jueves, 19 de junio de 2008

Latinoamerica: El desastre parió a los pueblos


Pensar en futuro
por Maggie Marín (Bohemia)
Adital/ inSurGente-



Nuestra América vive hoy día una situación inédita y paradójica, tanto en lo tocante a su historia como respecto a sus tradicionales lazos de subordinación a Estados Unidos, la potencia que nunca podemos obviar a la hora de hacer cualquier análisis del pasado, presente y futuro. Y USA y las oligarquías domésticas podrían salirse una vez más con la suya si no valoramos que este y no otro se presenta como el mejor momento para profundizar los cambios que han venido rediseñando el mapa político regional en los últimos años.

Un rápido análisis es suficiente para calibrar la justeza de la anterior aseveración. Veamos: En un lado del fenómeno se halla Estados Unidos, atrapado en sus guerras en Iraq y Afganistán, y por supuesto en la crisis inmobiliaria, la caída del dólar, el progresivo déficit fiscal y las otras tantas facturas que le presenta actualmente su política bélica. Un paisaje de franca decadencia, porque el hundimiento podrá demorar más o menos, pero que al Titanic lo impactan icebergs letales no cabe duda.

En la otra esquina está ¿dónde si no?, nuestra región, donde consiguieron aplicar el neoliberalismo salvaje a golpes de dictaduras militares en los 70 y los 80, y hasta lo afinaron y acendraron luego -sin asomo de lástima- mediante los gobiernos "democráticos" que también nos vendieron como milagrosas aquella -estas- recetas económicas. Entrarán al Primer Mundo, aseguraron los norteños, pero como me dijo recién el dirigente del Capítulo Mexicano de la Alianza Social Continental, Héctor de la Cueva, "estamos en el inframundo".

Por tanto el desastre ha sido tan grande que terminó pariendo a un actor político nuevo: los propios pueblos.

Un actor radical, dicho sea. Así, mientras el acontecer de la última década estuvo matizado por enérgicos movimientos populares, sublevaciones, insurrecciones y alzamientos --como los estallidos indígenas en Ecuador y Bolivia-, también lo ha estado por la tácita desaparición de la corrupta partidocracia tradicional, suplida en el retozo político y hasta en algunos gobiernos, por líderes como Hugo Chávez, en Venezuela; Evo Morales en Bolivia; Rafael Correa en Ecuador; Daniel Ortega en Nicaragua. O por personalidades que podrían variar al menos un poco, el rumbo de los peores vientos, como Álvaro Colom en Guatemala y Fernando Lugo en Paraguay.

Aunque es evidente, vale recordar que lo hasta hoy alcanzado por las luchas populares no es uniforme. En consecuencia no acontece lo mismo en la patria de Simón Bolívar que en Brasil, en el país del altiplano que en el del Plata, en Ecuador que en Uruguay. Pero lo cierto es que nunca antes fue tan masiva y simultánea la rebelión de los "ninguneaos" y es esa característica lo que mejor define un momento que pudiera no repetirse en mucho tiempo.

Respecto a todo lo anterior hay dos cuestiones vitales. Una, que en razón de la fuerza de tales movimientos no siempre ni necesariamente hay que esperar los cambios en forma de decretos gubernamentales; y otra -la más importante- es que sólo los interesados en nuestro naufragio negarían algo que cada vez se parece más a una verdad de Perogrullo: las soluciones de fondo a los graves y múltiples problemas de una región donde el 65 por ciento de sus pobladores están en la indigencia y la pobreza, lejos de pasar por el capitalismo, seguirán pasando por la profundización de las luchas.


De modo que, en mi opinión, lo que debe estar hoy a la orden del día es lo siguiente: Pueblos y revoluciones contra el imperio y su creciente agresividad, contra sus lacayos, contra las oligarquías, las mafias, la parapolítica, la corruptela….

La "paradoja" de rumbo norte
Bien cierto es que no hay nada peor que una bestia enjaulada. Es así que enferma de belicismo y sumida en sus usuales achaques prepotentes, la nación más poderosa del planeta no cesa de tomar iniciativas enfiladas a rescatar espacios e influencias en nuestra región, echando mano a todos los medios a su alcance. Y que diga alguien que no los tiene.

