Escrito por Eduardo Cruz y Agustin Costa |
Resumen Informativo de la Región de Concepción |
Los internacionalistas Chilenos hicieron un largo penoso camino para retornar a Chile, y no estuvo libre de dificultades de toda clase. Querían ser parte de la lucha en la vanguardia contra la dictadura de Augusto Pinochet. Para todos ellos va este homenaje, eran los tiempos de los uniformes verde olivo y las banderas rojas y negras que flameaban orgullosas en los campos de batallas.
De acuerdo a documentos desclasificados e innumerables testimonios[1], se sabe hoy que, desde 1977, militantes del MIR se incorporaron a frentes guerrilleros y urbanos del FSLN. Los miristas, además, proporcionaron “apoyo externo y logístico” desde 1974. Había también lazos personales de dirigentes de esa organización con comandantes como Jaime Wheelock que estudió en Chile, y Tomás Borge, que contactó con los miristas a inicios de los setenta.
A partir de 1979, integrantes de los partidos Comunista, Mapu y Socialista también pasaron a formar parte de contingentes Sandinistas, sobre todo en el Frente Sur “Benjamín Zeledón”.
Muchos de los exilados chilenos solicitaron a sus partidos políticos instrucción militar para regresar a Chile a luchar contra la dictadura de Pinochet. Entre los estudiantes de medicina chilenos en Cuba cundía la incertidumbre y la ansiedad; algunos no concebían la normalidad de seguir sus estudios cuando en su propio país arreciaba la violencia. Antes y después del golpe, militantes del MIR y del Partido Socialista de Chile ya estaban recibiendo instrucción militar en Cuba, pero el Partido Comunista de Chile, fiel a su línea histórica de jugar dentro de las reglas del sistema electoral, demoró un par de años más en dar ese salto. Dilató cualquier decisión hasta el 15 de abril de 1975, y la tomó por las fuerzas de las circunstancias. Ese día, y a base de un ofrecimiento del propio Fidel Castro a la dirigencia comunista chilena, se les propuso a los becados dejar sus estudios de medicina para iniciar una carrera militar, formándose como oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. (FAR) Esta acción fue algo inédito para cualquier institución militar formal: incorporar a un contingente de extranjeros a sus filas, con plenos derechos y deberes y con los riesgos que ello podría implicar.
A muchos de los estudiantes se les planteó que ellos serían el germen de la semilla del nuevo ejército profesional en el Chile post-dictatorial. A algunos se les dijo que podrían retomar sus estudios de medicina algunos años después. No pasó ninguna de las dos cosas.
Mientras contingentes de socialistas y miristas chilenos recibían instrucción en Punto Cero bajo la atenta Mirada de Benigno ( teniente Alarcón) sobreviviente de la guerrilla del Che en Bolivia, que se aseguraba que trasmitiría todo lo que él aprendió del comandante heroico Che Guevara; con el objetivo de ingresar a Chile a luchar contra la dictadura.
Los militantes comunistas pasaron cuatro años formándose como oficiales y luego asignados a unidades militares. Sin claridad respecto de hacia dónde desembocaría su carrera militar, y soportando las limitaciones y sacrificios personales propios de la vida militar, en esos años hubo no pocas deserciones. Es importante destacar de que Cuba no fue el único país que ofreció instrucción militar a los Chilenos fueron varios países de la orbita socialista de aquel periodo, también países Árabes ofrecieron ayuda militar a los exilados Chilenos.
En definitiva, a comienzos de junio de 1979 fueron concentrados sorpresivamente para recibir la inesperada visita de Fidel Castro, su Comandante en Jefe. Les explicó que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua había solicitado apoyo a Cuba: necesitaban oficiales especialistas, un contingente militar organizado que contribuyera a la ofensiva final de sus fuerzas guerrilleras, los Cubanos no podían asistirlos, por asuntos diplomáticos, pero si lo podían realizar los Chilenos.
