En tiempos de celebraciones bicentenarias grandilocuentes y chovinistas, festejos patronales y despilfarro modernista, pobreza, frío, hambre, huelga de hambre de más de 80 días en el Walmapu, mineros enterrados vivos y festín mediático, explotación, miseria, represión, bombardeos bestiales teledirigidos e intentonas golpistas, asistimos a la peor crisis de la humanidad en toda su historia: la vorágine salvaje del gran capital imperialista ha depredado y casi extinguido todos los recursos naturales y energéticos del planeta, dejando a la humanidad a las puertas del mayor genocidio de toda su historia.
La ultra explotación capitalista ha contaminado la tierra hasta niveles insoportables y terminales para el medio ambiente, provocando cada vez más frecuentes desastres y tragedias naturales, en donde el pueblo pobre es el que pone las víctimas. Y como si esto fuera poco, vivimos bajo la amenaza permanente de las "potencias mundiales" y la locura de sus "líderes" sobre la detonación de sus armas nucleares.
Al paso salvaje y depredador que el imperio del capital y sus oligarquías nos están imponiendo a sangre y fuego cada día, más allá de este siglo no sobreviremos como especie ni como planeta.
En nuestra América Latina el oro y la plata robada por el imperio europeo desde las entrañas de nuestro continente 500 años atrás -con la complicidad de la Iglesia Católica- causó en los primeros 100 años el mayor genocidio hasta ahora conocido: 70 millones de indígenas. Otro tanto harían en África y Asia hasta nuestros días. Seguirían el saqueo de otros recursos en nuestro continente como el salitre, el carbón y minerales preciosos. En tiempos actuales, el petróleo, nuestros bosques y mares (biodiversidad incluida) y lo que se vislumbra como el saqueo y negocio capitalista más mortífero y bestial de todos: el del agua.
Este bien básico fundamental para la vida de todas las especies, la naturaleza y la producción de alimentos está en serio peligro de extinción. La privatización del agua ha desencadenado una guerra que recién comienza y, por el carácter de la misma, será feroz y decisiva para la existencia de la humanidad y el planeta.
Las hidroeléctricas, con todo su daño y perjuicio medioambiental, son la punta de lanza de las transnacionales y su imperio para asegurar el negocio y fundamentalmente para apoderarse de las principales fuentes del mundo en reservas hídricas: nada más y nada menos que nuestro continente.
El Alto Bío-Bio es un ejemplo de estos monstruos depredadores del "desarrollo y la modernidad". Endesa, empresa transnacional española, posee el 80 por ciento de los derechos hídricos de Chile y tiene presencia en toda Latinoamérica.
UNA LARGA HISTORIA
Han pasado más de 500 años de los primeros combates de la resistencia armada -simbolizada en Lautaro- en contra de la invasión española, de la Iglesia Católica y sus yanaconas. Cerca de 300 años desde las insurrecciones armadas de Tupac Amaru y Tupac Katari en contra del imperio colonizador. 200 años de la primera y única revolución de esclavos triunfante en el mundo, liderada por Toussaint Louverture en Haiti. 100 años desde que los movimientos anarquistas organizaran las primeras huelgas obreras y populares e iniciaran las primeras acciones armadas urbanas en nuestro continente -Durrutti, Rosigna, Severino, entre muchos otros-, mientras por el norte, México paría una revolución campesina bajo el liderazgo de Villa y Zapata.
50 años atrás Fidel y el Che iniciaban exitosamente la guerra de guerrillas. Con ellos Marulanda, Jacobo, Camilo, Manuel, Nicolás, Filiberto, Fonseca, Mariguella, Sendic, Santucho, Miguel, Luciano, Paine, entre muchos otros por el continente. Y también 20 años han transcurrido de la crisis más importante de la izquierda marxista, el movimiento popular y sus organizaciones insurgentes del siglo XX.
La lucha de resistencia armada y popular en el continente sufrió un duro revés a fines de los 80 con el descalabro del social-imperialismo soviético y la contraofensiva de la oligarquía imperialista a través de dictaduras militares, invasiones comando, operaciones conjuntas con la CIA, "contras" y claudicaciones.
Las consecuencias políticas y militares fueron nefastas, particularmente para las organizaciones alzadas en armas que tenían una alta cuota de dependencia de la "logística socialista".
