por IGNACIO RAMONET
Publicado Julio de 2013 • en Contrainjerencia
IGNACIO RAMONET – Nos lo temíamos (1).
Y tanto la literatura como el cine de anticipación (Minority Report,
de Steven Spielberg) nos habían avisado: con los progresos de las
tecnologías de comunicación todos acabaríamos siendo vigilados. Claro,
intuíamos que esa violación de nuestra privacidad la ejercería un Estado
neototalitario. Ahí nos equivocamos. Porque las inauditas revelaciones
efectuadas por el valeroso Edward Snowden sobre la vigilancia orwelliana
de nuestras comunicaciones acusan directamente a Estados Unidos, país
antaño considerado como “la patria de la libertad”. Al parecer, desde la
promulgación en 2001 de la ley “Patriot Act” (2), eso se acabó.
El propio presidente Barack Obama lo acaba de admitir: “No se puede
tener un 100% de seguridad y un 100% de privacidad”. Bienvenidos pues a
la era del ‘Gran Hermano’…
¿Qué revelaciones ha hecho Snowden? Este antiguo asistente técnico de
la CIA, de 29 años, y que últimamente trabajaba para una empresa
privada –la Booz Allen Hamilton (3)– subcontratada por la Agencia
estadounidense de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés),
reveló mediante filtraciones a los diarios The Guardian y The Washington
Post, la existencia de programas secretos que permiten la vigilancia de
las comunicaciones de millones de ciudadanos por parte del Gobierno de
Estados Unidos.
Un primer programa entró en vigor en 2006. Consiste en espiar todas
las llamadas telefónicas que se efectuan, a través de la compañía
Verizon, dentro de Estados Unidos, y las que se hacen desde allí hacia
el extranjero. Otro programa, llamado PRISM, fue puesto en marcha en
2008. Supone la recolección de todos los datos enviados por Internet
–correos electrónicos, fotos, vídeos, chats, redes sociales,
tarjetas de crédito…– únicamente (en principio) por extranjeros que
residen fuera del territorio norteamericano. Ambos programas han sido
aprobados en secreto por el Congreso de Estados Unidos, al que se habría
mantenido, según Barack Obama, “constantemente informado” sobre su
desarrollo.
Sobre la dimensión de la increíble violación de nuestros derechos
civiles y de nuestras comunicaciones, la prensa ha aportado detalles
espeluznantes. El 5 de junio, por ejemplo, The Guardian publicó
la orden emitida por el Tribunal de Supervisión de Inteligencia
Extranjera, que exigía a la compañía telefónica Verizon la entrega a la
NSA del registro de decenas de millones de llamadas de sus clientes. El
mandato no autoriza, al parecer, a conocer el contenido de las
comunicaciones ni los titulares de los números de teléfono, pero sí
permite el control de la duración y el destino de esas llamadas. El día
siguiente The Guardian y The Washington Post revelaron la
realidad del programa secreto de vigilancia PRISM, que autoriza a la NSA
y al FBI a acceder a los servidores de las nueve principales empresas
de Internet (con la notable excepción de Twitter): Microsoft, Yahoo,
Google, Facebook (4), PalTalk, AOL, Skype, YouTube y Apple.
Mediante esta violación de las comunicaciones, el Gobierno
estadounidense puede acceder a archivos, audios, vídeos, correos
electrónicos o fotografías de sus usuarios. PRISM se ha convertido de
ese modo en la herramienta más útil de la NSA a la hora de elaborar los
informes que diariamente entrega al presidente Obama. El 7 de junio, los
mismos diarios publicaron una directiva de la Casa Blanca en la que el
presidente ordenaba a sus agencias de inteligencia (NSA, CIA, FBI)
establecer una lista de posibles países susceptibles de ser
‘ciberatacados’ por Washington. Y el 8 de junio, The Guardian
filtró la existencia de otro programa que permite a la NSA clasificar
los datos que recopila en función del origen de la información. Esta
práctica, orientada al ciberespionaje en el exterior, permitió recopilar
–sólo en marzo pasado– unos 3.000 millones de datos de ordenadores en
Estados Unidos…
Durante estas últimas semanas, ambos periódicos han ido revelando,
gracias a filtraciones de Edward Snowden, nuevos programas de
ciberespionaje y vigilancia de las comunicaciones en países del resto
del mundo. “La NSA –explicó Edward Snowden– ha construido una
infraestructura que le permite interceptar prácticamente cualquier tipo
de comunicación. Con estas técnicas, la mayoría de las comunicaciones
humanas se almacenan para servir en algún momento a un objetivo
determinado”.
