martes, 1 de enero de 2013

Cuba, 1 de enero de 2013: logros y retos de la Revolución 54 años después



Martes, 01 de Enero de 2013
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Yeanny González Peña * - Prensa Latina.- 


A 54 años del triunfo de la Revolución, Cuba se encuentra inmersa en la actualización de su modelo socio-económico, proceso diseñado para garantizar la continuidad y el fortalecimiento del sistema socialista adoptado en la isla.


Para los cubanos, la llegada de un nuevo año ofrece razones adicionales para celebrar, porque la victoria del 1 de enero de 1959 y el inicio de una etapa de transformaciones pusieron fin a un sistema favorecedor de elites políticas y económicas a fin de de comenzar a crear un país avocado al beneficio de la mayoría de la población.
El nuevo gobierno se propuso superar la pobreza heredada de más de 400 años de colonialismo, y una de las primeras medidas fue la Ley de Reforma Agraria, que proscribió el latifundio con la nacionalización de las propiedades de más de 402 hectáreas y entregó la tierra a decenas de miles de campesinos.

Le siguieron otras, entre ellas una campaña que en poco más de un año convirtió a Cuba en el primer territorio libre de analfabetismo de América Latina.

Cifras oficiales indican que en 1959 solo había en el país caribeño 25 mil titulados, faltaban escuelas para más de medio millón de niños, 10 mil maestros estaban sin trabajo; era casi inexistente la enseñanza media y un 30 por ciento de los cubanos no sabía leer ni escribir.

En cambio, el curso escolar 2012-2013 arrancó en septiembre con una matrícula estimada de dos millones de estudiantes, y entre los centros educativos abrieron sus puertas 60 universidades.

Las políticas emprendidas desde el propio 1959 hacen posible que Cuba muestre hoy logros de cara a los objetivos de Naciones Unidas para 2015.

El país que cierra 2012 con 11 millones 163 mil 934 habitantes -según datos preliminares del reciente Censo de Población y Viviendas- presenta una tasa de mortalidad infantil por debajo de cinco por cada mil nacidos vivos, la más baja de las Américas, y una esperanza de vida próxima a los 80 años.

También sobresalen programas de vacunación contra más de una decena de enfermedades infecciosas y una retención docente de 98,7 y 97,9 por ciento en las enseñanzas primaria y secundaria, respectivamente, lo que ratifica el bajo escenario de deserción escolar en la isla.

De acuerdo con el viceministro primero de Salud Pública, José Ángel Portal, Cuba dispone de una red de más de 12 mil instalaciones destinadas a la atención médica, que se caracteriza por la accesibilidad y gratuidad de los servicios y su orientación profiláctica.

El sector cuenta con casi 500 mil trabajadores, ubicados en un sistema que incluye 11 mil 492 consultorios, 152 hospitales, 452 policlínicos, 126 clínicas estomatológicas, 126 hogares de ancianos, 142 hogares maternos, 228 casas de abuelos y 13 institutos que ofrecen servicios asistenciales, docencia e investigación, precisó.
Según Portal, Cuba presenta un médico cada 143 habitantes, un estomatólogo por cada 878 y una enfermera por cada 117, personal formado en el sistema de salud doméstico.

"En Cuba, las metas previstas en la Declaración del Milenio han sido cumplidas prácticamente en su totalidad, y en algunos casos superadas con creces", afirmó el canciller Bruno Rodríguez en la ONU.

Rodríguez señaló además que el compromiso rebasa las fronteras del país, al contribuir al desarrollo social de otras naciones, con miles de colaboradores de la salud, la educación, el deporte y la cultura diseminados por el planeta.

Las transformaciones se enmarcan en un escenario hostil, considerando que siete de cada 10 cubanos han nacido bajo los efectos del bloqueo económico, comercial y financiero aplicado por Estados Unidos durante más de medio siglo.

Obstáculos al comercio, la libre navegación y el acceso a inversiones y créditos, persecución a las operaciones financieras cubanas por todo el mundo, prohibición de viaje a los ciudadanos norteamericanos y el estímulo a la subversión, son algunos de los componentes de una política que mantiene su vigencia, pese al rechazo casi unánime de la comunidad internacional.

El 13 de noviembre de 2012, una cifra récord de 188 países -con solo tres en contra- demandó en la Asamblea General de las Naciones Unidas el fin del bloqueo impuesto por Washington.

PROYECCIONES Y ACTUALIZACIÓN ECONÓMICA

Cuba proyecta para 2013 un incremento del 3,7 por ciento en su Producto Interno Bruto (PIB), progresión económica que coincide con el promedio trazado por la Cepal y agencias calificadoras para América Latina y el Caribe.

En este crecimiento se mantendrá un nivel similar para los servicios sociales que por su calidad y carácter universal y gratuito han distinguido a la Revolución Cubana, mientras el resto de la economía debe aumentar un 5,4 por ciento, con metas significativas en la agricultura (4,5) y la industria manufacturera (4,7).

Sobresalen además el propósito de lograr una zafra superior en más del 21 por ciento a la del 2012, año con datos alentadores pese a los incumplimientos y deficiencias, y de sobrepasar por primera vez la llegada de tres millones de turistas con el aumento del 12,5 por ciento de los ingresos brutos en ese sector.

El 13 de diciembre, en su discurso de clausura de la VII Legislatura del Parlamento, el presidente Raúl Castro calificó de "con paso seguro" la marcha de la actualización económica en la isla. De acuerdo con el mandatario, las transformaciones empiezan a adentrase en cuestiones de mayor alcance, complejidad y profundidad, luego de la adopción de medidas iniciales encaminadas a suprimir prohibiciones y trabas para el desarrollo de las fuerzas productivas. Entre las acciones de 2013 están la entrada en vigor de una nueva Ley Tributaria, 

metodologías para la implantación de precios mayoristas y minoristas y pasos en función de lograr la unificación monetaria y cambiaria.

También destacan el impulso a las cooperativas no agropecuarias, en sectores como la construcción, el transporte, la gastronomía y la recuperación de materias primas, y la realización de experimentos para fortalecer a la empresa estatal socialista, dotándola de mayor autonomía y poder de gestión económica.

Además, se aplicarán nuevas medidas para flexibilizar el trabajo por cuenta propia, como llaman en la isla a las formas no estatales de empleo, sector que agrupa a casi 400 mil cubanos, más del doble de los existentes en octubre de 2010.

