lunes, 22 de septiembre de 2008

Masacre de Porvenir, Bolivia:


"La cacería de dirigentes campesinos continúa"
por Antonio Rodríguez Carmona (desde La Paz)
domingo, 21 de septiembre de 2008

En la madrugada del 11 de septiembre, el dirigente campesino Cristian Domínguez se encontraba en la comitiva que viajaba desde Puerto Rico hasta Cobija, en el Departamento de Pando, para asistir a una reunión. A un kilómetro de la localidad de Porvenir, en el puente sobre el Río Tahuamasu, se produjo una masacre que ha conmocionado al país: el balance provisional es de 16 muertos y 44 desaparecidos, pero siguen apareciendo cuerpos.

El Canal 7 de televisión ofreció imágenes tomadas por una cámara oculta desde el puente. Muestran a unos 30 indígenas nadando desesperadamente en el cauce enlodado, entre el silbido de las balas que impactan el agua, cerca de sus cabezas. Como cacería de patos. Cristian logró salir vivo.

¿Qué pasó esa noche?
Partimos seis camionetas y nos encontramos una zanja abierta en la carretera. Eran las dos y media de la noche. Una gente bloqueaba el camino. Había funcionarios de la Prefectura y jóvenes del Comité Cívico. Se produjo el primer careo. Nos tiraron cohetes para provocar, pero les hicimos retroceder. Al final, pasamos a las siete de la mañana. La zanja la mandó cavar el prefecto [Leopoldo Fernández, conocido por los campesinos como El Cacique y que ha sido detenido por su presunta responsabilidad en los hechos]. Él mismo lo ha reconocido en televisión. Dice que íbamos armados a tomar Cobija, pero nada que ver. Era una marcha pacífica. ¿Dónde están las armas?

La masacre fue más tarde.
Llegamos por la mañana a Porvenir. La policía había trancado el puente: "No pueden pasar. Esperen nomás, ya viene la gente para negociar", nos dijeron. Pasó hora y media. Llegaron dos camiones del Servicio Prefectural de Caminos y bajó una treintena de hombres armados. Empezó el tiroteo. Eran rifles calibre 22, ametralladoras. Conozco los sonidos de arma. Hasta disparos de pistolas.

Se ha contado que eran sicarios peruanos y brasileños.
Jóvenes sin camisa y con una cinta amarrada a la cabeza. Disparaban como Rambo. Por la expresión en su rostro, daba la impresión de que gozaban al matar. Todos corrimos para salvarnos como fuera. Algunos compañeros se largaron por el barranco y entraron al río como manada. Dieron wasca [una paliza] a unos niños y luego los ametrallaron, pero no han aparecido los cuerpos. No van a aparecer. El río está lleno de pirañas, anacondas y anguilas.

¿Fue deliberado?
No fue espontáneo. Se dividieron en tres grupos. Uno se fue al río, otro a un arroyo y un tercero a la carretera. Eso demuestra que estaban organizados. Además, la federación de campesinos promovida por el prefecto se reunió el 2 de septiembre para planificar el operativo. Un compañero ha visto el acta de la reunión y dice que es comprometedora.

¿Cuál es la razón de la masacre?
Hay que explicar un poco el contexto. El 2 de agosto ha terminado el proceso de legalización de tierras en Pando. Entre territorios comunitarios asignados a los pueblos indígenas y comunidades campesinas sumamos 3,8 millones de hectáreas, de un total de 6,5 millones que hay en el Departamento. Nuestras tierras, además, son las más productivas. Tenemos el 80% de la producción de castaña y, por tanto, tenemos control de la materia prima. Por eso ellos tomaron en agosto las oficinas del Instituto de Reforma Agraria en Cobija. Para deshacer todo el proceso de legalización y revertir la propiedad. Pero ya tenemos los títulos de propiedad.

¿Habían recibido amenazas antes?
No es primera vez que hay genocidio y nadie lo cuenta. Ya pasó con nuestros abuelos. En 1815, el curita Armentia hizo una expedición y contabilizó 45.000 araonas [una etnia indígena amazónica] en las orillas de los ríos. Se estima que entonces había 200.000. Hoy quedan 162. Ellos se han apoderado de este territorio.

¿Quiénes son ellos?
Más de cien años de un sistema arraigado. La dictadura de El Cacique dura 38 años. Pero Leopoldo [el prefecto] no es más que la rama. El poder de verdad, la raíz, está en Riberalta, donde radica la oligarquía de empresarios del sector de la castaña. Y en la zona de Santos Mercado se concentran las concesiones forestales, el narcotráfico y las bandas de matones. Todo el mundo lo sabe.

El Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales está negociando con los prefectos. ¿Qué esperan del Gobierno?
No obedecemos al MAS. Ahorita el Gobierno está usando el conflicto para romper la presión de los prefectos, ojalá lo logre. Queremos que se haga justicia, que haya protección. Esperamos eso del Estado. La actuación del Ejército es lenta y burocrática. Están salvando vidas, pero sigue la amenaza latente. La cacería de dirigentes continúa.

