sábado, 16 de noviembre de 2013

ELECCIONES EN CHILE: 17 de Noviembre


"Ante la incapacidad de la derecha política para asumir la nueva realidad que vive el país a partir de las movilizaciones sociales -en especial de los estudiantes-, el empresariado decidió entrar al campo de maniobras políticas e imponer su estrategia que consiste en apropiarse del descontento, subordinarlo al sistema y conceder cambios menores para que nada cambie."

"La línea empresarial consiste en apoyar a la Nueva Mayoría y a su candidata presidencial, Michelle Bachelet, conformando un frente inédito en la política chilena. Abarcará desde la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), bastión de la derecha empresarial, hasta la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), gobernada por la alianza comunista-socialista-democratacristiana, factores principales de la Nueva Mayoría. Es lo que algunos opinólogos llaman un “nuevo pacto social”.

"Se ha perdido un tiempo precioso en levantar la alternativa de cambios concebidos desde la perspectiva del humanismo y la solidaridad social. Ahora que el modelo muestra sus grietas, no hay una agrupación social y política capaz de liderar una alternativa al capitalismo." 

"Ese enorme vacío que significa la ausencia de la Izquierda, deja vía libre al ensayo que la Nueva Mayoría y el empresariado se proponen implementar. La percepción de lo inevitable hace que la mayoría ciudadana se mantenga indiferente a la contingencia electoral. El pueblo no espera cambios políticos, sociales o económicos importantes. Pero todos sabemos -empezando por los empresarios-, que las reformas superficiales de la Nueva Mayoría no resolverán una crisis que reclama cambios económicos, sociales y políticos de fondo." 


Editorial 792

Chile bosteza y una minoría “corta el queque”

“El grito que ahora resuena de una punta a otra del mercado mundial es: ¡no hay más mercancía que el dinero! Y como el ciervo por agua fresca, su alma brama ahora por dinero, la única riqueza”.
Carlos Marx, “El Capital”, vol. I, pág. 95 
(Fondo de Cultura Económica, México, 1973).

En un país donde las relaciones mercantiles encauzan las relaciones sociales y el comportamiento ético de las personas, resulta natural que la oligarquía suplante a la soberanía del pueblo. Es lo que está sucediendo en Chile con las próximas elecciones presidencial y parlamentaria. Ante el enrarecimiento del cuadro político que amenaza colocar a la Asamblea Constituyente en el centro de la demanda ciudadana, el empresariado decidió “cortar el queque” y entregar su apoyo a la coalición Nueva Mayoría y a reformas que permitirían dar oxígeno al extenuado modelo neoliberal.

Aprisionado en las redes del gran capital -que estruja sus recursos naturales, corrompe las prácticas políticas y degrada las relaciones sociales-, Chile avanza hacia una crisis institucional. Esta no tiene otra solución democrática que convocar a una Asamblea Constituyente para que redacte la nueva Constitución que necesita el país para desarrollar todas sus potencialidades económicas, sociales y culturales. 

La Constituyente es lo que más teme la derecha económica y política, porque sabe que una Constitución democrática -y el proceso de movilización y debate para su convocatoria-, terminará con una desigualdad social vergonzosa. Ante la incapacidad de la derecha política para asumir la nueva realidad que vive el país a partir de las movilizaciones sociales -en especial de los estudiantes-, el empresariado decidió entrar al campo de maniobras políticas e imponer su estrategia que consiste en apropiarse del descontento, subordinarlo al sistema y conceder cambios menores para que nada cambie.


La línea empresarial consiste en apoyar a la Nueva Mayoría y a su candidata presidencial, Michelle Bachelet, conformando un frente inédito en la política chilena. Abarcará desde la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), bastión de la derecha empresarial, hasta la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), gobernada por la alianza comunista-socialista-democratacristiana, factores principales de la Nueva Mayoría. Es lo que algunos opinólogos llaman un “nuevo pacto social”.

Para implementar esa estrategia y enviar una clara señal a su sector, los más destacados voceros del empresariado, como Andrés Santa Cruz López, presidente de la CPC, han expresado su acuerdo con las reformas que propone Bachelet, incluyendo las reformas tributaria y constitucional. Santa Cruz representa al gremio más conservador dentro de la CPC: la Sociedad Nacional de Agricultura, de la que fue presidente. Sin embargo, con un discurso de impecable corte liberal, se ha pronunciado a favor de la reforma de la Constitución por vía institucional, como plantea Bachelet. Esto significa entregar a la más desprestigiada institución del Estado -el Congreso- la facultad de decidir las reformas constitucionales. Santa Cruz está de acuerdo asimismo en que el sistema electoral binominal ha llegado a su fin y debe consensuarse uno más democrático, lo cual a estas alturas no es novedad puesto que Nueva Mayoría y Renovación Nacional están de acuerdo en “modificar” el binominal, aumentando el número de senadores y diputados en un amistoso reparto de cupos parlamentarios. En cuanto a la reforma tributaria anunciada por Bachelet, destinada a recaudar 8.500 millones de dólares, el presidente de la CPC sorprendentemente también está de acuerdo. Pero sugiere discutir el porcentaje y gradualidad de la mayor tributación. En materia de reforma educacional, Santa Cruz no está del todo convencido, pero no se cierra a “conversarlo”. En resumen, existe gran coincidencia entre la CPC y Nueva Mayoría. Y esto en momentos en que todas las encuestas señalan que habrá segunda vuelta. Bachelet que marcaba más del 50% de preferencias hace seis meses, ahora se ubica en torno al 40%.

¿Por qué el empresariado -tradicionalmente derechista- apoya una opción reformista que incluye al Partido Comunista?

Desde luego porque la derecha tradicional está fracturada y desmoralizada, sumida en una verdadera guerra intestina. Por lo tanto, anticipadamente derrotada en la elección presidencial. La Alianza ya no garantiza la continuidad del modelo. En cambio lo hace la ex Concertación de Partidos por la Democracia. Así quedó demostrado durante los cuatro gobiernos concertacionistas. Ellos abarcan un periodo que significó enormes ganancias para el capital nacional y extranjero así como el empleo de eficaces formas de contención de la lucha social, incluyendo la represión y el uso de la Ley Antiterrorista contra el pueblo mapuche.


La debilitada situación de la derecha la perciben con claridad los líderes del sector. “Las ideas de libertad económica han perdido terreno en la sociedad chilena”, admite Luis Larraín Arroyo, director ejecutivo de Libertad y Desarrollo, el think tank del neoliberalismo. Este ex ministro de la dictadura intervino el 8 de octubre en un foro organizado por la Sociedad de Fomento Fabril y la Universidad del Desarrollo. Dijo que el retroceso liberal se percibe en el “mensaje estatista y antiempresa” en los medios de comunicación y en los partidos… incluyendo la Alianza. A la falta de legitimidad del modelo -añadió el desalentado Larraín- se agrega la falta de legitimidad política. La conmemoración de los 40 años del 11 de septiembre de 1973 -dijo- ha significado deslegitimar el golpe militar y a la derecha que apoyó a la dictadura. 

Es la opinión que comparten los empresarios que apuestan a la Nueva Mayoría. Estamos ante lo que visionariamente planteó el diputado Sergio Aguiló en Chile entre dos derechas, su lúcido ensayo publicado en marzo de 2002.

No se puede negar que los empresarios son más consecuentes que muchos políticos de la centroizquierda. Han comenzado a hablar de un capitalismo “inclusivo”, que sería el programa de Bachelet. Lo dice con entusiasmo el presidente de la Asociación de Bancos, Jorge Awad: “Yo ya voté por ella (Bachelet) y ahora me voy a repetir el plato”, (La Segunda, 23 de agosto 2013). Awad tampoco se opone a la reforma tributaria ni le preocupa la participación del Partido Comunista en la Nueva Mayoría: “Es otra forma del capitalismo inclusivo -dice-. ¿Queremos que haya chilenos sin participación? Bienvenidos (los comunistas), si quieren juntarse con los buenos”. Awad tiene poderosos motivos para impulsar un capitalismo “inclusivo”. Las ganancias de los bancos en el periodo enero-agosto de este año alcanzaron a 968.579 millones de pesos, en una curva ascendente que consolidaron los gobiernos de la Concertación.

Lo mismo puede decir el capital extranjero que está despojando a Chile de sus riquezas mineras. En 2012 las ganancias de las empresas extranjeras alcanzaron a 16.409 millones de dólares. La CEPAL señala que sólo Brasil -la quinta economía del mundo, el país más grande del continente con 200 millones de habitantes- supera a Chile en las ganancias del capital extranjero (24.564 millones de dólares). Gracias a la vista gorda tributaria de la Concertación y la derecha, los tiburones transnacionales pueden exprimir en esta “larga y angosta faja de tierra”, ganancias que superan las que consiguen en países del vecindario como Colombia (15.958 millones de dólares), Perú (11.980), México (10.122), Argentina (8.956) y Venezuela (5.789). La cota más alta se registró durante los gobiernos de la Concertación y en particular, en la administración de la presidenta Bachelet, llegando a 22.832 millones de dólares el 2007.

