A PROPÓSITO DE LA MEMORIA REBELDE: La reinvención de lo necesario.
Necesitamos indemne nuestra memoria para seguir organizando resistencia y rebeldía
Ana Tania Toro
Chile hoy, algunos pocos militares procesados por estar involucrados en crímenes de lesa humanidad durante la dictadura de pinochet, reos, cumpliendo condena en cárceles de lujo, en búsqueda del indulto presidencial por “razones humanitarias” . Políticas asistenciales en “democracia” que se sostienen en una constitución golpista que continúa fracturando la concepción de los derechos humanos en el país y perfecciona la dominación capitalista a través de una gobernabilidad que está en crisis y busca mantenerse con la propagación psicótica de estas políticas públicas neoliberales que consolidan distintos estándares de derechos para unos y otros, de acuerdo a su poder adquisitivo.
Chile, un Estado de y en impunidad, con un nivel de criminalización de la pobreza y de las luchas sociales, completamente funcional al mantenimiento de esta impunidad. Un Estado que se tilda de progresista y que evade todo tipo de responsabilidad política en dictadura, en la derecha concertacionista y en la derecha fascista del gobierno actual, cuyos signos de progreso están basados en la opresión de la memoria, en la negación de la historia y en el perfeccionamiento del sistema represor. La tan nombrada reconciliación política, tan promovida desde distintos espacios de poder, busca el olvido, vencer las resistencias y continuar la criminalización de la socialización de la lucha por los derechos humanos, los violados en dictadura y los que continúan violando día a día, el derecho a la vida, a la recuperación de tierras, a vivienda, cultura, trabajo, salud y educación dignas. Es necesario para estos gobiernos continuar aplastando la memoria como mecanismo de control de la iniciativa popular, de la organización y resurgimiento de una resistencia popular con conciencia de clase.
La desigualdad, la miseria, el hambre, el endeudamiento que aliena, las innumerables dificultades de la vida cotidiana en transporte, trabajo, acceso a salud, educación y vivienda, deben terminar por modificar la percepción subjetiva de las masas populares: Las modificaciones de nuestras subjetividades son procesos de transformación muy lentos, casi imperceptibles y más difícil aun en Chile, procesos atomizados de una izquierda ultra dividida. Sin embargo son transformaciones que se han ido dando y de una u otra forma, el camino hacia una recreación de la memoria, conciencia y recuperación de una identidad perdida, que evidencian la desconfianza hacia el poder ejercido por el Estado y a los gobiernos que se han caracterizado por robarnos la memoria.
El inconsciente colectivo debe surgir una vez más para instalarse en un imaginario colectivo de demandas de memoria, de recuperación de la verdad y el ahogo de la impunidad, en todas sus formas. La desmemoria que nos han impuesto, la desmemoria disfrazada y con distintos matices y también la desmemoria que nos hemos impuesto nosotros mismos, no es más que un subterfugio, un burdo recurso para la dominación de nuestros pueblos. Necesitamos indemne nuestra memoria para seguir organizando resistencia y rebeldía y en ese espacio liberado, multiplicar los colectivos desde la participación real y sustantiva, ordenarnos e inclusive subordinarnos de manera crítica y constructiva a la estrategia del movimiento popular, un movimiento que se desencadene y que rompa definitivamente con la situación de aletargamiento, desmotivación, y, sobre todo, con la sensación de impotencia que genera la dominación de todo este tiempo, un movimiento que no desafíe el poder de los dominantes desde la misma estructura o desde estructuras que de una forma u otra reproduzcan la misma lógica de las políticas del Estado represor.
Tenemos que recuperar y seguir recuperando estos espacios llenos de memoria, reinventar espacios de colectivización de las necesidades y sus vías de resolución, reinventar el trabajo, hacer una especie de “laboratorio” de recuperación de la memoria, a través del rehacer de redes, redes de rebeldía, resistencia, de creación y recreación de movimientos en base a la recuperación del poder popular, conocernos y reconocernos y, que este espacio, se convierta en una alternativa popular capaz de articularse en base a la decisión de luchar contra los distintos mecanismos de dominación impuestos, independientemente de quien o que los haya impuesto. Desmembrar la desmemoria y recuperar nuestra memoria rebelde.
Necesitamos indemne nuestra memoria para seguir organizando resistencia y rebeldía
Ana Tania Toro