¿Ha tomado alguna resolución la Federación Campesina de Pando?
Nuestra posición es que no necesitamos Prefecturas. Ya hay municipios que son entidades territorialmente responsables. Queremos autonomía indígena, tal vez una mancomunidad de municipios o un gobierno regional del Norte Amazónico. ¿Para qué queremos Prefecturas? ¿Para que maten? ¿Para que roben? Nunca más.
20/09/2008 21:46

Videos de la MASACRE (4)

Bolivia en la Prensa Empresarial Española

Jubenal Quispe

MINKA

Para cuantos no hemos hipotecado nuestra capacidad de asombro, ni somos consumidores acríticos de la información difundida por las empresas de comunicación, nos ofende que estas empresas nos vendan informaciones falsas o incompletas sobre los hechos que ocurren en la cotidianidad.

Ofende a la inteligencia y al sentido común la abierta manipulación que la gran mayoría de las empresas de información española realizan sobre los delicados sucesos en Bolivia. Lo más preocupantes es que esta manipulación genera una opinión pública lejana a la realidad en una sociedad deficitaria de sentido crítico.

Titulares sensacionalistas como: "Evo Morales coloca a Bolivia al borde de la guerra civil", "El totalitarismo de Morales ahuyenta la inversión extranjera", "La Bolivia indígena de Morales se enfrenta a las cinco regiones autonomistas", etc., se repiten en los últimos tiempos casi mecánicamente en la prensa escrita y televisiva. Lo cierto es que la confrontación nunca fue, ni es entre Occidente y Oriente boliviano, sino entre ricos y empobrecidos. Los terratenientes y los patrones masacran a los campesinos porque éstos han despertado y ya no aceptan seguir siendo los peones de siempre.

El periódico La Vanguardia, el día de ayer, 17 de septiembre, pone como titular en su primera página "Morales vuelve a la ofensiva", y en su contenido realiza una defensa cerrada a favor del ex prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, imputado como principal autor intelectual de la vergonzante masacre última de los 30 campesinos en el mismo Departamento en días pasados, y, ahora, detenido en el marco del absoluto respeto del orden constitucional.

El periódico La Razón, de la misma fecha, dedica un espacio grande para hablar de la "supuesta masacre" en Bolivia, siempre en defensa de los terratenientes autonomistas.

El periódico El País, que no pierde oportunidad para cargar tinta en contra de Morales y desprestigiar a los movimientos sociales bolivianos desde los espacios de sus columnistas, nunca publica en su verdadera magnitud hechos históricos como el consenso y contundente apoyo que UNASUR brindó al democrático proceso boliviano el pasado lunes en Santiago de Chile.

Estos medios nunca mencionan que Bolivia es el segundo país del mundo en el que sus más altos representantes electos se someten al voto popular para que el pueblo los ratifique o los revoque. Nunca publican que Evo Morales en menos de 2 años y medio derrotó a sus opositores en las urnas con más del 50% del respaldo popular. Aquí, ningún periódico publicó el histórico 67% de votos con el que el Presidente Morales fue ratificado en el último plebiscito del pasado 10 de agosto.

¿Por qué será que los escribanos de estos medios son complacientes y permisivos con los independentistas violentos en Bolivia e implacables y agresivos con los movimientos políticos independentistas en España?

¿Por qué será que en éstos periódicos los etarras (miembros del ETA) son sancionados y descalificados, mientras los terroristas terratenientes que asesinan a mansalva a los campesinos en Bolivia son defendidos por los corresponsales de los mismos periódicos?

¿Por qué será que la recuperación de la propiedad de los hidrocarburos y la injerencia del Estado en la economía boliviana es vista como una obra maléfica y retrógrada, mientras en los mismos espacios de información se aplaude y se difunde, como actos heroicos, las nacionalizaciones de los bancos en los países del norte?

Comprendemos que en el teatro de los medios de "comunicación" de los países del sur ángeles y demonios intercambian roles, pero en una sociedad como la española que dice ser "altamente civilizada y desarrollada" ¿será permisible semejante subdesarrollo moral?

Comprendemos también que los sueldos de los gerentes y directores de redacción de estas empresas dependen de las utilidades de REPSOL, ENDESA, TELEFONICA, etc. cuyas exacerbadas ganancias económicas han sido retenidas, en algunos casos, por pueblos como Bolivia. Pero, ¿el histórico patrimonio intelectual y moral de medios tan importantes se puede dilapidar por un plato de lentejas?

Ante una dura dictadura mediática de alcance global urge, pues, el ejercicio pleno y responsable de nuestra ciudadanía social y cultural. No es posible que los supuestos "profetas de la verdad" nos vendan, como verdades, mentiras fabricadas en las salas de redacción a la medida de los intereses de los amos del planeta.

Ahora es nuestro tiempo. Tenemos la poderosa arma para contrarrestar a cuantos nos mientan. Y esa arma es nuestra voluntad de decidir qué periódicos comprar y cómo utilizar lo que compramos. Ahora es tiempo de la comunicación alternativa para democratizar nuestro derecho a la palabra y a la información.