Los chilenos no dudaron un instante: adquirirían experiencia combativa en medio de un proceso revolucionario ascendente, para luego aplicar sus conocimientos y experiencia en Chile. La dirigencia comunista chilena autorizó la misión internacionalista de sus militantes, pero antes, estos oficiales entrenados para una guerra regular, debieron recibir una intensiva preparación militar para la guerra de guerrillas que enfrentarían en Nicaragua. Los militantes del MIR tenían experiencia militar en las guerrilla de Tucumán Argentina, en las filas del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP)
A partir del 17 de junio de 1979 comenzarían a ingresar en grupos separados a territorio nicaragüense, junto a combatientes internacionalistas de otros países de la región. Los chilenos partieron desde la Habana a Panamá, y de ahí continuaron en deterioradas naves aéreas hasta Costa Rica. Allí la tropa cambiaron sus ropas de civil por nuevos uniformes militares, y se integrarían al frente Sur y frente Norte donde estaban las brigadas Simón Bolívar… Para fines de ese mes, ya habían arribados 53 oficiales chilenos, entre ellos artilleros, infantes, tanquistas, zapadores y 10 médicos militares, estas últimas mujeres.
También se encontraron con militantes del MIR que se habían integrados a la filas del FSLN por cuenta propia, además de decenas de ciudadanos panameños, guatemaltecos, salvadoreños, costarricenses, colombianos, hondureños, brasileños, argentinos, uruguayos, alemanes y españoles, entre otros. Llegarían más socialistas, mapusistas, y miristas en el transcurso de la guerra, así como después del triunfo de la revolución.
Con la llegada de los oficiales chilenos, se agrupó la artillería en una brigada de unos 400 hombres, que dependía directamente del Estado Mayor del Frente Sandinista. Tres oficiales chilenos se incorporaron al Estado mayor como miembros permanentes, con todos sus derechos. Se conformaron 10 baterías de artillería, con alrededor de 40 piezas, y en cada unidad se designó dos o tres oficiales chilenos; el resto eran combatientes nicaragüenses o de otras nacionalidades. También se designaron oficiales chilenos como asesores a las columnas guerrilleras; en la práctica, en algunos casos ellos se convirtieron en los jefes directos, debido a su formación. Los chilenos también estuvieron a cargo del aseguramiento médico, para garantizar la atención de heridos en el mismo frente. También ocurrió con el constante ir y venir de nuevos combatientes internacionalistas, muchos de ellos con escasa preparación militar, se decidió crear una escuela de instrucción militar, a cargo de un oficial chileno, para enrolarlos antes de que fueran al frente de combate.
La guerra cambió a partir de entonces dramáticamente a favor de los Sandinistas. La Guardia nacional de Anastasio Somoza acusó recibo de la nueva, más potente y organizada fuerzas guerrilleras en la frontera con Costa Rica. Desplegó sus fuerzas de elite al Frente Sur e intensificó los ataques aéreos en esa zona, debilitando otros frentes de combate en el resto del país. Esto tuvo por resultado táctico que permitió el avance del Frente Sandinista en otros lugares del país, como por ejemplo de la brigada Simón Bolívar del frente Norte que más adelante un combatiente relata. De una guerra de guerrillas, en el Frente Sur, se pasó a una guerra de posiciones, a una guerra regular y móvil con mayor capacidad ofensiva por parte FSLN.
Al momento del triunfo del FSLN el 19 de julio de 1979, según los nicaragüenses, la contribución de los oficiales chilenos a la revolución Sandinista no había sido sólo el “aporte de una grano de arena”, sino que había sido “decisiva” para la victoria. La mayoría de ellos fue ascendida de grado en la FAR tras esa experiencia, llegando algunos al grado de capitán y un fogueó en combate que era lo más importante.
Después de finalizar la guerra, los combatientes chilenos rápidamente asumieron la labor de asesorar al naciente Ejército Popular Sandinista (EPS) en todos sus niveles, generando nuevas estructuras, brindando instrucción y diseñando planes de defensa contra la amenaza de EEUU y la contra que atacaba desde Honduras a la revolución. Algunos combatientes chilenos continuarían en otras misiones internacionalistas en el Salvador, incorporándose a la filas guerrilleras del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) donde también algunos perdieron la vida: Otros oficiales caerían tras ingresar a Chile e incorporarse a la lucha antidictatorial contra la Augusto Pinochet en Chile.
La batalla de la toma de la ciudad de Esteli es relatada por un combatiente Chileno, llamado Agustín Costa[2], de la brigada Simón Bolívar combatieron en el frente Norte, no confundir con la otra brigada Simón Bolívar que fue expulsada de Nicaragua.