El retraso en la construcción de una alternativa popular impide todo optimismo respecto a las elecciones del 17 de noviembre. Hay candidaturas como las de Roxana Miranda, del Partido Igualdad, y Marcel Claude, del Partido Humanista, que se inscriben en la tradición programática de la Izquierda. Sin embargo, sólo puede esperarse que dejen alguna base orgánica para continuar la lucha. 

Se ha perdido un tiempo precioso en levantar la alternativa de cambios concebidos desde la perspectiva del humanismo y la solidaridad social. Ahora que el modelo muestra sus grietas, no hay una agrupación social y política capaz de liderar una alternativa al capitalismo. 

Ese enorme vacío que significa la ausencia de la Izquierda, deja vía libre al ensayo que la Nueva Mayoría y el empresariado se proponen implementar. La percepción de lo inevitable hace que la mayoría ciudadana se mantenga indiferente a la contingencia electoral. El pueblo no espera cambios políticos, sociales o económicos importantes. Pero todos sabemos -empezando por los empresarios-, que las reformas superficiales de la Nueva Mayoría no resolverán una crisis que reclama cambios económicos, sociales y políticos de fondo.
PF (Editorial de “Punto Final”, edición Nº 792, 25 de octubre, 2013)


¡Paso a la Asamblea Constituyente!

Llegó la hora de abrir la puerta clausurada



A menos de un mes de las elecciones, el debate de ideas demuestra un nivel patético. Michelle Bachelet en 2010 afirmaba textualmente: “¿Cómo va a ser que no podamos debatir? Ese es uno de los problemas que yo veo: la ausencia de debate”(1). ¡Cómo se nota que ha tomado muy en serio sus propias palabras! La sigue de cerca Evelyn Matthei, quien en 2009 tachó de ignorante al obispo Alejandro Goic cuando demandó un salario “ético” de 250 mil pesos. Pero ahora, ella misma promete fijar el sueldo mínimo en 300 mil pesos. Mientras tanto, un asesor de Tomás Jocelyn-Holt califica de “escort” a Karen Doggenweiler, la esposa de Marco Enríquez-Ominami. Y para remate, Marcel Claude afirma suelto de cuerpo que “el 73 todos querían el golpe”(2). Un debate de alto vuelo. El único que parece sacar cuentas alegres es Parisi, que como dijo el presidente de RN, Carlos Larraín: “Es un hombre, en fin, que da como para todos los gustos”. Y Roxana Miranda ha confesado que, en la televisión, “no hay relación con los otros candidatos. Algunos ni saludan, se van rápidamente. Lo cortés no quita lo valiente, y ni siquiera por deferencia saludan”.

¿Esta es la democracia? 


Recapitulemos un poco para verlo con perspectiva. En el liceo seguramente nos contaron que la democracia nació en Grecia. Pero esa es una verdad a medias. Mucho antes, las sociedades arcaicas, tribales, y los pueblos indígenas, ya disponían de mecanismos de deliberación permanentes, que no se regían por el principio de mayoría sino por la búsqueda del consenso: un círculo alrededor del fuego en el que se discutía y se discutía hasta llegar a un punto de acuerdo, ya que todas las fuerzas, hasta la del más joven o la del más viejo, eran necesarias para garantizar la sobrevivencia del grupo.

Lo que se inventó en Atenas fue el mecanismo del voto y el principio de mayoría, propio de sociedades complejas y urbanas. ¿Pero cómo llegaron a eso? Unos 500 años antes de Cristo los atenienses estaban involucrados en guerras contra otros pueblos de Grecia, como Esparta y Corinto. Durante muchos años, el pueblo había soportado la dictadura de los Pisístratas, por lo que se había acumulado un ansia de igualdad y libertad. Debido a su papel en la guerra, dos clases sociales adquirieron conciencia de su poder: los hoplitas, que eran ciudadanos de “clase media” que ejercían como soldados. Y los thetes, que eran los ciudadanos más pobres, obligados a remar en los barcos de guerra. En medio de las batallas, estos ciudadanos, soldados o remeros, se percataron que eran irremplazables y exigieron traducir su importancia militar en términos políticos. Y lo consiguieron.

La palabra “democracia” es muy tardía, de fines del siglo V a.C. Durante mucho tiempo al sistema que nació por la presión de los hoplitas y los thetes no se le llamó democracia, sino “isonomía”. Ese fue el término que encontraron para definir la nueva forma de gobierno en la que vivían: ison, igual, nomos, norma. Lo que viene denemein, distribuir. Se podría traducir como el gobierno en el que hay igualdad para participar en la redacción de la ley. No era la igualdad ante la ley. Eso ya existía. Ahora había igualdad para participar en las definiciones legales de la sociedad. Se había llegado a la isocracia, un gobierno de iguales, donde había isogonía, igualdad para intervenir en la administración de lo público, ya que muchos cargos se asignaban por sorteo. Y donde había isogoría, igualdad para tomar la palabra en el ágora, la asamblea de los ciudadanos.

Por supuesto, no todos podían hacer uso de la palabra de igual a igual. Quedaron excluidas las mujeres, los esclavos y los extranjeros. Pero en el contexto de las sociedades de la época, llenas de déspotas absolutos, Atenas era una sociedad extremadamente igualitaria. Para mantener ese sistema dividieron su territorio en pequeñas comunas, llamadas demos, a las que dotaron de poderes judiciales, administrativos y legislativos. La idea fue de Clístenes, para romper con la lógica tribal e integrar a las gentes de distinta clase social: “Quería entremezclar a un mayor número de ciudadanos a fin de que fueran más los que participaran en los derechos políticos”(3). 

Tenía razón el historiador Arthur Rosenberg cuando decía: “Democracia es el nombre que recibe el régimen que se instaura como consecuencia de la lucha de clases, cuando las clases explotadas, numéricamente mayoritarias, se constituyen en sujeto político, con proyecto político común, y reclaman el poder para sí”(4). La democracia nació cuando la mayoría, los despreciados, los desposeídos, tomaron conciencia de su propio poder. Y comenzaron a ejercerlo, sin más trámite y sin permiso.

No es extraño que la democracia hoy en día cause rechazo. La asociamos a las millonarias pancartas que vemos instaladas en todas las carreteras. O a una ley electoral tramposa que por arte de magia hace que 33% sea igual que 66%. Democracia es hacerse de un cupo parlamentario a golpe de codazos y billetes. Es sonreír en pantalla e insultar durante los comerciales. Es prometer en 2013 lo mismo que se prometió en 2005 y en 1989. Es ir a cenas de campaña en las que el cubierto vale 350 mil pesos (500 mil pesos si se va con pareja). Democracia es un Parlamento lleno de caciques, dueños de por vida de su “cupo”. Gente tan “invotable” como Hosain Sabag, Camilo Escalona o Daniel Farcas, sólo por nombrar a los peores de los peores. Si eso es la democracia, muchos no queremos tener nada que ver con ella. Pero la democracia es otra cosa.

En estricto rigor no es un “sistema de gobierno”. La democracia es una metáfora que de vez en cuando, muy de tarde en tarde, se hace realidad. Y eso sucede cuando el pueblo toma conciencia de sí mismo y se apropia de su destino. Deja de delegar el poder y lo administra. Y entonces, se constituye lo que Lincoln llamó “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Por supuesto eso nunca llega a suceder de forma absoluta y total. Pero la experiencia nos muestra que existen destellos, verdaderos chispazos democráticos que pueden ser efímeros, pero que cambian el curso de los acontecimientos: París entre el 18 de marzo al 28 de mayo de 1871. Santiago el 4 de septiembre de 1970. La séptima papeleta colombiana en 1991. Cochabamba entre enero y abril de 2000. Buenos Aires el 20 de diciembre de 2001. Caracas el 13 y 14 de abril de 2002…

¿Qué pasaría si el 17 de noviembre se abriera una pequeña ventana de oportunidad para cambiar el curso de la historia? Seguramente si hablamos del nombre de nuestros candidatos preferidos, no llegaríamos a ningún lado. Pero a lo que podemos llegar fácilmente es al acuerdo de marcar el voto con “AC”, el llamado a la Asamblea Constituyente. ¿Podría llegar a ser ese gesto un verdadero acontecimiento democrático? Nada garantiza lo que podría pasar. Pero lo peor que podría suceder es que no ocurriera nada. El presidente del Servicio Electoral declaró que serán válidos los votos que hagan esta marca. ¿Por qué no atreverse a intentarlo? Todos sabemos que ni las dictaduras ni los regímenes oligárquicos caen con un lápiz y un papel. Tampoco caerán marcando el voto “AC”. Pero una señal electoral en el momento oportuno puede ayudar a abrir una puerta clausurada. Y una vez abierta, sólo en ese momento, podremos saber si somos dignos de autogobernarnos o deberemos seguir siendo hoplitas y thetes por el resto de nuestras vidas.
ALVARO RAMIS
Notas
(1) The Clinic, 3 de abril de 2010.
(2) Diario Financiero, 9 de octubre de 2013.
(3) Aristóteles, Constitución de Atenas. En: Constituciones griegas, Alianza, Madrid, 2007.
(4) Arthur Rosenberg, Democracia y lucha de clases en la Antigüedad. El Viejo Topo, Mataró, 2006.

