Interrogantes provoca la llegada de Rodrigo Hinzpeter a estratégica cartera
Rodrigo Hinzpeter, ministro de Defensa, saluda a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas chilenas
Todo apunta a que el ex ministro del Interior continuará una línea doctrinaria copiada de Colombia y que asumirá los objetivos del Comando Sur de Estados Unidos, establecidos para la base que construyeron en Concón. En tanto, en el contexto de la nueva crisis en Gaza (Palestina) parecería oportuno que el nuevo ministro precise sus vínculos con Israel. Y que quede claro si seguirá con el plan piñerista de tener a las FF.AA. dedicadas a combatir la insurgencia, la delincuencia y el narcotráfico, como en México y Colombia.
Uno de los ministros peor evaluados y más cuestionados, Rodrigo Hinzpeter, el pasado 5 de noviembre fue designado por Sebastián Piñera como titular en la cartera de Defensa. La llegada del personero, conocido su perfil político/doctrinario y proclive a gestiones basadas en tesis represivas y autoritarias, levantó una serie de dudas e incertidumbres respecto al camino que tomará el Ministerio de Defensa. Ya con su antecesor, el también derechista Andrés Allamand, este órgano traía una cola de suspicacias y críticas, por las claras muestras de subordinación a políticas extranjeras para aplicar en Chile, que podrían considerarse violatorias de la soberanía nacional.
Hay indicios de que Hinzpeter, de la mano del Presidente Piñera, hará lo posible por sacar adelante la denominada ‘Primera Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa’ que, en concreto, abre la puerta a que las Fuerzas Armadas puedan participar en operaciones dentro del territorio nacional y frente a ciudadanos del país, al asumir tareas relacionadas con el combate a la delincuencia en sus distintas expresiones.
También se tienen noticias de que el ex titular de Interior terminará respaldando al subsecretario de Defensa, Oscar Izurieta (ex comandante en jefe del Ejército, quien resultó ser un hombre de la derecha política y por ello aceptó trabajar en la administración piñerista), en su intención de generar una instancia de Inteligencia a partir del denominado Plan de Alerta Temprana, que estaría por encima de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) y de los organismos que cumplen esa función dentro del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. Esto significa que se estaría dando prioridad a un suprapoder de Defensa.
Está instalada la idea de crear la figura de un Consejero Nacional de Seguridad, que algunos consideran prácticamente como un ‘ministro’ o ‘zar’ de esa área, que en los hechos estaría por arriba de autoridades civiles de Gobierno y oficiales de las FF.AA.
El ex ministro de defensa, Andrés Allamand saludando al jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, general Martin E. Dempsey
A todo eso se suma el alto gasto en el presupuesto de las instituciones militares, las permanentes amenazas veladas a países fronterizos, las consideraciones especiales a los estamentos militares y la coincidencia ideológica de los altos mandos castrenses con la derecha, como lo demuestra el destino político de prácticamente todos los comandantes en jefe del Ejército, Armada y Fach cuando terminan su misión en el cargo. Esto, obviamente, acomoda a Rodrigo Hinzpeter.
Una imagen reciente muestra a dónde podría llegar el personero de militancia en Renovación Nacional, en su gestión a la cabeza del Ministerio de Defensa. A poco de asumir aceptó recibir de Carabineros la medalla “Honor al Mérito” por “su destacado aporte al desarrollo de la institución” como ministro del Interior y Seguridad Pública.
El respaldo que le negó la ciudadanía -vistos los sondeos y su decisión de no apostar a una candidatura al Congreso que con cierta seguridad podría perder- se lo dieron los policías. El pasado 15 de noviembre la PDI también le rindió un homenaje, en donde le regalaron una réplica de la placa de servicio usada por los detectives.
Hinzpeter volvió a mostrar su rostro, el que mantendrá inalterable en Defensa. Pasó por encima de las denuncias periodísticas, las preocupaciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de los informes del INDH y del último estudio del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales, en cuanto a la represión, abusos y crímenes cometidos por integrantes de Carabineros (documentados ante tribunales y que llevó a varios uniformados a ser procesados).
