lunes, 20 de octubre de 2014

Che: el Pensador, la Teoría, la Crítica y el Legado



por Fernando Martinez Heredia 

CubaDebate martes, 14 de octubre de 2014

La obra de Ernesto Che Guevara es una de las cumbres de la historia del pensamiento político cubano; al mismo tiempo, él fue uno de los más prominentes entre los pensadores que participaron en el proceso de universalización del socialismo y el marxismo que sucedió en el siglo XX. Su actuación y su concepción constituyen una de esas expresiones supremas del radicalismo que existen siempre dentro de la compleja diversidad de componentes que contiene el campo de cada revolución. Fue un caso análogo al que constituyó José Martí respecto a la Revolución del 95, que pudiéramos sintetizar mencionando cinco rasgos principales de las ideas y la actuación martianas: el tipo de política insurreccional que promovió –que era a la vez el arma indispensable y la escuela para transformar a los participantes–, y la práctica que hizo de ella; su propuesta de convertir la independencia en una liberación nacional y de forjar una república nueva; el extraordinario y singular cuerpo de ideas que desarrolló, que entre otros aspectos contiene una interpretación pionera de comprensión y crítica del mundo moderno, y postula la necesidad de revolucionarlo desde la perspectiva de los que fueron colonizados; la consecuencia absoluta entre sus ideas y su conducta; y el alcance de los cuatro rasgos citados, que trascendió mucho a un mero enfrentamiento de las circunstancias en que actuó.

Expondré algunos aspectos seleccionados de la actuación y la concepción del Che que dan cuenta de ese papel descollante que tuvo en el pensamiento cubano, en la universalización del socialismo y el marxismo y en el radicalismo revolucionario. Su examen también puede sintetizarse en cinco rasgos, referidos al tipo de política que promovió y practicó, la propuesta que hizo, el extraordinario y singular cuerpo de ideas que desarrolló, la consecuencia absoluta entre sus ideas y su conducta, y el alcance superior de su actuación y su concepción respecto a sus circunstancias. Lo haré en forma más bien telegráfica y destinada a estimular el diálogo.

En el proceso de la insurrección y hasta su muerte durante la primera etapa de la Revolución en el poder –la que va de 1959 a inicios de los años setenta–, el Che compartió con Fidel la colosal aventura de la Revolución y lo siguió siempre, como el líder supremo del proceso y como un pensador radical excepcional. En el transcurso de aquellos años, Fidel debió asumir sobre todo las funciones de dirigente máximo y de educador popular, y el Che, que desempeñó un cúmulo de responsabilidades prácticas en numerosos terrenos, elaboró al mismo tiempo una obra teórica que es el más importante monumento intelectual de la Revolución, obra que ha resultado muy trascendente para la estrategia y el proyecto cubanos hasta el día de hoy, y que lo será en el futuro que alcanzo a pensar.

Las revoluciones son procesos complejos, que para triunfar deben subvertir y negar el orden vigente, demoler sus instituciones y desvalorizar sus símbolos; promover el carácter libertario e implantar disciplinas férreas, hacer de la unidad un valor superior, ser muy desafiantes y llegar a ser respetables, y construir un nuevo orden que reúne creaciones, adaptaciones, nuevas relaciones, instituciones, valores y costumbres, permanencias; en suma, un orden que combina promesa y administración, defensa y autocrítica, novedades y rutina. Si se estudia, se puede historiar el proceso, periodizarlo y hacer valoraciones sobre su curso. Alguna vez se ha propuesto el símil de un péndulo para mostrar el ciclo que suele caracterizar el curso y el mundo ideal de las revoluciones: primero, avances hasta un punto de máximo radicalismo; después, detenciones, retrocesos y estabilización. El péndulo, que había oscilado hasta un punto máximo hacia delante, hace giros cada vez menores y se va deteniendo al centro de la escena, pero el eje que lo sostiene se ha trasladado ya a un punto mucho más adelantado que el que ocupaba al inicio del ciclo. Martí y el Che habrían llevado el péndulo a su máximo punto de avance.

Aunque fueron hombres de acción que con ella colmaron sus vidas y llenaron sus épocas, y esa actuación y sus virtudes constituyen un tesoro moral y un ejemplo imperecederos, cuando volvemos –como hacemos hoy– sobre aquellos líderes radicales, lo principal que atendemos es a sus ideas y sus propuestas, porque en ellas reside lo fundamental de su trascendencia y de la utilidad que podemos obtener de ellos. Por cierto, el hecho de haber sido muy superiores a sus circunstancias les suele acarrear una posteridad inmediata sumamente difícil, precisamente porque resultan irreductibles a las concesiones y retrocesos que forman parte, junto a los avances, de la estabilización que se produce durante las posrevoluciones, mientras que su peso simbólico es enorme y se les identifica con la revolución.

La mundialización de su sistema ha sido un destino inevitable para el capitalismo, un tipo de dominación que es singular en la historia humana. Desde que ella comenzaba, el joven pensador alemán Carlos Marx les planteó a los anticapitalistas el requisito de la mundialización de la revolución para que esta pudiera tener posibilidades de vencer. La consigna final del Manifiesto Comunista no es una frase feliz: es una tesis. Pero el modo fundamental de ser de la mundialización capitalista ha consistido en las colonizaciones de la mayor parte del planeta, y, por otra parte, el ámbito de todas y cada una de las revoluciones sucedidas contra la dominación capitalista ha sido el nacional. Esas dos realidades han sido una gran fuente de tensiones, contradicciones y retos para las concepciones y las prácticas revolucionarias opuestas al dominio capitalista, y más de una vez han tenido inclusive consecuencias trágicas. El socialismo marxista ha vivido desde hace más de un siglo esos desafíos entre las ideas, los movimientos y las luchas que se han representado como prioritarios –o que han asumido en política– los antagonismos de clases sociales o la necesidad de liberar las naciones, o han hecho intentos diversos de combinar esos dos polos.

