martes, 8 de octubre de 2013

8 de octubre 1969 La toma armada de la ciudad de Pando por el movimiento guerrillero tupamaro






En homenaje a los hermanos combatientes Ricardo Zabalza, Alfredo Cultelli y Jorge Salerno asesinados por la represion en los enfrentamientos posteriores a la toma de Pando.


ALGUNAS CONSIDERACIONES



Ese día, el MLN (Tupamaros) tomo Pando, ciudad de cierta importancia ubicada en las cercanías de la Capital Montevideo.Se tomo la Comisaria de Policia, el Cuartelillo de Bomberos, la Central Telefónica y los Bancos República, de Pan de Azúcar y de Pando.El operativo da inicio
a las 13 horas y luego de cumplidos todos sus objetivos se lleva a cabo la retirada a las 13 y 20 horas.

Participaron 49 combatientes, de Montevideo y del Interior del país, los que se identificaron con brazaletes y actuaron en seis grupos coordinados. El Comando se denomino "Ernesto Che Guevara".

La acción tuvo como objetivo la realización de un homenaje combatiente al Che Guevara, así como logístico (armas y dinero) y, naturalmente, como demostración de fuerzas para alentar al movimiento estudiantil y sindical, duramente enfrentado al gobierno de dictadura encubierta de Pacheco Areco, en su sostenida resistencia a todo lo largo de 1968 y 1969.

En la retirada se produjeron enfrentamientos armados con las fuerzas represivas en un camino de acceso a Pando y mas tarde a campo traviesa. Tres combatientes,los jóvenes estudiantes Ricardo Zabalza, Alfredo Cultelli y Jorge Salerno, fueron vilmente asesinados por la represión luego de haberseles terminado la munición o por estar heridos, y haberse rendido.Fueron asesinados cuando estaban desarmados,con un tiro en la nuca (Zabalza),por la espalda (Cultelli) o por fuego cruzado de fruslería (Salerno).Varios prisioneros mas salvaron sus vidas por la presencia de periodistas.

Cerca de una veintena de combatientes fueron detenidos,varios de ellos heridos. Entre los detenidos se contaban el hoy ministro de Defensa Eleuterio Fernandez Huidobro y el hoy Coordinador de Inteligencia de la Presidencia, Augusto Gregori.

Demás esta decir que el impacto mediatico fue enorme, tanto a nivel nacional como internacional, particularmente en la Región. Las consecuencias fueron de carácter inmediato y también de largo plazo, tanto en las filas revolucionarias como, particularmente, en las gubernamentales y de la represión.

Se han publicado varios libros que describen detalladamente los hechos. Hoy queremos detenernos en las consecuencias, así como en algunas consideraciones sobre el proceso que se desarrollaba en el país y que conduce a la Toma de Pando, y reflexionar sobre el cambio que se genera a partir de Pando.


PRIMERA CONSIDERACION :


LA TOMA DE PANDO ES UNA CONSECUENCIA DEL PROCESO DE LUCHA POPULAR



Si bien es cierto que fue la guerrilla tupamara la que decide tomar Pando, este hecho es un resultado del proceso de lucha popular que se venia viviendo en el país desde los inicios de 1968.No es una acción "descolgada" de la realidad que enfrentaba el pueblo sometido a una muy dura represión, masivas detenciones en cuarteles militares y a la aplicacion de las llamadas "Medidas Prontas de Seguridad" que no eran mas que una dictadura encubierta en la cual se habían anulado las libertades individuales, los derechos ciudadanos y atropellado la libertad de expresión,de prensa y de manifestarse publicamente.

En esa oportunidad la guerrilla tupamara actúa como un destacamento mas del pueblo en lucha que con su acción contribuye a este combate y a golpear a la represión y al gobierno semi-dictactorial. Es parte de esa lucha popular buscando alentarla y demostrando que el gobierno no ejerce el ferreo control que proclama.

No es una acción intempestiva ya que es un resultado lógico de la agudizacion del enfrentamiento con el fascismo, la oligarquía y el conjunto de la clase burguesa que pretendía quebrar la organizacion sindical y popular y de esta manera llevar adelante sus planes de hambre y saqueo,como lo hizo posteriormente de instaurada la dictadura cívico-militar en 1973. Resultado lógico porque el movimiento popular, el sindical, el estudiantil y aun mas, la izquierda de aquellos tiempos, no retrocedía ante los embates represivos. Por el contrario, continuaba con sus luchas y las radicalizaba y generalizaba. Es decir que la guerrilla tupamara con la Toma de Pando, actuo en el espíritu del combate popular en curso, o dicho de otra manera: se correspondió a la subjetividad de este movimiento y al nivel de definiciones alcanzados.

Esto ultimo no quiere significar que la totalidad del movimiento popular, ni siquiera una mayoría, estaba subjetivamente preparado o definido para el enfrentamiento armado a la represion. Quiere si significar que la acción armada de Pando corrió por los carriles ampliamente aceptados por el pueblo en lucha, de hacerle frente a la oligarquía y al gobierno y a la represión. A como diera lugar. Con piedras, barricadas, ocupaciones de lugares de trabajo y de estudio, manifestaciones masivas o "relámpagos", el pueblo en lucha no retrocedia y daba en la calle y en el enfrentamiento directo su respuesta a la ofensiva represiva. Si algunos destacamentos salidos de las filas del pueblo, la guerrilla tupamara por ejemplo, decidian entonces enfrentarse con las armas en la mano a la represión, no eran rechazados por el pueblo en lucha, mas bien fueron vistos -como lo que eran- un destacamento de avanzada.

