jueves, 14 de noviembre de 2013

Elecciones en Chile: “Nuestra única certeza es la incertidumbre de nuestro pueblo”


por Jorge Núñez Alvarado
Jueves, 14 de Noviembre de 2013
KAOSENLARED

Entrevista con el candidato anticapitalista por Santiago Poniente (zona más empobrecida de la metrópolis de Chile), Sergio Flores. Las elecciones del domingo 17 de noviembre son tanto presidenciales, como de diputados y senadores nacionales.



Elecciones en Chile: “Nuestra única certeza es la incertidumbre de nuestro pueblo”



Suele decirse que David venció a Goliat con una honda, una pedrada y una fuerte voluntad. Son las fantasías de lo que se suele creer, de lo que se admite como verdad. Por estos díasChile hará uso del ejercicio democrático de concurrir hasta una urna a depositar sus esperanzas, pesadillas y certezas de que nada cambiará mediante un voto. Se suele decir que así es la democracia representativa.
Sin embargo, la sensación de incertidumbre respecto de este tipo de certezas ya parece haberse hilvanado con el hilo negro. No obstante, siempre hay quienes aplaudirán al Rey que va desnudo: Alberto Undurraga, un príncipe de ojos edulcorados, que mira hacia lo dulce; Guido Girardi, bachichade la ya vieja versión criolla de Alí Babá y los 40 PPD; Pablo Zalaquett y Andrés Allamand, oriundos de una realidad bucólica y babélica situada allende Plaza Italia, turistas entre pobres.
Son las normas de la democracia el hacernos creer que creemos, pues, después de todo, se trata de un sistema que desactiva la radicalidad de los conflictos para dejar a sus ciudadanos regidos por nuevos sueños, nuevas alegrías que no vienen. De seguro, entraremos en razón cuando en largas caravanas se lleven por piezas lo que quede de pueblo chileno.   
La realidad de la experiencia
Sergio Flores está hecho de un material raro. No se deja llevar por la inteligencia y es casi un provinciano temeroso de llevar ropa demasiado elegante, estudia Derecho avanzado para leer los mensajes cifrados de aquella madriguera embrionaria de reaccionarios perfeccionados parapetados en el Congreso. Aspira llegar al Senado no para destripar fantasmas ni para decir que todo está bien, que todo es maravilloso, incluida la muerte. Al star system, Sergio Flores se propone Otro y Lo Otro, pues, señala, “cuando a unos les duele la cabeza, a otros les duele la guata.”
Las aventuras de la subjetividad señalan que usted no ganará. No obstante, su campaña se ha presentado como inesperada y fundamental. Ante la gestión regulada de las desigualdades, promovidas por la derecha perfeccionada, transmutada en socialismo antimarxista, ateísmo cristiano, su colectividad  Partido Igualdad, ¿propone precariedad estructural?
-No me voy a hacer el de las chacras ni voy a aplastar a nadie con nuestra verdad redactada en el programa que encabeza Roxana Miranda.  El sueño socialdemócrata de un sistema híbrido (una reconciliación del capitalismo con el bienestar social) tiene que ser descartado por su carácter ilusorio, es incapaz de tocar con sus reformas el metabolismo interno del sistema del capital.
Ante el mantra neoliberal del bacheletismo hemos hecho una inscripción, acusado una presencia que asedia. El pueblo soberano puede convertirse en el objeto y el sujeto del poder. Esta opción no es negociable para mí, para Roxana, para Igualdad. Antes bien, no aspiramos robarle a los ladrones o a falsificar la realidad a través de lo que pregunta. ¡Claro que no proponemos que seamos todos pobres!  
¿Usted cree en la invención de esta tradición que dice que somos democráticos y deliberativos cada cuatro años?
-En Europa se ha preguntado y discutido cómo deber ser una nueva sociedad democrática. Hay que tomar en cuenta que ellos ya superaron el dogma de que la política gira en torno al Estado [nacional], pues hace rato que están construyendo  el Estado Europeo, que es multinacional. En ese sentido han dado pasos de gigante. Incluso, para ellos el Estado Europeo es una cuestión más importante que la monserga de la globalización. Aquí en Chile nos matamos por ser globalizados. Los europeos están preocupados por el problema de cómo deber ser la Constitución Política de una sociedad que ya es y debe seguir siendo continental.
Luego, entre tradición y traición hay una diferencia muy menor. Vivimos como nómades del presente en que nos encontramos en una situación en que nuestra fuerza está por debajo de nuestra voluntad.
¿Su proposición de “igualdad” en qué no se parece a la igualad propuesta por el ex Ricardo Lagos?
-El oportunismo ha sido uno de los mayores soportes ideológicos de aquellos huérfanos de ilusiones, antaño traficantes de esperanzas, ora descreídos humanistas de vocación ermitaña. Nosotros, con el Partido Igualdad, hemos creado un instrumento político que representa a los nadie. “Sueñan las pulgas con comprarse un perroy sueñan los nadie con salir de pobresLos nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada./ Que no hablan idiomas, sino dialectos.Que no profesan religiones, sino supersticiones./Que no son seres humanos, sino recursos humanos./ Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.”, escribió el poeta uruguayo Eduardo Galeano.
Nuestra inspiración es que no seamos los pobres todos iguales de pobres, que los ricos sean iguales de ricos, los militares iguales al ejército israelí –el segundo más armado en el mundo–, ni nuestro país sea igual a Vietnam cuando los ciudadanos de a pie ejercen el legítimo derecho a protestar. Por ningún motivo. Luego, lo que voy a decir no es una opinión de circunstancia: adherimos a colocar las cosas en su lugar, así de simple.
Como estudiante avanzado de Derecho en la Universidad Arcis, ¿coincide en que la obscenidad del Senado se ha convencionalizado?
-El Senado lo componen personas vencidas por una Constitución mal parida, vencidos por la edad, por el fracaso, por la corrupción. En qué medida un poderoso es capaz de neutralizar la productividad intelectual de un pueblo de manera que no quede ningún pensamiento libre y ninguna objeción, claro, es ciertamente mediante lo que subyace en su pregunta.  

Situación de los DDHH en Chile, mes de octubre de 2013


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por Fasic
Martes, 12 de Noviembre de 2013 00:33


La síntesis más completa sobre las violaciones contra los DDHH en el país andino.
Agustín Edwards admitió contactos con  la CIA tras elección de Allende 

03 de Octubre: En su declaración prestada ante el ministro Mario Carroza, el dueño de El Mercurio reconoció reuniones con el ex secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, y el ex director de  la CIA, Richard Helms, en septiembre de 1970, pero sin propósitos golpistas según indicó.

Edwards dijo, en su declaración, que “es efectivo que viajé a Estados Unidos, y ello ocurre al día siguiente de la elección del  4 de septiembre de 1970”, pero negó haberse reunido con Richard Helms, director de  la CIA, en el Hotel Madison de Washington. Sin embargo, más adelante, señaló que sí se reunió con Helms, pero sin especificar el lugar.

Consultado si es efectivo que en septiembre de 1970 ya mantenía una relación con la central de inteligencia estadounidense, Edwards respondió que “no tenía contactos con  la CIA en Chile, pero sí las tuve cuando estuve en Washington”. Además, indicó que no le consta que otro director de  la CIA, Vernon Walters, haya dicho que él “era el principal recurso de la CIA en toda América Latina”. También desmintió haber recibido dineros de la CIA.