Otros dos condicionamientos que han marcado la historia del socialismo marxista han sido más graves. El primero y más general es el de la renuncia en muchas situaciones y casos a la pretensión de derrocar al capitalismo e implantar poderes socialistas, y la consecuente adecuación práctica a constituir solamente formas de oposición muy limitadas al sistema de dominación, que le resultan funcionales a este, o incluso a colaboraciones con ese sistema. El segundo, el curso de la experiencia que se inició con el triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia y terminó en 1991, llena de eventos y procesos que no puedo tratar aquí. Apunto al menos que entre la segunda posguerra mundial y los años sesenta su impacto general era muy contradictorio. Por un lado, el inmenso prestigio ganado en aquella guerra, el ser para muchos la antítesis del capitalismo imperialista, genocida, guerrerista y sujeto de una crisis prolongada, y la conversión de la URSS en una enorme potencia, rival de Estados Unidos, el nuevo campeón único del campo capitalista. Por otro, la dictadura del grupo que en los años treinta liquidó la Revolución bolchevique, hasta mediados de los años cincuenta, y, desde entonces, tímidas y muy parciales reformas desde arriba. Y una política mundial creciente, pero sujeta al convenio de esferas de influencia de 1945 con el imperialismo, por lo que manipulaba a los movimientos y la ideología de su campo y se guiaba por la razón de Estado en vez de por el internacionalismo.

Ernesto Guevara se crió en un ambiente en que eran muy fuertes la contradicción entre las perspectivas nacional y social, los condicionamientos prácticos de origen internacional y los conflictos que todo esto generaba. El paso decisivo que dio junto a Fidel y sus compañeros hizo que su vida política transcurriera en un medio en que se logró una victoria extraordinaria frente a los grandes obstáculos de la mundialización de las revoluciones: la insurrección y el triunfo de la Revolución cubana, su plasmación como una revolución socialista de liberación nacional y el predominio dentro de ella del socialismo cubano.

El Che fue hijo de la ruptura y la destrucción del orden dominante en Cuba, que permitió movilizar y concientizar a escala permanente y profunda al pueblo, y que unidos poder revolucionario y pueblo se apoderaran del país, lo reorganizaran y repartieran la dignidad humana, las riquezas y las oportunidades a partir de los principios de la justicia social y la igualdad de derechos, base social del edificio político de la Revolución desde entonces hasta hoy. Un proceso que aprendió de inmediato a defenderse, derrotó a sus enemigos y se enfrentó victoriosamente a los intentos de Estados Unidos de acabar con la Revolución, que obtuvo la soberanía nacional plena y tuvo un pensamiento propio, y que se vio obligado a ser crítico y contradecir al tipo de socialismo establecido por el sistema de la URSS, el campo de países y organizaciones que lideraba y el llamado movimiento comunista internacional y la ideología teorizada que llamaban marxismo-leninismo.

Al mismo tiempo, la segunda gran ola revolucionaria del siglo XX se había extendido por el llamado Tercer Mundo y obtenido algunas grandes victorias, combatía en Viet Nam y en otros lugares; y transcurría en el marco de numerosos intentos de consolidar las independencias, lograr desarrollos económicos nacionales y coordinar posiciones en esos tres continentes, y en el de un rechazo virulento a las políticas imperialistas que fue compartido por sectores internos en varios de esos mismos países, los cuales aportaron, además de sus críticas y resistencias, novedades importantes en el campo de la vida social y las relaciones interpersonales. Esa ola también pretendió liberar al pensamiento revolucionario de sus ataduras, por lo que tuvo que incluir la crítica de gran parte de las posiciones y los instrumentos del socialismo existente.

Desde aquella coyuntura actuó y pensó Ernesto Che Guevara. Dadas la sólida argumentación y la densidad teóricas con que elaboró y presentó su concepción, elaboró la base de un cuerpo de pensamiento muy rico que todavía necesita, quizás, la mayor parte de su desarrollo, y, sin duda, la mayor parte de su experimentación práctica. La violentación de sus circunstancias en su teoría y en sus prácticas, el comunismo y el internacionalismo en su proyecto, y el socialismo de liberación nacional como vehículo de su actuación, son tres aspectos esenciales para comprender al Che.

DESCOLLANTE EN LA ACCIÓN Y EL PENSAMIENTO

Entre muchas cuestiones que podrían abordarse, quisiera destacar que Che comprende y expone que el radicalismo en la concepción teórica, la posición política y las nuevas creaciones de las personas y las relaciones sociales que él defiende y promueve, pertenecen a una nueva época. En ella les resulta factible a los revolucionarios irse por encima de las insuficiencias del despliegue del capitalismo en sus países, pero ya las revoluciones no pueden proponerse menos que el socialismo y la liberación nacional, conquistarlos en un único proceso, profundizar de manera sistemática en ambas direcciones, y ser internacionalistas. Esta no es una opción entre las adoptables, sino que es la opción, la única forma de evitar el retorno y la reproducción de la dominación capitalista sobre las personas y las sociedades, un destino inexorable que de no asumirse esa alternativa esperaría a la experiencia socialista al final de su camino. A la vez, Che plantea que esa concepción y esa posición práctica deben proveer la escuela imprescindible, el complejo y gigantesco proceso educacional permanente que irá forjando las liberaciones de las personas y las sociedades. Esto es lo que explica su urgencia, su tenacidad sin límites y su descomunal batalla intelectual.

El Che es uno de esos raros casos de una persona que es muy descollante al mismo tiempo en la acción y en el pensamiento. Es bueno recordar que Ernesto comenzó sintiéndose marxista cuando todavía no tenía experiencias políticas, en un ambiente en el que entre los que estaban en su caso predominaba la admiración por la URSS que había vencido a los nazis y por el socialismo y el marxismo de orientación soviética. Pero, ¿por qué este joven no se sumó a los seguidores ni se sujetó a aquella “línea”? Opino que varios factores lo ayudaron. Primero, la vastísima información y la contrastación de tendencias intelectuales y teorías que adquirió, mediante la lectura de una multitud de obras y el ejercicio de escribir sus comentarios a ellas, es decir, una posición activa de pensamiento y de preguntas pertrechada de copiosos estudios. Mientras que la mera asunción de la llamada cultura universal por estudiosos de nuestros países puede hacerlos desembocar en la condición de colonizados mentales, que en buena medida son extranjeros en su propia tierra, una actitud intelectual como la que asumió Ernesto suele ser una vacuna eficaz contra los dogmatismos y la dependencia.

Por otra parte, el joven Ernesto asumió un antimperialismo beligerante que nunca lo abandonará, y lo asoció acertadamente al anticapitalismo, un paso que puede parecer lógico, pero que era en realidad difícil en aquel tiempo, y aún hoy sigue siéndolo. Antes de ser capaz de compartir o enunciar tesis sobre esa cuestión, la resolvió con su praxis: se puso de parte de los humildes. Por el largo camino que recorrió entre Buenos Aires y Guatemala, a través de sus vivencias y sus reflexiones, fue transitando desde el ansia altruista de prestarles servicios a los desposeídos y desvalidos hasta el arduo reconocimiento de que era necesario asumir una posición política. 