La Agencia de Seguridad Nacional (NSA), cuyo cuartel general se halla
en Fort Meade (Maryland), es la más importante y la más desconocida
agencia de inteligencia norteamericana. Es tan secreta que la mayoría de
los estadounidenses ignora su existencia. Controla la mayor parte del
presupuesto destinado a los servicios de inteligencia, y produce más de
cincuenta toneladas de material clasificado al día… Ella –y no la CIA–
es quien posee y opera el grueso de los sistemas estadounidenses de
recogida secreta de material de inteligencia: desde una red mundial de
satélites hasta las decenas de puestos de escucha, miles de ordenadores y
los masivos bosques de antenas situados en las colinas de Virginia
Occidental. Una de sus especialidades es espiar a los espías, o sea a
los servicios de inteligencia de todas las potencias, amigas o enemigas.
Durante la guerra de las Malvinas (1982), por ejemplo, la NSA descifró
el código secreto de los servicios de inteligencia argentinos, haciendo
así posible la transmisión de información crucial a los británicos sobre
las fuerzas argentinas…
Todo el sistema de interceptación de la NSA puede captar discretamente cualquier e-mail,
cualquier consulta de Internet o conversación telefónica internacional.
El conjunto total de comunicaciones interceptadas y descifradas por la
NSA constituye la principal fuente de información clandestina del
Gobierno estadounidense.
La NSA colabora estrechamente con el misterioso sistema Echelon.
Creado en secreto, después de la Segunda Guerra Mundial, por cinco
potencias (los “cinco ojos”) anglosajonas: Estados Unidos, Reino Unido,
Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Echelon es un sistema orwelliano de
vigilancia global que se extiende por todo el mundo y está orientado
hacia los satélites que se utilizan para transmitir la mayor parte de
las llamadas telefónicas, comunicaciones por Internet, correos
electrónicos y redes sociales. Echelon puede captar hasta dos millones
de conversaciones al minuto. Su misión clandestina es el espionaje de
Gobiernos, partidos políticos, organizaciones y empresas. Seis bases a
través del mundo recopilan las informaciones e interceptan de forma
indiscriminada enormes cantidades de comunicaciones que los
superordenadores de la NSA posteriormente criban mediante la
introducción de palabras clave en varios idiomas.
En el marco de Echelon, los servicios de inteligencia estadounidense y
británico han establecido una larga colaboración secreta. Y ahora hemos
sabido, gracias a nuevas revelaciones de Edward Snowden, que el
espionaje británico también pincha clandestinamente cables de fibra
óptica, lo que le permitió espiar las comunicaciones de las delegaciones
que acudieron a la Cumbre del G-20 de Londres en abril de 2009. Sin
distinguir entre amigos y enemigos (5).
Mediante el programa Tempora, los servicios británicos no
dudan en almacenar colosales cantidades de información obtenida
ilegalmente. Por ejemplo, en 2012, manejaron unos 600 millones de
“conexiones telefónicas” al día y pincharon, en perfecta ilegalidad, más
de 200 cables… Cada cable transporta 10 gigabytes (6) por segundo. En
teoría, podrían procesar 21 petabytes (7) al día; lo que equivale a
enviar toda la información que contiene la Biblioteca Británica 192
veces al día…
Los servicios de inteligencia constatan que ya hay más de 2.000
millones de usuarios de Internet en el mundo y que casi más de mil
millones utilizan Facebook de forma habitual. Por eso se han fijado como
objetivo, transgrediendo leyes y principios éticos, controlar todo lo
que circula por Internet. Y lo están consiguiendo: “Estamos empezando a
dominar Internet”, confesó un espía inglés, “y nuestra capacidad actual
es bastante impresionante”. Para mejorar aún más ese conocimiento de
Internet, la Government Communications Headquarters (GCHQ, Agencia de
inteligencia británica) lanzó recientemente dos nuevos programas: Mastering The Internet
(MTI) sobre cómo dominar Internet, e Interception Modernisation
Programme para una explotación orwelliana de las telecomunicaciones
globales. Según Edward Snowden, Londres y Washington acumulan ya,
diariamente, una cantidad astronómica de datos interceptados
clandestinamente a través de las redes mundiales de fibra óptica. Ambos
países destinan en total a unos 550 especialistas a analizar esa
titánica información.
Con la ayuda de la NSA, la GCHQ se aprovecha de que gran parte de los
cables de fibra óptica que conducen las telecomunicaciones planetarias
pasan por el Reino Unido, y los ha interceptado con sofisticados
programas informáticos. En síntesis, miles de millones de llamadas
telefónicas, mensajes electrónicos y datos sobre visitas a Internet son
acumulados sin que los ciudadanos lo sepan, bajo pretexto de reforzar la
seguridad y combatir el terrorismo y el crimen organizado.
