El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Andrés Fielbaum, dice que no hay motivos para creer que Bachelet, Golborne o Allamand propondrán una alternativa al sistema de educación basado en la privatización y el lucro. Afirma que no hay ningún candidato o candidata presidencial cuyos planteamientos representen al movimiento estudiantil.
Los movimientos sociales constituyen la nota disonante en un año electoral en que todo parece demasiado previsible. El 28 de marzo, los estudiantes volvieron a la calle. El Movimiento de Educación Superior Privada (Mesup), la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) y los estudiantes estafados por el crédito Corfo, marcharon en Santiago, Valparaíso y otras ciudades en apoyo a los alumnos, profesores y funcionarios de la quebrada Universidad del Mar. En la capital hicieron frente a una fuerte represión policial.
Las manifestaciones estudiantiles masivas continuarán el 11 de abril, convocadas por la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech). Esta movilización -apoyada por los secundarios- tendrá alcance nacional y levantará la demanda histórica de educación pública, gratuita y de calidad en todos los niveles de la enseñanza.
El presidente de la Fech, Andrés Fielbaum, dice: “Apoyamos la movilización del 28 de marzo porque sus demandas eran las nuestras. Es muy importante que los compañeros de las universidades privadas logren consolidar sus organizaciones. Durante demasiado tiempo el peso de la movilización lo han llevado los estudiantes de universidades tradicionales. Que se pongan en movimiento los alumnos de las universidades privadas es un paso adelante en el proceso de forjar la unidad estudiantil”. Fielbaum agrega que la crisis de la educación está atacando directamente a los estudiantes de universidades privadas, aunque el rechazo del lucro constituye una demanda del conjunto de los estudiantes.
Fielbaum dijo a PF que se han programado jornadas de discusión en todo el país, en la perspectiva de generar un petitorio estudiantil único. “No hay temas universitarios y secundarios por separado, sino dos maneras de entender la educación: como un derecho o como un negocio. Las demandas de los secundarios, de los deudores de Corfo, de las universidades privadas, de la Confech, de los profesores, de los funcionarios, de los apoderados, son las mismas: la educación es un derecho y hay que terminar con el lucro, se debe fortalecer la educación pública, avanzar hacia la gratuidad y democratizar las instituciones educativas. En esta demanda constituimos un solo bloque”.
MINISTRO BEYER, EMBLEMA DEL LUCRO
El presidente de la Fech apoya la acusación constitucional contra el ministro de Educación, Harald Beyer, porque ha sido el ministro que ha recibido más denuncias y también el que ha contado con más herramientas para enfrentar el lucro, pero optó por mentir al país. “Dijo que no había denuncias concretas a pesar de que sabía que existían. En enero dijo que había convenios firmados con doce instituciones de educación superior para asegurar la continuidad de estudios de los alumnos de la Universidad del Mar. Dos meses después se desdijo, y reconoció que sólo se trataba de acuerdos verbales. Es un ministro que se ha convertido en cómplice del lucro y es mentiroso”.
Según Fielbaum, el caso de la Universidad del Mar (ver págs. 10 y 11) desnuda la perversidad del sistema de educación, y advierte que si no se prohibe el lucro ahora, en el futuro otros 100 mil o 200 mil estudiantes de otras universidades privadas vivirían la misma situación que hoy padecen los de la Universidad del Mar, sobreendeudados y sin matrícula para seguir estudiando.
El presidente de la Fech critica también a los parlamentarios de la Concertación: “Presentaron la acusación a Beyer justo ocho meses antes de las elecciones, cuando pudieron hacerlo el año pasado; y lo hicieron un día antes de votar a favor de la creación de la Superintendencia de Educación Superior, que viene a blanquear el lucro en vez de prohibirlo. La Concertación tiene militantes que lucran con la educación y la acusación constitucional a Beyer en ningún caso pone a la Concertación en un frente político antilucro. Estamos en presencia de otra maniobra del juego de empate político en que estamos hace más de veinte años, que ha destrozado a la educación. La Concertación no puede lavarse las manos en esta situación”.
Fielbaum tiene la convicción de que mientras exista el lucro, no habrá educación de calidad, porque el principal objetivo de las universidades seguirá siendo ganar la mayor cantidad de dinero posible. “El debate pendiente se relaciona con prohibir realmente el lucro a través de las empresas relacionadas con las universidades, entregando atribuciones efectivas a una superintendencia que tome medidas enérgicas para bloquear los resquicios legales que se utilizan para extraer ilegalmente las utilidades del negocios educacional”.
La opinión de Andrés Feilbaum sobre la acusación constitucional contra el ministro Beyer coincide con la de la vocera de la Aces, Eloísa González. Ella dice que la responsabilidad del ministro no es puramente personal, la comparte con el conjunto de la “clase política”. También Eloísa anuncia que los estudiantes no se van a meter en el fuego cruzado entre Concertación y Alianza en el debate sobre la acusación, “porque no estamos dispuestos a ‘prestarle ropa’ a los políticos”.
EL FACTOR PRESIDENCIAL
Pese a que en el movimiento estudiantil se expresan diversas opiniones sobre la próxima elección presidencial, hay una mirada compartida respecto a la necesidad de cambiar el sistema, para que la educación sea un derecho. Un paso prioritario es fortalecer el sector público de enseñanza. “Tenemos históricamente distintas visiones, pero siempre nos ordenamos ante aquellos que no quieren responder a nuestras demandas”, dice el presidente de la Fech.