Ministro Llanos dicta procesamiento por secuestro de María Alvarado Borgel

09 de Octubre: El ministro en visita de la Corte de Apelaciones de Santiago Leopoldo Llanos dictó procesamiento en contra de cuatro agentes de  la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) Manuel Contreras Sepúlveda, Miguel Krassnoff Martchenko, Marcelo Moren Brito y Basclay Zapata Reyes, por el secuestro calificado de María Inés Alvarado Borgel, perpetrado el 15 de julio de 1974, en Santiago y  cuyo último paradero fue el recinto clandestino de Londres 38. 

Ministro Carroza dicta condena de primera instancia por secuestros 

09 de Octubre: El ministro en visita Mario Carroza Espinoza dictó sentencia de primera instancia en la investigación por los secuestros calificados de Julián Peña Maltés, Alejandro Pinochet Arenas, Manuel Sepúlveda Sánchez, Gonzalo Fuenzalida Navarrete y Julio Muñoz Otárola, ocurridos en septiembre de 1987. 
El magistrado sentenció a 34 ex agentes de  la Central Nacional de Informaciones (CNI) por los secuestros de los cinco integrantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y que son los últimos detenidos desaparecidos antes del 10 de marzo de 1990. 

Entre los procesados, el juez determinó condenar a Hugo Salas Wenzel y Álvaro Corbalán Castilla a 15 años de presidio en su calidad  autores de  los secuestros. Los demás condenados tienen petición de penas entre 10 años y un día y 541 días de presidio.

En el aspecto civil se acogieron las demandas de indemnización presentadas en contra del Fisco de Chile, determinando que se deben pagar en total la suma de 380 millones  a los familiares de las víctimas.

Ministro Vázquez dicta procesamientos por homicidios en casos “Víctor Jara” y “Janequeo” 

11 de Octubre: El ministro en visita  de  la Corte de Apelaciones de Santiago Miguel Vázquez Plaza dictó procesamiento en dos procesos por violaciones a los DDHH que investiga, determinando el ingreso a prisión preventiva de miembros del Ejército y agentes de la CNI. 

En el primer caso,  el magistrado determinó  procesar también a Juan René Jara Quintana como responsable en calidad de cómplice del homicidio del cantautor Víctor Jara Martínez, ocurrido el 16 de septiembre de 1973 en el entonces Estadio Chile. Hay ocho procesados más por este caso, anteriormente. 

En la segunda resolución, el magistrado sometió a proceso a 18 personas por los homicidios calificados de Hugo Ratier Noguera y Alejandro Salgado Troquian, ocurridos el 7 de septiembre de 1983 en la calle Janequeo,  comuna de Quinta Normal. 

Por este caso, fueron sometidos a proceso los agentes de  la CNI RobertoSchmied Zanzi, Sergio Canals Baldwin, Álvaro Corbalán Castilla, Aquiles González Cortés, Fernando Rojas Tapia, Jorge Vargas Bories, José Aravena Ruiz, José Salas Fuentes, Arturo Sanhueza Ross, Egon Barra Barra, Norman Jeldes Aguilar, Manuel Morales Acevedo, Raúl Méndez Santos, Rodolfo Olguín González, Zinaida Vicencio González, Rafael Ortega Gutiérrez, Raúl Escobar Díaz y Eduardo Chávez Baeza. 

De acuerdo a los antecedentes del proceso, se ha determinado que “el día 07 de septiembre de 1983, un número no precisado de sujetos del organismo denominado “CNI” concurrieron hasta el domicilio ubicado en calle Janequeo N° 5707, comuna de Quinta Normal, el que estaba siendo vigilado desde hace varias semanas, donde procedieron a rodear el lugar y a disparar, sin mediar provocación alguna y con gran poder de fuego contra el inmueble, producto de lo cual resultó muerto por diversas heridas de bala, Hugo Ratier Noguera. Además,  Alejandro Salgado Troquian fue abatido por múltiples heridas de bala, en la misma calle”. 

Se dictó orden de detención en contra de todos los procesados, excepto de Corbalán Castilla y Morales Acevedo quienes se encuentran recluidos en el Penal de Punta Peuco por otras causas de DDHH.
La DINA financió a la junta militar y pagó a la prensa

18 de Octubre: A través de una cuenta bancaria, la DINA financió, en 1975, operaciones de  la Junta Militar y de otros organismos de Estado y pagó a medios de prensa chilenos, documentos incluidos en un informe de  la Corte Suprema anexo al expediente del juicio por el asesinato del ex canciller Orlando Letelier, que la agencia EFE tuvo acceso.

La cuenta se abrió en nombre de una ficticia "Dirección Nacional de Rehabilitación" (DINAR) y su titular era el entonces coronel Manuel Contreras, jefe de  la DINA.

Varios agentes de la DINA figuran cobrando cheques emitidos por "DINAR", entre ellos el brigadier Marcelo Moren Brito, como el coronel retirado y ex alcalde de Providencia, Cristián Labbé Galilea, entre otros.
Ministro Héctor Solís dictó procesamiento por caso de DDHH 

18 de Octubre: El ministro en visita de  la Corte de Apelaciones de San Miguel, Héctor Solís Montiel, sometió a proceso a Francisco Javier Orellana Seguel y Mario Francisco Galarce Gil, como autores del delito de homicidio de Iván Alfredo Quinteros Martínez, perpetrado el 17 de diciembre de 1981. 

De acuerdo a los antecedentes del proceso: “El 17 de diciembre de 1981, alrededor de las 10:15 horas, en circunstancias que Iván Alfredo Quinteros Martínez, circulaba en bicicleta por Callejón Lo Ovalle en dirección al oriente, fue interceptado por dos agentes pertenecientes a  la CNI, que se movilizaban en una motocicleta, los que lo persiguieron por dicha arteria y en un momento determinado el ciclista descendió de su vehículo, ocasión en que sus perseguidores le dispararon impactándolo en cinco oportunidades en diferentes partes del cuerpo, provocándole la muerte”. 

Ministro Aldana condena a ex coronel de carabineros por violación a los DDHH 

22 de Octubre: El ministro en visita para causas de DDHH de la Corte de Apelaciones de Concepción, Carlos Aldana Fuentes, condenó al coronel en retiro de Carabineros Sergio Arévalo Cid, a las penas efectivas de 15 años y un día, como autor de los homicidios calificados de los estudiantes ecuatorianos de  la Universidad de Concepción, Felipe Porfirio Campos Carrillo y Freddy Jimmy Torres Villalba, ilícitos perpetrados el 19 de septiembre de 1973.  Asimismo, condenó al ex oficial a la pena de 5 años y un día, como autor del secuestro calificado de Héctor Roberto Rodríguez Cárcamo, perpetrado el 19 de septiembre de 1973. 

En la causa, el ministro Aldana absolvió al coronel (r) Fernando Pinares Carrasco, de los delitos señalados.