De esa manera pudo identificar al imperialismo y las variantes del colonialismo como enemigos de los pueblos, y al capitalismo como la fuente de aquel sistema y de sus consecuencias de opresión, explotación y enajenación. Conocer ese desarrollo de Ernesto puede ser útil hoy, cuando muchas veces la preocupación por el mejoramiento humano –que es tan valiosa– no quiere o no ve la necesidad de pasar a la actuación política.

Esa posición de Ernesto lo apartó del eurocentrismo que caracterizaba al marxismo-leninismo, y de las formulaciones abstractas que priorizaban al llamado sistema socialista y a la “clase obrera” de los países industrializados como palancas de hipotéticos cambios que sucederían en un futuro indeterminado. Lo hizo inmune también al doloroso proceso de esterilización de su voluntad de entrega y sacrificio de por vida y sus abnegadas prácticas y resistencias, que sufrían tantos militantes. La revolución anticapitalista y antimperialista no estaba en el plan de aquel movimiento político, ni en el de su ideología teorizada. Por eso, lo decisivo fue que Ernesto buscó por el continente una causa revolucionaria a la cual entregarle todo su ser, no solo el pensamiento, hasta que la encontró.

En la etapa que siguió desde que se incorporó a la organización fidelista en México hasta el triunfo de la Revolución, lo fundamental fue la experiencia práctica. Cuando un periodista le pregunta en la Sierra, en febrero de 1958, si él era marxista desde antes de venir a Cuba, el Che le responde que en la guerra él ha tenido que olvidar todo lo que aprendió antes. Es decir, ha sabido desaprender, como un instrumento más de su desarrollo personal. Pero no ha abominado de la teoría, ni la abandonará nunca.

Como otras grandes personalidades, Che comparte diferentes inclinaciones. La vida y las prioridades asumidas le acotan sus campos de labor, pero sus propensiones más fuertes permanecen, reaparecen cada vez que pueden o marcan con su impronta los modos de aproximarse a los problemas y tratarlos. Su vocación teórica es muy poderosa. Ella le ayudará a exigirle su sentido a los hechos, las conductas y los problemas, a ser analítico y problematizar; es decir, a utilizar el único modo de buscar lo cierto, lo esencial y los caminos. 

Le dará contenidos más trascendentes a su decisión de entregarse a la actuación social y política revolucionaria, le brindará instrumentos para evaluar y para inscribir lo contingente y los eventos en una totalidad de los procesos de liberación social y humana, y trabajar con ellos en el taller de los conceptos y las teorías. El ejercicio permanente de esa vocación le aportará al Che una mayor capacidad para prever y hacer proyectos, para exponer sus ideas y para conducir a sus compañeros. Y por último, pero no menos importante, formará una mente capaz de inquirir, dudar, preguntar, desconfiar, derribar las prisiones de los lugares comunes, lo establecido, la reproducción de lo existente y lo que se considera posible, y atreverse a crear y ser original. En una palabra, ejercer la ciencia más difícil: la de la revolución.

PENSAMIENTO ABIERTO Y PODEROSO

Su elocuencia sencilla y ajena a la estridencia, su lenguaje claro, son los vehículos del pensamiento abierto y poderoso de este hombre que jamás olvida los fosos profundos mediante los que las sociedades de dominación han separado a los que cultivan el intelecto de la masa enorme de la gente común, la gente de abajo. Él siempre es uno con ellos, y ellos lo premian con su devoción, pero al mismo tiempo advierten la densidad de pensamiento que está siempre detrás de la calma decidida con que el Che aborda las cuestiones cotidianas y los grandes desafíos. La huella de la teoría, unas veces expresa y otras no, lo acompañó a lo largo de su vida.

El Che estuvo produciendo teoría marxista a partir del triunfo de 1959, desde puntos de partida que son los naturales para un revolucionario: el análisis de la política, la economía, las ideologías y las teorías, sus contenidos, sus métodos e instrumentos, sus condicionamientos y los conflictos en que participan. Eso hace conveniente aclarar que buena parte de sus proposiciones y su posición teóricas se encuentran precisamente en el conjunto de sus productos escritos y orales, y allí hay que buscarlos. A la vez, el Che estudiaba textos teóricos y los comentaba, y hacía exposiciones propias directamente teóricas. Estudiando unas y otras fuentes podremos encontrar al Che pensador y al filósofo.

Este hombre que se sabía histórico y estuvo tan consciente del papel que desempeñaba y de lo que debía hacer, se puso un límite en cuanto pensador: su entrega a las tareas prácticas y a la causa; y otro en cuanto a la libre exposición de su ideas: sus compromisos como dirigente revolucionario. Pero supo comprender –y este es un aspecto más de su grandeza– que a la Revolución cubana le era indispensable elaborar un pensamiento creador y eficaz, y que esa debía ser una de sus dimensiones importantes, y logró desplegar una actividad intelectual ejemplar al servicio de esa tarea. Che fue elaborando una concepción suya dentro del marxismo, cumplió los requisitos de ese tipo de trabajo y avanzó en el desarrollo de ella hasta donde la vida se lo permitió.

No emplearé tiempo en referirme al contenido de su concepción teórica, que desde hace más de veinticinco años he tratado de exponer en extenso; estoy seguro de que será manejada y debatida en el curso de este coloquio. Solo quiero afirmar que esa concepción, que hoy puede parecerles improcedente a muchos, nos muestra precisamente su carácter trascendente con su capacidad de servir como instrumento para comprender las circunstancias actuales y plantearse conductas y estrategias ante ellas, y para enfrentar el formidable desarme ideológico al que han sido sometidos los pueblos en las últimas décadas.

Por entender que es uno de los aspectos de su legado que puede ser muy útil para Cuba y para la América Latina en la actualidad, voy a referirme a su crítica al socialismo que llamaban “realmente existente”, crítica que evolucionó y se hizo cada vez más dura y fundamentada. Al hacerla, el Che no olvidó en ningún momento su responsabilidad como dirigente cubano. Para situarnos mejor ante su crítica, es preciso tener en cuenta la existencia de dos formas de socialismo en Cuba, que se iniciaron desde la tercera década del siglo XX y han tenido una historia de contradicciones y conflictos, y también de coexistencias y colaboraciones. Esas dos formas son el socialismo proveniente del movimiento comunista internacional y el socialismo cubano.