En nuestro continente la "caída del muro" y la caída en la urnas de la Revolución Sandinista, gravitó para que importantes movimientos guerrilleros negociaran y se desmovilizaran, particularmente sus dirigentes-comandantes, dejando a la deriva al pueblo organizado y base de apoyo de la guerrilla, con cientos de miles de víctimas del conflicto armado sepultadas en el silencio de los acuerdos con las clases dominantes y la impunidad para los ejércitos fascistas y genocidas. En Guatemala en 30 años de guerra, serían 200 mil los caídos. En El Salvador, 100 mil en apenas diez años. Ni perdón Ni olvido.
En esos años de derrotas y claudicaciones, de la crisis profunda de la izquierda y el movimiento popular, la reacción y el reformismo se apresuran no sólo a decretar el fin de la historia de la lucha de clases, sino que ha decretar el fin de la lucha radical y legitima de los pueblos por su liberación y en contra de la opresión: la lucha armada.
Asimismo, los norteamericanos hace ya dos décadas pusieron en marcha sus últimos planes, estrategias y tecnologías militares para apropiarse de nuestros recursos y hacer la guerra al pueblo pobre en nuestro continente. Las siete bases militares en Colombia son su última gran movida.
La invasión, golpe de Estado y el asesinato al presidente Bishop, en Granada a comienzos de los ochenta. La invasión masiva y bombardeo con bombas inteligentes y armas de última generación estrenadas en ese ataque e invasión de 27 horas a Panamá a fines de los ochenta y que dejó a lo menos cinco mil panameños masacrados y su presidente secuestrado a los EE.UU..
El asalto con fuerzas especiales al palacio de gobierno y secuestro al presidente de Haití, Jean Beltrand Aristide el 2004. El golpe militar "institucional" a Honduras y secuestro de su presidente Zelaya hace apenas dos años por parte de los carteles de la DEA. Y en días recientes, el zarpazo fascista y ultranacionalista liderado por la policía militarizada en Ecuador, con 8 muertos y 300 heridos como saldo. A esta última intentona golpista se suman la de Venezuela de Chávez el 2002 y la realizada contra Evo Morales el 2008 en Bolivia.
Celebramos la resistencia social y popular de estos tres países frente a estas asonadas golpistas del fascismo oligarca, frenando los trabajadores y el pueblo movilizado los objetivos militares de la reacción.
Sin embargo, debemos decir que dada la verdadera composición y opción de clases de las FFAA s y sus alianzas con el imperio, y particularmente con la CIA, creemos que en la medida que las contradicciones antagónicas avancen en estos modelos democrático-populares, el apoyo material y político a los golpistas será mucho mayor que lo mostrado hasta ahora.
La oligarquía, las clases dominantes y su institucionalidad no renunciaran pacíficamente a sus riquezas y sus privilegios... a la hora que los procesos sociales e insurgentes pongan en verdadero peligro el poder de los ricos. El desenlace del conflicto en esas condiciones, lo más probable sea el mismo de Salvador Allende.
Esto es un nuevo llamado de alerta a nuestros pueblos, fundamentalmente en estos países, para que avancen aceleradamente en la construcción del poder popular, en la autodefensa de masas y en la organización de las fuerzas insurgentes del pueblo, las únicas que lucharán por su clase en defensa de las conquistas de los trabajadores y el pueblo .
OBAMA, SANTOS Y PIÑERA, LA MISMA SANGRE
En tanto, Obama y su Administración ha emprendido la tarea de rediseñar los planes del imperio y los negocios de guerra del complejo militar industrial, base de la economía norteamericana.
Frente al "fracaso militar" en Irak, con un saldo de más de un millón de iraquíes muertos y 4 mil invasores ajusticiados, se redirecciona y acelera el objetivo hacia nuestro continente: Obama es más de lo mismo.
Contamos con enormes reservas de petróleo, gas natural, variados minerales y materias primas y sobretodo con algunas de las reservas hídricas más importantes del mundo. La cuenca del Orinoco, la de la Amazonía y el acuífero Guaraní representan el 25 por ciento de las reservas del planeta, transformándose en el gran objetivo y botín del Siglo XXI.