Afirmó, ante la tropa policial formada frente a él: “Ustedes actuaron con estoicismo y responsabilidad, respondiendo y aceptando muchas veces con mansedumbre y con hidalguía ese maltrato que se les brinda… Yo me rebelé y me voy a rebelar, me indigné y me voy a indignar”.
Todo presagia que ése será el tono de cercanía y trabajo en Defensa y con los generales y almirantes.
VÍNCULOS CON ISRAEL
“Un judío será el próximo ministro del Interior y jefe de gabinete del presidente electo Piñera”, tituló en la ocasión la Agencia Judía de Noticias. En estas semanas, en círculos israelitas, en la embajada de Israel y en Tel Aviv la designación de Rodrigo Hinzpeter no pasó desapercibida.
Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, junto a Barak Obama, presidente de EUA / Haaretz.com
Diversos medios difundieron hace tiempo que el ahora titular de Defensa es cercano al American Jewisch Committe (Comité Judío Americano), poderoso grupo de influencia en Estados Unidos y América Latina. Una nota sobre su perfil publicada en la revista Qué Pasa señaló que Hinzpeter “es judío creyente… Estudia el judaísmo y asiste con regularidad a una sinagoga ortodoxa”.
En agosto del año pasado El Ciudadano publicó una nota de Matías Rojas donde se indicó: “En marzo de 2011, mientras el Presidente Sebastián Piñera efectuaba su gira por Medio Oriente, una delegación del Comité Judío-Americano, conformada por 18 miembros, fue recibida silenciosamente en La Moneda por el ministro Hinzpeter y los embajadores de Estados Unidos, Inglaterra e Israel. Aunque la visita se extendió por tres días, la prensa nacional no hizo cobertura alguna sobre qué se discutió, quiénes asistieron y a qué acuerdos se llegaron… Hinzpeter también figura como participante de un congreso realizado entre comunidades judías latinoamericanas en noviembre de 2006, organizado por el Comité Judío-Americano en Miami. La declaración final disponible en el sitio del Comité afirma que los representantes de las diversas comunidades involucradas “ratifican su solidaridad con el Estado de Israel en su legitimidad histórica”.
El dirigente del sector derechista de la comunidad hebrea en Chile, Gabriel Zaliasnik escribió en Palabra Israelita, que el ministro de Defensa es de “las personas con inclinaciones políticas y con interés de que la causa de Israel” deba ser escuchada. El parlamentario Eugenio Tuma declaró en su momento que Hinzpeter “es un militante de la causa israelí”.
Causó escozor cuando El Ciudadano, en su cuenta de Facebook, publicó el pasado 5 de noviembre un cartel donde se afirmaba que Rodrigo Hinzpeter había hecho el servicio militar en Israel y lo inconveniente de que alguien con esos supuestos antecedentes pudiera asumir la jefatura del Ministerio de Defensa chileno (lo que causó la ira de la Comunidad Judía de Chile y una posterior respuesta de este medio a través de uncomunicado público colocado en su página web). Ignacio James escribió que el personero “se fue a Israel a hacer su servicio militar al terminar su enseñanza media, el que normalmente dura dos años y tres para los que siguen su formación en el siniestro aparato de Inteligencia del Mossad”. En la nota referida en Qué Pasa, Andrés Jana, amigo personal de Hinzpeter, contó que juntos fueron de “viaje de estudios a Israel” en la época de estudiantes. Hay quienes colocaron en Twitter que “Hinzpeter es un agente del Mossad”. Nunca Hinzpeter ha aclarado qué fue a Israel, si en efecto hizo el servicio militar o si recibió algún tipo de instrucción armada, ni ha negado ligas con el Mossad.
