por Yorgos Mitralias-Michael Lowy
Enero de 2013 19:48
"Haremos todo lo posible para que el congreso constitutivo de este Movimiento Antifascista Europeo del que tenemos tanta necesidad, se celebre en Atenas lo más pronto posible en el mes de mayo de 2013 y sea acompañado de una gran manifestación antifascista europea en las calles de la capital griega."
Porque la necesidad de la movilización antifascista a escala europea se hace cada día más urgente quienes firmamos este manifiesto llamamos a la constitución de un Movimiento Antifascista Europeo unitario, democrático y de masas. ¡Esta vez la historia no debe repetirse!¡NO
PASARÁN!
Sesenta y ocho años después de la Segunda Guerra Mundial y la derrota del fascismo y del nazismo se asiste en casi toda Europa al ascenso de la extrema derecha. Pero, fenómeno aún más inquietante, se ve como se desarrollan a la derecha de esta extrema derecha fuerzas directamente neonazis que, en ciertos casos (Grecia, Hungría, …) se enraízan en la sociedad formando verdaderos movimientos populares de masas, radicales, racistas, ultraviolentos y pogromistas cuyo objetivo declarado es la destrucción de toda organización sindical, política y cultural de los trabajadores, el aplastamiento de toda resistencia ciudadana, la negación del derecho a la diferencia y el exterminio -incluso físico- de los “diferentes” y de los más débiles.
Como en los años 20 y 30, la causa generadora de esta amenaza neofascista y de extrema derecha es la profunda crisis económica, social, política y también ética del capitalismo que, tomando como pretexto la crisis de la deuda, está llevando a cabo una ofensiva sin precedentes contra el nivel de vida, las libertades y los derechos de los trabajadores, contra todos los y las de abajo.
Aprovechándose del miedo de los pudientes ante los riesgos de explosión social, así como de la radicalización de las clases medias alcanzadas por la crisis y las draconiana políticas de austeridad, y de la desesperación de los parados marginados y pauperizados, la extrema derecha y las fuerzas neonazis y neofascistas se desarrollan en toda Europa; adquieren una influencia de masas en las capas desheredadas a las que dirigen sistemáticamente contra tradicionales y nuevos chivos expiatorios (los inmigrantes, los musulmanes, los judíos, los homosexuales, los minusválidos...) así como contra los movimientos sociales, las organizaciones de izquierda y los sindicatos obreros.
La influencia y la radicalidad de esta extrema derecha no son las mismas en toda Europa. Sin embargo, la generalización de las políticas de austeridad draconiana tiene como consecuencia que el ascenso de la extrema derecha sea ya un fenómeno casi general. La conclusión es evidente: el hecho de que el ascenso impetuoso de la extrema derecha y la emergencia de un neofascismo ultraviolento de masas no sea ya la excepción a la regla europea, obliga a los antifascistas de este continente a enfrentarse a este problema en su justa dimensión, es decir, ¡en tanto que problema europeo!
Pero, decir esto no basta si no se añade que la lucha contra la extrema derecha y el neonazismo es de una urgencia absoluta. En efecto, en varios países europeos la amenaza neofascista es ya tan directa e inmediata que transforma la lucha antifascista en combate de primerísima prioridad, en el que está en juego la vida o la muerte de la izquierda, de las organizaciones obreras, de las libertades y de los derechos democráticos, de los valores de solidaridad y de tolerancia, del derecho a la diferencia. Decir que estamos en una carrera contra la barbarie racista y neofascista corresponde ya a una realidad verificada cada día en las calles de nuestras ciudades europeas...
Vista la profundidad de la crisis, las dimensiones de los desastres sociales que provoca, la intensidad de la polarización política, la determinación y la agresividad de las clases dirigentes, la importancia de los objetivos históricos del enfrentamiento en curso y la amplitud del ascenso de las fuerzas de la extrema derecha es evidente que el combate antifascista constituye una opción estratégica que exige una seriedad organizativa y una dedicación política y militante a largo plazo. En consecuencia, la lucha antifascista debe estar estrechamente ligada al combate cotidiano contra las políticas de austeridad y el sistema capitalista que las genera.
Para ser eficaz y responder a las expectativas de la población, la lucha antifascista debe ser organizada de forma unitaria y democrática y ser producto de las propias masas populares. Para hacerlo, los ciudadanos deben organizar su lucha antifascista y su autodefensa ellos mismos. Al mismo tiempo, para ser eficaz esta lucha debe ser global, cofrontando a la extrema derecha y el neofascismo en todos los terrenos en que se manifiesta el veneno del racismo y de la homofobia, del chauvinismo y del militarismo, del culto de la violencia ciega y de la apología de las cámaras de gas y de Auschwitz. En suma, para ser eficaz a largo plazo, el combate antifascista debe proponer una visión diferente de la sociedad, diametralmente opuesta a la propuesta por la extrema derecha: es decir, una sociedad fundada en la solidaridad, la tolerancia y la fraternidad, el rechazo al machismo, el rechazo a la opresión de las mujeres y el respeto del derecho a la diferencia, el internacionalismo y la protección escrupulosa de la naturaleza, la defensa de los valores humanistas y democráticos.
¡Este movimiento antifascista europeo debe ser el heredero de las grandes tradiciones antifascistas de este continente! Debería plantear las bases de un movimiento social dotado de estructuras, con una actividad cotidiana, que penetre toda la sociedad, que organice a los ciudadanos antifascistas en redes según sus profesiones, su vivienda y sus sensibilidades, que lleve a cabo un combate en todos los frentes de las actividades humanas y que asuma plenamente la tarea de la protección incluso física de los más vulnerables de nuestros conciudadanos, de los inmigrantes, de los gitanos, de las minorías nacionales, de los musulmanes, de los judíos o los homosexuales, de todos los que son sistemáticamente victimas del racismo de estado y del hampa fascista.
Porque la necesidad de la movilización antifascista a escala europea se hace cada día más urgente quienes firmamos este manifiesto llamamos a la constitución de un Movimiento Antifascista Europeo unitario, democrático y de masas, capaz de enfrentarse y vencer a la peste parda que levanta la cabeza de nuevo en nuestro continente. Haremos todo lo posible para que el congreso constitutivo de este Movimiento Antifascista Europeo del que tenemos tanta necesidad, se celebre en Atenas lo más pronto posible en el mes de mayo de 2013 y sea acompañado de una gran manifestación antifascista europea en las calles de la capital griega.
¡Esta vez la historia no debe repetirse!¡NO PASARÁN!
Yorgos Mitralias- Michael Lowy