Santos -oligarca paramilitar y operador político del complejo militar industrial- ha de asumir la nueva etapa contrainsurgente y las readecuaciones de este objetivo bajo la administración Obama.
En lo inmediato, el objetivo militar es neutralizar y ojalá aniquilar a la mayor resistencia popular armada del continente: la guerrilla colombiana. Colombia, país ubicado estratégicamente en el continente, con su oligarquía, su Estado paramilitar y aparato de dominación ultraderechista, se ha transformado en el mejor y principal aliado del imperio norteamericano-israelí, en la cabeza de playa de los planes militares del imperio yanqui. La muestra más evidente de ello es el Plan Colombia, que en 10 años ha gastado en su guerra en contra del pueblo un total de unos 10 mil millones de dólares.
La guerra en Colombia en los últimos treinta años le ha costado al pueblo 350 mil muertos, 100 mil desaparecidos y 5 millones de desplazados por el Estado clasista y fascista y los paramilitares con sus bestiales masacres y la usurpación de millones de hectáreas de tierras al campesinado.
Colombia cuenta con las FF.AA más ideologizadas, preparadas y de mayor experiencia combativa contrainsurgente de todo el continente.
Un Estado completamente al servicio de los ricos y de su guerra, un Estado paramilitar y unas fuerzas armadas fascistas. Una clase política corroída por el narco-paramilitarismo. Ya van 50 años de operaciones militares ininterrumpidas en contra de la guerrilla en Colombia.
Los últimos 10 años abierta y oficialmente con los gringos, que abarcan desde el precio y recompensa que le han puesto a cada guerrillero y quien lo apoye, pasando por los falsos positivos, hasta los bombardeos misilísticos de aviones militares norteamericanas no tripuladas con tecnología de última generación.
El último y durísimo golpe a la guerrilla colombiana con este tipo de operaciones ha sido la caída del jefe militar de las FARC -compañero comandante guerrillero Jorge Briceño- tras recibir alrededor de 7 toneladas de bombas inteligentes de 500 libras cada una, bombas de fósforo blanco que se usaron en Vietnam y que cuarenta años después cuentan con "inteligencia propia" para garantizar cien por ciento su criminal efectividad. Bombardeo que fue posible tras sufrir la mortal estocada de la traición: madre de las más importantes "victorias" de los ejércitos de la oligarquía.
Ni un millón de bombas, ni los millones en recompensas y gastos militares, derrumbarán la voluntad de lucha y combate del pueblo pobre colombiano.
Por su parte Piñera, empresario oligarca, es otro -desde un punto de vista de clases- un aliado político y militar estratégico del imperio en su "guerra contra el terrorismo" en el mundo y particularmente en el continente.
Así también el Estado chileno y sus clases dominantes, a través de los gobiernos de la Concertación, continuaron la histórica política represiva y racista hacia el pueblo pobre y el pueblo mapuche.
El Estado Policial se hizo realidad y los derechos del pueblo se encarcelaron, mientras la administración de la Concertación dejó el saldo de una treintena de combatientes rodriguistas, lautarinos y miristas muertos en combate durante sus gobiernos.
Entre ellos, Mauricio Cancino y Juan Fuentes, Norma Vergara y Yuri Uribe, Carlos Aedo y Alfredo Hermosilla, revolucionarios que representan y simbolizan el compromiso y la consecuencia con las luchas del pueblo. No morirán nunca quienes vivieron luchando.
Estos gobiernos, con la venia de las clases dominantes, hace 20 años "modernizaron" la Ley Antiterrorista que creó la dictadura pinochetista el año 84. Lo hicieron a través de las "leyes Cumplido" para finalmente darle el carácter de terrorista a las luchas sociales del pueblo pobre organizado.
Crearon y organizaron la "Oficina" y luego la Agencia Nacional de Inteligencia, ANI, conocida más que nada por el bombazo que le pusieron en su puerta.
Inauguraron la Cárcel de Alta Seguridad para los combatientes del pueblo, quienes finalmente en dura batalla, junto la movilización de familiares y organizaciones sociales y de DD.HH. logramos derrotar el proyecto carcelario estrella de "castigo ejemplar".
Invirtieron en la policía de Investigaciones para "modernizarla" a la usanza del FBI... hasta un nombre parecido le pusieron: PDI.