Según el vicepresidente Marino Murillo, se abrirán figuras no estatales suspendidas por las dificultades en el acceso a los recursos necesarios para ejercerlas y se incorporarán otras como el gestor de permutas, el agente postal, los anticuarios y el vendedor de productos agropecuarios.

En una intervención ante los diputados de la Asamblea Nacional, adelantó que las entidades estatales, entre ellas las del turismo, podrán pagar a privados en moneda convertible (CUC).

Aunque no son el sector determinante en la economía nacional, los trabajadores privados van ganando espacio en el país caribeño, afirmó Murillo.

*Periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.


Mensaje de los Cinco Héroes
Querido pueblo cubano:
Ya culmina este arduo año 2012, con sus tremendas batallas, importantes victorias, con la experiencia difícil que nos dejó "Sandy", de cuyas consecuencias ya nos vamos recuperando, pero sobre todo con el ejemplo tremendo de que la unidad de todos los cubanos, la fidelidad a nuestros ideales patrios siempre nos llevará a vencer cada empeño, cada reto.
Los importantes ajustes económicos ya comienzan a dar sus primeros frutos, y somos optimistas de que este es el camino correcto, que lo mejor está aún por venir, y que el bienestar pleno de toda nuestra nación saldrá beneficiado de este proceso.
En el campo de la batalla legal por los Cinco, se ha peleado duro en este año, la solidaridad crece y se fortalece, las simientes de la verdad de Cuba, de nuestra inocencia, germinan en cada rincón del orbe.
¡Y así será hasta la victoria siempre!
En este fin de año y año nuevo, queremos hacerles llegar a nuestro pueblo, a nuestros hermanos y hermanas en el mundo, todo el amor y gratitud de los Cinco, que sea un año pleno de éxitos, salud, paz y felicidad. ¡Que siempre triunfe el amor por sobre todas las cosas!
A nombre de nuestros familiares, de toda Cuba, de los Cinco:
¡Viva el 54 Aniversario del Triunfo de nuestra Revolución!
¡Feliz año 2013!
¡Venceremos!
Gerardo
René
Fernando
Antonio
Ramón

Che Guevara Proyecciones sociales del Ejército Rebelde


(27 de enero de 1959)

















En la noche de hoy se impone la evocación martiana, como ha dicho oportunamente quien me ha presentado ante ustedes, y creo que al hablar de la proyección social del Ejército Rebelde, nos estamos refiriendo concretamente al sueño que Martí hubiese realizado.
Y como ésta es una noche de recuerdo, antes de entrar de lleno en el tema, en su significación histórica, haremos una breve reseña de lo que ha sido y es este Movimiento.
No puedo iniciar mis palabras desde el momento en que fue atacado el Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Quiero referirme solamente a la parte que me corresponde por mi actuación en la serie de sucesos que dieron por resultado el triunfo de la Revolución el primero de enero pasado.
Comencemos, pues, esta historia como yo la empecé en México.

Para todos nosotros es muy importante conocer el pensamiento actual de quienes componen nuestro Ejército Rebelde: el pensamiento de aquel grupo que se embarcó en la aventura del Granma y la evolución de ese pensamiento nacido en la entraña del Movimiento 26 de Julio; y sus cambios sucesivos a través de las etapas de la Revolución, para llegar a la enseñanza final de este último capítulo con que la parte insurreccional ha terminado.

Les decía que trabé conocimiento con los primeros miembros del 26 de Julio en México. Era muy diferente la proyección social que tenían aquellos hombres antes de la etapa del Granma, antes que se produjera la primera escisión en el 26 de Julio, cuando estaba en él todo el núcleo sobreviviente del ataque al Cuartel Moncada. Recuerdo que en una discusión íntima, en una casa en México, exponía la necesidad de ofrecer al pueblo de Cuba un programa revolucionario; y uno de los asaltantes del Moncada -que afortunadamente se separó del 26 de Julio- me contestó con unas frases que siempre recuerdo, diciéndome: «La cosa es muy sencilla. Nosotros lo que tenemos que hacer es dar un golpe. Batista dio un golpe y tomó el poder en un día, hay que dar otro para sacarlo de él. Batista le ha hecho a los americanos cien concesiones, vamos a darles nosotros ciento una.» La cosa era tomar el poder. Yo le argumentaba que teníamos que dar ese golpe basados en principios, que lo importante era saber lo que íbamos a hacer en el poder. Esa era la idea de un miembro de la primera etapa del 26 de julio, que como yo les dije, por fortuna para nosotros, él y quienes mantenían ese criterio se fueron de nuestro movimiento revolucionario y tomaron otro camino.

Desde ese momento se fue perfilando el grupo que vendría más tarde en el Granma, formado con muchas dificultades, pues sufrimos la persecución continua de las autoridades mexicanas, que llegaron a poner en peligro el éxito de la expedición. Una serie de factores internos, como individuos que al principio parecían querer ir a la aventura y después, con un pretexto u otro, se iban separando de ella, fue limitando la cantidad de expedicionarios. Al final quedaron los 82 hombres que tomamos en Granma. Lo demás es bien conocido del pueblo cubano.

Lo que a mí me interesa y lo que creo importante es el pensamiento social que teníamos los sobrevivientes de la Alegría de Pío. Este es el primero y el único desastre que las armas rebeldes tuvimos en el transcurso de la insurrección. Unos quince hombres destruidos físicamente y hasta moralmente, nos juntamos y sólo pudimos seguir adelante por la enorme confianza que tuvo en esos momentos decisivos Fidel Castro, por su recia figura de caudillo revolucionario y su fe inquebrantable en el pueblo. Nosotros éramos un grupo de extracción civil que estábamos pegados pero no injertados en la Sierra Maestra. Andábamos de bohío en bohío; cierto que no tocábamos nada que no nos perteneciera, incluso no comíamos nada que no pudiéramos pagar y muchas veces pasamos hambre por este principio. éramos un grupo al que se veía con tolerancia pero que no estaba integrado; y así pasó mucho tiempo... Fueron varios meses de vida errante en los picos más altos de la Sierra Maestra, dando golpes esporádicos y volviendo a hacer alto. Ibamos de uno a otro picacho, en donde no había agua y en donde vivir era extraordinariamente difícil.