De acuerdo a los antecedentes reunidos en la investigación, fue posible acreditar que, entre el 16 y el 19 de septiembre de 1973, Felipe Porfirio Campos Carrillo y Freddy Jimmy Torres Villalba, de nacionalidad ecuatoriana, fueron detenidos, sin orden judicial ni administrativa competente, por funcionarios de Carabineros y conducidos a dependencias de la Cuarta Comisaría de Concepción. 

En este recinto fueron retirados “por personal de Carabineros y trasladados al sector de la desembocadura sur del río Bío Bio, donde fueron encontrados muertos al día siguiente, presentando varios impactos de bala en su cuerpos, siendo la causa de sus muertes, múltiples heridas a bala”, sostiene la resolución. 

Calle Conferencia: Ministro Vázquez dicta acusación contra 79 ex integrantes de  la DINA  

22 de Octubre: El ministro en visita de  la Corte de Apelaciones de Santiago Miguel Vázquez dictó acusación en la investigación por los secuestros calificados de Mario Zamorano Donoso, Jorge Muñoz Poutays, Uldarico Donaire Cortés, Jaime Donato Avendaño, Elisa Escobar Zepeda, Lenin Díaz Silva y Eliana Espinoza Fernández; y por el homicidio calificado de Víctor Díaz López, ilícitos perpetrados entre mayo de 1976 y enero de 1977, en Santiago, causa conocida como “Conferencia  1”. 

El magistrado Vázquez determinó la responsabilidad de 79 ex integrantes dela DINA en los ochos delitos cometidos en diversos operativos realizados en calle Conferencia 1587, de la comuna de Santiago; calle Gaspar de Orense 993, de la comuna de Quinta Normal; calle Bello Horizonte 979, de la comuna de Las Condes, y el homicidio en el cuartel de Simón Bolívar 8800, en la comuna de  La Reina, causa que se instruyó por una querella presentada el 12 de enero 1998, y que anteriormente instruyeron los ministros en visita Juan Guzmán Tapia  y Víctor Montiglio Rezzio. 

Entre los 79 acusados figuran Manuel Contreras Sepúlveda, Pedro Espinoza Bravo, Miguel Krassnoff Martchenko y Ricardo Lawrence Mires, entre otros.

Ministro Carroza dicta procesamiento en causas de DDHH 

22 de Octubre: El ministro en visita de  la Corte de Apelaciones de Santiago Mario Carroza dictó autos de procesamientos en dos causas por violaciones a los DDHH y que involucran a ex agentes de Estado.

En el primer caso, el magistrado Carroza encausó a Kenny Aravena Sepúlveda, por su responsabilidad en los homicidios de Jorge Pacheco Durán, Denrio Álvarez Olivares y Ernesto Mardones, ocurridos el 19 de diciembre de 1973.

De acuerdo a la investigación: “El día 19 de diciembre de  1973, a las 20:30 horas, una patrulla militar del regimiento Nº 1 “Buin” a cargo del teniente Kenny Aravena  Sepúlveda, procede a retirar desde la Cárcel Pública de Santiago, a los detenidos Jorge Pacheco Durán, Denrio Max Álvarez Olivares y Ernesto Domingo Mardones Román, para trasladarlos hasta dependencias de dicha unidad militar, conforme a lo ordenado por el comandante del regimiento; sin embargo, el mismo oficial,  una hora más tarde, sin explicación alguna, procede a dejar los cuerpos sin vida de los tres detenidos en el Servicio Médico Legal”

En otra causa, el ministro dictó procesamiento por los homicidios de Luis Herrera González y Mario Parra Guzmán, ocurridos el 27 de septiembre de 1973, responsabilizando por los ilícitos a Pedro Silva Jiménez, Jaime García Zamorano, Jorge Muñoz Pontony y Pedro Rivera Piña.

En la investigación se logró determinar que: “El día 27 de septiembre, , una patrulla militar se dirige a la empresa Chilean Autos y detiene a dos de sus  trabajadores, dirigentes sindicales, Luis Ricardo Herrera González y Mario Parra Guzmán, acto seguido los traslada a las dependencias de  la Academiade Guerra del Ejército,  posteriormente, sin mediar justificación el mayor Jorge Muñoz Pontony y capitán Benjamín Araya Pérez le ordenan al capitán Jaime García Zamorano y a los soldados segundos Pedro Rivera Piña y Pedro Silva Jiménez, la ejecución de los detenidos; para concretar tal mandato, los efectivos  les trasladan  hasta calle Romero, donde el oficial García Zamorano decide cumplir la orden recibida y ambos  soldados  les disparan con sus fusiles y provocan la muerte de los detenidos en el lugar”.

Londres 38: Ministro Llanos dicta procesamiento por secuestros calificados 

24 de Octubre: El ministro de fuero de  la Corte de Apelaciones de Santiago Leopoldo Llanos dictó auto de procesamiento por los secuestros calificados de Artemio Gutiérrez, Francisco Fuentealba y Abundio Contreras quienes permanecieron en el centro de detención clandestina de Londres 38, desde donde se pierde su rastro.

En la causa, el magistrado procesó a los ex integrantes de  la DINA: Manuel Contreras, Miguel Krassnoff y Marcelo Moren por su responsabilidad, en calidad de autores, en los tres ilícitos. En tanto, al ex agente Basclay Zapata le imputo responsabilidad sólo por los secuestros de ellos.

El ministro Llanos logró determinar que “Artemio Gutiérrez Ávila, 23 años, soltero, fue detenido conjuntamente con Francisco Javier Fuentealba, 26 años, ambos de oficio joyero y militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, por agentes de la DINA, mientras se encontraban en la joyería “Platinol”, ubicada en comuna de Santiago, para ser llevados al centro de detención clandestino conocido como “Londres  38”, donde fueron vistos por testigos, perdiéndose todo  rastro verosímil a su respecto hasta la fecha”.

En el caso de Abundio Alejandro Contreras González, de 28 años de edad, casado, padre de dos hijos, quien trabajaba en  la Corporación de Reforma Agraria (CORA) y era militante del MIR, el ministro Llanos logró acreditar que fue detenido el 14 de julio de 1974, en la casa de su padre, por efectivos de la Dirección de Inteligencia Nacional. "Fue visto en Londres 38 y en Cuatro Álamos por diversos testigos, y desde allí se pierde todo rastro de él hasta la fecha., sin que él haya tomado contacto con sus familiares, ni realizado gestiones ante organismos del Estado, sin registrar entradas o salidas del país, sin que conste, tampoco, su defunción”.

Operación Colombo: Ministro dicta acusaciones

25 de Octubre: El ministro en visita de  la Corte de Apelaciones de Santiago, Hernán Crisosto, dictó acusación en tres de los procesos que investiga y que están relacionados con la denominada “Operación Colombo”, la que se encuentra dividida en 37 líneas de indagación y que tiene más de 575 tomos.

Las acusaciones implican a más de ochenta agentes de la DINA, los  que ya habían sido procesados por el ministro Víctor Montiglio. Ahora, el ministro Hernán Crisosto los acusó por los casos de secuestro calificado de Félix Edmundo Le Brecht Díaz-Pinto, quien sobrevivió a su detención en Villa Grimaldi.

Entre los acusados figuran, Manuel Contreras, Pedro Espinoza, Raúl Iturriaga, Marcelo Moren  y Miguel Krassnoff, entre otros.

