyen la agenda y que los gobiernos aplican cautelando uno de sus principios esenciales en todas las áreas de la sociedad,  el lucro y la iniciativa privada como fundamento de toda su filosofía.

Es falso, de falsedad absoluta, que todos “somos iguales”. La jerarquía eclesiástica que promueve este discurso, especialmente la Católica vinculada en estos años a las más horrendas conductas contra menores, se empeña en dictar cátedra sobre  “moral” y trata de convencernos que somos todos iguales, ¿iguales en qué?- Por supuesto que en los ingresos no. Pero, además, tenemos distinta moral. Ellos creen en la explotación del hombre por el hombre; creen que el crecimiento personal es fruto del esfuerzo individual y no influye el contexto socio económico donde la persona nació. Nosotros, creemos que la riqueza es consecuencia del trabajo humano colectivo, en vinculación armoniosa y respetuosa con la naturaleza; ellos,  no trepidan en destruirla si pueden obtener lucro; se apropian de la riqueza que nosotros generamos. Ellos creen en la salud, en la educación y en la previsión privada;  nosotros en cambio, creemos que la salud, la educación y la previsión son derechos fundamentales irrenunciables que el Estado debe garantizar a todos los trabajadores, tanto en su vida activa como pasiva, independiente de su condición social, y que por tanto no puede estar sujeta al lucro. Ellos, creen en el individualismo y apoyan a sacerdotes vinculados a las más atroces y espurias conductas, como Karadima. Los trabajadores, creyentes o no, creen en lo colectivo, en el esfuerzo mancomunado y practican la solidaridad real como parte de su vida, con sus escuálidos ingresos. Ellos, solidarizan con cargo a franquicias tributarias como los hacen por ejemplo en la Teletón.

En nada nos parecemos a ellos.     

Nada tenemos en común con los empresarios, al contrario, su filosofía es atentatoria a nuestra propia existencia, nos condenan  a la barbarie. Nos impiden ser felices. Sólo durante enero, se desarrollaron más de 20 huelgas donde los trabajadores demandaban cosas pequeñas, como respeto, dignidad y pequeños aumentos salariales. La respuesta mayoritaria fue de prepotencia e intransigencia y no es porque sean empresas que tengan pérdidas, al contrario, son compañías con cuantiosas utilidades. El problema es otro, ellos no están dispuestos a ceder, es un tema ideológico, quieren hacer desaparecer al Sindicato como sujeto de derecho, quieren eliminar del vocabulario la palabra “colectivo”, y no cederán por muchas huelgas parciales que hagamos. La conclusión que debemos inferir, es que estamos en una etapa de la historia que exige una nueva estrategia, pero sustentada en una “nueva moral”, es decir, un nuevo conjunto de prácticas, de creencias que tome en cuenta que nunca la justicia laboral vendrá de la caridad de los empresarios, mucho menos el mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores, en especial de ese 75% de chilenos que trabajan por un ingreso inferior a los 350 mil mensuales.

Lo hemos dicho, los trabajadores queremos vivir en paz, pero los empresarios no nos dejan. Nos declaran la guerra en todos los frentes: en los bancos, en las AFP, en las Isapres, en el Retail, en las farmacias, en las clínicas, en las universidades privadas, en el gran comercio, o sea, en todas partes. Nos atacan con los cobros abusivos, con tasas de intereses usureras, con costos de administración que nadie entiende. ¿Y cuál es el rol de Estado en esta materia? Reafirmar el carácter civil (liberal) de las relaciones laborales y sociales del país, donde sea el “mercado” (por mercado entiéndase, colusión de los poderosos para fijar precios y políticas, jamás piense en libertad entre oferta y demanda) quien las resuelva, despojando al Estado del rol tutelar de los derechos fundamentales.

¿Qué nos queda? una sola cosa, prepararnos para esta guerra declarada. ¿Cómo? Con más unidad y con más organización. Unificando todas las iniciativas de los que luchan, de los que mantienen en alto la autonomía y la independencia política y que  no están dispuestos a capitularle ni al gobierno de turno ni a los empresarios. Con una organización clasista que represente sólo los intereses de los trabajadores y que jamás pacte a espaldas con las autoridades, que jamás hipoteque su independencia apoyando gobiernos liberales. Este esfuerzo exige mucha generosidad de todos, desterrar las prácticas sectarias, pero, siendo profundamente intransigente en el respeto a la autonomía, lo que exige sobrepasar a la burocracia sindical que es uno de los peores escollos que tenemos los trabajadores para avanzar.