Esteli, queda al norte de Nicaragua, le llaman Estelí tres veces heroico. El motivo de que esa ciudad es un centro Sandinista desde antes de la insurrección. En las primeras etapas de la insurrección Estelí se insurrecciono ante la guardia nacional del Tacho Somoza, fueron las primeras escaramuzas de lo que seria la Guerra de liberación, durante la propia insurrección.
Estelí vuelve a insurreccionarse, esto a principios de al año 79, las fotos de esos tiempos fueron publicadas por todo el mundo, los bombardeos a la población civil, las escaramuzas con la Guardia Nacional etc. Como siempre, después de días de escaramuzas, donde la población civil era la mas afectada, se decide evacuar las fuerzas del frente, ó sea abandonar la ciudad.
Cuando la Insurrección estaba en su apogeo, las ciudades Norteñas y del sur. Y pacifico eran liberada una a una. Después del repliegue táctico de Managua, cuando Somoza ya estaba coleteando, aun persistía en mantenerse en el poder, él decía que teniendo Estelí en su poder aun mantenía Nicaragua, era estúpido, pero de otro modo se decía que Estelí era una cosa de prestigio, cayendo Estelí, caía Somoza.
El frente Norte, con la columna Pedro Altamirano, que estaba constituido por campesinos en su mayoría, más la columna Simón Bolívar, constituida por internacionalistas, la mayoría Chilenos, decidieron el asalto a Estelí, fue un trabajo de meses de preparación y de trabajo de inteligencia: Uno de los jefes del Frente Norte era un hombre muy querido en Nicaragua, murió hace tres años atrás ( contare mas adelante que ocurrió con él) se la apodaba el Zorro, este hombre dirigió las tres insurrecciones contra Estelí. Lo otro es que la historia del Zorro es muy linda es propia de una persona que nunca cambio su forma de pensar y de ser, su termino fue el mas doloroso.
El frente antes de la insurrección tenia tres fracciones, los terceristas, los GPP guerra popular y prolongada, y la ultima los oficialistas. Al reunirse todos se logro complementar la acciones en conjunto y fue lo que logro la victoria. Pero hay cosas en esa revolución que son especiales, como por ejemplo el error que cometió Somoza al asesinar a Pedro Joaquín Chamorro. Que era un conocido y respetado periodista que se oponía al dictador Somoza… A la muerte de el, se terminaron de unir a la lucha los sectores que estaban marginados pues eso fue lo que prendió la mecha final.
Lo otro es que el Chigüil hijo de Somoza y general en jefe de la Guardia Nacional cometían asesinatos en masa en especial con la juventud lo que significó que los jóvenes chavales terminaron acoplándose al carro.
Es importante destacar, desde luego que había gente muy valiosa en el Estado Mayor, uno de ellos Modesto Henry Ruiz, llego conformar el grupo e los 9, que significa la comandancia del frenteSandinista y miembros del gobierno.
La estrategia de tomarse la ciudad, se uso la táctica de infiltración desde el día antes de la Insurrección lo mas que se podía de combatientes y abastecimiento militar a la ciudad, los grupos de apoyo dentro de la ciudad empezarían a distraer las fuerzas de la Guardia Nacional, la idea era volverlos loco, no dejarlos tranquilos, desorganizarlos y dividirlos. No creerán pero los cristianos de base jugaron un papel increíble en todo este proceso.
A las 5 de la mañana del 16 de julio de 1979, se inicia el primer ataque a la ciudad, se empieza con el ataque al puesto de control de la salida sur de la ciudad, luego los grupos del interior de la ciudad, prenden fuego a llantas y hacen detonar morteros (fuegos artificiales, pero suenan duro, como bombas) la guardia empieza salir de sus cuartel en diferentes direcciones.