Dictan condenas en causas de DDHH 

25 de Octubre:  La Corte Suprema y  la Corte de Apelaciones de Santiago dictaron sentencias relacionadas con causas por violaciones a los DDHH -cometidas entre 1973 y 1990- y que se iniciaron por requerimientos presentados por la fiscal de la Corte de Apelaciones de Santiago, Beatriz Pedrals, a fines de 2010. 

En el primer caso, los ministros  la Segunda Sala del máximo tribunal, declararon inadmisibles el recurso de casación presentado en contra de la sentencia que condenó a Guillermo Hombitzer Fernández a la pena de tres años y un día de presidio, por su responsabilidad en el homicidio de José Laurel Almonacid. 

En el segundo caso,  la Tercera Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago revocó la sentencia de primera instancia que había condenado a Alejandro García Araya por el homicidio de Marcos Reyes Arzola. 

La sentencia del tribunal de alzada determina que la muerte de Reyes Arzola es un homicidio simple cometido por Carabineros y no un delito de lesa humanidad, por lo que se aplicó la figura de la prescripción de la acción penal para determinar absolución.

Trabajadores alegan ante CIDH que Chile no tiene “auténtica libertad sindical” 

29 de octubre: Dirigentes sindicales denunciaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que en el país la legislación laboral no se ha adecuado a los convenios internacionales porque “sigue amarrada a la Constitución política heredada de Pinochet”.

Durante una audiencia, en el marco del 149 período de sesiones de la CIDH, los peticionarios chilenos argumentaron que el  Estado aún no ha cumplido con las recomendaciones que le indicó el propio organismo en 1985, concernientes a la libertad sindical, el derecho de asociación colectiva y el derecho a la huelga sin capacidad de reemplazo.

Caso Colonia dignidad: Corte de Santiago confirma condena por secuestro de Adriana Bórquez 

30 de Octubre:  La Corte de Apelaciones de Santiago ratificó la resolución del ministro en visita Jorge Zepeda que condenó a Fernando Gómez Segovia (ex agente DINA ) y Gerard Mücke (integrante de la ex Colonia Dignidad) por el delito de secuestro calificado de Adriana Bórquez Adriasola, ocurrido en el mes de abril de 1975 en Parral.

En fallo unánime, los ministros de  la Séptima Sala del tribunal de alzada  confirmaron la sentencia que condenó a 3 años de presidio, con el beneficio de la remisión condicional de la pena,  a ambas personas por el secuestro antes señalado que comenzó en la ex Colonia Dignidad y que luego se prolongó en el centro de detención de la DINA conocido como “ La Venda Sexy”, ubicado en Irán con Los Plátanos comuna de Macul.

Conmemoran Día Nacional del Ejecutado Político 

30 de Octubre: En el Museo de la Memoria y los DDHH la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) conmemoró el Día Nacional del Ejecutado Político fecha instaurada por decreto el 2009 en la administración de la ex Presidenta Michelle Bachelet.

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Brasil, de los jóvenes iracundos a los nuevos rebeldes


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por Angel Calle Collado
Martes, 12 de Noviembre de 2013 00:40


Volvieron, se renovaron y buscan cambiar la política desde lo político. Pero, ¿qué relación guardan con las formas clásicas de hacer política? ¿Qué papel asignamos a actores como el Black Block? ¿Cuál es el potencial para un cambio real de estos nuevos sujetos políticos?

El antropólogo brasileño Darcy Ribeiro dedicó su libro Los dilemas de América Latina a los “jóvenes iracundos” que aparecieron en los años setentas, con dos aportaciones radicales en el campo de la política. La primera, contestar a la propia izquierda, pero no para defender el sistema, sino para combatirlo más eficazmente. La segunda, que estas nuevas camadas revolucionarias aprendieron a estar en desacuerdo y estar juntos. El reciente ciclo de protestas en distintas ciudades de Brasil evidencia que los “jóvenes iracundos” volvieron, renovados, eso sí.

El contexto es diferente, bien es cierto. Cayó el muro de Berlín y emergieron los puentes sociales que facilita internet a escala mundial. La izquierda llegó al poder institucional en Brasil, y cambió significativos escenarios, como la pobreza extrema, a base de programas asistencialistas. Pero también acabó trocando “emancipación” por “inserción” dentro del marco de la globalización neoliberal.

Brasil podrá llegar a ser una “potencia geopolítica”, como afirma el expresidente Lula, pero lo hará sin revisar algunas subordinaciones internas y externas. Las élites nacionales consolidan su poder a través del crédito público del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) y de las infraestructuras (carreteras, ductos, puertos, represas, etcétera) construidas para fortalecer la creación de grandes conglomerados industriales (alimentación, petroquímicas, metalúrgicas, telecomunicaciones) y exportadores de materias primas (soja, petróleo), que consolidan su hegemonía en América Latina. Pero ello no repercute en el bienestar de la clase trabajadora, en sus salarios o derechos sociales, ni ésta participa o se identifica con las políticas expansionistas, pues su acceso a un mayor consumo crece también a costa del endeudamiento de los hogares y el estancamiento de servicios públicos como salud o educación.

Como casi en toda América Latina, el extractivismo se impone como motor de la política energética y agroexportadora, pero dependiente de las necesidades materiales de países como China, el consumo cárnico de los países industrializados que demandan soja y pastos para su ganado o el biodiésel como fuente de reserva internacional frente al irremediable vaciamiento de los pozos petrolíferos. A ello añadimos el peso que el pago de deudas internas y externas tiene en países como Brasil, superior al 40 por ciento de su presupuesto federal.

No es de extrañar, por tanto, que los (nuevos) jóvenes iracundos contesten también el papel del núcleo dirigente del Partido del Trabajo (PT) como firme aliado de estas élites político-económicas, lo que, unido a los frecuentes casos de corrupción que afectan a altos cargos de la nación, hace que el descontento busque nuevas vías de canalización, sobrepasando el ciclo político que irrumpiera en Brasil en la década de los ochentas. Hablan de “democracia real”, como hace el 15M en el Estado español, y no la restringen a la elección de representantes en los parlamentos o en un partido determinado. La democracia está y se conquista en muchos lugares.

El fenómeno mediático de Mídia Ninja (narrativas independientes, periodismo y acción) es muy ilustrativo: “periodismo ciudadano” para “defender la democracia”. Pero también las formas de organización de la protesta, como el Movimiento Passe Livre, que aboga por el funcionamiento “horizontal, autónomo, independiente y apartidario” en cada ciudad. A través de la campaña “¿Dónde está Amarildo?” se investiga y se acusa a los diferentes gobiernos y responsables policiales de todos los “desaparecidos de la democracia”, como el caso de Amarildo en la favela de la Rocinha, en Río de Janeiro.

 Los tres gritos de los jóvenes brasileños

La sucesión de manifestaciones populares que tienen lugar en el 2013 en Brasil no representan sólo un ciclo de protestas, de demandas concretas y de acciones en la calle. Hay toda una revolución en las formas de hacer y entender la política, en las propias articulaciones entre organizaciones políticas y ciudadanía. Se trata de un ciclo de movilizaciones más amplio. Son tres gritos que se superponen, con conexiones a otras voces provenientes de América Latina y del resto del mundo.