¿Qué formas de lucha? Todas

Los trabajadores ante la imposibilidad de ejercitar derechos fundamentales estamos en todo nuestro derecho de buscar otras formas de lucha, que superen los marcos estrechos de esta legislación espuria elaborada por ellos mismos para frenar nuestras organizaciones en la defensa de nuestros derechos. En Temuco, los empresarios, muchos de ellos terratenientes, sin tapujos  se armaron y amenazaron que defenderían a balazos sus propiedades e intereses y contaron con el espaldarazo de ministros como el de Agricultura y el del Interior. Es decir, nos confirmaron que el Estado de Derecho hay que usarlo como les dé la gana, se trata de cautelar sus intereses.

Hemos sido notificados, ello despeja las dudas. Nosotros, los de este otro lado de la acera, aquellos que vivimos con salarios mediocres ¿podemos llegar a acuerdos con estos pistoleros del empresariado, que se empeñan en destruir nuestros sueños e ilusiones, endeudándonos y haciéndonos  prisioneros de su sistema? Difícil por no decir imposible.  Entonces ¿Qué nos queda? ¿Cuál es el camino? hay que derribar toda esta falsa conciencia instalada por los medios de comunicación que ellos controlan y que busca enajenarnos. Debemos combatir todo ese discurso “sacerdotal” pusilánime que profesan algunos para someternos diciéndonos que la felicidad no está en este mundo si no en el más allá. Si comenzamos a socializar nuestras demandas, si instalamos una práctica discursiva que incorpore descarnadamente la realidad, sin tapujos, si instalamos en nuestros análisis claramente la lucha de clases estaremos avanzando hacia formas superiores de comprensión, de organización y de disputa que nos potenciaran para remover los cimientos de este sistema capitalista injusto e inmoral.

Debemos canalizar toda esta bronca, este odio acumulado activado por el abyecto asesinato de Juan Pablo Jiménez, para luego canalizarlo inteligentemente contra estos inmorales que viven y duermen tranquilos a pesar de sus responsabilidades en estos hechos.

Queda claro y debemos entenderlo: ellos tienen una moral distinta a la nuestra. La honradez de la que se ufanan es delictual, es aquella que castiga con años de cárcel a quien se roba una gallina; pero perdona a los ladrones de cuello y corbata. La nuestra es pura, es transparente, es ingenua, a veces estúpida, pues les creemos. La de ellos es criminal, cuando ven afectados sus intereses no reparan en recurrir a todos los medios, lícitos e ilícitos, asesinan mapuches, dirigentes sindicales y, si con ello no se sienten satisfechos,  promueven y apoyan Golpes de Estados.

¿Cuál es entonces nuestra  tarea? Organizarnos, unificarnos y prepararnos para una gran batalla: la batalla por la dignidad; la batalla por la negociación colectiva que nos niegan; la batalla por un mundo más justo, más humano, sin explotados y sin explotadores. Ninguna confianza en las instituciones del Estado, tampoco en aquellos que piden el  voto so pretexto del “mal menor”, mucho menos en quienes pactan con los que han perpetuado este sistema inhumano.

El camino, insisto, está en la unidad, en la organización y en la lucha, así podremos brindar el mejor de los homenajes a JUAN PABLO JIMENEZ, que deja dos pequeños y a su compañera en la total indefensión. Debemos dar señales concretas ahora, el mañana juega al servicio de los asesinos de Juan Pablo y abre los apetitos de otros canallas empresarios para saldar las deudas a balazos con los honestos luchadores.
Por Luis Mesina


Chile: Asesinan a combativo sindicalista del sector eléctrico


De un balazo en la cabeza fue asesinado ayer el dirigente sindical Juan Pablo Jiménez Garrido, presidente del Sindicato Nº1 y de la Federación de Trabajadores de la empresa Azeta, encargada de reponer el servicio eléctrico de Chilectra. El hecho ocurrió pasadas las 15:30 horas de este jueves 21, durante el cambio de turno y al interior de un recinto cerrado, ubicado en la comuna de San Joaquín.
Esta noche, a partir de las 21 horas se realizará una velatón a la entrada de la empresa para exigir justicia. El funeral será mañana 23 de febrero desde las 15 horas. Los restos del sindicalista ya fueron entregados a su familia y está siendo velado en la comuna de Puente Alto en la intersección de Nonato Coo con Avenida los Toros.