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 792, 25 de octubre, 2013)


¿Fiesta de la democracia o noche de brujas?


El inicio de la campaña electoral no solo tiene rasgos carnavalescos, como con sorna tituló The Clinic. La campaña está mucho más ligada con los eventos masivos organizados, publicitados y financiados por el gran comercio, y las elecciones tienen más parecido con la Navidad y la figura del Viejo Pascuero. Tienen algo de Día de la Madre, el Padre y el Niño, aunque en realidad su esencia está más inspirada en Halloween. En todos esos eventos, y partiendo por las elecciones, el gran financista es el sector privado y el gran capital, que invierte en la festividad de masas sabiendo que sus réditos serán mayores. El lucro, y no otra cosa, es lo que une la Navidad con la denominada “fiesta de la democracia”. 

Hay otras similitudes en la democracia de mercado. Como en todos los sectores rentables de nuestra economía neoliberal, que van desde la educación, salud, banca, hasta los carritos de maní en el centro -hoy controlados por un consorcio “aspiracional” con oficinas en El Golf-, éstos tienen rasgos de oligopolio. Si las ferreterías y las farmacias están controladas por unas pocas manos, la política no puede ser diferente. El sistema binominal se ha encargado de colocar el mercado electoral en dos consorcios, que concentran, si no la representación popular, sí los votos, las donaciones, la publicidad y sus consiguientes beneficios. 

Un estudio realizado hace poco por la firma Conecta Media nos alerta sobre la corrupta relación entre democracia de mercado y mercado a secas. La investigación se encargó de medir las apariciones de los candidatos en los medios de comunicación, lo que nos lleva a argüir que tras estas apariciones hay también una equivalente inversión. La lógica del mercado es implacable y así ha funcionado desde los albores de la transición. 

El informe de Conecta nos confirma para las actuales elecciones lo que ha venido sucediendo desde hace más de veinte años. Medidas las apariciones de las candidaturas en televisión, diarios y radios, Bachelet y Matthei quintuplican las otras opciones. Hasta finales de agosto, dice Conecta, Bachelet apareció mencionada 5.500 veces, Matthei 4.400 y Marco Enríquez-Ominami 939 veces. Los otros seis candidatos tuvieron, entre todos, menos de 500 menciones, lo que proporcionalmente es un poco más de 80 por propuesta.

Otro estudio apunta a lo mismo y ofrece resultados similares. El observatorio Fucatel en un estudio concluye que los informativos de televisión han dado cobertura principalmente a los candidatos de los bloques del binominal, aunque matiza esta observación al constatar que otras candidaturas presidenciales, no todas, han aparecido en otros formatos, como entrevistas y reportajes. Pese a estos supuestos equilibrios, las estadísticas son claras y demuestran lo que hemos visto por años. Evelyn Matthei lidera la cobertura con 33 por ciento del tiempo total de los candidatos en disputa, en tanto Roxana Miranda aparece en último lugar, con el uno por ciento.

Lo que tenemos hoy en las calles es una nueva fiesta pagada por el gran capital para el consumo de las masas. Con la idea de la participación, de la inclusión social, del afecto político, de la protección y la maternidad, se pueden hacer jingles, montajes fotográficos, contar historias que hasta parezcan reales. Así ha sido desde la falaz “Alegría ya viene”, el “Crecimiento con igualdad”, el “Alas para todos” hasta el eslogan que estará de moda durante esta última temporada. En los hechos, y en sus objetivos, ninguno tiene diferencia con la campaña de Navidad de una multitienda, la publicidad de un banco para promocionar sus créditos de consumo o de una compañía de celulares. En todas, los publicistas juegan con nuestros miedos, carencias y necesidades de afecto y reconocimiento. Ni el crédito de un banco ni la candidata al Senado serán capaces de llenarnos ese insondable vacío.

Lo importante, para nuestra desgracia, es que todo esto tiene grandes réditos para sus promotores. El país está todavía lleno de cándidos que piensan que somos los regalones de los bancos y las tarjetas de crédito o, peor aún, de los sonrientes candidatos y candidatas del binominal. La tarjeta de crédito lo único que hizo fue acrecentar los problemas económicos en el mediano plazo, en tanto el futuro diputado o senador convirtió el cariñoso eslogan por un “si te he visto no me acuerdo”. A quienes sí verá y agradecerá el futuro político será a los bancos, las mineras, las pesqueras y otros financistas de su campaña. La “fiesta de la democracia” ha comenzado a exhibir otra vez las mismas máscaras, las que debieran incorporarse en la serie de los clásicos de la noche de Halloween.
Paul Walder
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 792, 25 de octubre, 2013)


Maya Fernández Allende:

Asamblea Constituyente para la nueva Constitución


LA Juventud Guevarista de Chile realiza un intenso trabajo de formación política, que incluye las cátedras “José Carlos Mariátegui”.

Es partidaria de una Constitución generada por Asamblea Constituyente, de la recuperación de riquezas básicas como el cobre y el agua para beneficio colectivo, de salud y educación públicas y de urbanizaciones a escala humana. Maya Fernández Allende, nieta del presidente Salvador Allende, aspira a ser diputada por el Distrito 21, que agrupa a las comunas de Providencia y Ñuñoa, en la Región Metropolitana.

Algo tímida, alegre y optimista, critica la falta de debate interno en su partido -el Socialista-, y expresa su esperanza de que Michelle Bachelet “tomará el sartén por el mango” e iniciará los cambios políticos, sociales y económicos que el país necesita. Chile -dice- demanda más bienestar social, menor desigualdad y más democracia política. Piensa que la Nueva Mayoría debe ampliarse a otras fuerzas, para impulsar un programa de cambios profundos. 

¿Para qué quiere ser parlamentaria?


“Chile está en un punto de inflexión hacia grandes transformaciones. El país necesita una nueva Constitución que, yo creo, debe originarse en una Asamblea Constituyente porque es la opción más ciudadana y democrática. Hay que consagrar la salud, la educación y la previsión como derechos universales, así como los temas medioambientales, el reconocimiento de los pueblos originarios, la participación ciudadana a través de plebiscitos. Una de las grandes cosas que tenemos que hacer es recuperar los recursos naturales que son de todos los chilenos. Eso es algo que debe estar en una nueva Constitución. Estoy por la renacionalización del cobre, por el resguardo de nuestra agua, de nuestra pesca, por la preservación de nuestra flora y fauna. Tenemos ciudades que se están construyendo sin una escala humana, sin planificación urbana ni medioambiental. Desde la Cámara de Diputados quiero hacer mi aporte a esas transformaciones porque estamos decidiendo hacia dónde irá Chile y somos muchos los que queremos una nueva institucionalidad”.



Su posición no parece ser mayoritaria en el PS, la Concertación y ahora la Nueva Mayoría.

“En el PS y la Nueva Mayoría existe diversidad de opiniones; es injusto hablar de que Nueva Mayoría no quiere cambios. Hay una nueva generación de militantes que sueñan con hacer las cosas de distinta manera. Hablo de líderes estudiantiles que tienen un nuevo espíritu y eso sucede también con muchos dirigentes sociales de base. 

Hay que volver a trabajar en el fortalecimiento del vínculo entre lo político y lo social. Cuando una escucha el testimonio de personas mayores, sabias, descubre que antes hubo un gran vínculo entre lo social y lo político. Eso se perdió y ahora hay que emprender un trabajo de recuperación de esas relaciones sociales. Quiero intentarlo desde el PS, aunque tenga críticas a su actual conducción. En mi caso, decidí quedarme en el partido y desde ahí impulsar los cambios”.

CAMBIOS NECESARIOS

¿Por qué estos cambios hoy?

“Hay una reacción mundial ante la crisis de un modelo basado en la competencia y el individualismo con el objetivo principal de acumular cosas. Las personas están muy poco gratas con la sociedad que se está construyendo. Esta situación extrema está haciendo replantear muchas ideas. Los ciudadanos estamos suficientemente empoderados como para terminar con un Estado subsidiario. Para lograrlo, tenemos que ser capaces de empujar este carro en conjunto, aunque tengamos diferencias políticas.