En primer lugar aparece, con ecos globales, el grito de dignidad, de derechos sociales y (auto)gobierno en una sociedad y en unas (mega)ciudades que aumentan dinámicas de desigualdad y exclusión. Quizás los zapatistas sean los que mejor simbolicen este grito con su lema “los rebeldes se buscan”, que tiene eco en muchas de las movilizaciones globales del siglo XXI. En Brasil tenemos el grito de los excluidos, que cada septiembre convoca (este año con más repercusión social) a quienes no participan del pastel del Brasil “potencia”, o no están de acuerdo en la construcción de esa “potencia neoliberal”. También las importantes movilizaciones de maestros defendiendo la escuela pública, como por ejemplo, las cerca de 50 mil personas que apoyaron a los profesores en defensa de una educación pública, en la ciudad de Río de , el día 7 de octubre.

Este grito se comparte con el grito del derecho al territorio, más presente en otros países. El caso reciente más paradigmático lo tenemos en Colombia y las protestas campesinas de agosto y septiembre de 2013, que paralizaron al país para demandar, entre otras cuestiones, la revisión del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y la constitución de zonas de reserva campesina, de orientación hacia la soberanía alimentaria y los sistemas agroalimentarios locales.

En las últimas décadas asistimos al auge de movimientos de base sociocomunitaria, como los propios zapatistas, la fortaleza de movimientos “sin tierra” o de agricultores familiares que forman parte de Vía Campesina, o las zonas indígenas de autogobierno conquistadas en Bolivia, Colombia o Venezuela. Pero el territorio es también la ciudad, que debe democratizarse en lugar de ser foco permanentes de exclusión. Y de ahí que “tarifa cero” sea más que una reclamación de transporte público para convertirse, como ellos y ellas afirman, que “el Movimiento Passe Livre debe fomentar la discusión sobre aspectos urbanos, como el crecimiento desordenado de las metrópolis, la relación entre ciudad y medio ambiente, la especulación inmobiliaria y la relación entre drogas, violencia y desigualdad social”.

Finalmente, y aquí entran de lleno las “nuevas camadas”, más rebeldes que revolucionarias en la actualidad, el derecho a decidir sobre cuestiones que nos afectan encuentra resonancia en jóvenes acostumbrados a palabras como “elección” o “libertad”, que tienen en las nuevas tecnologías la posibilidad de construir redes de afinidad sin órganos centrales de por medio, y que están escuchando estas voces en otras partes del mundo.

Es el grito de la radicalización de la democracia, que también atraviesa los otros dos gritos (por ejemplo, en las demandas de autogobierno, gestión democrática de la ciudad, conquista de derechos básicos, de soberanía alimentaria, de economías solidarias, de cooperativismo en las fábricas y en el campo, de autogestión ambiental de territorios y bienes naturales, etcétera), y que hoy da paso a las protestas de la mano de los nuevos movimientos globales, ejemplificados en el citado 15M español, en las revueltas islandesas de la ciudadanía frente a los ajustes neoliberales, YoSoy132 en México, en la emergencia de partidos de base asamblearia como el Movimiento 5 Estrellas en Italia, y el Y’en a marre (¡Ya basta!) en Senegal.

Más allá de las protestas, estos nuevos movimientos globales son la base de los “nuevos rebeldes”, junto a redes más clásicas que también enfatizan la construcción de otras sociedades. Para ello abogan por ir ocupando las calles, los medios de comunicación, las formas de producción, las finanzas solidarias, los mercados locales (agroecológicos), etcétera. Los nuevos rebeldes protagonizan fenómenos menos visibles, pero evidencian el gusto por la diversidad, por la revolución “desde abajo”, desde lo político (más cotidiano) y desde el protagonismo social. En esto se parecen los “jóvenes iracundos” de antaño y de la actualidad. Y, hoy en día, se diferenciarían en la menor orientación partidista-vanguardista y en la menor presencia de representantes políticos o simbólicos, que auspiciaron, a partir de la década de los sesentas, figuras como el Che Guevara, la propia revolución cubana o las insurgencias foquistas de movimientos guerrilleros en América Latina.

Así pues, los jóvenes iracundos volvieron, se renovaron y buscan renovar la política (el poder instituido) desde lo político (lo social, el poder ejercido en la cotidianidad). Pero, ¿hasta qué punto son “globales” en su lucha? ¿Qué relación guardan, en Brasil, con las formas clásicas de hacer política? ¿Qué papel asignamos a actores como el llamado Black Block en este ciclo de movilizaciones? ¿Cuál es el potencial para un cambio real de estos nuevos sujetos políticos?

Diez tesis

1. Los nuevos jóvenes iracundos forman parte de los “nuevos movimientos globales”.

Las características que enunció Darcy Ribeiro son hoy aplicables a fenómenos recientes como el 15M en el Estado Español, los “indignados” turcos o las convocatorias surgidas desde el YoSoy132 en México. El protagonismo social en las calles (antes que cualquier bandera) están presentes en todos estos países. Los rebeldes se buscan y caminan preguntando, dicen los zapatistas. Por ello, estos jóvenes, en colaboración con los desafectos de la democracia autoritaria y las transformaciones desde partidos verticalistas, se buscan para intensificar las demandas sociales desde una radicalización de la democracia, visible en sus formas de organización (extremadamente horizontales, asamblearias, eludiendo representantes en lo posible) y en sus propuestas para pedir una democratización de las relaciones sociales en su conjunto.

Estos nuevos movimientos se vuelven globales ya que: recuperan desafíos que tienen que ver con el sistema en su conjunto, siendo la radicalización de la democracia su sustrato y su expresión consecuente; tienen una vocación planetaria en sus formas de expresión, en sus críticas ambientalistas, en el internacionalismo de sus luchas; construyen, con facilidad, luchas globales a partir de demandas puntuales que tienen que ver con necesidades básicas de la población: educación y salud públicas; seguridad y soberanía alimentaria; derecho de expresión política; crítica del autoritarismo de gobiernos, policía y medios de comunicación.

2. Brasil inicia un ciclo político propio, que cerrará el ciclo nacido en los años ochenta desde las izquierdas más clásicas.

Las protestas en Brasil se nutren del presente. Existe una ventana política que inspira protestas, y que continuará abierta los próximos años, relativa a la imposición de inversiones relacionadas con la Copa de fútbol 2014 y las Olimpiadas de 2016. Dichas inversiones están lejos de confrontar desigualdades sociales. Es más, las intensifican. Por un lado, la especulación inmobiliaria y el rediseño de la ciudad no favorecen a los más pobres, que tienen que buscar nuevas periferias, nuevas favelas, como en el caso de Rio de Janeiro. Por otro lado, desvían fondos de lo social hacia la construcción de una “marca” Brasil, para lo cual también se requiere un ordenamiento territorial, policial si es preciso como los procesos de “pacificación” de las favelas, que haga posible lanzar esa marca simbólica de “país potencia” que nada en la abundancia y no en la desigualdad.