El movimiento revolucionario insurreccional contra la dictadura dirigido por Fidel –en el cual el Che se incorpora desde los días de México– tuvo que abocarse en la práctica a la victoria para que el socialismo seguidor del movimiento comunista internacional lo admitiera como una opción política decisiva. El carácter de la revolución –una noción que entonces era muy manejada por la izquierda– estuvo determinado por la praxis organizada y consciente de los revolucionarios, y no fue consecuencia de características de la estructura económica del país. Por eso pudo ser una revolución socialista de liberación nacional la que triunfó en 1959. Esos dos choques con los principios de la teoría-ideología del socialismo guiado por la Unión Soviética y el movimiento comunista de su campo pronto fueron seguidos por otros. Se fue haciendo obvio que este evento trascendental por haber sido inconcebible y por su increíble alcance, que conquistó la liberación nacional y social del país, estableció un poder popular fortísimo, enfrentó con éxito a sus enemigos y sus obstáculos y produjo colosales transformaciones de las personas, las relaciones y las instituciones, constituía, además, una herejía dentro del campo de las experiencias y las ideas socialistas.

En octubre de 1963, al planear un seminario de profundización sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento para los cuadros del Ministerio de Industrias, Che orienta relacionar y comparar los sistemas de dirección con la estimulación al trabajo y con la centralización. Comenta que hay que estudiar las relaciones entre el sistema de dirección y los problemas económicos y las concepciones de los países socialistas. Encerrarse en una “falsa concepción de la ley del valor”, dice, les hizo perder contacto con el mundo exterior. La productividad mundial dejó atrás a los países socialistas que, a diferencia de la USSS, dependían del comercio exterior.

En una reunión posterior analizan la norma soviética de premiar o castigar a las empresas si cumplen o no el plan. Se produce una lucha continua entre los aparatos centrales y las empresas, dice el Che, porque estas buscan tener metas menores para sobrecumplir fácilmente o arriesgar menos un incumplimiento; su éxito consiste en obtener mayores premios. “Se está estableciendo entre el aparato central y la empresa una contradicción que no es socialista, una contradicción que atenta contra el desarrollo de la conciencia”. Los dirigentes de empresas socialistas se van convirtiendo así en expertos en engañar al Estado, deformándose como individuos, y ante el obrero, la imagen del buen dirigente es la del que “sabe” organizar para “sobrecumplir” siempre. De ese modo, el sistema se va apartando de sus objetivos y la gente se va separando de aquellos que debían ser capaces de dirigirlos. El Che aprovecha para exponer con vigor las cualidades que debe tener un director de empresa.

En julio de 1964, Che comenta con sus compañeros: “cuando el cálculo económico llega, como debe llegar, a un callejón sin salida, conduce por la lógica de los hechos a tratar de resolverlo por el mismo sistema, aumentar el estímulo material, la dedicación de la gente específicamente a su interés material y por ahí al libre fuero de la Ley del Valor. Y por ahí al surgimiento en cierta manera de categorías estrictamente capitalistas”. Denuncia de manera categórica la apelación a tomar “como arma para luchar contra el capitalismo, las armas del capitalismo”. La autogestión intenta valorar al hombre por lo que rinde, dice, pero el capitalismo es el que sabe hacer eso perfectamente. Las motivaciones de “la sociedad donde la filosofía es la lucha del hombre contra el hombre, de los grupos contra los grupos y la anarquía de la producción” no podrán ser despertadas y utilizadas eficazmente para servir a una sociedad cuya base era el poder socialista. Esta exige control riguroso, control conciente, “la colaboración entre todos los participantes como miembros de una gran empresa (el conjunto de la economía), en vez de ser lobitos entre sí dentro de la construcción del socialismo”.

Opina que en vez de ir al fondo de los problemas, la práctica y el pensamiento de estos socialistas se deja llevar a la seguridad aparente de acudir a lo ya probado, reforzar el mercado, sus mecanismos y el estímulo material individual. Las reformas pueden relucir como “descubrimientos” que remediarían la falta de motivaciones suficientes en los actores económicos y lograrían la subordinación de la producción para el consumo a las demandas de sus consumidores, relacionar la rentabilidad con la venta del producto, etcétera. Esos experimentos y ensayos de política económica son, sin embargo, remedos de lo que el capitalismo hace eficazmente, porque lo universaliza y porque corresponde a las relaciones fundamentales de su sistema. Che cree firmemente que el socialismo no puede emplear los métodos capitalistas para resolver hipotéticamente sus problemas económicos a nivel de base, y mucho menos extrapolarlos a escala de la sociedad, porque todo eso contradice lo esencial de su sistema. “El único problema que hay es que cuando eso se traslada de una fábrica a todo el conjunto de la sociedad, se crea la anarquía de la producción y viene la crisis, y después tiene que venir el socialismo de nuevo”.

La última frase retrata al Che teórico revolucionario: existe una lógica de las sociedades, cuyo conocimiento debemos al propio marxismo; si la olvidamos, pagaremos un precio muy caro. Pero el socialismo no es un régimen determinado por el libre juego de las fuerzas económicas: después, tiene que venir el socialismo de nuevo. Es decir, tendrá que imponerse la acción consciente y organizada de los revolucionarios para recuperar el socialismo.

ESPÍRITU CRÍTICO Y EJERCICIO DEL CRITERIO

El Che insiste en desbaratar la imputación que se hace a sus ideas de mantener un desprecio “idealista” por el interés material, un simplismo que busca devaluarlas y rehuir la discusión. Nadie en sus cabales desconoce la fuerza y el arraigo del interés material, instalado a lo largo de la historia de las sociedades de dominación y multiplicado y refuncionalizado por el capitalismo. La elección está entre utilizarlo llana y acríticamente –aunque se pueda declarar o lamentar que sea nocivo–, o utilizarlo como un mal necesario, sin depender de él. Ser creativo desde la situación concreta e inevitable, y organizar un proceso de erradicación paulatina de los comportamientos económicos egoístas e individualistas. Ir forjando otro mundo de actuaciones y valores mediante una red de instrumentos diversos, económicos, sociales, políticos, legales, administrativos.

El Che aprendió –al mismo tiempo– a reflexionar sobre los problemas, la circunstancia en curso, las decisiones y la actuación inmediata; sobre los métodos, la organización y los fines mediatos; y a teorizar acerca de los asuntos fundamentales. La formidable experiencia práctica que realizó al frente de más de doscientos mil trabajadores industriales en esos primeros años sesenta ha sido sometida al olvido. Recuperar el conocimiento de su extraordinaria riqueza contribuiría a aumentar nuestras capacidades actuales. Y permitiría conocer al Che de los cómo, que es tan grande como el Che de los hechos históricos y las ideas expresadas en frases rotundas.

