Política: EL DISCURSO DE MICHELLE BACHELET Y EL PRINCIPIO DEL BIEN COMÚN
Enviado el Jueves, 22 mayo a las 04:43:56
Sin duda que a la Presidenta Bachelet la anima un buen y correcto sentido de lo que es el principio del Bien Común, no solo porque citó este importante precepto en dos oportunidades, sino también porque ella sabe que esta es una responsabilidad de todas las personas y, principalmente del Estado, simplemente porque el bien común es la razón de ser de toda autoridad política.
Ahora bien, de todo lo expuesto en su cuenta al Congreso Pleno, hemos de destacar la intención cierta y sincera de hacer de su gestión gubernamental un intento por mejorar, sustantivamente, la calidad de vida de las personas y la eficiencia en toda la gestión pública en un Estado democrático que debe velar, preferentemente, por los más pobres. Es lo que se percibe de su discurso y logros alcanzados en estos tres años de mandato, sin desconocer los grados de corrupción que son transversales.
Pero, en medio de este sistema económico marcado por los dictámenes neoliberales del Banco Mundial y el FMI, muchas de estas medidas, simplemente, no se pueden implementar. Para probar esto, un solo dramático caso: el lucro en la educación. No por casualidad cuando la Mandataria estaba rindiendo su cuenta anual, eran estudiantes, en su mayoría los que se manifestaban en las afueras del Congreso y se mantenìa ocupada la casa central de la Universidad de Chile.
Respecto al importante tema de la equidad, no basta con mencionar a la pasada las conclusiones de la Comisión Meller, tampoco es suficiente anunciar bonos por la grave pérdida del poder económico de los sectores más pobres. Este es un tema delicado en la cual la dignidad humana está presente y no puede ser tratado como un elemento adicional de un discurso por importante que sea. Se deben crear las condiciones económicas para que toda persona tenga derecho a un salario justo, es lo ética y políticamente correcto en una gestión gubernamental realista y comprometida.
Los desafíos de la equidad han sido tratados innumerables veces por todos los sectores sociales, en especial por las organizaciones de trabajadores y la Iglesia. A este respecto es de justicia señalar los esfuerzos hechos por Monseñor Goic, cuando hace unos días señalaba con claridad y fundamento que para avanzar en materias sociales se debería tener presente: la pobreza que disminuye pero que persiste, la desigualdad, la dura realidad laboral, la convivencia cotidiana, el desarrollo sustentable y el desafío energetico.
El mundo político debe tomar en cuenta lo que plantea la Presidenta, precisamente, en aras del bien común. Pero, también el Gobierno debe hacer esfuerzos tanto en la eficiencia como en la implementación proba de tan buenas intenciones de caracter social. En esto consiste el libre juego democrático y el respeto a las personas. Más aún cuando constatamos que el país no alcanza la plenitud democrática al existir un sistema electoral perverso e injusto en que una minoría es, en el Congreso, mayoría.
Finalmente y por todo lo escuchado, hemos de congratularnos porque en el alma y espíritu de la Presidenta está también el sentido de la tolerancia, palabra que la derecha más dura -léase la UDI de Larraín y Arancibia- ignora o considera solo por conveniencia política. Es destacable que Michelle Bachelet comunique al país que la famosa "píldora del día del después", tan defendida por el integrismo, estará para las mujeres de escasos recursos en los Municipios. Lo mismo respecto a la necesidad de reformar el actual sistema electoral binominal. En estos dos puntos se nota la grandeza y pluralismo que animan a la mandataria aunque estas virtudes no sean reconocidas por todos.
Por Jaime Escobar M. / Editor religioso de "Crónica Digital" y "Reflexión y Liberación".
Santiago de Chile, 22 de mayo 2008
Crónica Digital
Enviado el Jueves, 22 mayo a las 04:43:56
Sin duda que a la Presidenta Bachelet la anima un buen y correcto sentido de lo que es el principio del Bien Común, no solo porque citó este importante precepto en dos oportunidades, sino también porque ella sabe que esta es una responsabilidad de todas las personas y, principalmente del Estado, simplemente porque el bien común es la razón de ser de toda autoridad política.
Ahora bien, de todo lo expuesto en su cuenta al Congreso Pleno, hemos de destacar la intención cierta y sincera de hacer de su gestión gubernamental un intento por mejorar, sustantivamente, la calidad de vida de las personas y la eficiencia en toda la gestión pública en un Estado democrático que debe velar, preferentemente, por los más pobres. Es lo que se percibe de su discurso y logros alcanzados en estos tres años de mandato, sin desconocer los grados de corrupción que son transversales.
Pero, en medio de este sistema económico marcado por los dictámenes neoliberales del Banco Mundial y el FMI, muchas de estas medidas, simplemente, no se pueden implementar. Para probar esto, un solo dramático caso: el lucro en la educación. No por casualidad cuando la Mandataria estaba rindiendo su cuenta anual, eran estudiantes, en su mayoría los que se manifestaban en las afueras del Congreso y se mantenìa ocupada la casa central de la Universidad de Chile.
Respecto al importante tema de la equidad, no basta con mencionar a la pasada las conclusiones de la Comisión Meller, tampoco es suficiente anunciar bonos por la grave pérdida del poder económico de los sectores más pobres. Este es un tema delicado en la cual la dignidad humana está presente y no puede ser tratado como un elemento adicional de un discurso por importante que sea. Se deben crear las condiciones económicas para que toda persona tenga derecho a un salario justo, es lo ética y políticamente correcto en una gestión gubernamental realista y comprometida.
Los desafíos de la equidad han sido tratados innumerables veces por todos los sectores sociales, en especial por las organizaciones de trabajadores y la Iglesia. A este respecto es de justicia señalar los esfuerzos hechos por Monseñor Goic, cuando hace unos días señalaba con claridad y fundamento que para avanzar en materias sociales se debería tener presente: la pobreza que disminuye pero que persiste, la desigualdad, la dura realidad laboral, la convivencia cotidiana, el desarrollo sustentable y el desafío energetico.
El mundo político debe tomar en cuenta lo que plantea la Presidenta, precisamente, en aras del bien común. Pero, también el Gobierno debe hacer esfuerzos tanto en la eficiencia como en la implementación proba de tan buenas intenciones de caracter social. En esto consiste el libre juego democrático y el respeto a las personas. Más aún cuando constatamos que el país no alcanza la plenitud democrática al existir un sistema electoral perverso e injusto en que una minoría es, en el Congreso, mayoría.
Finalmente y por todo lo escuchado, hemos de congratularnos porque en el alma y espíritu de la Presidenta está también el sentido de la tolerancia, palabra que la derecha más dura -léase la UDI de Larraín y Arancibia- ignora o considera solo por conveniencia política. Es destacable que Michelle Bachelet comunique al país que la famosa "píldora del día del después", tan defendida por el integrismo, estará para las mujeres de escasos recursos en los Municipios. Lo mismo respecto a la necesidad de reformar el actual sistema electoral binominal. En estos dos puntos se nota la grandeza y pluralismo que animan a la mandataria aunque estas virtudes no sean reconocidas por todos.
Por Jaime Escobar M. / Editor religioso de "Crónica Digital" y "Reflexión y Liberación".
Santiago de Chile, 22 de mayo 2008
Crónica Digital