por Eduardo Galeano y John Berger
por Eduardo Galeano y John Berger
por Eduardo Galeano y John Berger
No somos sino espectadores del más reciente -quizás penúltimo- capítulo del viejo conflicto de 60 años que enfrenta a Israel y al pueblo palestino. Sobre las complejidades de este trágico conflicto se han vertido incontables opiniones, defendiendo una u otra de las partes enfrentadas. Hoy, con los ataques israelíes desarrollándose ininterrumpidamente sobre Gaza, el cálculo esencial -que siempre fue materia reservada- y que subyace tras el conflicto ha sido revelado en toda su crudeza: la muerte de una víctima israelí justifica la muerte de cientos de palestinos. La vida de un israelí es tan valiosa como la de un centenar de vidas palestinas.
Esto es lo que el Estado israelí y los medios de comunicación - tan solo con algunas excepciones marginales- repiten ciegamente. Y esta reclamación, que acompaña y a la vez justifica la más larga ocupación de un territorio extranjero en el siglo XX de la historia europea, es visceralmente racista.
Que el pueblo judío debe aceptar esto, que el mundo debería comprenderlo, y que los palestinos deberían asumirlo... es uno de esos chistes irónicos de la historia. Y no tiene gracia en ningún lugar. Nosotros podemos, sin embargo, rebatirlo, con más y más voces. Hagámoslo.
"Cuando los que mandan pierden la verguenza, los que obedecen pierden el respeto." Refrán popular
Esto es lo que el Estado israelí y los medios de comunicación - tan solo con algunas excepciones marginales- repiten ciegamente. Y esta reclamación, que acompaña y a la vez justifica la más larga ocupación de un territorio extranjero en el siglo XX de la historia europea, es visceralmente racista.
Que el pueblo judío debe aceptar esto, que el mundo debería comprenderlo, y que los palestinos deberían asumirlo... es uno de esos chistes irónicos de la historia. Y no tiene gracia en ningún lugar. Nosotros podemos, sin embargo, rebatirlo, con más y más voces. Hagámoslo.
"Cuando los que mandan pierden la verguenza, los que obedecen pierden el respeto." Refrán popular