A continuación reproducimos el Comunicado Público emitido por el Sindicato:

El día de ayer, 21 de febrero, alrededor de las 15:30 horas, al término de su turno de trabajo, fue encontrado sin vida el compañero Juan Pablo Jiménez Garrido. Él era presidente del sindicato N° 1 de la empresa Ingeniería Eléctrica Azeta, y presidente de laFederación de Trabajadores de Azeta.

Él fue visto por compañeros de trabajo sentado en una banca, al interior de la empresa, justo a la salida de la oficina de su jefatura, revisando documentación relacionada con la actividad sindical.
Minutos después, el trabajador Mario Gutiérrez lo encontró sin vida, sentado en la misma banca donde había sido visto hace un momento. Un charco de sangre rodeaba el lugar.

El cuerpo fue trasladado a la Asociación Chilena de Seguridad, en la comuna de San Miguel, donde se confirmó el deceso y se constató que presentaba una fractura en el cráneo.
La Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones dispuso el examen de su cadáver por un médico criminalista del departamento de medicina de dicha institución.

Hoy, viernes 22 de febrero, se le practicó una autopsia en las dependencias del Servicio Médico Legal, determinándose que la muerte se produjo por un disparo de bala en la cabeza, el que le fue propinado al interior de la empresa, en el mismo lugar donde fue hallado.
Juan Pablo lideró un reñido proceso de negociación colectiva, que culminó en el mes de diciembre del año 2012, donde se votó la huelga por parte de los trabajadores, no arribando a acuerdo con la empresa.
Finalmente, la asamblea sindical decidió acogerse a lo dispuesto por el artículo 369 del Código del Trabajo, lo que molestó a los dueños de la empresa, porque significa repetir la negociación colectiva en el plazo de un año.

Además, el dirigente había presentado numerosas denuncias por abuso laboral y por condiciones deficientes de seguridad en el trabajo, en contra de Azeta. Cabe destacar que en el mes de junio del año 2012, falleció Richard Trincado, trabajador de la empresa, en un accidente laboral.

En los últimos días, las diferencias entre el sindicato y la empresa se habían agudizado, producto del cuestionamiento de los trabajadores al tipo de arnés de seguridad que se les quiso imponer.

Se debe considerar que se trata de trabajadores sub contratistas de la empresa Chilectra, encargados de reponer el servicio eléctrico, y que desarrollan sus labores en condiciones de alta peligrosidad.

¿Quién era Juan Pablo?

Juan Pablo tenía 34 años de edad, estaba casado y tiene dos hijos.

Participaba activamente del movimiento sindical, se autodefinía como un combatiente de la clase obrera y se identificaba con un sindicalismo clasista, democrático y de base, en el que no cabe la corrupción ni el acomodo.
Además, formaba parte de la Radio Popular Enrique Torres, que funciona en poblaciones de la comuna de La Granja.

Sus compañeros de lucha, y sus amigos, convocamos a todas las organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles y políticas a reunirse en las afueras de la empresa Azeta, ubicada en Isabel Riquelme con la calle Carmen, en la comuna de San Joaquín, esta noche a las 21:00 horas, para realizar una velatón, exigiendo el inmediato esclarecimiento de los hechos, que se investigue lo sucedido y se castigue a los responsables de este brutal crimen.

Sus funerales se realizarán mañana sábado 23 de febrero, a partir de las 15:00 horas, en el Cementerio El Prado, ubicado en el Paradero 24 de Avenida La Florida.

Juan Pablo fue asesinado al interior de la empresa, al término de su jornada de trabajo, y sin que la gerencia de Azeta pueda explicar lo sucedido… Exigimos verdad y justicia.
22/02/2013
El Ciudadano


Chile: Carta abierta de la Unión Portuaria del Biobio por asesinato de Juan Pablo Jimenez


Este viernes 22 de febrero nos enteramos, con estupor e incredulidad, lo acontecido en Santiago con el dirigente Juan Pablo Jiménezpresidente del Sindicato de la Contratista AZETA, el cual resultó muerto de un balazo en la cabeza en extraña situación el jueves 21 a las 15:30 de la tarde al estar realizando tareas sindicales. Con el pasar de las horas, y tras corroborar el asesinato del compañero, se nos vinieron a la cabeza los malos recuerdos de un pasado triste que buscamos que quede atrás, pero que tras este acontecimiento se nos hizo muy presente, haciendo peligrar enormemente la paz social.