Militarizaron y rearmaron a niveles históricos a Carabineros quienes hoy cuentan con helicópteros artillados, unidad de blindados, unidades especializadas urbanas y rurales, laboratorios propios y presencia en todo el territorio nacional: una fuerza militar más o menos equivalente a la del Ejército.
Llenaron de cámaras las zonas urbanas de los ricos y la de sus negocios. Digitalizaron las identidades y hasta el ADN del pueblo.
Privatizaron los derechos del pueblo y criminalizaron la protesta social y popular. Impusieron la atomización de las organizaciones de los trabajadores y pauperizaron las condiciones laborales .
Militarizaron y pusieron bajo Estado de Sitio el Wallmapu, el área de las comunidades mapuches que luchan por la recuperación de su territorio y autonomía.
La administración Piñera viene entonces a profundizar estas medidas represivas que se instalaron a sangre y fuego con la dictadura militar y que luego la Concertación legitimó e institucionalizó.
El gobierno patronal y su casta opusdeísta entonces ha comenzado a reorganizar la estrategia contrainsurgente a través de cambios en los aparatos de inteligencia y en el aparato judicial. Han establecido una clara y abierta alianza con Santos en su guerra paramilitar en contra del pueblo y sus organizaciones revolucionarias.
Santos le ha entregado a Piñera como regalo y adelanto de la relación, un dossier de inteligencia de 200 páginas con información de supuestos chilenos y mapuches en tierras insurgentes colombianas.
Piñera, como buena pieza del imperio y de su clase oligarca, está creando una copia a escala de la política guerrerista y contrainsurgente de los gringos: el Plan Araucanía.
DESDE EL SUR PROFUNDO AL CONTINENTE
En el sur nuestro, profundo y transversal, la guerra del capital en contra del pueblo y sus organizaciones revolucionarias tuvo en las dictaduras militares su más bestial verdugo. Organizaciones como el PRT-ERP y Montoneros fueron cuasi aniquiladas durante la dictadura argentina, provocando la muerte y desaparición de prácticamente la totalidad de su militancia. Un total de 10 mil militantes-combatientes de estas dos organizaciones revolucionarias. Además de 30 mil desaparecidos y 2 millones de exiliados.
La organización y capacidad de resistencia del pueblo pobre argentino fue neutralizado, dejando una profunda brecha generacional en su acumulado histórico que tardaría cerca de dos décadas en reconstruirse. La Tablada fue uno de los intentos de ello.
En Chile, la dictadura nos deja más de 5 mil combatientes caídos y desaparecidos. En el caso del MIR, para mediados de los ochenta, la ofensiva contrainsurgente del Estado chileno había causado la muerte y desaparición de más de seiscientos militantes.
En los años de la dictadura, resaltamos el heroico intento guerrillero de Neltume y Nahuelbuta. La voluntad de combate de la Fuerza Central. La construcción social clandestina del Teatro de Operaciones Sur. La construcción y accionar territorial de las Milicias de la Resistencia, entre muchos otros.
Siete rayos, siete estrellas de Neltume. Lucía Vergara, Coño Villabela y José Bordaz, de la Fuerza Central. Raúl Barrientos, Mario Mujica y Luciano Aedo del TOS. Rafael y Eduardo Vergara, y Paulina Aguirre de la Resistencia, son algunos de los dignos y nobles ejemplos de todos los miristas caídos en la lucha popular.
En estas condiciones de represión y derrota táctico-estratégica del proyecto que iniciara Miguel y aquella generación de enormes voluntades y capacidades revolucionarias, se abriera un campo fértil para la fragmentación orgánica, así como la claudicación de aquellos que siendo del MIR nunca fueron miristas.
Por otra parte, en el caso del FPMR y el Mapu-Lautaro, la dictadura logró hacia fines de los ochenta importantes golpes represivos, particularmente en la logística y comandancia del FPMR: José Miguel y Tamara hechos prisioneros en combate, serían cobarde y vilmente torturados hasta la muerte por las fuerzas especiales de la policía militarizada de Carabineros.
Hacia 1990, y con siete años de operatividad, el FPMR había perdido más de un centenar de militantes, dejándolo en condiciones bastante críticas al momento del "cambio de régimen".