Poco a poco en el campesino se fue operando un cambio hacia nosotros, impulsado por la acción de las fuerzas represivas de Batista, que se dedicaban a asesinar y a destruir las casas y que eran hostiles en todas las formas a quienes, aunque fuera ocasionalmente, habían tenido el más mínimo contacto con nuestro Ejército Rebelde, y ese cambio se tradujo en la incorporación a nuestras guerrillas del sombrero de yarey, y así nuestro ejército de civiles se fue convirtiendo en un ejército campesino. Simultáneamente a la incorporación de los campesinos (de los guajiros) a la lucha armada por sus reivindicaciones de libertad y de justicia social, surgió la gran palabra mágica que fue movilizando a las masas oprimidas de Cuba en la lucha por la posesión de la tierra: por la Reforma Agraria. Ya estaba así definido el primer gran planteamiento social que sería después la bandera y la divisa predominante de nuestro movimiento, aunque atravesamos una etapa de mucha intranquilidad debido a las preocupaciones naturales relacionadas con la política y la conducta de nuestro gran vecino del Norte. En esos momentos era más importante para nosotros la presencia de un periodista extranjero, preferiblemente norteamericano, que una victoria militar. Era más importante que la incorporación a la lucha de los campesinos que venían a traer a la Revolución sus ideales y su fe, el que hubiera combatientes norteamericanos que sirvieran para la exportación de nuestra propaganda revolucionaria.

Por ese tiempo en Santiago de Cuba sucedió un acontecimiento muy trágico, el asesinato de nuestro compañero Frank País, que marcó un viraje en toda la estructura del movimiento revolucionario. Respondiendo al impacto emocional que produce la muerte de Frank País, el pueblo de Santiago de Cuba se echó a la calle espontáneamente, produciéndose el primer conato de huelga general política, que aunque no tuvo dirección, paralizó totalmente a Oriente, repercutiendo en parecida forma en Camagüey y Las Villas. La dictadura liquidó este movimiento surgido sin preparación y sin control revolucionario. Este fenómeno popular sirvió para que nos diésemos cuenta que era necesario incorporar a la lucha por la liberación de Cuba al factor social de los trabajadores e inmediatamente comenzaron las labores clandestinas en los centros obreros para preparar una huelga general que ayudara al Ejército Rebelde a conquistar el poder.

Fue ese el inicio de una campaña de organizaciones clandestinas llevada a cabo con una mentalidad insurreccional, pero quienes alentaron estos movimientos no conocían realmente la significación y la táctica de la lucha de masas. Se las llevó por caminos completamente equivocados al no crearse el espíritu revolucionario ni la unidad de los combatientes y tratar de dirigir la huelga desde arriba sin vínculos efectivos en la base de los huelguistas.

Las victorias del Ejército Rebelde y los esforzados trabajos clandestinos agitaron el país creando un estado de efervescencia tan grande que provocó la declaración de una huelga general el 9 de abril pasado, la que fracasó precisamente por errores de organización, entre ellos principalmente la falta de contactos entre las masas obreras y la dirección, y su equivocada actitud. Pero la experiencia fue aprovechada y surgió una lucha ideológica en el seno del Movimiento 26 de Julio que provocó un cambio radical en el enfoque de la realidad del país y en sus sectores de acción. El 26 de Julio salió fortalecido de la fracasada huelga y la experiencia enseñó a sus dirigentes una verdad preciosa que era -y que es- que la Revolución no pertenecía a tal o a cual grupo sino que debía ser la obra del pueblo cubano entero; y a esa finalidad se canalizaron todas las energías de los militantes de nuestro Movimiento, tanto en el Llano como en la Sierra.

En esta época precisamente empezaron en el Ejército Rebelde los primeros pasos para darle una teoría y una doctrina a la Revolución, dándose demostraciones palpables de que el movimiento insurreccional había crecido y, por tanto, había llegado a su madurez política. Habíamos pasado de la etapa experimental a la constructiva, de los ensayos a los hechos definidos. Inmediatamente se iniciaron las obras de «las pequeñas industrias» en la Sierra Maestra. Sucedió un cambio que nuestros antepasados habían visto hace muchos años: pasamos de la vida nómada a la vida sedentaria; creamos centros de producción de acuerdo con nuestras necesidades más perentorias. Así fundamos nuestra fábrica de zapatos, nuestra fábrica de armas, nuestro taller en el que reconstruíamos las bombas que la tiranía nos arrojaba para devolvérselas a los propios soldados de Batista en forma de minas terrestres.

Los hombres y las mujeres del Ejército Rebelde no olvidaron nunca su misión fundamental en la Sierra Maestra ni en otros lugares, que era la del mejoramiento del campesino, su incorporación a la lucha por la tierra y su contribución llevada a cabo por medio de escuelas que los maestros improvisados tenían en los lugares más inasequibles de esa región de Oriente. Se hizo allí el primer ensayo de reparto de tierras con un reglamento agrario redactado fundamentalmente por el doctor Humberto Sorí Marín, por Fidel Castro y en el cual tuve el honor de colaborar. Se dieron revolucionariamente las tierras a los campesinos, se ocuparon grandes fincas de servidores de la dictadura, distribuyéndose, y todas las tierras del Estado se comenzaron a dar en posesión a los campesinos de esa zona. Había llegado el momento en que nos identificaban plenamente como un movimiento campesino ligado estrechamente a la tierra y con la Reforma Agraria como bandera.

Más tarde recogimos las consecuencias de la fracasada huelga del 9 de abril, pues la represión bárbara de Batista se hizo sentir a fines de mayo, provocando en todos nuestros cuadros de lucha un decaimiento muy serio que pudo ser de consecuencias catastróficas para nuestra causa. La dictadura preparó su más fiera ofensiva. Alrededor del 25 de mayo del año pasado, diez mil soldados bien equipados atacaron nuestras posiciones centralizando su ofensiva sobre la columna número 1, que dirigía personalmente nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro. El Ejército Rebelde ocupaba un área muy pequeña y casi es increíble que a ese grueso de diez mil soldados le opusiéramos solamente trescientos fusiles de la libertad, pues eran los únicos que había en la Sierra Maestra en ese momento. La dirección táctica adecuada de esa campaña dio por resultado que sobre el 30 de julio finalizara la ofensiva de Batista, pasando los rebeldes de la defensiva a la ofensiva y capturamos más de 600 armas nuevas, más del doble de los fusiles con que habíamos iniciado esta acción y le hicimos al enemigo más de mil bajas entre muertos, heridos, desertores y prisioneros.