La Nueva Mayoría no debe quedar reducida a lo existente, sino abrirse a otras fuerzas políticas y sociales. Esa sumatoria ayudaría a ir más allá, tanto en criterios políticos como en la incorporación de más fuerzas. En un programa de televisión escuché a Miguel Crispi, de Revolución Democrática y compartí todos sus planteamientos. Lo mismo me sucede cuando leo las opiniones sobre salud de Matías Goyenechea, cercano a Izquierda Autónoma.

En este proceso tendremos que superar mucho sectarismo, pequeñas parcelas de poder, algunos egos, personalismos y caudillismo, así como también algunas prácticas negativas de las que ni yo misma me excluyo. Creo que en algún momento tenemos que decir: ¿en qué concordamos?, para que todos le pongamos el hombro a temas en los que tenemos acuerdo. Nos falta generosidad para concordar un camino unitario. Hay diversos grupos, cada uno con su pequeña verdad. 


Cuando uno parte diciendo que es difícil hacer ciertos cambios, ya no les pone todo el corazón. Hay que concentrar nuestra energía para que eso ocurra. Yo me la voy a jugar cien por ciento. Como dirían en Cuba, soy muy ‘echaora pa’lante’ y pienso que en Chile se pueden hacer transformaciones profundas”.



¿Cree que Bachelet impulsará estos cambios?

“La experiencia presidencial de cuatro años y de mirar el país desde afuera otros tres años, dan a ella una visión más amplia. Creo que ahora tendrá más ‘el sartén por el mango’ y que de verdad quiere impulsar cambios. Confío en ella y por eso la apoyo firmemente.


También me preocupan las altas expectativas respecto a lo que puede hacer un gobierno de Bachelet. Si ella logra traspasar sus intenciones al pueblo, su programa y tiempos de ejecución, la situación se hará más fácil. Porque está claro que en cuatro años no se puede hacer todo. Realizar grandes transformaciones toma tiempo y éstas deben entenderse insertas en un proceso de cambios progresivos”.



Hay varias posibilidades de hacer esos cambios…

“Me agrada que existan distintas opiniones respecto al modo de hacer los cambios, porque se genera debate. Pero lo más importante es que se está construyendo un consenso acerca de la imperiosa necesidad de una nueva Constitución, que no puede hacerse entre cuatro paredes ni menos sin un mecanismo democrático que exprese la voluntad popular. A mí me mueve la idea de una Asamblea Constituyente. Pero creo que también hay que empoderar a los ciudadanos para que entiendan realmente lo que significa una Constituyente. No todos entendemos lo mismo: cómo se organiza y funciona, o cuáles serán sus contenidos. Hace un año, la televisión no mencionaba la idea de una nueva Constitución, hoy es un tema. La idea ha ganado un espacio en la sociedad y ahora hay más claridad acerca de su significado. En el propio comando de Bachelet hay distintas posturas, pero lo que más valoro es que ya existe ese debate”.


CUBA EN EL ALMA



¿Cómo influyó Cuba en usted?

“Viví en Cuba hasta 1992. Estudié en la escuela del barrio, donde no había segregación; por eso soy defensora de la educación pública, porque es una educación más integral. Mi formación cubana hace también que me cueste mucho ser pesimista y dejar de soñar. Cuando tengo un desafío, siento que hay que ponerle el hombro. 

Puede que no arribe a puerto, pero no voy pensar que no lo lograré. Desde que llegué a Chile, el país ha cambiado mucho. Antes había temas de los que no se hablaba, como la diversidad sexual o la marihuana; hoy la sociedad está conversando sobre muchos asuntos que antes estaban ocultos. Eso demuestra que nuestra sociedad está preparada para debatirlos”.



¿Cómo rescata la figura de Salvador Allende?


“Uno de los grandes legados de mi abuelo fue la lealtad a los principios. Esa consecuencia es para mí muy importante. Uno puede ganar o perder, pero debe mantenerse con la gente con que siempre ha estado. El se entregó a su pueblo en cuerpo y alma. Me gusta también pensar en Allende como mi abuelo y rescatar su faceta humana. Cómo era en la vida familiar y en sus relaciones personales. Dicen que era muy entretenido. Yo no busco ser como Allende, soy muy distinta; pero pienso que se habría sentido orgulloso de que actuara en política con mi nombre y apellido, trazando mi propia ruta”.



¿Por qué ingresó a la política?

“Provengo de una familia con mucha educación cívica. En las conversaciones con mi abuela (Hortensia Bussi) era habitual el análisis del acontecer político. A ella le encantaba que tuviéramos diversos puntos de vista e incentivaba el debate. Siempre me ha gustado el respeto a la libertad de pensar distinto que hay en mi familia. 

Mi experiencia en la concejalía municipal de Ñuñoa me permitió saber que me encanta la actividad territorial de base. Lo paso bien y le pongo todas mis ganas a lo que hago. Como diputada quiero seguir desarrollando un trabajo de base intenso para hacer ciudadanía, con organizaciones que a su vez deben ocupar los espacios de participación”.



CORRIENTES EN EL PS



En este contexto, ¿qué pasa con el Partido Socialista?

“Antiguos militantes del PS me relatan que antes había fuerte debate y que el trabajo político era intenso. Había escuelas de formación política, los dirigentes se juntaban con la comunidad y existían núcleos de base. Pero eso se dejó de hacer y ya no hay ese rico intercambio de ideas. 


En el PS coexisten muchas visiones. Algunas más conservadoras, otras más de Izquierda. Unos son más soñadores y otros más pragmáticos. Me gusta que no todos pensemos igual y discutir con personas que opinen distinto a mí, por eso lamento que el intercambio de ideas no se esté dando dentro del partido. Socialismo significa diversidad de opiniones y trabajar con los otros en la búsqueda de una sociedad más igualitaria. El socialista debe trabajar con la ciudadanía, los movimientos y los dirigentes sociales; dando lo mejor de sí para terminar con la desigualdad”.


¿Cómo ha vivido la conmemoración de los 40 años del golpe de Estado?

“Es una experiencia fuerte y es inevitable sentir dolor. Aunque soy una persona a la que le encanta la vida, este año fue para mí agotador desde el punto de vista emocional. Oímos o vimos muchos testimonios que no conocíamos. Lo que escucho en la calle es: ‘qué fuerte’, ‘qué duro’, ‘yo no sabía’, ‘creemos en la democracia’, ‘esto nunca más puede ocurrir’. Mucha gente ha terminado llorando. Ha sido bueno para la sociedad escuchar estos testimonios y saber lo que sucedió. Se me han acercado muchas personas, que no tuvieron nada que ver con el golpe o la dictadura, que me han dicho que quedaron muy impactadas. 

Esto ha sido importante para las nuevas generaciones. Personas cercanas me han dicho: ‘A raíz que esta conmemoración, mis hijos descubrieron que yo estuve preso en Villa Grimaldi. Por primera vez conté detalles de mi detención’. Muchas personas no dijeron ni a sus hijos lo que había pasado. Yo no estuve prisionera ni me torturaron, pero alabo que esta conmemoración permitiera estas conversaciones que estaban pendientes. Me admira también cómo algunas personas fueron capaces de una maldad tan grande y cómo todavía hay gente que sigue pensando que lo que ocurrió estuvo bien.

Tuvieron que pasar años para que nuestra sociedad hablara de sus dolores. Yo misma me doy cuenta de lo que significó para los adultos de mi entorno, como mi madre (Beatriz Allende), que vivieron esa experiencia. Esa pena que tenían en el alma era muy grande y ellos trataban de no transmitirla, para que nosotros fuéramos niños alegres, nos divirtiéramos y lo pasáramos bien. Ahora me doy cuenta del dolor inmenso que tenían esas personas.

Es bueno que la nueva generación sepa lo que ocurrió, porque sin historia no hay futuro. Para saber hacia dónde tenemos que avanzar, es sano que conozcamos lo que sucedió; aunque es distinto saber que haberlo vivido. Difícilmente podré transmitir mis dolores a mis hijos, porque ellos procesarán esa información de manera distinta”.

Rubén Andino Maldonado
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 792, 25 de octubre, 2013)


Chile: Torturador del sacerdote Miguel Woodward:

“Era como ver a Jesucristo

MIGUEL Woodward: abrazó la causa del pueblo.
“¿Cuántas puntas tiene una cruz?”, preguntaba a gritos el oficial de Marina que interrogaba… Cuatro, respondía con dificultad el sacerdote prisionero que era torturado… “Entonces, cuatro culatazos”, ordenaba el oficial… Luego mandaba que el cura, indefenso en el suelo, fuera golpeado. Los vejámenes y maltrato continuaron por horas mientras la vida de Miguel Woodward se extinguía. Un balazo en el pecho pretendió ser la justificación para que las autoridades navales declararan más tarde que el sacerdote había sido encontrado muerto en la vía pública.