Pero existen otras razones que tienen que ver más con un pasado reciente. Jóvenes y no tan jóvenes sienten que un ciclo político nacido en los años ochenta alcanzó su techo. El fin de la dictadura emergió al calor del Partido de los Trabajadores (PT), Central Única de los Trabajadores (CUT), Movimiento Sin Tierra (MST) y otros actores. La bandera de la emancipación empieza a no estar tan presente en los dos primeros protagonistas. Las políticas de Lula primero, y Dilma después, se centran en una gestión mejorada, con la creación de programas sociales coyunturales contra el hambre y la pobreza, en lugar de modificar las estructuras que reproducen dicha hambre y dicha pobreza.

Se trata de una inserción como “potencia” a través de “campeones mundiales”, de empresas multinacionales y de una presencia estratégica en los países de su entorno o en África, en la liga de la globalización neoliberal. No hay crítica (excesiva) en este proyecto político en torno al PT, que evolucionó de esta manera en los últimos años. Las protestas en Brasil, entonces, suponen una contestación de estas prácticas y una búsqueda de cambio de ciclo político: son un auténtico “SaoPaulaço”. Un ejemplo similar  e inaugurador de esta crítica frente al neoliberalismo en América Latina fue el “caracazo” de 1989, al que seguirían otras protestas que desalojaron presidentes en Argentina o en Ecuador ya en pleno siglo XXI. Brasil reactualiza, desde sus dinámicas internas, aquel “caracazo”: hay un proyecto que no es popular y no está legitimado socialmente. Sin embargo, la protestabrasileña, al contrario que la mexicana o la española, no está marcada (aún) por el “que se vayan todos”, a estilo de los cacerolazos argentinos de 2001. La crítica y las propuestas, como rasgo distintivo de Brasil, es más articuladora, menos proclive a una “guerra de guerrillas”, a un desafío y un cuestionamiento más amplio de las autoridades gubernamentales. Tal podría ser el caso de la protesta en las ciudades y pueblos españoles, marcados por culturas políticas locales, como el nacionalismo periférico, el anarquismo, las corrientes libertarias o la credibilidad en instituciones próximas y no en las alejadas como la Unión Europea, hoy rehén de la élite financiera neoliberal.

 3. El Black Block constituye una herramienta de acción que se traslada de otras protestas, pero no constituye el corazón de estas nuevas “camadas revolucionarias”.

Efectivamente, en las recientes protestas, hubo mediáticamente una sobrerrepresentación de los grupos que se autodenominaron como Black Block; en parte, por la necesidad de las élites de hacer aparecer a los “iracundos” como generadores de caos, a pesar de que la violencia fue siempre “simbólica” (objetos, no personas). Lo mismo ocurrió en las cumbres “antiglobalización” vividas desde finales de los noventas, particularmente desde las protestas de 1999 frente a la Organización Mundial del Comercio, en Seattle, Estados Unidos. Y en parte también, por la novedad y efervescencia manifestada por sus integrantes.

No obstante, como particularidad brasileña, los adeptos del Black Block manifestaron estar más identificados con tácticas de protesta autónoma y de acción sobre símbolos capitalistas, que con identidades que los hicieran herederos de tradiciones de autonomía política, como ocurre en la vieja Europa. Estas tradiciones de autonomía política o social rescatan espacios de socialización y propuestas ideológicas provenientes del anarquismo en España o la autonomía obrera en Italia, los cuales buscan fundar otros mundos desde prácticas de libertad individual, pero ante todo de cooperación social, el llamado “apoyo mutuo”.

El Black Block europeo siempre estuvo próximo, por lo general, a estas propuestas sociales en sus discursos a la vez que articularon sus protestas “simbólicas” en clave de ataque a bancos y centros comerciales. Grupos anarquistas, centros sociales ocupados o colectivos de autogestión obrera son referentes significativos en países mediterráneos o en Alemania. Esto los distancia, a su vez en estos mismos países, de otras corrientes de autonomía, como las experiencias de anarcosindicalismo (más enfocadas a construir “poder popular” a nivel social) o las iniciativas de democracia libertaria (donde la democracia directa o más radical se hace más presenta como seña de identidad de sus propuestas de transformación sociocultural). En este sentido, el 15M en el Estado español bebe más de estas corrientes libertarias que de un anarquismo clásico.

Si el Black Block acaparó las miradas, hubo otros espacios más relevantes para entender la explosión de este ciclo de protestas. El descontento entre la población no encontró cómo canalizarse a través de las “viejas” herramientas. Volvieron entonces a verse discursos y escenas ya protagonizadas por estos jóvenes (y no tan jóvenes) en las convocatorios Occupy, que tuvieron repercusión en diversas ciudades brasileñas. Sin duda fue el Movimiento Passe Livre el que sembó las demandas y las condiciones organizativas de la protesta, a raíz del éxito de sus reivindicaciones en ciudades como Porto Alegre y, por supuesto, de la represión contestada en Sao Paulo.

 4. El descontento es global, no coyuntural: Brasil es un país emergente en el que no emergen ni la democracia ni los derechos sociales.

Cuando me acerqué a entrevistar protagonistas de estas protestas fueron muchos otros espacios los mencionados como parte del descontento. Ya los movimientos por la vivienda, como en España V de Vivienda o posteriormente la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, ayudaron a crear el clima de pérdida de derechos sociales que eclosionaron en el 15M. Las diferencias entre países son obvias. En los países centrales se trata de preservar un Estado de bienestar y posibilitar otras formas de democracia, dado el autoritarismo creciente de las élites neoliberales. En Brasil se trata de construir derechos cuando el país es orientado hacia la construcción de los escaparates de la Copa del Mundo y las posteriores Olimpiadas. Y cuando los muertos en democracia superan las cifras propias de los enfrentamientos armados de una guerra como la de Libia, por ejemplo.

Pero también diferentes ciudades ofrecieron diferentes soportes. Así, en Rio de Janeiro las protestas frente al gobernador Cabral o, también en otras ciudades frente a los gastos en la Copa de fútbol, fueron la antesala de la gran explosión callejera del 17 de junio. De la misma manera, en otras ciudades se destacan otras luchas urbanas (“una periferia activa”) como las protagonizadas por favelas y MTST en Sao Paulo. Las herramientas de tomar las calles desde la autonomía y frente a las políticas globalizadoras estaban ya siendo fraguadas en Brasil, años antes del 2013. En los nuevos movimientos globales (globales por internacionalistas, imbricar multitud de necesidades básicas y buscar una radicalización democrática del sistema, incluido partidos) no son espontaneistas, aunque su modo de operar sí concede gran peso y creatividad a reinventar las formas de hacer política, desde el protagonismo social.

 5. Más que jóvenes iracundos, son “nuevos rebeldes”: se construyen ideas y prácticas para una sociedad alternativa.

De forma menos visible, tanto para los grandes medios como para gran parte de la izquierda clásica, existen una serie de iniciativas sociales que van calando en la idea que rescató Darcy Ribeiro: criticar la izquierda para combatir el sistema social. La crítica se dirige hacia la construcción de alternativas al entramado de poderes que actúan en sentido contrario al de la emancipación de personas y pueblos: un capitalismo que quiebra límites ambientales y sociales para nuestra subsistencia, un patriarcado percibido crecientemente como autoritario y una homogeneización cultural segregacionista (clase, etnia, origen) según patrones de la sociedad del consumo y de las élites europeas y anglosajonas (las zonas definidas como fuera de la “barbarie” por los centros “civilizados”, según Boaventura de Sousa Santos).