El Ejército Rebelde salió de esta campaña preparado para iniciar una ofensiva sobre el llano, ofensiva de carácter táctico y psicológico porque nuestro armamento no podía competir en calidad y menos aún en cantidad con el de la dictadura. Esta fue una guerra en la que contamos siempre con ese aliado imponderable de tan extraordinario valor que es el pueblo. Nuestras columnas podían burlar continuamente al enemigo y situarse en las mejores posiciones, no sólo gracias a las ventajas tácticas y a la moral de nuestros milicianos, sino en un grado muy importante a la gran ayuda de los campesinos. El campesino era el colaborador invisible que hacía todo lo que el rebelde no podía hacer; nos suministraba las informaciones, vigilaba al enemigo, descubría sus puntos débiles, traía rápidamente los mensajes urgentes, espiaba en las mismas filas del ejército batistiano. Y esto no se debía a ningún milagro, sino a que ya habíamos iniciado con energía nuestra política de reivindicaciones agropecuarias. Ante la amargura del ataque y del cerco de hambre con que rodearon la Sierra Maestra, de todos los terratenientes de las zonas limítrofes, diez mil reses subieron a las montañas; y no sólo fueron para abastecer al Ejército Rebelde, sino que se distribuyeron entre los campesinos y, por primera vez los guajiros de la Sierra, en esa región que está particularmente depauperada, tuvieron su bienestar; por primera vez los niños campesinos tomaron leche y comieron carne de res. Y por primera vez, también, recibieron los beneficios de la educación, porque la Revolución trae en sus manos la escuela. Así todos los campesinos llegaron a una conclusión beneficiosa para nuestro régimen.

Del otro lado, la dictadura les daba sistemáticamente el incendio de las casas, el desalojo de la tierra y la muerte; y no sólo la muerte desde la tierra, sino también la muerte desde el cielo con las bombas de napalm que los democráticos vecinos del Norte dieron graciosamente a Batista para aterrorizar las poblaciones civiles, esas bombas que pesan 500 kilos y cuando caen abarcan en su área de destrucción más de cien metros. Una bomba de napalm arrojada sobre un cafetal significa la destrucción de esa riqueza -con los años de labor acumulados en ella- en un área de cien metros y se necesitan cinco o seis años para reponer lo que en un minuto es destruido.

En este tiempo se abrió la marcha sobre Las Villas. Es importante señalarlo, no por el hecho de ser actor de ella, sino porque al llegar a Las Villas nos encontramos con un panorama políticosocial nuevo de la Revolución. Llegamos a Las Villas con la bandera del 26 de Julio, en donde ya luchaban contra la dictadura el Directorio Revolucionario, grupos del Segundo Frente del Escambray, grupos del Partido Socialista Popular y pequeñas agrupaciones de la Organización Auténtica. Había que realizar una tarea política importante y entonces más que nunca se vio que la unidad era un factor preponderante de la lucha revolucionaria. El 26 de Julio con el Ejército Rebelde al frente tuvo que gestionar la unidad de los distintos elementos que estaban disgustados y que se encontraron como único aglutinante la obra de la Sierra Maestra. Primero hubo que planear esa unidad, que no debía hacerse sólo entre los grupos combatientes sino también entre las organizaciones del Llano. Tuvimos que hacer la labor importantísima de clasificar todas las secciones obreras que había en la provincia. Fue una tarea realizada frente a muchos opositores aun dentro de las filas de nuestro movimiento que todavía padecía la enfermedad del sectarismo. Acabábamos de llegar a Las Villas y nuestro primer acto de gobierno -antes de establecer la primera escuela- fue dictar un bando revolucionario estableciendo la Reforma Agraria, en el que se disponía, entre otras cosas, que los dueños de pequeñas parcelas de tierra dejaran de pagar su renta hasta que la Revolución decidiera en cada caso. De hecho avanzábamos con la Reforma Agraria como punta de lanza del Ejército Rebelde. Y no era una maniobra demagógica, sino simplemente que en el transcurso de un año y ocho meses de Revolución, la compenetración entre los dirigentes y las masas campesinas había sido tan grande que muchas veces ésta incitaba a la Revolución a hacer lo que en un momento no se pensaba. No fue invento nuestro, fue conminación de los campesinos. A ellos los convencimos de que con las armas en la mano, con una organización, y perdiendo el miedo al enemigo la victoria era segura. Y el campesino, que tenía en sus entrañas razones poderosas para hacerlo, impuso la Reforma Agraria a la Revolución, impuso la confiscación del ganado vacuno y todas las medidas de carácter social que se tomaron en la Sierra Maestra. En la Sierra Maestra se dictó la Ley número 3, en los días de la farsa electoral del 3 de noviembre, que establecía una verdadera Reforma Agraria, y aunque no era completa tenía disposiciones muy positivas: repartía las tierras del Estado, la de los servidores de la dictadura y las de quienes las poseyeran con títulos de propiedad adquiridos mediante maniobras dolosas, como los geófagos que se han engullido miles de caballerías en los deslindes; otorgaba la propiedad a todos los pequeños colonos de no más de dos caballerías que pagaran renta. Todo gratuitamente. El principio era muy revolucionario. La Reforma Agraria beneficiará a más de doscientas mil familias. Pero no está completa la revolución agraria con la Ley número 3. Para ello es necesario dictar reglas contra el latifundio como preceptúa la Constitución. Hay que definir exactamente el concepto de latifundio que caracteriza nuestra estructura agraria y es fuente indiscutible del atasco del país y de todos los males para las grandes mayorías campesinas y aún no ha sido tocado.

Será la obra de las masas campesinas organizadas imponer la ley que proscriba el latifundio, como compelieron al Ejército Rebelde a dictar el principio de la Reforma Agraria contenido en la Ley número 3. Hay otro aspecto que debe tenerse en cuenta. La Constitución establece que toda expropiación de tierra debe de pagarse con dinero antes de hacerse la misma. Si la Reforma Agraria se acomete de acuerdo con ese precepto quizá sea un poco lenta y onerosa. También es necesaria la acción colectiva de los campesinos que se han ganado el derecho a la libertad desde el triunfo de la Revolución, para exigir democráticamente la derogación del mismo y poder ir derechamente a una verdadera y amplia Reforma Agraria.

Estamos ya en las proyecciones sociales del Ejército Rebelde, tenemos una democracia armada. Cuando planeamos la Reforma Agraria y acatamos las demandas de las nuevas leyes revolucionarias que la complementan y que la harán viable e inmediata, estamos pensando en la justicia social que significa la redistribución de la tierra y también en la creación de un mercado interno extenso y en la diversificación de los cultivos, dos objetivos cardinales inseparables del gobierno revolucionario que no pueden ser pospuestos porque el interés popular está implícito en ellos.