Hay cosas extrañas. En cuanto asumió como Ministro de Defensa, en la página Web de la cartera, se publicó su reseña biográfica y se señaló: “Rodrigo Hinzpeter egresó del Liceo A67 Alexander Fleming” y no se hizo alusión alguna a su paso por el Instituto Hebreo…
Nadie preocupado del tema, por lo demás, podría obviar el papel clave que jugó Hinzpeter, siendo ministro del Interior, en el caso de la detención delciudadano pakistaní Saif Khan, en donde se armó una trama que involucró a la CIA, un servicio de seguridad privado de la Embajada de Estados Unidos en Chile, el FBI y la PDI.
El Presidente de Chile, Sebastián Piñera, estrecha la mano de su homólogo de Colombia, Juan Manuel Santos, durante la firma de acuerdos y declaración conjunta de ambos mandatarios, el martes 16 de agosto de 2011, en el Palacio de La Moneda. (EFE/Felipe Trueba)
LAS LIGAS COLOMBIANAS
Hay otro tema que no puede soslayarse. ¿Seguirá Rodrigo Hinzpeter la línea de Andrés Allamand en Defensa de asimilar las políticas militares, de seguridad e Inteligencia de Colombia, asumidas en el encuentro de Sebastián Piñera, Alberto Espina y el propio Allamand con los altos mandos castrenses y agentes colombianos?
El diseño ideado por el ultraderechista ex presidente Álvaro Uribe, se materializó en el documento Política de Seguridad Democrática (PSD) del cual se sacan tesis y visiones que el gobierno de Piñera introdujo en el texto de la Primera Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa presentada por Allamand y que ahora intentaría retomar e imponer Hinzpeter.
Básicamente, como en Colombia, se trata de que las Fuerzas Armadas se inmiscuyan en tareas de seguridad interna, combate a la delincuencia y el crimen organizado interno, y en la lucha contra grupos violentos o subversivos. Eso incluye la figura del Consejero Nacional de Seguridad, similar al Consejo de Seguridad de Colombia, instancia que recibió a Piñera, Espina y Allamand, manteniéndose hasta hoy en secreto lo que allí se habló e informó. En la publicación Cambio21 se mencionó que este proyecto “en el mundo académico se le relacionó con el Plan Colombia”, la punta de lanza legal y financiera de Estados Unidos en esa nación para combatir a la guerrilla, al narco y dirigir a los militares colombianos. En entrevista con CNN, el experto Eduardo Santos dijo que todo este plan está “mal copiado de la realidad norteamericana”.
Piñera fue más que claro sobre el plan que quieren implementar y que, hasta ahora, fue detenido por el Congreso. “El contexto global -indicó el Mandatario- de la seguridad de todos los países ha cambiado; hoy trasciende el ámbito tradicional de la Defensa, que es el resguardo de la soberanía, el territorio y el mar de nuestro país; conforme al surgimiento de nuevas amenazas es que se amplía y se extiende hacia temas que no eran parte tradicional de lo que se entendía por el concepto de Defensa y, entre estas nuevas amenazas, cabe destacar el tráfico de armas, el tráfico de drogas, el crimen organizado, la piratería y muchas más”.
Almirante González recibe el saludo del jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, John F. Kelly, durante su reciente visita a Chile (18 al 20 de diciembre). / Foto: Comunicaciones de la Armada.
Las Fuerzas Armadas metidas en esas batallas. Como en México y en Colombia, donde hoy todas las ramas castrenses aparecen ligadas a oscuros y dramáticos casos de corrupción y crímenes al participar en “la guerra contra el narco” y el crimen organizado.
El Plan de Seguridad Democrática de Uribe radica su poder y accionar en el Ministerio de Defensa y en la Presidencia; la Primera Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa de Piñera radica en el Ministerio de Defensa y en la Presidencia.
Ambos, por cierto, incluyen el aumento del presupuesto, y ya los congresistas chilenos plantearon su objeción a que los dineros de Defensa vayan a subir de 325 millones de dólares a casi 700 millones de la moneda norteamericana, después de la derogación de la Ley Reservada del Cobre.