No tuvimos el gusto de conocer directamente a Juan Pablo, pero de todas formas lo consideramos parte de esta familia sindical. Familia integrada por personas con un fuerte sentido de servicio y entrega a los demás, a sus similares, a sus compañeros trabajadores y sus familias. Personas que muchas veces arriesgan su estabilidad laboral, su propia carrera por el simple deseo de que se haga justicia con sus compañeros y se les dé un trato humano y digno, pero que están muy cerca del desamparo total, tanto ellos como sus familias, tras cualquier desgracia que pueda ocurrir.

Ahora, tras estos hechos es que exigimos que se aclare lo ocurrido lo antes posible, para lo cual el Estado, a través del Ministerio del Interior, tendrá que poner a disposición todos los instrumentos que posea para que ello se concrete, con total premura, transparencia y eficacia, no dejando ninguna duda de lo acontecido y generando la necesaria justicia a nuestro compañero, sea quien sea el o los culpables. De esa manera podremos quedarnos en algo tranquilos, pues si se aclara el crimen eficaz y transparentemente y se imparte justicia se logrará descomprimir el tensionante y beligerante clima generado, dando tranquilidad y el claro mensaje de que no se aceptará ninguna situación criminal jamás. Esto es necesario, pues aunque todo fuera un lamentable accidente de una “bala loca”, si no se aclara y no se encuentran culpables, da pie a cualquier loco, a tener la loca idea, de resolver locamente sus problemas sindicales de esa forma. No queremos una Colombización de las relaciones empresario-sindicales en nuestro país y no queremos más desamparo a nuestros dirigentes que mucho entregan como para quedar en tal situación sus familias tras hechos con estas consecuencias.

Esperamos pronto, como todos los trabajadores, tener noticias aclaradoras de esto, mientras tanto nuestra organización y todos los sindicatos que la componen permanecen en atentos a los acontecimientos esperando que se haga todo, por parte del Estado, para impartir justicia. En caso contrario no nos quedará otra opción de movilizarnos esperando sensibilizarlo con este caso.
Unión portuaria del Biobio





Izquierda extraparlamentaria y Ciudadanía: La conjunción perfecta para un nuevo Chile

Martes, 26 de Febrero de 2013 15:17 Víctor González - Clarín
 
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 Estando ad-portas del inicio de una nueva etapa política del país, que culminará con las elecciones de Presidente, Senadores y Diputados, abundan los vaticinios, especulaciones y las pugnas entre los actores políticos. Los resultados no son tan complejos de vislumbrar, toda vez que estamos sumidos en un sistema político, que no es precisamente democrático. En efecto, el Sistema Binominal, permite que sólo 2 Coaliciones se repartan la torta; método de alta ingeniería electoral, elaborado por Jaime Guzmán y asesores; que permitirían una abierta participación del electorado, para que nada cambie... Así se “mantienen los necesarios equilibrios que el país necesita para llegar al desarrollo” sostienen los favorecidos con este sistema, a saber: la Concertación y la Alianza, llamados por la recordada Gladys Marín, como el Co-gobierno.

El Co-gobierno, ha funcionado a la perfección, administrando un Modelo de desarrollo que tiene al país con un ingreso de 18.000 dólares. Lo malo es que todos se preguntan ¿dónde están mis USD 18.000?

Es que la nuestra es una de las sociedades más desiguales del planeta y por tanto, el Neoliberalismo ha fracasado en esta larga franja, pues su promesa de desarrollo e igualdad es una falacia.

Con un gobierno de derecha que pasa sin pena ni gloria, y una oposición sumida en una crisis, pareciera que no hay novedades dignas de rescatar.

Sin embargo, algo nos dice que esta contienda electoral será diferente. Ya desde el 1 de marzo empieza la carrera. Sería la última elección con viejos cracks en la plantilla, si M. Bachelet dice “sí quiero”.

Lo realmente importante, que no podemos vislumbrar, es en qué incidirá la participación del llamado nuevo actor social, LA CIUDADANIA.

Esta Ciudadanía dijo “no voto” en las Municipales; pero las elecciones presidenciales y del Legislativo han sido siempre más atractivas, no sólo en Chile.

Se espera que el electorado (o sea, cerca de  13 millones de personas) acudirá en forma mucho más visible que en Octubre, donde ridiculizó toda encuesta y vaticinio existente.

Mayol, el mediático sociólogo e investigador ha dicho que los estudiantes modificaron el escenario, aún no visiblemente, pero fracturaron las certezas y la tranquilidad de satisfechos y viejos jerarcas de la política-empresarial . Según el académico, Chile definitivamente cambió, al calor de las marchas estudiantiles.