La Concertación -con el apoyo de la inteligencia del Ejército y luego de sendos y certeros golpes a la oligarquía y sus agentes represivos por parte del FPMR- se encargaría de encuadrar y golpear a las estructuras armadas que quedaban en pie en el país a inicios de los noventa.
En cuanto al Mapu-Lautaro, será la Concertación en pleno quienes lanzarán la mayor y mortal ofensiva en contra de esta organización revolucionaria armada. Para mediados de los noventa, y luego de 10 años de intensa operatividad, morirían en combate una decena de militantes y sería encarcelada prácticamente toda la organización.
En nuestro caso, 20 años atrás y en medio del caos de la crisis político-ideológica y la consecuente confusión en el movimiento popular, optamos continuar por la senda revolucionaria que había iniciado el MIR a mediados de los sesenta hasta su crisis estructural de fines de los ochenta refundándonos como organización y dándole vida al MIR-Ejército Guerrillero de los Pobres. En sus primeros años con el agregado de Patria Libre.
Eran los años en que Pablo Vergara y Aracely Romo entregaban sus jóvenes vidas en un esfuerzo comprometido y consecuente por mantener en pie la vida y capacidad operativa del MIR.
Decidimos continuar la lucha armada en la propuesta de la corriente ideológica y valórica que le dio vida al proyecto político-militar del MIR. Lo hicimos también inspirados en la lucha centenaria de nuestros pueblos originarios y particularmente la del pueblo mapuche; en las luchas obreras y de los trabajadores del mundo; en las luchas sociales de los pobres del campo y la ciudad; en las luchas del movimiento ácrata y libertario.
Apenas estrenada nuestra nueva identidad como organización formamos, junto a nuestros hermanos del Mapu-Lautaro, la Coordinadora Subversiva por una Patria Popular. Fue una corta vida de dos años como Coordinadora, pero muy intensa y masiva en operaciones de diverso calibre a nivel nacional.
Como ejemplo, en la primera campaña (marzo 1992) realizamos simultáneamente 35 acciones subversivas e insurgentes, desde sabotajes a la infraestructura, propagandas armadas y acciones de hostigamientos a las fuerzas represivas del Estado.
Eran los años también en que nuestro hermano Mario Vásquez, militante ejemplar, entregaba su vida en este empeño refundador de sueños y organización revolucionarios. Nuestro homenaje.
Esta unidad político-operativa de nuestras organizaciones, junto con el accionar de otros destacamentos y organizaciones revolucionarias y particularmente las operaciones de dignidad y justicia que ejecutó el FPMR en esos años, desató toda la furia de los recién llegados gobiernos derechistas de la Concertación y de la oligarquía .
A mediados de los noventa, el sur profundo y el país transversal se convierten en territorio de construcción y resistencia: la Revolución Continental la hacemos parte de nuestro diseño estratégico convencidos de que es la única alternativa para nuestros pueblos y su urgente Revolución Libertaria.
En el año 1997 y consecuentes con este compromiso internacionalista , cae en combate -en las filas del Ejército de Liberación Nacional, ELN- nuestro hermano argentino y militante de nuestra organización, Gustavo Cabezas. También hoy le rendimos nuestro homenaje.
Iniciábamos nuevos esfuerzos y tareas conjuntas para enfrentar la nueva ofensiva del imperio y sus planes militares sintetizados en el plan Colombia y su objetivo de aniquilar y neutralizar a las fuerzas guerrilleras del pueblo pobre colombiano.
En esta lucha contra la oligarquía y sus fuerzas represivas y paramilitares, resolver las necesidades materiales de las organizaciones revolucionarias armadas ha sido siempre una tarea estratégica. En busca de este objetivo los revolucionarios de todos los tiempos hemos recibido gran parte de los golpes represivos. Así están pagando un alto precio nuestros hermanos combatientes internacionalistas en Brasil, que no hacían más que recuperar lo que nos ha sido usurpado históricamente .
La oligarquía y su sistema de justicia se ha ensañado con ellos aplicándoles un régimen penitenciario fascista y draconiano, particularmente con Mauricio Hernández, compañero y hermano del FPMR. Ocho años en ese infierno al estilo Guantánamo.