HINZPETER FRENTE A REPAROS
Todo el plan diseñado por el Ministerio de Defensa tiene reparos que Rodrigo Hinzpeter tendrá que encarar, empezando por los cuestionamientos a tonos beligerantes ante Bolivia y Perú salidos de la actual administración piñerista cuando Jaime Ravinet y Andrés Allamand ocuparon la silla de ministros en Defensa.
El diputado Patricio Hales planteó claramente la necesidad de “despejar una confusión entre tarea policial y tarea militar” que asumirían las FF.AA. Añadió tajante: “Chile tiene que cuidar no militarizar la lucha contra la delincuencia”. El también diputado Ricardo Rincón manifestó que “las Fuerzas Armadas tienen su rol definido en la Constitución Política de la República, y en ningún artículo se les asignan funciones en relación al narcotráfico, trata de personas o seguridad interna”.
En cuanto al Plan de Alerta Temprana auspiciado por el ex jefe del Ejército y actual subsecretario de Defensa, Oscar Izurieta, la directora de “Aainteligencia”, Andrea Lodeiro, escribió que “ha surgido una competencia por controlar el flujo de información entre la cartera de Defensa y la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), servicio que por ley es el único encargado de ejercer un rol coordinador del Sistema Nacional de Inteligencia (SIN)”. En la misma línea del proyecto de Allamand, en este caso, según la especialista, se abre “el camino para que avance un plan que tendería a militarizar el sistema y a radicar en Defensa la administración de información altamente sensible”.
Hay un tópico que cuestiona Andera Lodeiro, pero que está en sintonía con la doctrina Hinzpeter. “Dentro de los puntos cuestionados estaba la tendencia a sobredimensionar la seguridad declarando la estrategia como ‘la política de las políticas’ y, en este contexto, proponer la figura de un Consejero de Seguridad con amplio acceso y control sobre el área de inteligencia”. No vaya a ser que el ministro nombre al ex fiscal Alejandro Peñaen ese cargo…
BASE EN CONCÓN Y DAVID PETRAEUS
Seguramente algo que Rodrigo Hinzpeter no revisará y rubricará sin más, es la permanencia de la base militar de Estados Unidos en la localidad deConcón. Como se informó en el reportaje de Mauricio Becerra en estas páginas (Nº123, abril 2012), la unidad militar está en el Fuerte Aguayo, y a pesar de estar formalmente asignada a tareas de Fuerzas de Paz de Naciones Unidas, la dependencia de mando y operación responde al Comando Sur del Ejército de Estados Unidos. Todo fue afinado y finiquitado con un apretón de manos del ex ministro de Defensa Andrés Allamand y el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta.
El Presidente Sebastian Pinera saluda al secretario de Defensa norteamericano, Leon Panetta, durante una reunión en La Moneda, el 26 de abril de 2012. (Foto: AFP/Martin Bernetti).
El analista político uruguayo Raúl Zibechi indicó que el 8 de octubre en Punta del Este, en la décima Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, Panetta “Se enfrentó con varios ministros de Defensa de la Unasur, aunque contó con el apoyo entusiasta de Chile–que se encargó de elevar las propuestas previamente negociadas con el Pentágono– y de Colombia, sus aliados sudamericanos. No pudo impedir que Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Surinam y Venezuela se negaran a aceptar un sistema de “asistencia humanitaria” coordinado por militares, mientras que Guyana y Uruguay se abstuvieron”. Este rol de ‘portavoz de los intereses norteamericanos en Latinoamérica’, ya quedó de manifiesto en la entrevista que El Ciudadano le realizó en agosto de 2010 a Juan Emilio Cheyre, ex comandante en jefe del Ejército chileno (2002-2006). El ahora director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, afirmó que “La Unasur, hasta el momento, es una declaración de intenciones. Para que tenga éxito necesita […] algo muy importante, no tener una visión de confrontación con otros organismos relevantes. La Unasur yo no la veo para reemplazar a la OEA. La OEA es el único foro en América donde nos sentamos con Estados Unidos y conCanadá. Considero ilegítimo tener pactos sin Estados Unidos y Canadá.”