Los restos de Miguel Woodward no fueron entregados a sus familiares. Mientras, el proceso para determinar responsabilidades penales en el crimen, se ha desarrollado lentamente en medio de irregularidades, inconsistencias jurídicas y con un evidente intento de impunidad.

Miguel Woodward Iriberry nació en Valparaíso, en enero de 1932, de madre chilena y padre inglés. Sus estudios secundarios los realizó en Inglaterra, en un internado dirigido por monjes benedictinos. A los 18 años se graduó de ingeniero civil. Una vez titulado regresó a Chile e ingresó al seminario. El obispo Raúl Silva Henríquez lo ordenó sacerdote diocesano en la Catedral de Valparaíso, en 1961. Ese año, su familia decidió viajar a Inglaterra pero Miguel quiso permanecer en Valparaíso. Su primer destino parroquial fue Peñablanca, donde trabajó con jóvenes en las poblaciones.

Como muchos curas de esa época, imbuido en los aires transformadores del Concilio Vaticano II, quiso ser sacerdote obrero y trabajó como tornero en el astillero Las Habas, de Valparaíso. También fue profesor del Centro de Estudios y Capacitación Laboral (Cescla). En su trabajo como obrero se ganó la confianza de sus compañeros, quienes lo eligieron secretario del sindicato. En 1969, en el Cerro Los Placeres, donde construyó una modesta vivienda, encabezó una comunidad religiosa. Formó parte del movimiento Cristianos por el Socialismo, hizo suyos los postulados del gobierno del presidente Salvador Allende y se desarrolló como dirigente vecinal. Su labor fue rechazada por la autoridad eclesiástica de Valparaíso, y el obispo Emilio Tagle Covarrubias lo suspendió de sus funciones sacerdotales alegando su militancia política. No obstante, Miguel siguió adelante con sus actividades sociales. 

Patricia Woorward desde que supo de la detención y muerte de su hermano ha viajado numerosas veces a Chile desde su residencia en España, y ha participado en múltiples diligencias judiciales para obtener justicia y demandar la entrega de los restos del sacerdote.


“ERA COMO JESUCRISTO”



¿Qué antecedentes tiene sobre la detención de Miguel Woodward?

“Mi hermano fue detenido por miembros de la Inteligencia Naval, aproximadamente el 16 de septiembre de 1973, en su casa… Fue conducido a la Universidad Santa María, ocupada por la Armada para mantener a los detenidos. Allí durante doce horas fue golpeado y sumergido en agua de la piscina. Según testigos, estaba en el suelo tiritando de frío mientras un teniente ebrio, lo interrogaba”. 


Según el testimonio del infante de Marina José Manuel García Reyes, fue llamado por el teniente Montenegro al costado sur de la piscina. “Allí se encontraba un hombre arrodillado con el rostro y brazos curvados hacia el suelo. Recibí la orden de interrogarle. Lo obligué a mirarme a los ojos y me impresionó mucho porque era como ver a Jesucristo, y no he podido sacar nunca más ese episodio de mi mente… El teniente Montenegro se encontraba muy molesto y portaba un arma de fuego que ponía en la frente del sacerdote y ante sus gritos de ‘¡Pégale!...’ yo tuve que actuar”.



¿Qué ocurrió en las horas siguientes?

“Al día siguiente -dice Patricia- a Miguel lo conducen a la Academia de Guerra Naval donde repitieron los tormentos. En mal estado físico, es llevado al molo donde estaba atracado el buque-escuela Esmeralda… Lo suben en camilla a la enfermería, pero no estaba el médico. Según la bitácora de la Esmeralda, después de una hora, ya fallecido, Woodward es llevado al Hospital Naval. El enfermero que recibió el cuerpo constató un orificio de bala en el pecho. A ese funcionario le ordenan enviar el cadáver a la morgue del Hospital Gustavo Fricke, en Viña del Mar. Allí, junto a varios cadáveres, dejaron el cuerpo de Miguel y desde ese momento se desconoce su paradero. Un médico de la Armada, Carlos Costa Canessa, certificó la defunción el 22 de septiembre por paro cardio-respiratorio y afirmó, dolosamente, que el cuerpo había sido encontrado en la vía pública”.

MUERTE EN LA “ESMERALDA”

“La Dama Blanca llevará la mácula de la sangre de Miguel Woodward en sus travesías por el mundo mientras la Armada no reconozca su crimen”, sentenció años después el sacerdote jesuita José Aldunate para referirse al paso del cura obrero y de otros presos políticos por el buque-escuela. Sobre estos hechos, Patricia Woodward explica que desde la Academia de Guerra Naval su hermano fue llevado a la Esmeralda. “Sus condiciones físicas eran deplorables, su gravedad era tan evidente que el segundo comandante del buque, Eduardo Barison, se negó a recibirlo; sin embargo, esta orden fue anulada por el capitán de la Esmeralda, Jorge Sabugo (fallecido)”. Barison -como consta en el proceso- declaró que “le dijeron que (Miguel) estaba en calidad de detenido y que presumía que su estado era producto de malos tratos físicos… se encontraba agónico, con hematomas en su rostro e inconsciente. Los enfermeros lo asistieron, trataron de reanimarlo, pero falleció en el mismo recinto”. Sobre el particular, Patricia subraya que Barison ante la magistrada afirmó categóricamente: “Tengo la seguridad de que falleció en el interior del buque”. 


De acuerdo con lo expresado por la hermana del sacerdote, luego que Barison llamara a Guillermo Aldoney, jefe del Estado Mayor de la Primera Zona Naval, para informarle de la muerte de Miguel Woodward y señalarle que “se le habría pasado la mano a un interrogador”, se decidió el traslado del cuerpo al Hospital Naval, en donde se inició, por instrucciones de Aldoney, el encubrimiento del homicidio.



¿Por qué hubo tanto ensañamiento con su hermano?


“Creo que lo tenían ubicado desde hace tiempo. Tenían una carpeta con sus antecedentes. Habían puesto allí calumnias, tergiversaron muchos hechos y siendo una persona con liderazgo -aunque era muy sencillo-, tenía muchos contactos conseguidos a través de su labor pastoral al lado de las personas desprotegidas. Mi hermano se entregó a los pobres, era un obstinado por la justicia social. Nadie pensaba que mi hermano podía ser detenido ni menos asesinado por su trabajo como pastor y sacerdote”.



¿Qué ha ocurrido con el proceso judicial?


“El proceso comenzó en 2002 con una querella de la familia ante los tribunales. La acción judicial se dirigió en contra de Pinochet, catorce oficiales navales, un médico, un clérigo y un alto funcionario judicial por los cargos de genocidio por motivos religiosos, terrorismo de Estado, homicidio calificado, secuestro, torturas, tratos crueles y degradantes, inhumación y exhumación ilegal y otros delitos conexos. La querella fue investigada por tres ministros sucesivamente. La primera jueza instructora del sumario fue Gabriela Corti, quien a los dos años cerró la causa aplicando la prescripción, aunque según convenios ratificados por el Estado chileno en materia de derechos humanos, las causas por delitos de lesa humanidad no prescriben, razón por la que se acusó a esa jueza de prevaricación. Posteriormente, en 2011 fue designada la ministra Eliana Quezada para hacerse cargo del proceso; hasta antes de ser nombrada presidenta de la Corte de Apelaciones de Valparaíso inculpó a 29 personas, en su mayoría marinos en retiro, y a cuatro ex almirantes. Después fue nombrado Julio Miranda como juez instructor y el proceso comenzó a distorsionarse”.


¿Qué ocurrió con los restos del sacerdote Woodward?

“La jueza Eliana Quezada hizo tres intentos de exhumación del cuerpo, en base al testimonio de dos personas involucradas en su sepultura. Pero esto no dio resultados. A fines de los 80, según un funcionario del Cementerio de Playa Ancha, cuando estaba concluyendo la dictadura militar, hubo una curiosa limpieza donde creemos que Miguel estaba sepultado. Probablemente sus restos fueron quemados o tirados al mar. Ahora, junto a mi esposo, Frederick Bennett, entregamos al gobierno un documento en el que se relatan las anomalías en la causa y el encubrimiento llevado a cabo por la Armada”.


CONDENAS ¿O PREMIOS?


¿Qué opinión le merecen las condenas aplicadas en el caso?

“Las condenas impuestas el pasado 8 de mayo a los torturadores y personas que tuvieron que ver con este asesinato, fueron muy bajas, irrisorias. La familia no está de acuerdo. De diez procesados hubo sólo dos suboficiales de la Armada sancionados. Ellos estaban bajo las órdenes de tenientes, capitanes y almirantes. 
En la resolución los suboficiales de Marina José Manuel García Reyes y Héctor Palominos López fueron condenados a tres años y un día por los delitos de torturas y secuestro con grave daño, por lo que quedaron libres de inmediato (pena remitida). Carlos Miño, Marcos Silva, Guillermo Inostroza, Luis Pinda y Bertalino Castillo: absueltos. Manuel Leiva: absuelto (por demencia). Nelson López y Jorge Leiva Cordero: absueltos por fallecimiento”.