Todas las actividades económicas son conexas. Tenemos que incrementar la industrialización del país, sin ignorar los muchos problemas que su proceso lleva aparejados. Pero una política de fomento industrial exige ciertas medidas arancelarias que protejan la industria naciente y un mercado interno capaz de absorber las nuevas mercaderías. Ese mercado no lo podemos aumentar más que dando acceso a él a las grandes masas campesinas, a los guajiros que no tienen poder adquisitivo pero sí necesidades que cubrir y que no pueden comprar hoy. No se nos escapa que estamos empeñados en la persecución de fines que demandan una enorme responsabilidad por nuestra parte, y que no son los únicos. Debemos esperar la reacción contra ellos de parte de quien domina en más del 75% nuestro intercambio comercial y nuestro mercado. Frente a ese peligro tenemos que prepararnos con la aplicación de contramedidas, entre las que se destaca el Arancel y la multiplicación de los mercados exteriores. Necesitamos crear una flota mercante cubana para transportar el azúcar, el tabaco y otras mercaderías, porque la tenencia de ella influirá muy favorablemente en el tipo de los fletes, de cuya cooperación depende en alto grado el progreso de los países subdesarrollados como Cuba.

Si vamos al desenvolvimiento de un programa de industrialización, ¿qué es lo más importante para lograrlo? Pues las materias primas que la Constitución sabiamente defendía y que están entregadas a consorcios extranjeros por la acción e la dictadura de Batista. Tenemos que ir al rescate de nuestro subsuelo, de nuestros minerales. Otro elemento de la industrialización es la electricidad. Hay que contar con ella. Vamos a asegurar que la energía eléctrica esté en manos cubanas. Debemos también nacionalizar la Compañía de Teléfonos, por el mal servicio que presta y lo caro que lo cobra.

¿Con qué resortes contamos para que un programa como el expuesto se lleve a cabo? Tenemos el Ejército Rebelde y éste debe ser nuestro primer instrumento de lucha, el arma más positiva y más vigorosa y destruir todo lo que queda del ejército del batistato. Y entiéndase bien que esta liquidación no se hace por venganza no sólo por espíritu de justicia, sino por la necesidad de asegurar que todas esas conquistas del pueblo puedan lograrse en el plazo más mínimo. Nosotros derrotamos un ejército numéricamente muy superior con el concurso del pueblo, con una táctica adecuada, con una moral revolucionaria. Pero ahora tenemos que afrontar la realidad de que nuestro ejército no está aún capacitado para las nuevas responsabilidades adquiridas, como defender íntegramente el territorio cubano. Tenemos que ir rápidamente a la reestructuración del Ejército Rebelde, porque al paso hicimos un cuerpo armado de campesinos y de obreros, analfabetos muchos de ellos, incultos y sin preparación técnica. Tenemos que capacitar este ejército para las altas tareas que tienen que arrostrar sus miembros y capacitarlos técnica y culturalmente.

El Ejército Rebelde es la vanguardia del pueblo cubano y al referirnos a su progreso técnico y cultural tenemos que saber el significado de estas cosas en un sentido moderno. Ya hemos comenzado simbólicamente su educación con un recital presidido casi exclusivamente por el espíritu y las enseñanzas de José Martí.

La recuperación nacional tiene que destruir muchos privilegios y por ello tenemos que estar apercibidos para defender la nación de sus enemigos declarados o embozados. En ese sentido el nuevo ejército tiene que adaptarse a la nueva modalidad que ha surgido de esta guerra de liberación, pues sabemos que si somos agredidos por una pequeña isla, lo seríamos con el apoyo de una potencia que es casi un continente; tendríamos que soportar en nuestro suelo una agresión de proporción inmensa. Y por esa razón debemos prevenirnos y preparar nuestra avanzada con un espíritu y una estrategia guerrilleras, al efecto de que nuestras defensas no se desintegren al primer embate y mantengan su unidad central. Todo el pueblo cubano deberá convertirse en un ejército guerrillero, pues el Ejército Rebelde es un cuerpo en crecimiento cuya capacidad sólo está limitada por el número de seis millones de cubanos de la república. Cada cubano ha de aprender a manejar las armas y cuándo deberá usarlas en su defensa.

A grandes rasgos he expuesto la proyección social del Ejército Rebelde después de la victoria y su papel impulsando al gobierno a hacer patentes las aspiraciones revolucionarias.

Hay algo más interesante que decir para acabar esta charla. El ejemplo que nuestra revolución ha significado para la América Latina y las enseñanzas que implican haber destruido todas las teorías de salón: hemos demostrado que un grupo pequeño de hombres decididos apoyados por el pueblo y sin miedo a morir si fuera necesario puede llegar a imponerse a un ejército regular disciplinado y derrotarlo definitivamente. Esa es la enseñanza fundamental. Hay otra que deben de recoger nuestros hermanos de América, situados económicamente en la misma categoría agraria que nosotros y es que hay que hacer revoluciones agrarias, luchar en los campos, en las montañas y de aquí llevar la revolución a las ciudades, no pretender hacerla en éstas sin contenido social integral. Ahora, ante las experiencias que hemos tenido, se plantea cuál será nuestro futuro, que está ligado íntimamente al de todos los países subdesarrollados de la América Latina. La Revolución no está limitada a la nación cubana pues ha tocado la conciencia de América y ha alertado gravemente a los enemigos de nuestros pueblos. Por eso hemos advertido claramente que cualquier intento de agresión sería rechazado con las armas en la mano. El ejemplo de Cuba ha provocado más efervescencia en toda la América Latina y en los países oprimidos. la Revolución ha puesto en capilla a los tiranos latinoamericanos, porque éstos son enemigos de los regímenes populares igual que las empresas monopolistas extranjeras. Como somos un país pequeño necesitamos el apoyo de todos los pueblos democráticos y especialmente de la América Latina. Debemos informar cabalmente sobre las nobles finalidades de la Revolución cubana a todo el mundo y llamar a los pueblos amigos de este continente, a los norteamericanos y a los latinoamericanos. Debemos crear una unión espiritual de todos nuestros países, una unión que vaya más allá de la palabrería y de la convivencia burocrática y se traduzca en la ayuda efectiva a nuestros hermanos brindándoles nuestra experiencia.