Hay una coincidencia clave con lo que sería la doctrina que seguiría Rodrigo Hinzpeter en Defensa y la política que quiere imponer Sebastián Piñera. En la base de Concón está instalado un comando MOUT, la sigla traducida al español de Operaciones Militares en Territorios Urbanos. Es decir, fuerzas militares actuando en ciudades, localidades, zonas urbanas, con mucha movilidad, versatilidad, uso de armamento para esas acciones, y que en realidad apunta más a enfrentamientos internos que guerras externas.
Esto tiene que ver con lo que David Rohde escribió en The New York Times en cuanto a nuevas armas cruciales “en las operaciones contrainsurgentes”.
David Petraeus, el jefe de la CIA que acaba de dimitir por un escándalo de infidelidad, es nada más y nada menos que uno de los firmantes de un manual -junto al general James Amos- que explica doctrinariamente la existencia de bases como la que está en Concón y que parece tener sin cuidado al gobierno de Piñera, a Hinzpeter y a muchos ciudadanos. “Se espera que soldados y marinos sean constructores de naciones lo mismo que guerreros. Ellos deben estar preparados para ayudar a restablecer instituciones y fuerzas locales de seguridad y asistir en la reconstrucción de los servicios básicos. Ellos deben ser capaces de facilitar el establecimiento de la gobernabilidad local y el imperio de la ley”.
Lo que viene es sintomático: “La lista de tareas (de esas fuerzas, como el MOUT) es larga; hacerlas involucra una cooperación y coordinación con muchas agencias intergubernamentales, de la nación huésped (en este caso Chile) y del ámbito internacional. Conducir una campaña de contrainsurgencia exitosa requiere de una fuerza flexible, adaptable, dirigida por líderes ágiles, bien informados y astutos culturalmente”.
Todo se acomoda y se parece mucho a la doctrina y voluntad del ministro de Defensa de Chile, expresado en su proyecto Ley de Fortalecimiento del Orden Público, conocida como Ley Hinzpeter, destinada a inhibir y reprimir las expresiones de manifestación y protesta de ciudadanos, cuidar las instituciones y al personal policial.
Esa será una de las tareas de Rodrigo Hinzpeter mientras esté en Chile la base MOUT y sobre todo si se produce una situación de desastre natural que requiera “la reconstrucción de servicios básicos” o una explosión social o insurgente que reclame “restablecer instituciones”.
Y es que a pesar del abultado presupuesto asignado a la Defensa chilena, el accionar de nuestras Fuerzas Armadas ha mostrado una serie de errores, irregularidades y descuidos fatales, tal como fue evidenciado en el reportaje de El Ciudadano Nº127 (junio 2012): “Las debilidades de las FFAA para socorrer a la población”. Allí se cuestiona el actuar de cada una de las ramas de la Defensa en situaciones como la muerte de 44 conscriptos enAntuco (2005), el terremoto y tsunami de 2010, y el accidente que costó la vida de 21 personas (entre ellas Felipe Camiroaga) en 2011.
Seguramente que Rodrigo Hinzpeter intentará que mucho de todo esto pase desapercibido, levantará el argumento mediático de que son elucubraciones afiebradas, que se trata -como ya lo dijo- de bullying de “periodistas de izquierda” o relativizará todo. Pero que hay temas sensibles en sus manos y que pueden influir en la realidad de chilenas y chilenos, es algo tangible. Si en Defensa es mal evaluado y sale mal parado como de Interior, habrá, quizá, una afectación para el país.
Por Equipo El Ciudadano
El Ciudadano Nº136, segunda quincena noviembre 2012
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Rodrigo Hinzpeter -junto a Andrés Allamand- asume como nuevo ministro de Defensa Nacional / defensa.cl
En Chile hay cosas que pasan desapercibidas, en medio de la crisis del fútbol, la abstención electoral, los líos faranduleros o las polémicas por más o menos feriados. Y no son cosas menores. Tiene que ver con definiciones que pueden marcar la ruta del país mientras la mayoría de los ciudadanos lo ignoran, no lo saben o no tienen idea.