Para la familia del sacerdote Woodward quedó comprobada judicialmente la culpa de altos mandos de la Armada cuando ocurrieron los hechos. Esta afirmación fue ratificada por el ex auditor general de la Armada al declarar que recibió órdenes de los comandantes en jefe, almirantes Miguel Vergara y Rodolfo Codina, para obstruir la justicia. Sin embargo, esta confesión no se tradujo en sanciones de los tribunales.



¿Por qué cree que después de once años sólo hubo dos condenas a marinos de bajo rango y no se tocó a los oficiales? 

“Valparaíso, al parecer, es un feudo de la Armada. Numerosas personas viven a costillas de las actividades que tiene esa institución. Hay miedo a hablar y decir la verdad. La Armada como institución se niega a hacerse responsable de los crímenes y torturas que se cometieron en sus propios recintos durante la dictadura”.


ALMIRANTES EN LAS SOMBRAS


¿Qué opina de aquellas personas que han pedido perdón por las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura?


“La declaración que hizo la Asociación de Magistrados y sus disculpas por las ‘acciones y omisiones impropias del Poder Judicial’, dio la vuelta al mundo. Estábamos en España cuando supimos. Pero pienso que son sólo buenas intenciones. No sabemos cómo esto se puede traducir en justicia”.



¿Qué falta para que se haga justicia en éste y otros casos de violaciones a derechos fundamentales?

“Faltan cambios urgentes y profundos en el sistema judicial en materia de derechos humanos. Se podría aumentar el número de ministros en visita que investigan los casos. Pero, además, hay una serie de prácticas francamente ilegales en el sistema. Por ejemplo, los jueces no suelen interrogar a los testigos. Dejan esa tarea a sus actuarios que no son muy competentes. Pero es necesario llegar a la verdad para determinar la responsabilidad de los altos mandos de la Armada que dieron las órdenes. Ellos siguen en completa impunidad”.
Una rápida mirada a lo ocurrido con algunos oficiales de la Armada involucrados en el caso de Miguel Woodward, indica que el ex responsable de la Universidad Federico Santa María, capitán Sergio Valverde, fue inculpado durante el sumario pero luego fue sobreseído. El jefe del Estado Mayor de la Zona Naval, capitán de navío Guillermo Aldoney, ascendió a almirante y posteriormente fue nombrado presidente del directorio de una empresa de aceros, privatizada por la dictadura militar. En tanto, el médico del crucero Latorre que en algún momento examinó a Miguel, fue ascendido a almirante y dirigió los servicios de salud de la Armada. Por su parte, el capitán Eduardo Barison, segundo comandante de la Esmeralda, no fue imputado. Otros inculpados, entre ellos varios oficiales en retiro, viven tranquilos y con buenas jubilaciones.

OSVALDO ZAMORANO SILVA
Sacerdote obrero

El sacerdote Mariano Puga, ex detenido en Villa Grimaldi, recordando a Miguel Woodward relata: “Nos tocó estar en el Seminario Pontificio de Santiago… Después, mientras estudiaba en París, me encontré con él. Llegó un día a la Ciudad Universitaria y me dice: “Oye Mariano, ¿qué has pensado de los sacerdotes obreros?”. Le contesté que yo pensaba llegar a Chile, hablar con el cardenal Raúl Silva y pedir permiso para incorporarme al equipo de sacerdotes obreros que estaban trabajando en Chuquicamata; éramos siete. Entonces Miguel de nuevo me preguntó: “¿Y tú crees que yo podría ser sacerdote obrero?”. Le dije ¡pero ojalá que lo seas! Cuando llegué a Chile a fines del 70, pregunté por Miguel y me contaron que andaba de obrero en el astillero Las Habas. Lo fui a ver, pregunté y ahí apareció él con un overol, casco y jeans. Woodward pensaba que si era cura-obrero tenía que ser obrero”.

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 792, 25 de octubre, 2013)


Un movimiento social sin Bachelet: Las apuestas del sector que inquietan a la ”Nueva Concertación”

Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios anuncia paro para el 23 de agosto
Eloísa González, vocera de la ACES.
Foto: El Mercurio

Publicado el 06 Noviembre 2013 

Escrito por Eloisa González (ACES)

A tres años de la gigantesca movilización que remeció Chile, las organizaciones estudiantiles se encuentran en una encrucijada. Si bien el consenso general es que el movimiento estudiantil no tiene candidatos, algunos sectores insisten en amarrar las plataformas históricas de lucha con diversas apuestas electorales. La lógica que aquí subyace es que el cauce natural de nuestros petitorios y propuestas debieran ser disputadas dentro de la institucionalidad, por cierto la misma que ya nos dio, reiteradamente, la espalda. La ilusión electoral, a la que sucumben algunos sectores de la izquierda, se apoya en un análisis que a nuestro parecer, se aleja de la realidad que se vive actualmente.

En Chile, el consenso de los sectores hegemónicos establece ciertos acuerdos claves: no alterar la economía y sostener un modelo –heredado de la dictadura. cuyas reglas permiten el enriquecimiento ilimitado de una minoría. Especialmente, aquellas vinculadas a las trasnacionales y sus agentes internos como los grupos Matte, Angelini o Paulmann.

Este sector sigue estando representado en gran medida por la Alianza y la “Concertación” o la llamada “Nueva Mayoría”.

Hoy, la Alianza es incapaz de entregar una propuesta para enfrentarse a ese nuevo elemento “desestabilizante” que son los movimientos sociales y que expresan, en mayor o menor medida, la crisis de la hegemonía del bloque en el poder. Asimismo, los resultados de la Derecha en las encuestas demuestran su talón de Aquiles con el factor “Parisi”. La “Concertación ampliada”, por su parte, aún con nuevo apodo y la inclusión del Partido Comunista parece ofrecer la opción más rentable de estabilización. Cómo interpretar de otra manera el apoyo explícito de magnates de la talla del Grupo Luksic. ¿Cómo pensar entonces en la profundidad de las Reformas anunciadas?

Los estudiantes alguna vez planteamos que la educación gratuita implicaba un cambio estructural a un sistema económico que determina la distribución de riquezas favoreciendo a quienes son “dueños” de la producción y no de quienes trabajan para producirla. ¿Entonces, que consistencia pueden tener los discursos que se apropian de nuestras consignas para aplacar a quienes han sido uno de los grandes protagonistas en este nuevo ciclo, sobre todo si no se toca un ápice de la estructura económica?

En coherencia con ello, se nos hace evidente que en Chile existen dos caminos muy diferentes: el primero, es el del sector hegemónico con Bachelet a la cabeza. El segundo, viene pujando con un sector que renació con fuerza durante la última década. Este sector, el de abajo, hace frente a la apuesta de la Concertación remozada y que se ve reflejada en ese 16% de la encuesta CEP que representa a aquellos que declaran no irán a votar este 17 de noviembre. Esta franja es la misma que al día siguiente de las elecciones tendrán que levantarse a trabajar y que son parte del estrato socioeconómico más bajo. La apatía como la llaman, no olvidemos, es un síntoma del desinterés hacia la política institucional. Es un rechazo hacia aquellos caminos –ya centenarios- con que la izquierda tradicional ha tratado de dar una salida a las desigualdades que las clases explotadas viven a diario. Sabemos además, que las elecciones son el mecanismo de legitimación y continuidad empleado por los sectores dominantes, y en consecuencia no es extraño que tan sólo un 17% -según los últimos informes anuales del Latinobarómetro - sienta interés por participar de ellas.

No es extraño por lo tanto, escuchar a diversos candidatos llamar insistentemente a votar, sobre todo cuando está claro quién será la próxima Presidenta. Lo que hoy también queda en evidencia es que ni la Alianza, ni la Nueva Mayoría, ni los candidatos independientes constituyen una alternativa para el grueso de la población. La apatía hacia la institucionalidad Chilena y a la participación política concebida bajo estos parámetros es un indicador de los caminos que debemos seguir. Nuestro sector al interior del movimiento estudiantil refleja contundentemente las necesidades actuales, proponiendo una democracia directa y una recuperación permanente de nuestros derechos, sin esperar la mediación Estatal o algún proceso electoral. De ello nace la apuesta de control comunitario, es decir, la incidencia real y efectiva de las comunidades de todo tipo en las decisiones claves sobre el devenir de nuestra sociedad, autónomas de la institucionalidad actual.