En aquel ámbito que tuvo como centro a Ernesto Che Guevara regía el principio de que la creación de otra realidad desde la existente, sin la cual no hay revolución socialista, tiene que incluir el espíritu crítico y el ejercicio del criterio, el fomento de la independencia y la capacidad de pensar y valorar con cabeza propia. Che estimulaba estas cualidades de manera sistemática. En el aspecto que estoy abordando, es impresionante la profundidad y el alcance del análisis teórico logrado, en medio de la tormenta de la Revolución, un avance que permitía una verdadera autonomía del pensamiento, salvado de no ver los graves peligros de la copia y el seguidismo, y no apto para conocer las deficiencias del socialismo existente y evitar o enfrentar la colonización mental, la apologética y la rutina.

El despliegue simultáneo de su concepción y de la profundización de la Revolución cubana lo llevan a hacer más general y más adversa su crítica del socialismo existente. Rechaza la noción tan repetida de que existe un sistema socialista mundial, porque los países del campo del socialismo también tienen desarrollos desiguales, como los del mundo capitalista: “…la práctica ha planteado el problema de contradicciones insalvables; de índole ideológica a veces, tienen siempre una base material, económica. De allí las posiciones que toman la URSS, China, Rumanía o Cuba, en problemas aparentemente desligados de la economía.” Al examinar conflictos bilaterales entre países del campo socialista, afirma que en la realidad “se dan fenómenos de expansión, de cambio no equivalente, de competencia, hasta cierto punto de explotación y ciertamente de sojuzgamiento de los Estados débiles por los fuertes”. Tacha al CAME de “olla de grillos” y plantea que los precios y la calidad de muchos artículos que venden los socialistas de Europa a los demás serían inaceptables en el mercado internacional capitalista. Reconoce que en este campo y en el de los créditos, la política de la URSS y China es más consecuente con el internacionalismo. Pero aclara que los precios fijos sostenidos a productos de países socialistas menos desarrollados, en el mejor caso, mitigan el intercambio desigual, pero no lo anulan.

No existe una confrontación planetaria principal entre el capitalismo y las supuestas tres fuerzas revolucionarias, como repiten las declaraciones del socialismo “realmente existente”, que las relacionan por orden de importancia: primera, el llamado sistema socialista mundial; segunda, la “clase obrera” de los países capitalistas desarrollados; y tercera, las luchas por la independencia y la democracia nacional en las “jóvenes” naciones del Tercer Mundo. La razón de Estado y los intereses económicos de cada país socialista, las esferas de influencia pactadas, la estrategia de potencias son la regla y la conducta usual. De la unión entre proletarios a escala mundial que preconizan las declaraciones dice el Che: “Falso de toda falsedad. No hay punto de contacto entre las masas proletarias de los países imperialistas y los dependientes; todo contribuye a separarlos y crear antagonismos entre ellos (…) el oportunismo ha ganado una inmensa capa de la clase obrera de los países imperialistas…” Sobre las revoluciones: “También es falso que el proletariado (…) sea el que cumpla el papel dirigente en la lucha de liberación, en la mayoría de los países semicoloniales”. Ya no se puede admitir la idea de que la burguesía nacional sea un factor progresivo en las luchas revolucionarias: “La lucha contra la burguesía es condición indispensable de la lucha de liberación, si se quiere arribar a un final irreversiblemente exitoso.”

También rechaza la consigna de la “crisis general del capitalismo”, supuesta teoría que deben acatar los partidarios del socialismo. No estamos en la “tercera etapa”; en realidad, dice, el imperialismo no agoniza: “ni siquiera ha aprovechado al máximo sus posibilidades en el momento actual y tiene una gran vitalidad (…) La tendencia es a invertir capitales propios en el aprovechamiento de las materias primas o en la industria ligera de los países dependientes”. La aguda competencia “provoca una incesante marea de innovaciones técnicas…”

Los jóvenes de hoy no han escuchado nada del “sistema socialista mundial”, “las tres fuerzas revolucionarias” o la “crisis general del capitalismo”, y seguramente sonríen al escuchar su explicación. Pero en aquel tiempo estaban entre los principales dogmas que debían admitirse como artículos de fe y esgrimirse para entender las cosas más importantes, acallar todo criterio diferente y “vencer en la lucha ideológica”. El Che y los que como él escogían actuar como revolucionarios en aquella época debían salir de esas prisiones y pensar con cabeza propia. Recordar hoy la falta total de asideros en la realidad que tenían aquellas consignas seudocientíficas es una lección contra la tendencia a admitir ser gobernados por frases vacías.

MADUREZ DE LA CONCEPCIÓN TEÓRICA DEL CHE

En los primeros meses de 1965 la madurez de la concepción teórica de Ernesto Che Guevara se hace evidente en El socialismo y el hombre en Cuba, uno de los textos fundamentales de la historia del socialismo en América Latina. Pero enseguida comenzará la última fase de su vida, en la que vuelve a dedicarse a la acción armada, ahora como dirigente internacionalista cubano que intenta contribuir al desarrollo de las revoluciones de liberación. Y ahora emprende también una tarea intelectual que considera indispensable: la necesidad de llegar a conclusiones sobre el socialismo realmente existente, asunto crucial para todos en el mundo, y la de ofrecer una alternativa revolucionaria desde las ideas de los pensadores de los países que han sufrido o sufren el colonialismo y el neocolonialismo, que quieren pelear por la liberación total de las naciones y de las personas, y por el avance de la revolución mundial.

“Es un grito dado desde el subdesarrollo”, escribe en “La Necesidad de este libro”, breve introducción a los Apuntes críticos a la Economía Política, un texto que contiene planteamientos trascendentales. Se refiere a El capital, de Carlos Marx, a las nuevas situaciones de la época imperialista, los aportes extraordinarios de Lenin y la detención ulterior del desarrollo de la teoría marxista. 

Enseguida expone las razones por las cuales hace la crítica de la Economía Política:

Creemos importante la tarea porque la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros. Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo inconsistente. Y, lo que es trágico, esto no se refiere sólo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas, pero cuyos resultados finales son incalculables (…) Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la NEP han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción, y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura. Se está regresando al capitalismo.

Che confía en que muchos podrán sentirse atraídos por este “intento de retomar la buena senda”. A ellos se dirige el libro, “y también a la multitud de estudiantes cubanos que tienen que pasar por el doloroso proceso de aprender ‘verdades eternas’ en las publicaciones que vienen, sobre todo, de la URSS, y observar como nuestra actitud y los repetidos planteamientos de nuestros dirigentes se dan de patadas con lo que leen en los textos”.