Algo de esto ocurre con los pasos que está dando el Ministerio de Defensa en estos mal evaluados años de la administración de Sebastián Piñera. Planes para meter al Ejército, la Armada y la Fach en tareas que tienen que ver con seguridad interna del país que, de acuerdo a la Constitución y las normas democráticas, deben estar sólo en manos de las policías; una base militar extrajera en medio del territorio, a pocos kilómetros deSantiago, donde se implementan doctrinas estadounidenses; intentos de la Subsecretaría a cargo de un ex comandante del Ejército -que terminó siendo militante del gobierno de derecha-, por controlar la información y los mecanismos de Inteligencia; llegada a esa cartera de uno de los ministros peor calificados del Gobierno, con acusaciones de montajes, autoritarismo y posturas contrainsurgentes, con dudosos vínculos con el Estado de Israel -y que ahora estará a cargo de las tareas de soberanía-; y un ex titular del Ministerio que estuvo meses dedicado más a su precandidatura presidencial que a las sensibles tareas de la Defensa nacional.
Un cúmulo de situaciones que inciden delicada y negativamente en el funcionamiento de un área tan vital como estratégica. Situaciones que colocan en una posición vulnerable o al menos de incertidumbre la soberanía del país, el correcto funcionamiento del área y el respeto a lo que deben ser las misiones y atribuciones de las Fuerzas Armadas.
La gente de este país no se está dando cuenta -o no en la medida necesaria- de lo que está pasando en esas oficinas detrás del edificio Gabriela Mistral. Peor aun, es fatal la indiferencia de sectores sociales, partidos políticos, analistas, académicos, medios de comunicación, en relación a la única base militar extranjera en territorio chileno.
Claramente falta transparencia. Y nadie la está pidiendo. Eso tuvo que ver con los casos de accidentes ocurridos en ramas de las Fuerzas Armadas -que son investigados en el Congreso-, de corrupción en la compra de aviones y armamentos, en las decisiones de presupuesto y la labor de los organismos de Inteligencia militar. Situaciones que después de mucho tiempo saltan como escándalos o que nunca salen a la luz.
Comandante del Comando Sur de los EE.UU., general John F. Kelly (SOUTHCOM), quien visitó Chile del 18 y al 20 de diciembre. / Embajada de EUA en Chile
No faltarán quienes opinen que exageramos o que las cosas no son como en tiempos de la “guerra fría”. Pero querer bajar el perfil de estos temas es ignorar la historia de las relaciones entre Latinoamérica y Estados Unidos, desde la Doctrina Monroe (1823), pasando por el Macarthismo, laEscuela de las Américas, la Doctrina de Seguridad Nacional y su secuela de terrorismo de Estado o vínculos con la Operación Cóndor. No por nada en 2008 la marina de guerra EUA reactivó la Cuarta Flota (desactivada en 1950), y algunos estudios indican que actualmente existen entre 20 y 40 bases norteamericanas en Latinoamérica. Y a esto habría que agregar la participación de EUA en los intentos desestabilizadores en Venezuela yBolivia, en el golpe de Estado contra Zelaya en Honduras y para destituir a Lugo en Paraguay. Ignorar esto es lisa y llanamente ingenuidad o parte de una política de ocultamiento.
Sin ir más lejos, en junio de este año, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua anunciaron su renuncia al TIAR (1947), sistema de ayuda militar mutua entre los miembros de la OEA y claramente supeditado a la política norteamericana. En cambio, los gobiernos chilenos, desde el golpe de Estado de 1973 –incluidos los 20 años conducidos por la Concertación- no han hecho más que profundizar su adhesión a la política militar continental de EUA. Esto se ha visto incrementado a partir de 2011 a raíz de la Alianza del Pacífico, compuesta por naciones aliadas de EUA: México,Colombia, Perú y Chile.
En medio de lo anterior, siguen sucediendo las matanzas tras la creación de una Nación en diáspora por el mundo que no tenía territorio y que se creó soberanía a fuego apoyada por los mismos creadores de las primeras guerras mundiales.