Pero detengámonos en este “sector” y su caracterización. Somos estudiantes secundarios y universitarios, junto a trabajadores del sector terciario y de sectores productivos claves, en conjunto con pobladores que se han movilizado durante estos últimos meses por diversos motivos, ya sea la recuperación de su medioambiente, la lucha en contra del cierre de escuelas y en resistencia a la expropiación de sus viviendas. Un bloque al interior del movimiento social que se define como revolucionario, es decir, que busca transformar de raíz el modelo económico, social, cultural que impera en la actualidad. Reemplazarlo por uno que se centre en la construcción de relaciones horizontales, en contra de la expropiación de nuestra fuerza de trabajo, y donde las decisiones fundamentales sobre nuestras vidas no sean tomadas por una minoría enriquecida ni por su aparato Estatal. Es por primera vez que dicho sector sale a la luz con propuestas en mano y con la intención de fortalecerse desde el ámbito social para convertirse en una alternativa político y social, que sea capaz a través de diferentes instrumentos ejercer los cambios requeridos. Lo hemos visto a través de diferentes esfuerzos de construcción, tanto al interior de universidades y colegios, como también a través de asambleas amplias, tal como lo es la iniciativa del “todos somos asamblea”, que sesionó en San Antonio con una amplia participación el pasado 1 y 2 de noviembre.

Uno de los acuerdos de nuestro sector es despedir este gobierno en las calles y recibir al otro con movilizaciones masivas, que nos doten de herramientas y experiencias de lucha para construir el proyecto alternativo del cual somos parte. Para ello las diversas organizaciones estudiantiles están en un proceso de definiciones, en donde existe evidentemente un quiebre ideológico, entre los sectores que concentran sus fuerzas en apuestas electorales y este bloque que fortalece sus capacidades de incidencia en la realidad desde los movimientos sociales. El desarrollo efectivo de nuestra apuesta depende del CONFECH ad portas a las elecciones presidenciales, que se realizará el 09 de noviembre en Santiago y que se desmarca ya de diversas vocerías que buscaron “casar” al movimiento estudiantil con sus candidaturas. Los dados están echados y los próximos días serán testimonio de nuestros esfuerzos. Queda claro que este bloque revolucionario estará presente, tanto en la disputa de centros de estudiantes, federaciones universitarias, como también en las calles., en las huelgas y en cada protesta. La antesala a estas elecciones estará marcada por tensiones al interior de la izquierda, la claridad de que ningún programa elaborado en estos últimos meses de campaña será la propuesta que definirá a nuestro sector, ni menos la unidad generada tras candidatos aquella que logrará trascender, si no que son los frutos de las discusiones dadas en el calor de las movilizaciones las que lograrán generar un nuevo proyecto revolucionario. Desde un rincón del olimpo, Bachelet y sus adeptos miran con inquietud un nuevo actor que promete convertirse en la molestia principal para los que pretenden gobernar en el Chile actual.



Eloísa González expresa en su artículo...
"Uno de los acuerdos de nuestro sector es despedir este gobierno en las calles y recibir al otro con movilizaciones masivas, que nos doten de herramientas y experiencias de lucha para construir el proyecto alternativo del cual somos parte."

"Queda claro que este bloque revolucionario estará presente, tanto en la disputa de centros de estudiantes, federaciones universitarias, como también en las calles., en las huelgas y en cada protesta. La antesala a estas elecciones estará marcada por tensiones al interior de la izquierda, la claridad de que ningún programa elaborado en estos últimos meses de campaña será la propuesta que definirá a nuestro sector, ni menos la unidad generada tras candidatos aquella que logrará trascender, si no que son los frutos de las discusiones dadas en el calor de las movilizaciones las que lograrán generar un nuevo proyecto revolucionario. Desde un rincón del olimpo, Bachelet y sus adeptos miran con inquietud un nuevo actor que promete convertirse en la molestia principal para los que pretenden gobernar en el Chile actual."

Y lo reafirma en la calle, en la lucha. Ahí está una diferencia concreta con las cúpulas burocráticas

La lucha de Eloísa González por librarse de Carabineros

La dirigente de la Aces, Eloísa González, participó este martes de la toma del Injuv. Tras el desalojo, peleó con efectivos de Carabineros para no ser detenida. (Secuencia fotográfica de Agencia Uno)




Chile: La Asamblea Constituyente como táctica de unidad y aprendizaje


El llamado, en boca de todo el gallinero hoy en día, a una Asamblea Constituyente debe ser tomado de manera crítica, entendiendo que, justamente por su amplitud y vaguedad, puede revestir distintos intereses y objetivos dependiendo de qué sectores venga y a qué sectores se dirija. 

En primera instancia, dejamos en claro que rechazamos tajantemente la manipulación que ha hecho la Nueva Mayoría y sus satélites de este concepto. Principalmente, por el hecho fundamental de que para ellxs, en plena sintonía con la tradición oligárquica de la clase política chilena, el poder constituyente de una sociedad reside única y exclusivamente en el parlamento, el cual estaría llamado a interpretar y formular la voluntad de los pueblos que conforman Chile, incapaces éstos de pensar, articular y crear por si solos. Este principio implica la mantención de una democracia representativa, dirigenciada y supervisada por una clase económica y políticamente dominante, en función de sus programas e intereses. Es decir, implica la contención del marco y la forma de la democracia neoliberal legada de la dictadura, en donde la posibilidad de soberanía de los pueblos es reducida a sufragar en función de la oferta pactada que ofrece la oligarquía y a trabajar por la realización, por la reproducción y por la defensa de sus dictámenes. Esta idea se capitaliza inapelablemente en el hecho de que la Nueva Mayoría y su candidata presidencial, no hablen jamás de proceso constituyente, sino, en su lugar, de un paquete de reformas constitucionales definidas en el marco restringido de una comisión de expertos y tecnócratas, en su avasallante mayoría, neoliberales. En este caso, los humos de Asamblea Constituyente no se proponen sino como persiana con el fin de catalizar las voluntades y los sectores de la sociedad en conflicto con el orden jurídico, político y económico imperante. No es otra cosa, que revestir la casa, darle un aire de novedad.

Dicho esto, también es necesario dejar de lado la ingenuidad con respecto a la creencia ampliamente extendida de que una Asamblea Constituyente supondrá el acto de gracia por el cual todxs lxs habitantes del territorio llamado Chile, decidirán un futuro esplendor en un contexto de plena libertad.

Primeramente, las experiencias de la Revolución Francesa, de la Revolución Rusa y de la frustrada Revolución Alemana, han demostrado que una Asamblea Constituyente ha sido a menudo la ocasión a partir de la cual las experiencias de autogestión y de federación de los sectores sociales en lucha, es decir, de poder popular, han sido cooptadas y llevadas a su término, mediante la ascensión de una nueva fuerza política, minoritaria, centralista y autoritaria, en donde los intereses de emancipación de los pueblos son finalmente traicionados. De pronto, todo el poder constituyente arduamente trabajado y defendido por éstos, es recuperado como base electoral, y engatusado con el horizonte infinitamente diferido de la promesa de la verdadera revolución.

A este respecto, los casos del llamado socialismo del siglo XXI experimentados en Venezuela, Bolivia y Ecuador nos dejan un claro recado. En la lógica del socialismo a dos o más etapas, la primera de ellas, la de la ascensión al poder de un gobierno popular bajo la promesa de terminar de realizar la tarea revolucionaria, tiende a eternizarse y a entramparse una vez más con los tentáculos de la burocracia, del asistencialismo y la represión de las emergentes prácticas de autogestión y soberanía. En el fondo, los procesos constituyentes levantados y sostenidos en manos de lxs trabajadorxs, pobladorxs, estudiantes y los demases sectores de la sociedad movilizados, se ven enfrentados al límite estructural de toda democracia amparada en un aparato estatal. La prolongación de una clase de políticxs profesionales separadxs de la sociedad, la centralización de las decisiones y la utilización de todas las ramas que la máquina estatal provee para su aplicación e imposición, son algunas de sus consecuencias.

Por esto, entendemos que el llamado a una Asamblea Constituyente comporta en si una fundamental contradicción, que a lo largo de la historia de luchas sociales y de construcción del socialismo, se ha presentado de forma altamente compleja. Esta es, la contradicción entre la “forma Estado” y el “poder popular”. La contradicción de que un proceso histórico de creación de poder popular, en el sentido de una autogestión económica y política, de una descentralización de soberanías, de autogobierno y federación solidaria de luchas en miras a la construcción del socialismo, deba capitalizarse bajo la forma Estado, en un aparato de dominación de una mayoría por una minoría, de centralización y mantención a punta de leyes y fuego del poder. En el “mejor” de los casos, esta contradicción se ha “resuelto” en términos de la creación de un marco gubernamental burgués, que logra consenso bajo la aplicación de una ideología asistencialista y una democracia indirecta o representativa, es decir, vigilada.