¿Pero, la Ciudadanía efectivamente vendría a superar el elector pusilánime y supondría la emergencia de un actor social poderoso e imprevisible?.

La elección de Josefa Errázuriz marcó un precedente: que la Ciudadanía y los partidos políticos, pueden ser capaces de cambiar complejos escenarios.

Pero no nos indicó cuál sería el real poder de este actor de “mil caras” difícil de describir, en una elección Presidencial.

Hoy, la izquierda antineoliberal extraparlamentaria, tiene un enorme desafío: cómo caminar junto a una Ciudadanía no militante, desconfiada y variopinta, pero que supone una enorme energía renovadora del alma nacional.

Este desafío es particularmente importante en la Candidatura Ciudadana de Marcel Claude, levantada por agrupaciones sociales y ciudadanas, donde se debe compatibilizar un complejo escenario político-ciudadano.

Las fuerzas políticas de izquierda que se acerquen al economista y la ciudanía gestora de esa candidatura, deberán superar las desconfianzas, abrir caminos de diálogo, hacer senderos unitarios en temas ideológicos-partidistas y expectativas ciudadanas. Esos caminos sólo se pavimentan con la convicción de que es necesario un cambio en Chile y el apoyo irrestricto a un Programa de Gobierno para las mayorías.

La convicción existe y el Programa de Marcel Claude, aún completándose con sus adhenrentes, se está transformando en la  propuesta más ambiciosa presentada al país en 40 años.

Si Marcel Claude, logra unificar en una sola gran fuerza, con sus diferencias y coincidencias a sus equipos políticos y adherentes Ciudadanos, encanta voluntades y renueva esperanzas; se convertirá en un referente para millones, con la posibilidad de dejar atrás el Chile Neoliberal y retrógrada, Encumbrará a la patria a la lista de las naciones dignas, que hoy en Latinoamérica, significan la nueva esperanza de un mundo mejor.

Víctor González

Comunicador Visual 

LA FUERZA MATERIAL DE LO SIMBÓLICO



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por Iñaki Gil de San Vicente

Existe la opinión generalizada entre los historiadores de que el emperador Moctezuma fue repudiado y apedreado por su pueblo cuando claudicó ante la invasión española. Eso fue en verano de 1520. Pese a sus inestimables servicios, fue asesinado por el ocupante. En 1814 el mestizo W. McIntosh dirigió un grupo de indios que luchaban a las órdenes yanquis contra sus hermanos indios, derrotándolos y obligándoles a ceder enormes territorios de la actual Alabama, algunos pocos de los cuales fueron entregados a manos de los jefes colaboracionistas, siendo despojados de ellos al cabo del tiempo por los ocupantes en aplicación de la máxima de que Roma no paga traidores; pero en 1825 el jefe indio Manawa ejecutó a W. McIntosh por haber firmado un pacto secreto con los yanquis. Cuando en 1795 el pueblo haitiano, mayoritariamente de origen africano, conquistó su independencia aboliendo la esclavitud,  recuperó oficialmente el nombre aborigen de la Isla, Haití, a pesar de que sus originarios habitantes habían sido exterminados. Para 1957 el ejército venezolano tenía en su interior grupos organizados que simpatizaban con las guerrillas; en 1964 se publicó clandestinamente el decisivo documento «De militares para militares» en el que se explicaba por qué Venezuela debía emanciparse nacionalmente de la tutela yanqui con una política socialmente progresista; a pesar de las represiones, el movimiento ayudó a acelerar la revolución bolivariana.

¿Qué tienen que ver estos ejemplos con el título del artículo? 

Pues todo si por simbología entendemos la totalidad de referentes lingüístico-culturales, identitarios, sociales, religiosos, etc., que tiene un pueblo, o si se quiere, lo que se denomina «imaginario colectivo», «cultura popular», u otras formas de hablar del «papel del factor subjetivo en la historia». Es obvio que la ideología y la cultura de la clase dominante dominan en el mundo simbólico, pero su poder no es tan omnipotente como para destruir toda raíz de lucha, rebeldía y justicia en el seno de la cultura popular. La razón hay que buscarla en algo tan elemental y decisivo como es el hecho de que la cultura, en su sentido antropogénico, no es otra cosa que la producción y distribución horizontal y democrática de los valores de uso. Por esto, cuando la cultura popular se desarrolla crítica y creativamente es porque surge de la propiedad colectiva, comunal, o porque lucha consciente y estratégicamente por recuperarla acabando con la propiedad privada. Por esto mismo, tiene tan decisiva fuerza simbólica lo relacionado con los bienes comunes, con el excedente social producido y acumulado colectivamente y materializado en la independencia del pueblo que lo produce, lo cual nos plantea dos problemas unidos: la lucha de clases interna por la posesión del excedente y de las fuerzas productivas, y su defensa frente a enemigos internos y externos. Del interior de ambas surge lo que se denomina memoria militar de un pueblo, una de cuyas primeras expresiones es el célebre discurso que Tucidides atribuye a Pericles.