Washington y Londres han puesto en marcha un orwelliano plan ‘Gran
Hermano’ con capacidad de saber todo lo que hacemos y decimos en
nuestras comunicaciones. Y cuando el presidente Obama apela a la
‘legitimidad’ de tales prácticas de violación de la privacidad, está
defendiendo lo injustificable. Además, hay que recordar que por haber
realizado labores de información sobre peligrosos grupos terroristas con
base en Florida –o sea, una misión que el presidente Obama considera
hoy como ‘perfectamente legítima’– cinco cubanos fueron detenidos en
1998 y condenados por la Justicia estadounidense a largas e inmerecidas
penas de prisión (8). Un escándalo judicial que es hora de reparar
liberando a esos cinco héroes (9).
El presidente Barack Obama está abusando de su poder y restando
libertad a todos los ciudadanos del mundo. “Yo no quiero vivir en una
sociedad que permite este tipo de actuaciones”, protestó Edward Snowden
cuando decidió hacer sus impactantes revelaciones. Las divulgó, y no es
casualidad, justo cuando empezaba el juicio contra el soldado Bradley
Manning, acusado de filtrar secretos a WikiLeaks, la organización
internacional que publica informaciones secretas de fuentes anónimas. Y
cuando el cibermilitante Julian Assange lleva un año refugiado en la
Embajada de Ecuador en Londres… Snowden, Manning, Assange, son paladines
de la libertad de expresión, luchadores en beneficio de la salud de la
democracia y de los intereses de todos los ciudadanos del planeta. Hoy
acosados y perseguidos por el ‘Gran Hermano’ estadounidense (10).
¿Por qué estos tres héroes de nuestro tiempo aceptaron semejante
riesgo que les puede hasta costar la vida? Edward Snowden, obligado a
pedir asilo político en Ecuador, contesta: “Cuando te das cuenta de que
el mundo que ayudaste a crear va a ser peor para la próxima generación y
para las siguientes, y que se extienden las capacidades de esa
arquitectura de opresión, comprendes que es necesario aceptar cualquier
riesgo. Sin que te importen las consecuencias”.
Notas:
(1) Véase Ignacio Ramonet, “Vigilancia total” y “Control social total”, en Le Monde diplomatique en español, respectivamente agosto de 2003 y mayo de 2009.
(2) Propuesta por el presidente George W. Bush y adoptada en el
contexto emocional que sucedió a los atentados del 11 de septiembre de
2001, la ley “Patriot Act” autoriza controles que interfieren en
la vida privada, suprimen el secreto de la correspondencia y la libertad
de información. Ya no se exige una autorización para las escuchas
telefónicas. Y los investigadores pueden acceder a las informaciones
personales de los ciudadanos sin orden de registro.
(3) En 2012, esta empresa le facturó a la Administración
estadounidense 1.300 millones de dólares por “asistencia en misiones de
inteligencia”.
(4) Hemos sabido recientemente que Max Kelly, el responsable
principal de seguridad de Facebook, encargado de proteger la información
personal de los usuarios de esta red social contra ataques externos,
dejó esta empresa en 2010 y fue reclutado… por la NSA.
(5) Espiar a diplomáticos extranjeros es legal en el Reino Unido: lo
ampara una ley aprobada por los conservadores británicos en 1994 que
pone el interés económico nacional por encima de la cortesía
diplomática.
(6) El byte es la unidad de información en informática. Un gigabyte
es una unidad de almacenamiento de información cuyo símbolo es GB, y
equivale a 10 9 bytes, o sea mil millones de bytes,
equivalente, en texto escrito, a una furgoneta llena de páginas con
texto. (7) Un petabyte (PT) equivale a 1015 bytes.
(8) La misión de los cinco –Antonio Guerrero, Fernando González,
Gerardo Hernández, Ramón Labañino y René González– consistía en
infiltrar y observar las actuaciones de grupos de exiliados cubanos para
prevenir actos de terrorismo contra Cuba. A propósito del juicio que
condenó a varios de ellos a penas de cadena perpetua, Amnistía
Internacional declaró en un comunicado que “durante el juicio no se
presentó ninguna prueba que demostrase que los acusados realmente
hubieran manejado o transmitido información clasificada”.
(9) Véase Fernando Morais, Los últimos soldados de la guerra fría, Editorial Arte y Literatura, La Habana, 2013.
(10) Edward Snowden corre el riesgo de ser condenado a 30 años de
prisión después de haber sido acusado oficialmente por la Administración
de Estados Unidos de “espionaje”, “robo” y “utilización ilegal de
bienes gubernamentales”.
Fuente: http://www.monde-diplomatique.