Por último debemos abrir nuevos caminos que converjan a la identificación de los intereses comunes de nuestros países subdesarrollados. Debemos estar apercibidos contra todos los intentos y propósitos de dividirnos, luchar contra quienes pretendan sembrar la semilla de la discordia entre nosotros, los que amparados en designios conocidos aspiran a sacar partido de nuestras discordias políticas y azuzar prejuicios imposibles en este país.

Hoy todo el pueblo de Cuba está en pie de lucha y debe seguir así unido para que la victoria contra la dictadura no sea transitoria y sea éste el primer paso de la victoria de América. 

CUBA 54 AÑOS DE REVOLUCIÓN



Cuba festeja 54 años de Revolución
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Por Manuel Guerrero*

Cuba conmemora hoy el aniversario 54 del triunfo de la Revolución y, junto al recuento de los avances, enfrenta el futuro con la actualización del modelo económico y social establecido tras el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista.

En la madrugada del 1 de enero de 1959 una flotilla de cuatro aviones, con Batista y sus allegados a bordo, salió del capitalino campamento de Columbia, la principal instalación militar del país, con destino a República Dominicana, donde fue acogido por su colega Rafael Leónidas Trujillo.

Una exitosa ofensiva de la guerrilla dirigida por Fidel Castro, en la antigua provincia de Oriente, y de Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos, en el territorio central de Las Villas, liquidó un régimen que dio muerte a unas 20 mil personas.

El ex general había derrocado al presidente Carlos Prío Socarrás, el 10 de marzo de 1952, cuando se preparaban unas elecciones generales, en las cuales no tenía ninguna posibilidad de ser electo.

Mientras los partidos políticos opositores aceptaron con pasividad el rompimiento del orden constitucional, Fidel Castro comenzó a organizar un movimiento insurreccional que, el 26 de julio de 1953, fracasó al intentar ocupar la segunda fortaleza militar del país, con un centenar de jóvenes.

Condenado a 15 años y amnistiado por presión popular, marchó a México en mayo de 1955, de donde regresó el 2 de diciembre de 1956 en el yate Granma para iniciar la lucha guerrillera que, en diciembre de 1958, hacía imposible la permanencia del tirano en el poder.

El gobierno de Estados Unidos, que brindó a Batista apoyo económico y militar desde el primer momento, al final comprobó que la suerte de éste estaba echada y comenzó a buscar una solución que no fuera la victoria rebelde.

Con ese propósito el embajador estadounidense en La Habana, Earl T. Smith, le comunicó el 17 de diciembre de ese año que "el Departamento de Estado miraba con escepticismo cualquier plan o intención de su parte que significara permanecer indefinidamente en Cuba".

En su libro "El cuarto piso", el diplomático reconoce que "los Estados Unidos, diplomática, pero claramente, le había dicho al presidente de la República que debía irse de su propio país".

Smith revela que le recomendó "una ordenada transmisión de poderes" y Batista, a partir de la conversación con el diplomático, comenzó a maniobrar para proteger su partida y los intereses que él representaba, mediante la formación de una junta militar que impidiera el triunfo guerrillero.

En una reunión con el jefe del Estado Mayor Conjunto, mayor general Francisco Tabernilla, y otros altos oficiales, el gobernante les ordenó que buscaran "una solución nacional".

Tabernilla dispuso que el general Eulogio Cantillo, jefe de Operaciones en Oriente, pidiera una entrevista a Fidel Castro, en la cual el alto oficial se comprometió a iniciar un movimiento militar el 31 de diciembre que depusiera a Batista y diera apoyo incondicional a la victoriosa guerrilla.

El hoy líder de la Revolución informó el 1 de enero en Santiago de Cuba, tras la rendición de la ciudad luego de la fuga del tirano, que Cantillo incumplió su palabra al participar en la formación de una junta en La Habana, al frente de la cual situaron al magistrado más viejo del Tribunal Supremo de Justicia, Carlos Manuel Piedra.

Aquella efímera junta cívico-militar, con Cantillo como jefe del Estado Mayor del Ejército, murió prácticamente al nacer pues incluso el pleno del máximo tribunal se negó a legitimarla por su carácter espurio.

El líder insurrecto denunció que esa maniobra, que calificó de golpe ambicioso y traidor, se dio de acuerdo con Batista para dejarlo escapar y, ese mismo día, en alocución radial planteó: "¡Revolución, sí; golpe militar, no!".

El contundente rechazo del jefe guerrillero paralizó la acción y Cantillo, en un último intento mandó a buscar a Isla de Pinos, al sur de esta capital, a militares presos por una conspiración el 4 de de abril de 1956, y le entregó el mando del ejército al coronel Ramón Barquín.

Este oficial tampoco pudo controlar la situación y el 2 de enero Camilo Cienfuegos ocupó el campamento de Columbia, donde en la noche del 31 de diciembre Batista dio los últimos toques a un plan que consideraba salvador.

El pueblo cubano despertó el primer día del año 1959 sin conocer que el dictador se había marchado furtivamente en horas de la madrugada anterior, y con la sorpresa de ver en las calles a jóvenes revolucionarios, que se apoderaron de estaciones de policía y dependencias oficiales.

La primera noticia de la fuga fue dada por el periodista Carlos Lechuga a las 10 de la mañana por el canal 2 de televisión pues antes emisoras radiales solo se habían referido a que trascendentales hechos estaban ocurriendo.

Salvo algunos combates esporádicos con elementos paramilitares en lugares céntricos de La Habana, la normalidad imperó tanto en la capital como en el interior del país, donde las milicias rebeldes tomaron el control.

El panorama capitalino fue descrito por la popular revista Bohemia de la siguiente forma: La ciudad se volcó a las calles, tanto tiempo ausentes del calor popular; repicaron las campanas y de los balcones y ventanas colgaron banderas cubanas y la enseña rojo y negra del M-26-7 (Movimiento 26 de Julio, la organización que dirigía Fidel Castro).

"Milicianos fidelistas surgieron de todas partes, armados de pistolas, revólveres y escopetas de caza […] un ejército civil se había adueñado de la calle, frustrando toda posibilidad de un contragolpe y anulando las posibilidades políticas de la traición de Eulogio Cantillo", comentó la Sección en Cuba, la más importante de la publicación.

Mientras esas acciones se desarrollaban en La Habana, Fidel Castro entraba en Santiago de Cuba y en su primer discurso tras el triunfo dijo que "la Revolución empieza ahora […] no será una tarea fácil […] será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo en esta etapa inicial".