De igual modo otros hermanos revolucionarios que ya llevan casi 20 años de durísima prisión. Entre ellos, Abimael Guzmán, Elena Yparraguirre y Jaime Castillo Petruzzi; así como los secuestrados y encarcelados en los EEUU, Simón Trinidad y Sonia; los cinco compañeros cubanos también rehenes de los gringos... los 7 mil luchadores y combatientes colombianos encarcelados. Los cerca de trecientos presos políticos chilenos y argentinos. A los presos políticos mapuche. Libertad y nuestro reconocimiento a todos los presos políticos del continente.
En esta lucha popular de compromisos y sacrificios también queremos recordar como ejemplo y rendir homenaje a nuestros hermanos de vida y luchas Carlos y Alfredo, quienes cinco años atrás entregaron sus valiosas vidas concientes y consecuentes con el camino libertario emprendido hace muchísimo por generaciones revolucionarias que al igual que ellos han dado todo, hasta la vida, por su pueblo, su clase y su liberación, convencidos de la necesidad y legitimidad de la lucha armada como herramienta de resistencia y victoria, como componente del poder popular, como parte vital del proceso de construcción de la identidad colectiva de combate y resistencia popular.
LA ÚLTIMA Y DECISIVA BATALLA
Los pueblos tenemos quizás la última oportunidad de construir una sociedad para todos por igual, para el hombre y la naturaleza, antes que esa minoría oligarca que concentra el 80 por ciento de las riquezas mundiales, esos dueños de casi todo -menos de la voluntad y disposición de combate y liberación de nuestros pueblos- acaben desangrando nuestro planeta hasta su última gota.
En medio de esta larga historia de resistencias heroicas y populares en nuestro continente y nuestro sur, hemos sido testigos y parte de una historia de luchas populares e insurgentes que tenemos que conocer, aprender, reflexionar profundamente y sacar las lecciones históricas para continuar y refundar nuestras estrategias y diseños; rearmarnos política, ideológica y militarmente para continuar enfrentando y frenar con la radicalidad del poder popular el poder depredador del capital y sus oligarquías. Hoy con más fuerza y con más razón que nunca.
Hoy también queremos decir -con el peso valórico de la historia de resistencia y lucha de nuestros pueblos y el genocidio en marcha del capitalismo- que la resistencia y lucha radical de un pueblo en armas hacia la Revolución Libertaria ya no es solo una opción, sino una urgente necesidad para los pueblos de la humanidad
Una revolución en donde el comunismo puro y silvestre sea el motor y corazón de la sociedad. El comunismo es la única concepción de sociedad en donde es posible un equilibrio real entre el hombre y la naturaleza. Donde el trabajo, la producción y sus beneficios quedan en manos de todos y no de unos pocos. Donde el poder emana directamente del pueblo, sin intermediarios ni instituciones ni gendarmes. El Estado se diluye en el poder popular. Donde el poder de las armas -de ser necesario- está en todo el pueblo de manera horizontal.
Una sociedad donde la explotación, la represión y la ganancia se esfuman en una sociedad sin clases sociales ni privilegios de ningún tipo. Donde el egoísmo y consumismo se pudran hasta desaparecer.
Y un camino donde la resistencia y la lucha armada es a la vez un camino de intensa lucha ideológica. Una lucha en contra de todo el poder mediático y contrarevolucionario de los ricos.
Donde nuestras acciones armadas resistentes deben ser nuestra voz y nuestro pensamiento. Por tanto, cuando hablamos de lucha armada, no hablamos sólo de acciones armadas, hablamos sobre todo de un compromiso y una identidad valórica libertaria, antisistémica, antagónica, autónoma y radical.
Y cuando hablamos de fuerza insurgente y popular, decimos que más que la capacidad militar como tal lo que importa por sobre todo es el nivel de conciencia de clase y revolucionaria para enfrentar una larga vida legal o ilegal clandestina que permita desarrollar en secreto y en los tiempos y generaciones que sean necesarias, las condiciones sociales, operativas, formativas y logísticas para el combate, la insurrección y la guerra popular.
Como organizaciones armadas del pueblo, siempre estaremos en desventaja en medios y fuerzas propiamente militares frente al poder "ilimitado" del Estado y fundamentalmente frente al poder del imperio norteamericano.
En este sentido, la victoria y la batalla no es propiamente militar. No se trata de crear un ejército paralelo casi imposible de mantener en una guerra prolongada, ni tampoco de crear una fuerza operativa especial que transforme la guerra popular en una guerra de aparatos militares.