La tecnología se ha vuelto, en parte, aliada de este mundo financiero-depredador, ha dejado de ser “convivencial”, como dijo Ivan Illich en los años setentas, para construir imperios de dominación muy capilares y muy insertos en la cotidianeidad: desde el consumo globalizado, hasta la represión en todo espacio público susceptible de mercantilizarse, pasando por la educación cultural en estilos de vida competitivos e insustentables. Es por ello que la contestación, especialmente entre los jóvenes “iracundos”, está tomando banderas como las prácticas de economía solidaria más contestatarias y favorables a procesos de cooperación social: fondos comunitarios, fábricas ocupadas o proyectos de control territorial de comunidades excluidas, la lucha por la soberanía alimentaria (mercados agroecológicos, cooperativas de producción y consumo) o la construcción de medios de comunicación y cultura comunitarios (en barrios, comunas, favelas, asentamientos rurales), ectétera.

Este fenómeno que atrae en la actualidad a los “jóvenes iracundos” es identificable tanto en Brasil como en España. Como ocurriera en los setentas, critican la sociedad consumista-productivista que no da la felicidad. En ese sentido se aproximan a los llamados nuevos movimientos sociales (ecologismo, feminismo, autonomía política, derechos de minorías). Pero en su contestación sistémica (impugnando la política autoritaria, las instituciones capitalistas, la insustentabilidad global) se hermanan con el movimiento obrero, a la par que, en América Latina, resuenan en ellos ecos sociocomunitarios propios de cada país. Así de abiertos, caminan sin proyecto unitario, por ahora, porque “caminan preguntando”, como dicen los zapatistas.

 6. Los nuevos rebeldes revisitan la pedagogía de Paulo Freire.

Se dan ya en Brasil algunas articulaciones asamblearias entre organizaciones populares, en una línea que se desmarca de las clásicas plataformas de izquierda o de los recientes foros sociales locales. Tomando como ejemplo la Assembleia Popular Horizontal de Belo Horizonte, leemos que “era necesario un espacio espontáneo, abierto y horizontal de debate que permitiera elevar las reivindicaciones populares y la organización de una pluralidad de voces, de forma coordinada para obtener resultados concretos”. Los ecos del 15M, como afirma un activista, en cuanto a metodologías y formas de participación, permite afirmar la existencia de una cultura política detrás de los nuevos movimientos globales. En esta línea situamos también a organizaciones plurales y asamblearias como Levante Popular de Juventude.

Autonomía, reticularidad horizontal y protagonismo social serán señas de identidad de futuras movilizaciones. Lo serán por estas dinámicas emergentes, pero también por el acervo sociocomunitario que constituye una referencia del hacer vital y político de Brasil. La pedagogía de Paulo Freire, el sentido territorial de algunas luchas (MST, MPA, Movimento dos Atingidos por Barragens, quilombolas, grupos indígenas en defensa de su territorio, etcétera.), la tradición emancipatoria sociocomunitaria (y no la simple “cordialidad” brasileña) de los años sesentas y setentas, junto con la presencia de movimientos afro, campesinos e indígenas, son algunas de las claves que explicarán también el porqué de esa búsqueda desde un hacer colectivo y “desde abajo”.

En esto, Brasil o México realizan otras aportaciones frente a la matrices movilizadoras del 15-M español, la cuales son más individuales y libertarias, más dirigidas al corto plazo que a construir procesos de mayor alcance. En todos estos casos el concepto de dignidad, en la política y en la economía, les sirve para ir haciendo conciencia y construyendo más redes de forma dialógica. Estos jóvenes iracundos construyen grandes conversaciones en la sociedad que habían quedado fuera de la agenda política, incluso de la izquierda, como qué entendemos por democracia y en qué diversos lugares se encuentra atrapada; o cómo enfrentarse local y globalmente a problemas ambientales de alcance planetario.

 7. Los nuevos rebeldes, aún con grandes limitantes, hablan de procesos políticos antes que de proyectos partidarios.

Si en los años setentas las ideas de los jóvenes iracundos se aferraron a revoluciones inmediatas de la mano de nuevos partidos en muchos casos, los nuevos rebeldes parecen reconocer que se trata de un proceso más complejo, donde los partidos son herramientas pero no las piezas centrales del tablero político. Jóvenes y no tan jóvenes están hoy organizándose de forma “apartidaria”. Como afirmó una activista: “el movimiento está en las calles, en las escuelas, en los barrios”, sólo que “no pensamos en un modelo ya listo, creemos que es un proceso colectivo, así que lo llevamos a nuestra propia organización”. Sus luchas ambientales, feministas, anti-capitalistas y “por un mundo en el que quepan muchos mundos” (retomando el discurso zapatista) son ya expresiones de esos modelos, que sin duda serán más abiertos a otros ejes de poder que lo fueron, por lo general, las ideologías del siglo XX. Y sus prácticas tendrán que transformarse al calor de esas peticiones, de sus propuestas de vida y de la utilización de una tecnología que genera nuevas formas de vinculación social por todo el mundo.

Más preocupante para valorar limitaciones de estos nuevos movimientos es su tendencia a buscar sumas y no procesos sociales. Defino la “política del y” como esa cultura política que busca la diversidad, los otros y otras, construir desde la complejidad. El 15-M es un ejemplo de esas formas de agregación ciudadana como también, en gran parte, las protestas en Brasil. La gente acudió a las calles con su cartel expresivo y con actitud desconfiada, si no beligerante, hacia quienes portaban banderas. Este hecho tiene de positivo que la propia protesta da voz a los descontentos, es ya muestra de un ágora física que se enlaza con las ágoras virtuales que han galvanizado muchas de estas protestas. Para una activista de estas movilizaciones, con experiencia en organizaciones sociales, ésa fue la clave: “precisamente porque lo hicieron de otro modo, sin banderas, animando la expresión de cada quien, eso nos hizo ir a las calles”.

Pero en ocasiones esta capacidad de atracción se detiene ahí. Individualidades que se unen y luego dejan de relacionarse. Crítica expresiva pero no insurgencia social. Creación de afinidades pero no construcción de proyectos vitales alternativos. Resuenan aquí, indefectiblemente, los ecos de una sociedad “líquida” (que dijo Zygmunt Bauman), muy asimilada a las formas de relación en Facebook. Esa dinámica también se visibiliza en la forma on/off de participar, sujeta a apoyos puntuales. Las excepciones no son minoría, sin embargo, como demuestran espacios más estables y referentes como el Movimento Passe Livre, que convocó nuevamente en octubre de 2013 a una semana de lucha por el transporte público, también como “medio para la construcción de otra sociedad”.

No todo son buenas noticias. La “política del y” (más agregativa, asamblearia) atrae la atención de las más jóvenes, frente a la “política del o” (tradicional, más sectaria, verticalista en la práctica). Pero puede volverse fácilmente líquida: apunta en ocasiones a una contestación más expresiva e individualizada que a una propuesta colectiva de diputar el poder, en lo cotidiano (lo político) y en lo más institucionalizado y mediatizado (la política).

8. Existe una dificultad para construir alianzas y articulaciones sociopolíticas en un contexto de dispersión de la izquierda y de fragmentación de los vínculos sociales.