Justamente, la Cámara de Representantes acaba de dar su visto bueno a la llamada Iniciativa Mérida, un millonario proyecto exhibido como el más eficaz para enfrentar el narcotráfico en México y Centroamérica, pero al que los más lúcidos analistas juzgan un clon del belicista Plan Colombia.

El asunto es que George W. Bush, o mejor dicho quienes en realidad urden la trama hegemónica norteña, no quieren dejarle al próximo inquilino de la Casa Blanca un traspatio con malas hierbas, sino democrático y limpio. O al menos en plan de purga y barrido, para evitar que éste pregunte cómo y por qué le legaron una Latinoamérica díscola y desobediente. Eso explicaría la dinámica impúdica y las urgencias agresivas que exhiben muchas acciones que vienen llegando del Norte en los últimos tiempos.

Me explico: cuando recién algunos se espantaron porque el gobierno bolivariano realizó en la Orchila unos ejercicios militares que incluyeron el lanzamiento de un misil desde un avión, "olvidaron" que a esa isla del mar Caribe venezolano --donde hay una casa de descanso gubernamental y una base militar y cuyo espacio aéreo está prohibido para cualquier aeronave-- la sobrevoló un avión Vicking S-3B (ideado para misiones antisubmarinas pero al que hoy se recurre para vigilar, controlar, e incluso para acopiar datos de inteligencia militar), de los apostados en una base gringa en Curazao, a solo 30 minutos de vuelo de Caracas.

Tal operación fue sin dudas otro eslabón en la cadena de amenazas y bravatas gringas contra la nación hermana, como denunció su canciller, Nicolás maduro. Y aunque Estados Unidos terminó disculpándose, es lícito recordar que el "incidente" se produjo después que el gobierno bolivariano denunció una incursión de soldados colombianos en su territorio y cuando el ambiente regional, caldeado desde la violación territorial, el bombardeo y la masacre del 1ro de marzo contra un campamento de las FARC ubicado en la frontera con Ecuador, no se ha enfriado.

Vale aclarar, entre paréntesis, que los embrollos van, vienen y seguirán llegando. Allá arriba perfilan los diseños y los daños que perpetrarán; bajan a Colombia, y se ejecutan.

Lógico, entonces, que tras la alharaca por el referido misil, el ministro de Defensa, Gustavo Rangel, dejase en claro que Venezuela respeta las decisiones soberanas de Estados Unidos y Curazao, pero tiene derecho a defenderse. "También somos soberanos y nos permitimos tomar las medidas que sean necesarias en función de su ubicación", dijo. Y apostilló: Si EEUU decidió reactivar la IV Flota -inactiva luego de la II GM-- para amenazar al Caribe y la paz regional, es preciso fortalecer las medidas defensivas.
No nos preguntemos por qué nos preparamos para la agresión sino por que ellos se preparan para agredir, remachó Rangel, quien aprovechó para explicar que las fuerzas armadas venezolanas siguen recibiendo los equipos comprados a Rusia: fusiles AK-103, aviones Sukhoi (de un lote de 24) y helicópteros, cuya cifra total no precisó.

Que viene el coco
Como sabemos, Gringolandia apunta directo contra Venezuela desde que Hugo Chávez mostró su casta rebelde y latinoamericanista. No hace falta recordar la sarta de conjuras que ha sufrido en sus más de 9 años de gobierno. Como no han podido "tumbarlo" ni mellarle los bríos, se empeñan en no darle respiro. Lo que explica, por ejemplo, las acusaciones por sus relaciones con las FARC y la andanada mediática tras el triunfo del 1ro de junio en las elecciones internas del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) para escoger sus candidatos a gobernadores y alcaldes para las elecciones del próximo 23 de noviembre.

De hecho, en esa jornada 2 millones y medio de venezolanos -toda la militancia activa y buena parte de los aspirantes-- se movilizaron para votar por sus postulantes, en el seno de un partido que al consultar directamente a sus miembros construye un proceso político inédito e histórico en el país andino. "Estamos felices y orgullosos de nuestra militancia. Hemos cumplido con las exigencias de las elecciones por la base, con el pueblo y la constitución", dijo Vanesa Davies, de la directiva del PSUV,

Pero no nos engañemos, esas elecciones se perfilan como otra gran batalla. Como en anteriores pulseadas, la oposición cuenta no sólo con los falsimedios y los millones, sino con el apoyo estadounidense en multitud de flancos.