HACIA NUEVOS DISEÑOS Y ESTRATEGIAS
En este nuevo aniversario del MIR-EGP y cuando se cumplen 36 años de la caída en combate de nuestro apreciado y único secretario general del MIR, Miguel Enríquez, hemos decidido hacer esta declaración, manifiesto y homenaje, porque hemos querido compartir lo que significa para nosotros la lucha armada hoy y su acumulado histórico, la construcción de la identidad valórica combatiente y libertaria que en tanto pueblos, organizaciones y luchadores insurgentes seguimos construyendo por siglos y milenios a través de infinitas luchas y sacrificios, el principal vínculo en la unidad de esfuerzos y compromisos entre pueblo y organizaciones revolucionarias.
La resistencia armada y popular la entendemos fundamentalmente como un proceso histórico de acumulados de luchas sociales insurgentes y clandestinas que se organizan en diferentes tareas y espacios de manera autónoma y que construyen así una identidad valórica colectiva de combate, la fuerza moral y matriz ideológica de los ejércitos guerrilleros del pueblo pobre.
En resumen, la identidad que se ha ido construyendo al calor de siglos de resistencia de los pueblos a través de su historia, en medio de la diversidad cultural que nos atraviesa transversalmente, un hilo común e histórico que tiene su centralidad en la voluntad y compromiso de clase y lucha para construir una sociedad igualitaria de hombres y mujeres libres viviendo en plena armonía con la naturaleza y el medio ambiente.
Debemos aprender a caminar entre todos los revolucionarios unidos en una estrategia anticapitalista y antimperialista, pero a la vez aprender también a caminar por senderos individuales de acuerdo a las tareas y tipos de fuerza que cada quien pueda y quiera construir, en donde la direccionalidad y la centralidad no dependa de ninguna instancia o orgánica en particular sino del propio proceso colectivo de construcción del poder popular en todas sus formas.
Profundicemos al máximo los niveles de conspiratividad y secreto frente al avance de la sociedad de control y encuadramiento por parte del Estado Policial.
Revisemos, con las herramientas que nos brinda la historia de lucha de nuestros pueblos, las nuevas condiciones materiales y subjetivas para tomar las mejores decisiones que por sobre todo garanticen la seguridad y continuidad de los hombres y mujeres que construyen y organizan las tareas y fuerzas insurgentes de la revolución. Ese debe ser nuestro objetivo militar estratégico y permanente.
Mantener en pie la organización insurgente y popular, construir una identidad valórica partir de la historia insurgente de nuestros pueblos; cualificar y mejorar las medidas de resguardo y seguridad de las acciones operativas y la de los combatientes del pueblo organizado; lo mismo sobre las acciones directas de masas; profundizar la formación político-militar y la técnicas de combate y resistencia popular; reordenar los planes y tareas estratégicas para la resistencia en una perspectiva de largo plazo, más allá de nuestra existencia como generación; retomar el secreto de nuestra existencia y planes y profundizar los niveles de clandestinidad de la resistencia armada y popular; reconstruir los lazos y nexos entre las fuerzas populares e insurgentes en nuestros territorios y en el continente: no habrá revolución libertaria triunfante en el continente ni en el mundo si no es un contexto de lucha radical y antagónica de los pueblos desbordados y organizados en la resistencia armada y popular, neutralizando la capacidad y maquinaria militar de las oligarquías y el imperio.
Nuestros pueblos organizados para el gran y definitivo combate libertario. Alex Lemún, Darío Santillán y Maxi Kosteky, Mauricio Morales, Matías Catrileo, nuestro Lientur y nuestro viejo Pablo, algunos de los ejemplos de luchadores revolucionarios de nuestro sur profundo y transversal caídos en combates diversos en estos últimos años.
Para todos ellos y los millones que no hemos nombrado pero que están presentes en nuestras vidas, entrañas y corazones: nuestro compromiso y el deber moral y revolucionario de resistir y luchar toda la vida.
¡¡Resistencia armada y poder popular, pariendo la Revolución Libertaria!!
¡¡Sólo la lucha nos hace libres!!
Ejército Guerrillero de los Pobres
Sur transversal, 04 octubre 2010.