No cabe duda que en el contexto brasileño muchas organizaciones del “proyecto de los ochentas” se replantearán sus bases  y formas de acción social. El sindicalismo mexicano de los maestros exhibe hoy formas de contestación que saltan las barreras clásicas de los sindicatos de co-gestión de las políticas neoliberales. Eso está lejos de ocurrir en España. ¿Y en Brasil?

Desde organizaciones rurales, campesinas e indígenas, el reto está en construir democracia desde la soberanía alimentaria y de los territorios, como ejemplifican en este último caso las protestas campesinas en Colombia. Allí se está dando una protesta que reúne una demanda muy fuerte de autogobierno y sostenibilidad en diferentes territorios, como la petición de una extensión de la práctica de zonas de reserva (afro, indígenas) hacia los propios campesinos. Se trata de producir desde los sistemas agroalimentarios locales y agroecológicos. Pero también se crean sinergias con entornos urbanos y con sectores más jóvenes, fruto de esas prácticas de los nuevos movimientos globales. Así, el 26 de agosto, diversas ciudades en Colombia vieron como cientos de miles de personas salieron a calles y plazas en lo que fue un “cacerolazo” solidario tras ocho días de lucha campesina.

No es siempre fácil esta creación de sinergias entre diferentes culturas y demandas políticas. Por ejemplo, en Brasil, durante las protestas de junio hubo repertorios de acción que se sucedieron en el tiempo y que de alguna manera acercaron las demandas de las favelas con los nuevos jóvenes “iracundos”. Tal sería el caso de la campaña ¿Dónde está Amarildo? O determinadas luchas por la vivienda y la ocupación de edificios en la ciudad. Pero la sucesión de repertorios está lejos de generar sinergias entre estas nuevas redes y las protestas ya consolidadas en el desigual Brasil.

El territorio, como espacio a defender ambiental y socialmente, aparece como estrategia frente a las formas de poder capitalistas que intentan adueñarse de ecosistemas y mercantilizar vínculos sociales. Las luchas por la defensa de “bienes comunes”, sean ambientales o los que permiten la cooperación social (espacios públicos, tecnología social, autogobierno), serán un referente de prácticas que quieran trabajar desde la interculturalidad y el diálogo entre rebeldes.

9. Esta nueva izquierda es rebelde pero, ¿es insurgente?

Esta nueva izquierda, que trasciende a la izquierda clásica, aún está por pasar, como vemos en la calle, de los momentos insurgentes en la protesta a las dinámicas insurgentes en el seno de la sociedad. Los obstáculos están ahí, en la cuestión de la escala para pasar de lo político a la política: la dificultad de construir iniciativas que vayan más allá de las “islitas” para ser referente de la población a la hora de satisfacer las necesidades básicas.

Otro asunto es la relación conflictiva con el Estado. En general, sobre todo en Brasil, no se rechaza, sino que se cuestiona que “el apoyo público no sirva para fomentar la autonomía”, como expresó un cooperativista. Las limitaciones de un estado paternalista son una crítica compartida en círculos de la economía solidaria de Brasil para describir el porqué del relativo fracaso de iniciativas públicas en este campo. Así mismo, el apartidarismo tiene que ver, a juicio de una participante en las protestas, con “la crítica a las maquinarias electorales antes que con la construcción de partidos distintos”.

Los nuevos rebeldes tratan de plantear procesos más próximos a la pedagogía de la autonomía de Freire que a las directrices más elitistas del marxismo ortodoxo, en aras de encontrar articulaciones y formas de radicalización de la democracia que puedan atraer a los “iracundos del siglo XXI”, los nuevos rebeldes. Todo ello sin perder el reconocimiento de singularidades y especificidades que se dan en luchas muy fructíferas en Brasil, en los asentamientos rurales, en las fábricas ocupadas, en las comunidades de las favelas, en las luchas ambientales o en las iniciativas frente al patriarcado.

Pero es cierto que los propios procesos de estos rebeldes están aún lejos de exhibir y pensar en formas de articulación más amplias, en parte porque la propia izquierda más organizada siente amenazadas sus formas, sus comodidades y sus liderazgos sobre grupos sociales concretos. Partidos minoritarios de izquierda, en general, parecen más dispuestos a “atrapar votos” que a aprender de nuevas formas de articulación y de protagonismo social. En este ámbito Brasil, España o México se parecen demasiado.

10. Los nuevos rebeldes proponen nuevas preguntas, no viejas respuestas, ésa es su principal contribución: las conversaciones sociales han cambiado.

Todavía quedarán unos años en los que gastos como los de la Copa o las Olimpiadas serán reclamo de las protestas pero, ¿y después? Idealmente, la insurgencia en las calles de los “iracundos” deberá consolidar procesos en los que los “nuevos rebeldes” practiquen sus formas de vida y sus formas de hacer política. “Ahora es el momento de organizarse, después de las marchas” indicó una activista. Pero es una organización diferente, inspirada en esa radicalización de la democracia a lo interno (organización) y a lo externo (demandas) de las protestas.

A la par que la contestación en la calle se consolida, será necesario acompañar esta construcción con la difusión de herramientas de participación y de alternativas económicas y culturales para el conjunto de excluidas y excluidos. Es todo un reto que no sólo les compete a estos “nuevos rebeldes”. Precisamente ellas y ellos evidencian que tenemos que replantearnos muchas preguntas, a la vez que construimos emancipaciones, antes que acudir de forma automática a repartir o imponer respuestas a la sociedad. Se trata de dilemas propios de movimientos y espacios cooperativistas y que quieran construir democracias emergentes, de abajo hacia arriba.
A modo de conclusión: los jóvenes iracundos volvieron para impugnar la vieja política y los poderes autoritarios establecidos. Quizás siempre hacen eso, volver y volver. Y siempre que vuelven modifican el contexto. Las luchas de hoy son imposibles de comprender sin las aportaciones gestadas en las décadas de los sesentas y los setentas, como la crítica desde la autonomía, la concepción amplia y crítica del poder, la denuncia de prácticas patriarcales en el sistema económico pero también en las propias organizaciones sociales, la conciencia ambiental y de los límites del planeta, etcétera. De ahí su relevancia.

El mundo capitalista está limitado por su uso de recursos y por su creación permanente de insatisfacción social, lo que no quiere decir que vaya a desaparecer desde sí mismo. Como justifiqué en el libro La Transición inaplazable, existe la posibilidad de una transición dolorosa hacia campos próximos al fascismo social y el gobierno de minorías atrincheradas en sus comunidades y acaparando los bienes de todas y todos. Los nuevos sujetos políticos, estos nuevos rebeldes provenientes de los jóvenes iracundos, están planteando otras formas de hacer política y otras sociedades. Proponen una transición humana. Esta “nueva izquierda” se está aproximando a la centralidad de algunos problemas de forma compleja, realidad extremadamente lejana para procesos revolucionarios en el siglo pasado: construir sociedades desde la diversidad, el protagonismo social y desde la sustentabilidad socioeconómica.

* Angel Calle es autor de La Transición Inaplazable. Los nuevos sujetos políticos para salir de la crisis (Icaria, Barcelona, 2013)