Las masas aztecas, indias, haitianas y venezolanas sabían que sus clases dominantes colaboraban con los invasores, y unieron su futuro personal y colectivo con el futuro de su pueblo, con su independencia. Lo hicieron, entre otras cosas, transformando en fuerza material la fuerza simbólica de sus imaginarios colectivos, de sus tradiciones populares. Sin embargo, estos ejemplos no fueron ni los primeros ni serán los últimos. Hace más de 2500 años el imperio persa sabía cómo anular la fuerza material inserta en la simbología de los pueblos que sojuzgaba: obligaba a que sus jóvenes no aprendieran el uso de las armas, de este modo en una o dos generaciones rebajaba al nivel de rebaños asustadizos a naciones rebeldes y orgullosas. Pero la realidad es más compleja ya que a ninguna clase dominante le conviene tener un pueblo digno, capaz de defenderse, y por eso lo pacifica mental y físicamente para que se deje explotar. Algo así le sucedió al imperio bizantino cuando los otomanos cercaron Constantinopla en 1453: solamente algo menos del 5% de su población estuvo dispuesta a defender la ciudad, aun sabiendo qué horrible futuro le esperaba bajo la ocupación otomana.

Pero hay que salir en defensa del islamismo otomano porque fue mucho menos cruel y salvaje en el saqueo y esclavización de Constantinopla que la extrema brutalidad practicada por los europeos occidentales de la cuarta cruzada en 1203, bajo la bendición de Roma. Decimos esto porque la defensa a ultranza contra el cristianismo en su versión latina fue una de las causas que explican la tenaz resistencia de los pueblos de Asia a las sucesivas agresiones occidentales, además del fuerte arraigo de la propiedad comunal y de los llamados por Marx «sistemas nacionales de producción precapitalista», y de los propios intereses materiales de las clases dominantes. Aun considerando este último hecho, la fuerza de lo simbólico es innegable, como lo vivió un admirado Lenin ante la heroicidad china en 1900.  Recordemos la resistencia sudaní a finales del siglo XIX contra el ejército anglo-egipcio, formado una vez de que la clase rica egipcia claudicase para mantener parte de sus propiedades. La reconocida memoria militar del pueblo argelino fue uno de los secretos de su nunca extinta lucha nacional antifrancesa, que fascinó a Engels. Cuando esta memoria, que en sí asume y sintetiza lo esencial de los valores comunes y comunitarios se debilita o desaparece, entonces asistimos a espectáculos bochornosos como ver desbandarse y huir a las grandes manifestaciones de masas de la clase trabajadora alemana, nada más iniciarse el ataque de pequeños grupos nazis que copiaban los métodos de las escuadras negras fascistas en los años ’20 italianos.

La memoria militar es una fuerza simbólica que se nutre de las mejores virtudes y valores de los pueblos explotados, de su experiencia generacional transmitida a pesar de las censuras, mentiras y falsedades creadas por la clase dominante y/o por el Estado que ha invadido y ocupa ese pueblo. Maquiavelo ofreció una brillante definición de la memoria militar al decir que los suizos eran libres porque tenían armas. ¿Alguien en su sano juicio piensa que Cuba seguiría siendo independiente de no tener una efectiva defensa y una muy arraigada memoria militar? Y es que el pacifismo a ultranza, además de éticamente inmoral, es la autoderrota definitiva. Por estas y más razones, cuando vemos que algunas izquierdas desvarían y se desploman no sólo en el pacifismo sino en la amnesia histórica, lo que viene a ser lo mismo, olvidando las lecciones del pasado y cerrando los ojos a la esencial inhumanidad terrorista del capitalismo, entonces comprendemos que la luz teórica, el esclarecimiento político y la activación ética, son más necesarios que nunca antes, también en Euskal Herria.