Para Alí Rodríguez Araque, embajador en Cuba y uno de los más respetados dirigentes de la izquierda venezolana, la estrategia del imperio y las oligarquías es la de capturar la mayor cantidad posible de gobernaciones y de alcaldías, toda vez que la victoria electoral que obtuvieron en el referendo de diciembre pasado no les significó nada concreto desde el punto de vista del poder político.

"Aunque la resistencia y la agresividad de la oligarquía se multiplicarán, los mayores desafíos proceden del Imperio y en particular de la derecha neoconservadora, que no puede tolerar que en parte alguna surja no ya una revolución, ni siquiera un ejercicio de soberanía que pueda afectar sus intereses", dijo a Cubadebate. "Han diseñado una estrategia que es sumamente perceptible para el más superficial de los análisis. Por un lado buscan aislar a Venezuela y por otro tratan de caotizarla internamente, desestabilizarla, generar lo que ellos llaman ingobernabilidad, para justificar cualquier tipo de acción interna, externa o ambas combinadas".

Otros desobedientes
Sabido es que la conjura conspirativa incluye a Bolivia y Ecuador, y en consecuencia, a diario llegan de esas naciones "noticias alarmantes". En Bolivia la gran jugada es la del separatismo, la desobediencia, la polarización y la violencia, en fin la del caos y la crisis, aunque el presidente Evo Morales llame a los conjurados al diálogo, demuestre con hechos que su gobierno plasma decisiones económicas y acciones sociales nunca vistas, e informe que el monto total de las reservas monetarias alcanzó una cifra histórica.

Otro asiduamente acosado para llevar al fracaso a la constituyente y desestabilizar a su gobierno es Rafael Correa -por la CIA y la Casa de Nariño--, sobre todo por sus quiméricos nexos con las FARC. Imputaciones, y son palabras, que lo tienen sin cuidado, ya que no tiene absolutamente nada que temer. "Si creemos lo que dicen las supuestas laptos y esos documentos apócrifos de lo que le cuenta un guerrillero a otro, tendríamos que creer lo que han dicho esos guerrilleros con pruebas, algunas veces, sobre el gobierno de Álvaro Uribe y el propio presidente Uribe".

A este punto ha llegado el jefe del ejecutivo de esa nación: "Tengo la conciencia tan limpia y no tengo nada que temer que hago una propuesta: si llegan a demostrar que el gobierno de Rafael Correa tuvo alguna relación con las FARC, pongo mi cargo de presidente de la República a disposición del pueblo ecuatoriano".

De manera que en estos días la propia OEA dedicó buena parte de los debates de su recién concluida XXXVIII Asamblea General al seguimiento de la crisis entre Quito y Bogotá, y a recomendar medidas que al menos aplaquen los ánimos. Así, en plena asamblea Uribe volvió a pedir perdón -si, no disculpas, no, sino perdón- a Ecuador. Lágrimas de cocodrilo, porque la cizaña y las provocaciones no cesan.

Por cierto, justamente en el citado cónclave de la OEA, Nicolás Maduro responsabilizó a Washington y a su Subsecretario de Estado, John Negroponte -allí presente- de promover la crisis regional. Intentan dividir a América Latina y llenarla de violencia, basado en las acusaciones de que las guerrillas de las FARC se refugian en los países limítrofes con Colombia, aseguró, pero ni Negroponte ni el gobierno estadounidense tienen moral para hablar de ningún tema en nuestro continente. El canciller advirtió al pueblo y al gobierno colombianos que tras estas campañas hay un solo objetivo, dividirnos, enfrentarnos, crear conflicto.

En fin que ante un panorama donde a diario se presentan nuevas complejidades, la conclusión lógica es que trasponemos un lapso peligroso. Aunque -y esa es la intríngulis del asunto- estamos hablando de una Latinoamérica donde hoy el izquierdismo, el antiimperialismo, los aires de revolución y hasta de socialismo, están despiertos; de una zona con procesos progresistas que difícilmente podrán ser ahora aplastados, como dijera recién el presidente Chávez, ni por la IV, ni por una V Flota estadounidense.

Hay, no obstante, y también lo certificaba el carismático líder bolivariano y latinoamericano, que luchar, luchar y luchar, para vencer, vencer y vencer. Sobre aviso no hay engaño.

* La autora es periodista de la Revista Bohemia (Cuba)