Un largo camino había recorrido Ernesto Guevara en una década. La revolución había sido su maestra. En la guerra y desde el poder revolucionario se desarrolló su estatura como combatiente, dirigente y pensador, y ahora él –como reclamara Lenin sesenta años antes– debía, en justo pago, enseñarle algo a la revolución. Y lo logró. La aventura socialista de un pequeño país aislado producía un pensamiento capaz de continuar el trabajo excepcional mediante el cual Marx había encontrado ideas capaces de subvertir el control de las ideas de la sociedad por la clase dominante. Che escribió: “nosotros aportamos nuestro modesto granito de arena”. Y a los compañeros cercanos más estudiosos les pidió componer un “manual” cubano. Pensó seguramente que los que compartían su posición continuarían la campaña de difusión de las actitudes y las ideas más revolucionarias que con tanto ardor y sistematicidad él llevó a cabo en su última etapa en Cuba.

El acierto y el alcance de los planteamientos del Che acerca de la esencia y el destino del socialismo realmente existente solo se comprobaron veinticinco años después. Pero cuando hacia el final del siglo XX pareció que todo lo logrado por la humanidad se perdería, incluso la esperanza, el Che regresó. Celebramos ese regreso, que evidencia la resistencia de los pueblos y el valor permanente de las ideas y del ejemplo. Sin embargo, el pensamiento del Che ha seguido encontrando escollos y ha tenido que ir ganando espacios paulatinamente. Ese pensamiento es uno de los lugares principales de los combates actuales.

Fernando Martinez Heredia – CubaDebate

El dilema de la humanidad: socialismo o barbarie



por Fundación Frantz Fanon  14/10/2014  La Haine
En el experimentado dispositivo de preparación psicológica la barbarie del otro es la justificación última de la guerra

Las decapitaciones filmadas de rehenes occidentales en Iraq y de un guía turístico francés en Argelia suscitan legítimamente un sentimiento de horror y una condena unánime y sin paliativos. Estos demenciales asesinatos no pueden ser sino obra de criminales perversos al servicio de una ideología pervertida. Estas macabras puestas en escena llegan después de imágenes igual de insoportables que muestran ejecuciones masivas de hombres desarmados. Sin embargo, unos medios e intermediarios políticos en Occidente manipulan fríamente la emoción que provoca este teatro de la crueldad. El calificativo que se repite sin cesar de “barbarie”, perpetrada por “bárbaros”, responde a la voluntad de deshumanizar a los autores de estas atrocidades. Fuera de los límites de la Civilización, ya no les compete el derecho común ni están sometidos a las leyes ordinarias. Conforme a sus costumbres establecidas y a sus experimentadas tradiciones, para la propaganda blanca se trata de denunciar la barbarie irreductible del “otro”, presentado como una totalidad indistinta para, más allá de los criminales, someter o exterminar mejor a toda una sociedad. O, como en los casos de Iraq y Siria, destruir los Estados.

Los órganos de propaganda representan estos asesinatos mediáticos como actos irracionales de una alteridad radical, casi no humana. Pero, mucho más que eso, desde las escalas de Levante a las de Barbería estas atrocidades serían inherentes a una esfera étnico-religiosa, el Islam, que a pesar de los matices lingüísticos, sigue siendo intrínsecamente peligroso, casi incomprensible y opuesto sistemáticamente a un Occidente cuyos valores humanos, por esencia y definición, son definitivamente superiores a todos los demás.

En una descarada aunque claramente asumida amalgama, los policías del pensamiento conminan a desolidarizarse públicamente de estos crímenes a los musulmanes de aquí y de allá, sospechosos de connivencia “cultural” con los asesinos. Se les conmina a aprobar la nueva guerra de Occidente en Oriente Próximo y los bombardeos “vengadores” decididos por la Civilización.


Estos argumentos de una propaganda esencialista cuyo objetivo es criminalizar a unas comunidades en su totalidad son odiosos y totalmente necios.

Esta propaganda de estigmatización y de culpabilización es tanto más inaceptable cuanto que estos periodistas-fiscales estarían particularmente bien situados, si hicieran bien su trabajo, para mencionar en su condición de especialistas la sistemática brutalidad y unos excesos de un inaudito alcance sanguinario de aquellos cuyas armas se vuelven desde hace décadas contra las poblaciones árabo-musulmanas.

Estos periodistas que repiten sin cesar la palabra “barbarie”, ¿qué han escrito sobre los cientos de miles de personas civiles muertas en Iraq a consecuencia del fósforo blanco y de las municiones de uranio empobrecido utilizados contra poblaciones civiles? ¿Quién de estos dechados de Civilización ha mencionado la suerte de estas decenas de niños con malformaciones genéticas en Faluya y en otros lugares a consecuencia del uso de armas inteligentes?

¿Se oyeron los gritos de indignación de esta prensa en posición de firmes cuando la muy civilizada Madeleine Albright, ex secretaria de Estado estadounidense, justificaba la muerte de medio millón de niños iraquíes? ¿Quién de esta prensa o de estas cadenas de televisión se sublevó ante el hecho de que en este país de los derechos humanos criminales cuando menos igual de sádicos que los del Estado Islámico pudieran morir en su lecho gracias a las amnistías y a la amnesia del Estado?


Pero no es en absoluto necesario remontarse a las guerras coloniales en nombre de la “Ilustración” de la generación anterior para reconocer la misma brutalidad contemporánea, igual de indecente, que se envuelve en los valores de la Democracia y los Derechos Humanos.

Así, Barack Obama, premio Nobel de la paz, puede emprender siete guerras desde que recibió esta distinción que ha perdido definitivamente cualquier significación moral. ¿Quién de estos medios menciona las decena de miles de víctimas inocentes en todo el mundo de los ataques de los drones? ¿No es “barbarie” la muerte de quinientos niños y niñas de Gaza bajo los misiles guiados y las bombas “inteligentes”? Del mismo modo, los bombardeos de escuelas administradas por la ONU serían como mucho daños colaterales de ataques quirúrgicos. Es cierto que sin imágenes y sepultados bajo la mistificación y el silencio cómplice de los periodistas a caballo entre la información y el entretenimiento no existen las decenas de miles de muertos de las guerras asimétricas. Simples estadísticas, los cadáveres destrozados de las personas pobres e indefensas no suscitan emoción alguna.