Lo anglosajón sediento de petróleo creó una herida en Medio Oriente, que no ha sanado. En el campo sionista, la vía nacionalista de derecha fue la que se instaló finalmente con más fuerza, apegada al dinero, la guerra, las armas, la muerte.
Recientemente uno de esos ataques que intentan ser selectivos pero que siguen matando a población civil fue dirigido por Israel sobre Palestina. Se excusan diciendo que es en respuesta a misiles de lado palestino, pero la verdad es que el asesinado líder del brazo armado de Hamas, Ahmed Yabari, tenía en sus manos un acuerdo de tregua permanente que la inteligencia israelí conocía.
Arafat también murió cuando ya alcanzaba la paz con Israel tras largas conversaciones con Estados Unidos como mediador. Recientemente su cuerpo fue exhumado para saber si su deceso fue causado por envenenamiento.
Mientras que Brasil y Argentina han ratificado las fronteras palestinas previas al conflicto de 1967 con Israel, cuando este último país tomó el control de Cisjordania y Gaza, Chile no lo ha hecho aún de manera explícita.
Hemos decidido tocar este tema en nuestro editorial y a la vez hacer la conexión con nuestra portada, movidos por la contingencia y el análisis de los hechos que nos dejan tras los cambios ministeriales, con Rodrigo Hinzpeter y su historial como ministro del Interior encabezando la represión contra los pueblos de Chile y sus manifestaciones sociales.
La tarde del pasado 5 de noviembre, a propósito del traspaso del ministro del Interior hacia la cartera de Defensa, colocamos en nuestra cuenta deFacebook una ilustración que provocó el inmediato repudio de la Comunidad Judía de Chile. La polémica se extendió por las redes sociales y en respuesta a la campaña de difamación que se lanzó en contra de este periódico, el lunes 12 de noviembre pusimos en nuestra portada web uncomunicado público. En él expresamos claramente y desde nuestra óptica de Izquierda Autónoma y Libertaria, que somos un medio que reconoce y admira el inmenso aporte del judaísmo izquierdista para con los movimientos sociales de emancipación. Y que nuestro rechazo no es hacia el pueblo judío ni hacia su religión sino que a la política oficial del Estado de Israel, avalada permanentemente por Estados Unidos y Gran Bretaña.
Ehud Barak, ministro de Defensa de Israel / EFE
Se nos dijo que mentíamos y que Hinzpeter no realizó su servicio militar en Israel, y nosotros nos preguntamos qué es lo que hizo durante su viaje de tres años que inició en 1983 a ese país. Recibió entonces o no, como los miles de jóvenes israelíes, algún tipo de instrucción militar, prestó o no en años posteriores algún servicio al Estado hebreo. ¿Es tema o no que el ministro de Defensa del país tenga intereses cruzados con otra nación claramente aliada de Estados Unidos, la que ya posee una base militar instalada en tiempo record en Chile con la eficiencia prestada por el saliente presidenciable Andrés Allamand?
Queremos cerrar este editorial con las palabras de Daniel Jadue –electo alcalde de Recoleta- durante la charla de Darío Teitelbaum, director del Departamento Latinoamericano de Hashomer Hatzair y secretario de la Unión Mundial de Meretz, en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, en Santiago, el 1 de agosto de 2012:
“(…) la única posibilidad de solucionar el conflicto [en Medio Oriente] está en la Izquierda; no está en ningún otro lugar; pero creo que la izquierda (…) israelí y palestina (…) está casi desaparecida; yo creo (…) que el desafío es su resurgimiento. Y por lo mismo tampoco tengo ninguna duda de que nosotros debemos liderar una visión mucho más futurista, que hable de algo mucho más radical, que es aprender a mirarnos entre iguales, respetando las diferencias, pero con la unidad como base para la diversidad (…)”.
Por Equipo Editor
El Ciudadano Nº136, segunda quincena noviembre 2012