En este sentido, sostenemos que la consigna “Asamblea Constituyente” solo puede ser mantenida como bandera de lucha bajo el prisma de un “Proceso constituyente”, en dónde; (1)  la Asamblea constituyente designa una táctica de articulación entre los distintos sectores de la izquierda anticapitalista con el objeto de crear un frente amplio y popular, (2) como medio de autoeducación y ejercicio de la autogestión y del poder constituyente de los pueblos, y no como un fin en sí mismo,  comprendiendo las contraproducencias de generar un nuevo marco de contrato social en el contexto de la forma Estado, de la democracia burguesa y el sistema capitalista, (3) como una etapa de reconfiguración de las condiciones estructurales de la sociedad, con el objetivo de propiciar mejores condiciones materiales y subjetivas para la continuación del proceso revolucionario. Ejercicio de empoderamiento, táctica de acumulación de fuerzas sociales y derrocamiento inmediato del marco jurídico-político-económico legado por la dictadura, son los tres ejes desde donde, según nuestro pensar, puede y debe ser apoyado el llamado a una Asamblea Constituyente, no a secas, sino social y de los pueblos.

Entendiendo que las condiciones sociales objetivas impuestas por la Constitución del 80 implican un retroceso sin precedentes en relación a las conquistas avanzadas dentro del marco de la democracia burguesa por las luchas históricas de los pueblos de Chile, el llamado a una Asamblea Constituyente social y de los pueblos implica una tarea importante a cumplir en el programa amplio de una construcción del socialismo. Nuestros pueblos fueron profundamente golpeados y traumatizados con la destrucción de este proceso, a través de la instauración del terror, la persecución y el genocidio de Estado impuesto por la dictadura cívico-militar. Por esto, es que una de nuestras principales tareas como pueblos sea recuperar la confianza en nosotrxs mismxs, en lxs compañerxs de lucha y en lxs que aún no forman parte de ella, en su capacidad  de organizarse, de crear y de sobreponerse a las condiciones injustas y miserables que nos impone una minoría, de devolvernos y reencontrarnos a nosotrxs como sujetos históricos capaces de tomar el destino en nuestras manos.

En fin, apoyamos una Asamblea Constituyente exclusivamente en el sentido de un “Proceso Constituyente”, situación que impone como tarea develar cualquier mistificación en torno al carácter decisivo de ésta y cualquier renunciamiento a su índole social y popular, haciendo hincapié en su funcionalidad táctica, en cuanto proceso de empoderamiento, de reencuentro, creación y acumulación de fuerzas sociales y de derrocamiento del legado dictatorial.  En el contexto actual chileno e internacional, consideramos que es inviable un proceso revolucionario de construcción de una sociedad sin explotación y por el buen vivir, sin una lucha desplegada principalmente en tres direcciones, “en” el Estado, “sin” el Estado y “contra” el Estado, tal como viene germinando en algunos territorios. Disputar la hegemonía política en el marco constitucional en donde actualmente se sigue decidiendo en desmedro de todxs nosotrxs los negocios de unos pocos;  crear y fortalecer no sólo en el discurso ni en la negación, sino en la práctica, experiencias de autogestión y de solidaridad al margen del sistema de relaciones productivas y sociales impuestas por el capitalismo; y llevar a cabo también la disputa y la defensa directa de tierras, condiciones y derechos que día a día la patronal organizada intenta de expropiar. Bajo esta comprensión, es que un Proceso constituyente bajo el nombre de Asamblea Constituyente social y de los pueblos puede ser un avance significativo, mas no decisivo ni definitivo para la vía de los pueblos al socialismo y el buen vivir.
Por Colectivo Abya yala, anticapitalistas del Sur,Octubre 2013, Paris.
Cristobal Cornejo


Chile: Se cumplen 22 días de la Huelga de Hambre de dos luchadores Mapuche

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por Kaos. Pueblos originarios de América Latina
Miércoles, 06 de Noviembre de 2013 01:27


...como familia, amigos, compañeros estudiantes y comunidad estamos acampado a las afuera de la cárcel reiterando nuestro compromiso incondicional con nuestro Peñi, como apoyo psicológico y presencial, por la cual hacemos un llamado a todas las comunidades

A 22 días de huelga de hambre de los Preso Político Mapuche, familiares de sus respectivas comunidades informamos al Pueblo Mapuche y a la opinión publica nacional e internacional los siguientes:

Kiñe : a raíz de la huelga de hambre llevada a cabo por nuestro Peñi Fernando Millacheo Marin y Cristian Levinao, esto por la injusta condena de parte del la justicia de este Estado chileno opresor y racista, por la búsqueda de la anulación del juicio por la que fueron condenado, a 22 días de huelga de hambre informamos el progresivo deterioro de su estado de salud, esto para la baja considerable de peso que han tenido, además siendo un agravante las secuelas dejadas por las huelgas que habían realizado anteriormente; presentando síntomas como mareo, fuertes dolores de cabeza, dolores de estomago y vomito.

Nombre – Total peso bajado
Fernado Millacheo: 7,8 kg
Cristian Levinao: 8,2 kg
Epu : Que a pesar de su estado de salud, nuestros Peñi nos confirman que llegaran hasta las ultimas consecuencias, hasta que se de una respuesta clara y justa de absolución del juicio por las que fueron condena injustamente a altas condena, sin pruebas que lo validen.

Kvla : Que como familia, amigos, compañeros estudiantes y comunidad estamos acampado a las afuera de la cárcel reiterando nuestro compromiso incondicional con nuestro Peñi, como apoyo psicológico y presencial, por la cual hacemos un llamado a todas las comunidades:

• A solidarizar con nuestros Peñi en huelga de hambre, acercándose a las visitas que tienen en los días correspondientes de la semana, los días miércoles, sábado y domingo de 10.00 hrs a 16.00 y además a quedarse a acompañar a los familiares, amigos, estudiantes y Peñi de las comunidades que estamos acampando a las afuera de la cárcel.

• Que es importante su presencia y solidarizar con los elementos necesario y requerido para permanecer lo más tiempo posible acompañando a nuestros Peñi en huelga, elementos como alimento no perecible y leña.

• Se hace necesario la presencia de todo y cada uno de los Peñi y Lamgen de las distintas comunidades, organizaciones y estudiantes a una movilización , por la que hacemos la invitación, a la gran MARCHA para el día jueves 7 de noviembre a las 12:00 hrs. a realizarse en la ciudad de concepción y que partirá desde la plaza España.

EN RESISTENCIA POR LA LIBERTAD DE NUESTRO PEÑI Y POR NUESTRO PUEBLO
CRSTIAN MELINAO
FERNANDO MILLACHEO
COMUNIDAD RAYEN MAPU Y COMUNIDAD NEWEN MAPU


Chile: Información importante a la hora de votar, en las elecciones presidenciales 

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por José Venturelli / AC
Lunes, 04 de Noviembre de 2013 01:06


La salud privada en Chile cuesta el triple que en Alemania. Lea aquí otros datos del paraíso del capitalismo.

1. El Metro de Santiago cuesta 4 VECES MÁS que el Subte de Buenos Aires y es más caro que el de NUEVA YORK

2. El Presidente del Senado de Chile tiene ingresos (dieta + asignaciones = 30 millones de pesos) superiores a lo que recibe el REY JUAN CARLOS de España.

3. Los senadores se auto-asignaron 2 millones de pesos para "difusión de actividades en terreno" indefinidamente, y ya tenían ingresos por 15 millones mensuales.

4. Las AFP se embolsan el 3% de tu remuneración por el solo hecho de recibir el dinero. En las inversiones cuando se gana, ganan ellos y cuando se pierde, pierdes tú. El antiguo sistema da mejores remuneraciones. Los militares no están en las AFP.

5. La electricidad cuesta en Chile el doble que en el resto de América Latina.

6. En Chile la economía ha crecido sistemáticamente y por paradoja aumenta la pobreza ¿quién se queda con el dinero?

7. Uruguay, Bolivia, Argentina, Venezuela y Cuba dan Educación Universitaria gratuita a sus jóvenes. En Chile la clase política lucra con ellos: Joaquín Lavín, Teodoro Rivera, Gutemberg Martínez, etc.

8. Nos cobran permiso de circulación y sobre ello estacionamientos con parquímetros que no dan ningún servicio.

9. Los ex presidentes chilenos reciben cerca de 30 mil dólares mensuales, quedan ganando más que los EX PRESIDENTES DE EEUU.

10. La salud privada en Chile es 3 veces más cara que en ALEMANIA.

11. El Servicio de Impuestos Internos condonó más de 77 mil millones de pesos (144 millones de dólares) a la tienda Johnson's, esto es más de lo que costó construir el edificio Costanera Center ¿y qué hace el SII cuando no dan boleta en un almacén de barrio?

12. Los bancos e instituciones financieras cobran intereses del orden del 47% al año, si estuviéramos en Europa estarían todos sus ejecutivos presos por usura.