Por consiguiente, no hay ninguna necesidad de hacer investigaciones minuciosas para descubrir que la realidad de la “barbarie” es muy diferente de lo que quiere hacer creer esta prensa en uniforme de combate. Tampoco se intentará establecer aquí la genealogía política del Islam fanático fabricado por las monarquías del Golfo y armado por Occidente. ¿Quién se acuerda de los misiles franceses Milan, de las armas inglesas y estadounidenses generosamente suministradas a los “muyaidines” afganos, ayer luchadores por la libertad y hoy talibanes extremistas?


Las puestas en escena de asesinatos abyectos en unas circunstancias horribles por psicópatas apolíticos no pueden, en ningún caso, servir de pretexto para manipulaciones cargadas de ocio. El discurso de la barbarie proferido por los intermediarios de la propaganda, destinado a designar a falsos enemigos internos, tiene por objetivo hacer callar a aquellos musulmanes en Europa que denuncian las aventuras guerreras en Oriente Próximo. Tiene por objetivo hacer olvidar los crímenes cometidos por los aliados de Occidente y también, jugando con el miedo, arrojar a unas minorías visibles “de aspecto musulmán” a una opinión pública machacada mediáticamente a la que desde hace años se trata de condicionar. Estas gesticulaciones en torno a una denominada barbarie musulmana no logran ocultar la sangrante verdad de un Occidente colonialista ayer e imperialista hoy, que asume sin discontinuidad desde el siglo XIX sus guerras eminentemente civilizadas y muy sanguinarias en el mundo musulmán. Los criminales del Estado Islámico han asistido a una buena escuela.

En el experimentado dispositivo de preparación psicológica la barbarie del otro es la justificación última de la guerra. Ahora bien, las “guerras” eternas contra el terrorismo que se emprendieron hace décadas, lejos de haber contenido el fenómeno, lo han generalizado y hecho más complejo. Por consiguiente, a la luz de la experiencia apenas cabe la duda de que el rechazo de los enfoques políticos y la fascinación por la guerra manifestados por los dirigentes occidentales no producirá sino un aumento de la subversión, además de una peligrosa regresión del derecho internacional.

Los primeros y los peores bárbaros están entre nosotros.
Fundación Frantz Fanon, 27 de septiembre de 2014. Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.


Barbarie "occidental y cristiana"

CARICOM busca estrategia para exigir compensaciones a Europa por años de esclavitud

12 octubre 2014 | CUBADEBATE
esclavos

Las naciones caribeñas que integran CARICOM retomarán este lunes en Antigua y Barbuda sus negociaciones internas, para perfilar una estrategia conjunta en el reclamo de compensaciones a Europa por los años de esclavitud que sufrieron siglos atrás.

La Comunidad del Caribe (CARICOM) discutirá en su segunda Conferencia de la Comisión de Compensaciones (CRC) un plan de 10 puntos que reclama una disculpa formal, la cancelación de deuda externa y la repatriación de descendientes, entre otras exigencias.

Según expertos consultados, el modo en que los Estados miembros de Caricom planean reclamar esas compensaciones puede servir de modelo para los países de África que quieren hacer lo mismo.

“Los Estados de Caricom no están dispuestos a aceptar un ‘no’; no están dispuestos a seguir siendo marginados”, explicó Jeremy Sarkin, profesor de Derecho de la Universidad de Sudáfrica y especialista en la materia.

En una entrevista con Efe, defendió que Caricom ha creado una estructura “ejemplar”, ya que la demanda de indemnizaciones se pretende hacer “a nivel político, de Estado a Estado, y no mediante “comunidades, organizaciones o individuos como lo ha hecho África hasta el momento”.

El experto apuntó que la intención de reclamar a Europa nació en la Primera Conferencia Panafricana de Reparaciones celebrada en Nigeria en 1993, en la que el abogado jamaiquino Anthony Gifford defendió que la esclavitud de africanos era un crimen contra la humanidad y que el derecho internacional reconoce que todos los que cometen ese delito deben indemnizar a las víctimas.

La discusión internacional cobró fuerza en la Conferencia Mundial de Reparaciones a África en 1999 y, dos años después, en la Conferencia Mundial contra el Racismo celebrada en Sudáfrica.

“En los últimos quince años en el Caribe el clima de compensaciones ha madurado y la gente cada vez entiende mejor las razones de las demandas”, según el autor del libro “Genocidio colonial y reclamo de compensaciones en el siglo XXI”.

A su juicio, estos países no ven las compensaciones como una forma más de lucrarse y enderezar sus débiles economías en pleno desarrollo, sino “que buscan que se les reconozca el daño causado a la dignidad de sus pueblos”.

“Ha habido muy pocas disculpas y compensaciones, con pocos casos concretos, como la indemnización a exluchadores de libertad de Kenia por parte del Gobierno británico”, dijo a Efe la catedrática en Derechos Humanos Internacionales de la Escuela Balsillie en Canadá, Rhoda Howard Hassman.

Explicó que el fracaso de otros intentos de reclamación por parte de individuos y comunidades en África se debe, en parte, a la falta de voluntad política de las potencias europeas de atender las demandas, así como al hecho de que esas reclamaciones no se hayan realizado por parte del Estado afectado como país.

En esa misma línea, Sarkin opinó que los excolonizadores escuchan a medias las solicitudes por temor a “abrir la caja de pandora y recibir una avalancha de reclamaciones y salgan a la luz más problemas”.

Los problemas a los que se refiere el experto han sido denunciados en varias ocasiones por Hilary Beckles, presidente de la Comisión de Compensaciones de Caricom, que el pasado mayo dijo que “parte del legado de Europa en el Caribe son los problemas de analfabetismo, infraestructura y subdesarrollo”.

En su opinión, el hecho de que 13 de los 15 miembros de Caricom ya hayan creado comisiones nacionales de compensaciones es porque “han madurado” y “están más conscientes de los beneficios y las consecuencias de sus acciones”.

“En cambio, los gobiernos africanos se preocupan más por cómo los reclamos pudieran afectar a su relación con sus excolonizadores”, expresó, a la vez que apuntó que la mayoría depende aún de la ayuda financiera que recibe de ellos.

Según Howard Hassmann, “es muy difícil que las antiguas potencias coloniales ofrezcan compensaciones al continente africano. Cualquier indemnización financiera estará sujeta a las mismas condiciones y problemas relacionados a la ayuda financiera externa”.

Los académicos coincidieron en que el proceso de compensaciones tomará mucho tiempo en materializarse, a lo que Sarkin enfatizó que más que fondos monetarios, estos casos responden a una necesidad mayor de los pueblos del Caribe y África de sanar heridas del pasado, a la vez que Europa se responsabiliza por el daño causado.