Más de medio siglo después, en el país se desarrolla un proceso de actualización del modelo económico y social, que busca consolidar lo alcanzado y avanzar hacia mayor productividad y eficiencia dentro del socialismo, mediante formas de gestión que incluyen el aporte del sector privado.

El presidente Raúl Castro dijo en diciembre ante el parlamento que "valoramos que la actualización del modelo económico cubano, tras las medidas iniciales de supresión de prohibiciones y otras trabas para el desarrollo de las fuerzas productivas, marcha con paso seguro y empieza a adentrarse en cuestiones de mayor alcance, complejidad y profundidad […].

Agregó que esa acción parte de la premisa "de que todo lo que hagamos va dirigido a la preservación y desarrollo en Cuba de una sociedad socialista sustentable y próspera".

*Periodista de Prensa Latina

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Lic. Rosa Cristina Báez Valdés "La Polilla Cubana"
Moderadora Lista Cuba coraje, Coord. Red Social Hermes para Cuba y A. Latina y miembro fundador de la Red de Trincheras Amigas

@LaPolillaCubana




"A todo ello habría que añadir el efecto moral de este desenlace y su trascendencia en la marcha de la guerra: a partir de ese momento, la iniciativa estratégica quedaba definitivamente en manos del Ejército Rebelde, dueño absoluto, además, de un extenso territorio al que el enemigo no intentaría siquiera volver a penetrar. La Sierra Maestra, en efecto, quedaba liberada por siempre.
La victoria sobre la gran ofensiva enemiga del verano de 1958 marcó el viraje irreversible de la guerra. El Ejército Rebelde, triunfante y extraordinariamente fortalecido por la enorme cantidad de armas conquistadas, quedó en condiciones de iniciar su ofensiva estratégica final.
Con estos acontecimientos se abrió una nueva y última etapa en la guerra de liberación, caracterizada por la invasión al centro del país, la creación del Cuarto Frente Oriental y del Frente de Camagüey. La lucha se extendió a todo el país. La gran ofensiva final del Ejército Rebelde condujo, con la fulminante campaña de Oriente y de Las Villas, a la derrota definitiva del Ejército de la tiranía y, en consecuencia, al colapso militar del régimen batistiano y la toma del poder por la Revolución triunfante.
Las columnas del Che y de Camilo, avanzando por las llanuras del Cauto y de Camagüey, llegaron al centro del país. La antigua Columna 1 de nuevo entrenó más de 1 000 reclutas en la escuela de Minas de Frío, y con jefes que surgían de sus propias filas, tomaron los pueblos y ciudades en la Carretera Central entre Bayamo y Palma Soriano. Nuevas tanquetas T-37 fueron destruidas, los tanques pesados y la aviación de combate no pudieron impedir la toma de ciudades cientos de veces mayores que el pobladito de Las Mercedes.
Exactamente el 1ro. de enero de 1959 —la fecha señalada en carta a Juan Almeida antes de iniciarse la última ofensiva de la dictadura contra la Sierra Maestra—, la huelga general revolucionaria, decretada a través de Radio Rebelde desde Palma Soriano, paralizó al país. El Che y Camilo recibieron órdenes de avanzar por la Carretera Central hacia la capital, y no hubo fuerzas que hicieran resistencia."

La Victoria Estratégica. Fidel Castro Ruz

LA VICTORIA ESTRATÉGICA
El balance final de la batalla

(Capítulo 25 y final)
Fue una victoria rotunda de nuestras fuerzas guerrilleras.
Con la retirada de las últimas unidades del Ejército de la tiranía de Las Mercedes quedó derrotada de forma aplastante y definitiva la gran ofensiva enemiga contra el territorio rebelde del Primer Frente de la Sierra Maestra, durante la cual el mando militar de la dictadura lanzó sus más poderosos recursos, en un intento final por destruir el núcleo central guerrillero.
El valor, la tenacidad, el heroísmo y la capacidad de los combatientes rebeldes en la férrea y organizada defensa de las posiciones, y la aplicación contundente de todas las formas tácticas de acción de la guerrilla, desbarataron la ofensiva en 74 días de incesante e intenso batallar.

Dentro de esa brillante actuación de todos nuestros combatientes, contribuyeron en particular a este desenlace victorioso, un grupo de aguerridos y eficientes capitanes que actuaron en la primera línea de combate, con inteligencia y coraje, al frente de sus hombres.
En este balance final es obligado destacar, en primer lugar, al Che y Camilo, quienes cumplieron cabalmente con su papel de ser mis principales lugartenientes en diferentes momentos, así como a Andrés Cuevas, Ramón Paz, Daniel, Angelito Verdecia, Ramiro Valdés, Guillermo García, Lalo Sardiñas y Pinares, entre otros.
Como escribí en el parte leído por Radio Rebelde el 7 de agosto, apenas al día siguiente de concluida la Batalla de Las Mercedes:
La ofensiva ha sido liquidada. El más grande esfuerzo militar que se haya realizado en nuestra historia Republicana, concluyó en el más espantoso desastre que pudo imaginarse el soberbio Dictador, cuyas tropas en plena fuga, después de dos meses y medio [de] derrota en derrota, están señalando los días finales de su régimen odioso. La Sierra Maestra está ya totalmente libre de fuerzas enemigas.
La derrota de la ofensiva enemiga, después de 74 días de incesante combate, significó el viraje estratégico de la guerra. A partir de ese momento la suerte de la tiranía quedó definitivamente echada, en la medida en que se hacía evidente la inminencia de su colapso militar.
Ese mismo día redacté una carta dirigida al mayor general Eulogio Cantillo, quien dirigió toda la campaña enemiga desde el puesto de mando de la zona de operaciones, asentado en Bayamo. Le confirmé a Cantillo que se encontraban en poder de nuestras fuerzas alrededor de 160 soldados prisioneros, entre ellos muchos heridos, y que estábamos en disposición de establecer de inmediato las negociaciones pertinentes para su entrega. Tras complicadas gestiones, esta segunda entrega de prisioneros se efectuó varios días después en Las Mercedes.
En el curso de esos 74 días de intensos combates para el rechazo y la derrota de la gran ofensiva enemiga, nuestras fuerzas sufrieron 31 bajas mortales. Las noticias tristes no amilanaron nunca el espíritu de nuestras fuerzas, aunque la victoria nos supo amarga muchas veces. Aún así, la pérdida de combatientes pudo ser muy superior, teniendo en cuenta la intensidad, duración y violencia de las acciones terrestres y los ataques aéreos, si no lo fueron se debió a la extraordinaria pericia alcanzada por nuestros guerrilleros en la agreste naturaleza de la Maestra y por la solidaridad de unos rebeldes con otros. Muchas veces, heridos graves salvaron su vida, en primer lugar, porque sus compañeros hicieron lo imposible por trasladarlos a donde pudieran asistirlos los médicos, y todo, a pesar de lo abrupto del terreno y el silbido de las balas en medio de los combates.