La Columna Pedro Altamirano, empieza a avanzar al centro de la ciudad, la columna Simón Bolívar avanza por el costado sur, la lucha fue dura encarnizada, la guardia no quería ceder paso, nos llego el momento en que la munición empezaba a escasear, temíamos lo peor. Pero luego vimos que la guardia empezó a retroceder, eso nos dio valor y seguimos haciéndole huevo, los correos de las columnas empiezan a llegar con noticias, las más tristes es saber de compañeros caídos, las buenas, que un destacamento de la guardia sé barrica en la casa de un Coronel de la Guardia Nacional, en el centro de la ciudad. En cosas de horas el panorama cambio total mente, ya controlábamos casi toda la ciudad, nos faltaba el grupo que estaba en la casa. El resto de la tropa enemiga que se volvió a sus cuarteles y ahí se apertrecho, en la salida Norte de la ciudad. Después de volarle con todo a la casa de este coronel, se rindió una gran parte de ese grupo, el resto quedo tirado muertos. Se decide hacer el asalto ultimo y definitivo al cuartel de la guardia nacional, uno de los problemas era de que no sabíamos con que armas contaba la guardia dentro del cuartel, y a nosotros se nos acaba ya las municiones. Un compa, de esos que dan ganas de gritar su nombre al aire, trae una pala mecánica, no se dé donde mierda la saco, pero aparéese con ese chunche, y se lanza contra el cuartel. Este salvaje abre un boquerón enorme y basto con eso, nos lanzamos al ataque, felizmente la guardia empezó a rendirse, y luego después de horas y horas de combate, la ciudad era nuestra. Estelí era libre finalmente dentro de la alegría, también esta el dolor de saber de tus camaradas caídos, de los que no podrían celebrar la victoria, de los que dieron lo máximo por la causa, sus vidas, para que otros pudieran vivir mas dignamente.
La caída de Estelí, fue sabida inmediatamente en Managua por Somoza, esa noche prepara su salida del país, al día siguiente, el 17 de julio de 1979 Anastasio Somoza abandona Nicaragua. El 19 de julio las fuerzas sucias, cansadas, hambrientas pero jubilantes del Frente Sandinista de liberación Nacional entran a Managua, poniendo termino a la ultima insurrección llevada a cabo en nuestro continente, y quizás a la ultima revolución que se hizo en el mundo.
Hay un testimonio de una canción de Carlos Mejia Godoy, es una canción testimonial la cantábamos para darnos ánimos, ahora cuando voy, la cantamos y nos da rabia y te prometo muchas veces lloramos de frustración. La canción dice así.
En la bajura del rió vi a tres muchachos vestidos de verde olivo.
Tenían la mirada serena y altiva.
No se me raje mi compa, no se me ponga chusmon
que la patria necesita su coraje y su valor.
Té acordas de aquel muchacho, del que vendía tortillas
se salió del seminario pa meterse a la guerrilla
murió como todo hombre allá por el cementerio.
No se me Ra……
Como dijo don Reperyo, sin ponerme refrechero.
Si ves que avanzo, seguidme, si ves que me detengo empujadme
si ves que reculeo, ahí mismo liquidadme.
No se me raje…
Me encontré el otro día, con el que torturo a Ricardo.
Me dijo, me dio miedo sus ojos verdes claro, nada pudieron sacarle, mas
palabras que las mismas
soy y seré militante de la causa Sandinista.
Es larga la canción, de la música testimonial de la revolución. Todavía algunos compañeros que participaron en las brigadas internacionalistas en Nicaragua, sienten cierta pesadumbre porque el proceso nicaragüense no transcurrió en la forma que imaginaron.
[1] A través de entrevistas a militantes de diferentes organizaciones políticas, acompañado por bibliografía, diarios de la época y archivos de inteligencia de la epoca, se intenta rastrear en el ideario de los chilenos que brindaron su apoyo y solidaridad internacionalista o latinoamericana al proceso revolucionario dirigido por el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua desde fines de la década del setenta.
[2] La fuente oral incorpora el aspecto subjetivo a partir de testimonios de militantes que estuvieron en Nicaragua para aportar sus esfuerzos al proceso político Sandinista. “La metodología oral aporta elementos en forma significativa a la historia, ya que demuestra que la vida de las personas no se puede considerar como un fenómeno individual, sino que es sobre todo un producto social. Las personas forjan su identidad en tanto comparten tareas con otros individuos dando a su existencia un carácter social. Su vida adquiere sentido en comunidad, en tanto pertenecen, en diferentes planos a la vez, a las fábricas, al lugar de estudio, a sus barrios” (POZZI, P. y SCHNEIDER A.; 2000).