“Para nosotros sería impresentable que los candidatos no tengan como prioridad referirse a un Estado que no garantiza la educación como un derecho. Sea quien sea que llegue a La Moneda el próximo año, nuestras movilizaciones van a dejar en claro que si no abre las puertas del palacio para que los movimientos sociales participen en las decisiones políticas, y en particular en las referidas a educación, el próximo gobernante tendrá protestas más fuertes que las que enfrentó el actual gobierno”, agrega.
Según Fielbaum, aunque el Partido Comunista y Camila Vallejo -por quién siente admiración- se integren en un acuerdo con la Concertación, eso no cambiará la correlación de fuerzas al interior de ese bloque, que seguirá gobernado por ideas e intereses neoliberales. “Hace poco se publicó que el senador Camilo Escalona se reunió con empresarios para asegurarles que Michelle Bachelet garantiza la gobernabilidad; esto nos recuerda dónde están los aliados estratégicos de la Concertación”, dice Fielbaum.
Agrega: “Si algún candidato o candidata presidencial dice que está contra el lucro, eso es incompatible con que entre sus adherentes tenga a quienes lucran con la educación. También es incoherente con el fortalecimiento de la educación pública que los alcaldes que apoyan esa candidatura estén cerrando liceos; es inaceptable que sus diputados y senadores estén dando sus votos para crear una Superintendencia que carece de atribuciones significativas. Esas incoherencias vamos a denunciarlas”, dice Fielbaum.
Para el presidente de la Fech, la creencia de que Michelle Bachelet representa una alternativa diferente a los intereses de la Concertación, es absurda. Ella va a gobernar con ministros de la Concertación, con parlamentarios de la Concertación y su base política será la Concertación. Añade que aunque guardó silencio durante estos años, la ex presidenta ha hablado a través de los partidos que la apoyan. “Creo que hay muy poco que esperar de Bachelet y resulta poco creíble que aparezca ahora como candidata de los movimientos sociales”.
Opinión parecida ha expresado el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (Feuc), Diego Vela. Ha dicho que la ex presidenta “tiene una deuda enorme” con el país porque durante su gobierno no hizo reforma significativa alguna al sistema educacional. También emplazó a Bachelet a pronunciarse si está a favor o en contra de una educación pública gratuita y de calidad, y con una nueva Constitución Política que garantice el derecho a la educación.
Por otra parte, para Andrés Fielbaum la candidatura de Marco Enríquez-Ominami tampoco representa a los estudiantes. “Para nosotros no importa solo saber que levanta nuestras demandas. Necesitamos conocer con qué organizaciones está trabajando. Hoy la política está divorciada de los movimientos sociales y eso conlleva los vicios que combatimos, como la existencia de una clase política que gobierna en función de sus propios intereses y aliada al empresariado. Con proyectos personales no vamos romper este sistema. Por eso es fundamental que surjan alternativas que tengan significado para los trabajadores, los estudiantes, los ambientalistas y los regionalistas. Para que sean ellos los constructores de su propio futuro”.
LAS TAREAS QUE VIENEN
Andrés Fielbaum opina que los 40 años de dictadura militar y de gobiernos de la Concertación destrozaron un tejido social que recién se está recomponiendo. Cree fundamental que los movimientos sociales se expresen a través de herramientas políticas que les permitan acceder al poder. De otro modo, siempre dependerán de la voluntad de actores funcionales a la lógica neoliberal.
Fielbaum piensa que es difícil que ahora emerja una candidatura presidencial que represente a los sectores que están verdaderamente por cambiar el sistema político, social y económico existente, pero entiende este objetivo como un desafío relevante para el futuro, que debería empezar a trabajarse desde ahora. “Es posible que emerja alguna candidatura con un programa similar a las ideas que los estudiantes hemos estado levantando; pero no será una candidatura nacida al calor de estos procesos. Incluso si esa candidatura surgiera desde nosotros mismos, el nivel de desarrollo de los movimientos sociales es todavía tan débil, que resulta muy difícil que se consolide con la potencia necesaria para representar una alternativa a lo existente”, argumenta el presidente de la Fech.
A pesar de esta opinión, está consciente que a partir del surgimiento de la crisis de la educación y la emergencia de demandas como las de Magallanes, Aysén o Freirina, la sociedad organizada tiene una perspectiva potente para construir una alternativa política.“Nuestra responsabilidad en la actual campaña presidencial consiste en ser influyentes. Estar presentes en el escándalo de la Universidad del Mar y en el debate sobre el lucro. Si yo fuera estudiante de la Universidad SEK, Pedro de Valdivia o Santo Tomás estaría preocupado, porque esos estudiantes correrán la misma suerte. Los candidatos presidenciales deben plantear soluciones estructurales para los temas de fondo que enfrenta la sociedad”, afirma.
El presidente de la Fech señala que a partir de 2011, el movimiento estudiantil y otros actores sociales han vuelto a creer en la política como elemento transformador. Esto es fundamental, dice, para que las mayorías postergadas quieran tener una expresión política propia y confíen en la acción colectiva para no seguir delegando en los mismos de siempre. Concluye: “Tenemos la convicción de que éste será un año de movilizaciones; irán más allá de las marchas o de la estigmatización de una violencia callejera que deriva de una rabia legítima, que nosotros buscamos canalizar en una acción política que sirva al movimiento social”. Agrega que el renacimiento de la organización estudiantil y la multiplicación de talleres de formación política sindical y estudiantil contribuirán a catalizar los procesos de organización en diversos espacios, entregando herramientas para combatir a los verdaderos enemigos -que no son los carabineros, sino aquellos que toman las decisiones-.
Por Rubén Andino
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 778, 5 de abril, 2013