A lo largo de estas páginas he ido mencionando los nombres de los caídos, pero quiero relacionarlos de nuevo a todos aquí para ofrecer de una sola vez el cuadro completo de nuestros mártires, merecedores del eterno recuerdo de respeto y admiración de todo el pueblo. Ellos son:
Comandantes: Andrés Cuevas, Ramón Paz y René Ramos Latour, Daniel.
Capitanes: Ángel Verdecia y Geonel Rodríguez.
Tenientes: Teodoro Banderas, Fernando Chávez, El Artista, y Godofredo Verdecia.
Combatientes: Misaíl Machado, Fernando Martínez, Albio Martínez, Wilfredo Lara, Gustavo; Wilfredo González, Pascualito; Juan de Dios Zamora, Carlos López Mas, Eugenio Cedeño, Victuro Acosta, El Bayamés; Francisco Luna, Roberto Corría, Luis Enrique Carracedo, Elinor Teruel, Juan Vázquez, Chan Cuba; Giraldo Aponte, El Marinero; Federico Hadfeg, Felipe Cordumy, Lorenzo Véliz, Gaudencio Santiesteban, Nicolás Ul, Luciano Tamayo, Ángel Silva Socarrás y José Díaz, El Galleguito.
Colaboradores campesinos: Lucas Castillo, otros miembros de su familia, e Ibrahim Escalona Torres.
Honor y gloria eterna, respeto infinito y cariño para los que cayeron entonces.
El enemigo sufrió más de 1 000 bajas, de ellas más de 300 muertos y 443 prisioneros, y no menos de cinco grandes unidades completas de sus fuerzas fueron aniquiladas, capturadas o desarticuladas. Quedaron en nuestro poder 507 armas, incluidas dos tanques, 10 morteros, varias bazucas y 12 ametralladoras calibre 30.
A todo ello habría que añadir el efecto moral de este desenlace y su trascendencia en la marcha de la guerra: a partir de ese momento, la iniciativa estratégica quedaba definitivamente en manos del Ejército Rebelde, dueño absoluto, además, de un extenso territorio al que el enemigo no intentaría siquiera volver a penetrar. La Sierra Maestra, en efecto, quedaba liberada por siempre.
La victoria sobre la gran ofensiva enemiga del verano de 1958 marcó el viraje irreversible de la guerra. El Ejército Rebelde, triunfante y extraordinariamente fortalecido por la enorme cantidad de armas conquistadas, quedó en condiciones de iniciar su ofensiva estratégica final.
Con estos acontecimientos se abrió una nueva y última etapa en la guerra de liberación, caracterizada por la invasión al centro del país, la creación del Cuarto Frente Oriental y del Frente de Camagüey. La lucha se extendió a todo el país. La gran ofensiva final del Ejército Rebelde condujo, con la fulminante campaña de Oriente y de Las Villas, a la derrota definitiva del Ejército de la tiranía y, en consecuencia, al colapso militar del régimen batistiano y la toma del poder por la Revolución triunfante.
En la contraofensiva victoriosa de diciembre de ese año, se decidió el triunfo con alrededor de 3 000 hombres equipados con armas arrebatadas al enemigo.
Las columnas del Che y de Camilo, avanzando por las llanuras del Cauto y de Camagüey, llegaron al centro del país. La antigua Columna 1 de nuevo entrenó más de 1 000 reclutas en la escuela de Minas de Frío, y con jefes que surgían de sus propias filas, tomaron los pueblos y ciudades en la Carretera Central entre Bayamo y Palma Soriano. Nuevas tanquetas T-37 fueron destruidas, los tanques pesados y la aviación de combate no pudieron impedir la toma de ciudades cientos de veces mayores que el pobladito de Las Mercedes.
En su avance, a la Columna 1 se le unieron las fuerzas del Segundo Frente Oriental Frank País. Así ocupamos la ciudad de Palma Soriano el 27 de diciembre de 1958.
Exactamente el 1ro. de enero de 1959 —la fecha señalada en carta a Juan Almeida antes de iniciarse la última ofensiva de la dictadura contra la Sierra Maestra—, la huelga general revolucionaria, decretada a través de Radio Rebelde desde Palma Soriano, paralizó al país. El Che y Camilo recibieron órdenes de avanzar por la Carretera Central hacia la capital, y no hubo fuerzas que hicieran resistencia.
Cantillo, en reunión conmigo, con Raúl y Almeida reconoció que la dictadura había perdido la guerra, pero poco después desarrolló en la capital maniobras golpistas, contrarrevolucionarias y pro imperialistas e incumplió las condiciones pactadas para un armisticio. A pesar de ello, en tres días estaban a nuestra disposición las 100 000 armas y los barcos y aviones que poco antes habían apoyado y permitido la fuga del último batallón que penetró en la Sierra Maestra.
Pusimos en libertad, sin condición alguna, a los prisioneros de guerra, a quienes respetamos la vida, cuidamos su salud cuando estaban heridos y protegimos en medio de los combates.
Entramos en la capital el 8 de enero de 1959, me hubiera gustado que muchos de aquellos militares profesionales que no eran culpables y tenían cualidades se hubieran unido a nosotros, pero ya no fue posible. Una marea de pueblo revolucionario se incorporó a nuestra tropa y, junto a los veteranos del Moncada, el Granma, el llano y la Sierra, nutrió de gente sana, nueva y pujante las filas de lo que poco tiempo después serían nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias. La vida, al fin, desbordaba predicciones y sueños.
El 11 de noviembre de 1958 había salido de La Plata con 30 hombres armados y 1 000 reclutas desarmados a conquistar la patria anhelada por los mambises, con el propósito de que esta vez sí entraríamos a Santiago. El 1ro. de enero de 1959, tras la epopeya escrita en montañas, campos y ciudades, nada pudo impedir el triunfo de la independencia definitiva y la justicia en Cuba.