(Con información de EFE)


Barbarie genocida del sionismo (1)

Israel multiplica apropiaciones de tierras palestinas

13 octubre 2014 |CUBADEBATE
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El ejército del régimen de Israel incrementó drásticamente la confiscación de las propiedades de los palestinos en la Cisjordania ocupada durante el año 2013.

Según un informe publicado este lunes por el diario israelí ‘Haaretz’, las fuerzas armadas del régimen de Tel Aviv emitieron, el 2013, 119 órdenes de apropiación de tierras palestinas, frente a una sola, en 2011, y 25, en 2012.
Las autoridades militares del régimen de Israel alegan que este aumento sostenible se debe a los esfuerzos del ejército para “hacer frente a un incremento de los disturbios y a un fortalecimiento de las estructuras terroristas” en Cisjordania.

En este contexto, la organización israelí de defensa de los derechos de los individuos “Hamoked Center” ha exigido al ejército del régimen de Tel Aviv precisar las incautaciones de las propiedades de los ciudadanos palestinos, sin embargo, esta demanda ha sido ignorada por parte de las autoridades.

Por otra parte, de acuerdo con Haaretz, el pasado diciembre, el régimen de Israel suscribió una normativa castrense para impedir a los palestinos apelar las confiscaciones a través de las cortes militares.

En una de sus más recientes órdenes de apropiaciones de las propiedades palestinas, las autoridades israelíes ordenaron el pasado sábado la confiscación de unas 8 hectáreas de tierras de cultivo palestinas en el sur de la localidad de Al-Jader, en el sur de la provincia de Beitolahm (Belén), centro-sur de Cisjordania.
(Con información de HispanTV)


Barbarie genocida del sionismo (2)

Sin ocupar titulares ya, Gaza sigue estando ahí y así (+ Fotos)

13 octubre 2014 | CUBADEBATE

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Gaza este fin de semana. Foto: Ahmud Hams / AFP.

La ofensiva israelí en Gaza de julio y agosto costó la vida a más de 2 mil 100 personas y dejó la franja devastada. Semanas después, Palestina ya no ocupa tantos titulares, pero su situación sigue siendo delicada en extremo.

La conferencia internacional de donantes para recabar fondos para la reconstrucción de la Franja de Gaza, celebrada este domingo en El Cairo, recaudó 5.400 millones de dólares, anunció el ministro noruego de Asuntos Exteriores, Borge Brende, en una rueda de prensa.

El secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracía, anunció una contribución española de 36 millones de euros para Palestina para el periodo 2014-2017. De este monto, al menos el 50% será destinado al proceso de recuperación y reconstrucción de Gaza.

Mientras, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, viajará a Gaza el próximo martes para entrevistarse con diferentes autoridades palestinas y comprobar el estado de las instalaciones de la organización.

Para que nadie olvide cómo está Gaza, compartimos esta serie de fotografías realizadas este fin de semana el fotógrafo de AFP Ahmud Hams. Queda todo por hacer.

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Barbarie nazi en Europa

Cinco tragedias de la guerra en Ucrania: preguntas sin respuesta

Publicado: 15 oct 2014 | 0:31 GMT Última actualización: 15 oct 2014 | 0:31 GMT - RT

© REUTERS Shamil Zhumatov

Expertos de derechos humanos exigen que Kiev realice análisis forenses de los cadáveres de las fosas comunes descubiertas en Ucrania. Pero al igual que en otras cuatro tragedias, hay escasos avances para que la verdad salga a la luz.

Fosas comunes

© RIA Novosti

Hablando sobre las fosas comunes recién descubiertas en el este de Ucrania, el forense jefe de Donetsk, Konstantín Guerasimenko, dijo a RT que "todas [las víctimas] presentaban múltiples disparos y tenían las manos atadas".

Maja Kocijancic, portavoz de la Comisión Europea, dijo a RT que es necesaria "una investigación independiente en consonancia con las normas internacionales y que incluyan el examen forense".

Kiev, sin embargo, se ha mostrado renuente a unirse a la investigación iniciada por la OSCE. Al mismo tiempo, las autodefensas acusan a Kiev de ignorar las propuestas para crear un comité internacional a tres bandas que también incluya a expertos europeos.

Maidán mortal

© AFP Piero Quaranta

Febrero fue el mes más sangriento de protestas en Kiev en otoño e invierno. El 20 de febrero, el día más mortífero del Maidán, más de 100 personas, tanto manifestantes como fuerzas de seguridad, fueron asesinadas. Un mes después del tiroteo, el ministro de Exteriores de Estonia, Urmas Paet, dijo que "la nueva coalición" no quería "investigar qué pasó exactamente".

En abril, los fiscales ucranianos detuvieron a varios agentes de la policía antidisturbios Berkut como posibles "francotiradores del Maidán". La semana pasada Reuters publicó los resultados de su propio examen, que dejó al descubierto "graves deficiencias" en el caso contra los oficiales del Berkut. Cerca de 70 familias de las víctimas del Maidán siguen exigiendo "una investigación objetiva y minuciosa".

Masacre de Odesa

© REUTERS Yevgeny Volokin

El 2 de mayo la tragedia de Odesa dejó casi 50 muertos y unos 250 heridos. Los nacionalistas incendiaron un campamento de manifestantes y luego prendieron fuego a la Casa de los Sindicatos, donde activistas anti-Kiev quedaron atrapados en su interior.

Cinco meses después de esta tragedia, RT contactó con el Consejo de la UE para saber cómo progresaba la investigación. Ninguno de los responsables del crimen ha sido identificado.

Periodistas asesinados

© AFP

Muy pocos detalles han aparecido acerca de las muertes de cuatro periodistas rusos. El último en morir fue Andréi Stenin, reportero gráfico de la agencia internacional Rossía Segodnia, que falleció a causa de disparos efectuados por las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Kiev ha hecho pocos esfuerzos para encontrar a los responsables.

Bombardeos de Lugansk

© RIA Novosti

Al poner en marcha su 'operación antiterrorista' en Donetsk y Lugansk, Kiev ha desplegado la artillería pesada para atacar zonas civiles. Hospitales, escuelas y zonas residenciales se han convertido en blancos cotidianos de los ataques.

Sin embargo, Kiev ha negado que sus fuerzas sean responsables de este tipo de incidentes y culpa en cambio a las autodefensas.

La ONU dijo este lunes a RT que está "siguiendo las diversas investigaciones".