Por estas razones las acciones del MLN de todo ese periodo (Casino Carrasco, Casino San Rafael, detención de Pereyra Reverbel, Financiera Monty, Radio Sarandi) fueron acogidas con alegría, entusiasmo y como parte de la misma lucha en la que todos estaban comprometidos. Los efectos de Pando fueron,en consecuencia, enormes en cuanto al crecimiento de la popularidad del MLN en el pueblo trabajador en general y en los sectores mas combativos en particular. Esto genero, entre otras cosas, un gran crecimiento del MLN con posterioridad a la Toma de Pando, nutriéndose de mucha militancia sindical y particularmente estudiantil que tomo Pando como una clarinada para pasar a otro nivel de lucha.Mas aun cuando se dio a conocimiento publico quienes habían los protagonistas de la toma y de los combates posteriores, ya que eran militantes populares y estudiantiles muy conocidos en sus ámbitos de militancia.

Con los participantes en Pando (y ya con otros anteriores) se termina con el "halo de misterio" de la organizacion guerrillera.Sus integrantes eran gente militante,conocida, que hasta el dia antes activaban en sus frentes de estudio y de trabajo y que de pronto aparecian integrando un comando "Che Guevara" que se tomo Pando armas en mano. El efecto fue muy grande. Y si bien no altero el hecho de que -por primera vez-un numero tan elevado de combatientes eran detenidos, lo que significo un serio revés militar y organizativo, opero positivamente en cuanto a ejemplo. Millares de personas,de militantes, constataron que la guerrilla tupamara era "de carne y hueso" (y sangre derramada) compuesta por sus iguales.

De hecho esto alentó a muchos militantes a dar un paso al frente e incorporarse a la lucha armada.Es decir que la supuesta "victoria" de la represión genero un crecimiento que multiplico en varias veces lo que habían sido las perdidas de combatientes y por lo tanto fortaleció a la guerrilla.Concretamente.

Fue el corolario de la dinámica que la represión gubernamental había generado con la pretensión de que a palos, con gases, matando estudiantes, deteniendo centenares de sindicalistas en los cuarteles militares, cerrando diarios opositores,etc, hacer retroceder al pueblo e imponerle sus "recetas" económicas que significaban rebaja de salarios, del nivel de vida, empeoramiento de la educacion y la salud publica. Es decir que mansamente aceptaran el saqueo y la prepotencia represiva.Ya habían asesinado a Liber Arce militante estudiantil,comunista, disparándole por la espalda y a los estudiantes Hugo de los Santos y Susana Pintos, tambien comunistas, asesinados con las escopetas "riot" que los yanquis habían enviado presurosamente como "ayuda humanitaria" al gobierno, después de haberlas probado asesinando a docenas de vietnamitas que protestaban pacíficamente

La suerte estaba echada: la burguesía, la oligarquía toda, los banqueros con el apoyo del imperio yanqui y las vecinas dictaduras de Brasil y Argentina, se habían decidido a aplastar al fuerte movimiento popular en Uruguay, a los sindicatos,al movimiento estudiantil y, claro esta, a la izquierda. La diferencia en este periodo,en comparacion con anteriores, es que la agresión fue mucho mas brutal y...que el pueblo trabajador no retrocedió sino que hizo frente,desarmado pero con una voluntad combativa que no ceso durante todo ese periodo. Al no retroceder el movimiento popular el gobierno agudizaba la represión y el pueblo en lucha se defendia con un combate que también se radicalizaba. El que en ese contexto, un destacamento popular, agudize el enfrentamiento fue un resultado de lo anterior, no una decisión unilateral y desconectada de la realidad. Y por si faltaran comprobantes: la represión en Pando se "salta la barrera" cívica, la de la "lucha leal entre orientales" y muestra sus fauces asesinas: ejecuta a prisioneros y trata de matar a todos los restantes. En ese sentido Pando es una continuación del asesinato de Liber Arce, Susana Pintos y Hugos de los Santos, en una versión profundizada que ya anunciaba los tiempos que se venían. En Pando se aplastaron los mitos de juicios con garantias, respeto a la vida de los prisioneros y heridos y respeto al "enemigo" rendido y desarmado.


SEGUNDA CONSIDERACION :


SIEMPRE HUBO UN SOLO DEMONIO, EL SISTEMA CAPITALISTA Y SU REPRESION



Alcahuetes histrionicos, fieles servidores de la oligarquía y del imperio han pretendido -con posterioridad, por supuesto- hablar de los "dos demonios".De que todos los males en el pais, la dictadura y sus consecuencias (millares de detenidos y torturados, desaparecidos, robos de bebes, asesinatos en la tortura,en las prisiones y también acribillados por la espalda en la calle o en sus domicilios) así como "el escuadrón de la muerte" con su secuela de crimenes y atentados, mas el saqueo desenfrenado de la soldadesca y acólitos tanto a los bienes del pais como a los privados de los "sospechosos", han pretendido que toda esa gama de actos gangsteriles y mafiosos,se debió a que en el país - por arte y milagro - habían surgido "dos demonios" que a través de su enfrentamiento trajeron la dictadura y la ruina.

Estos políticos profesionales que no movieron un dedo ni siquiera para defender SU democracia burguesa,y que al contrario, fueron aplaudiendo y alentando, dando sus votos en el Parlamento y escribiendo sus editoriales llamando a la "lucha contra la sedición"(SIC),pretenden ahora dar un paso atrás, desentenderse del asunto, limpiarse las manos, colocarse de bondadosos neutrales y echarle las culpas a "los demonios". En el razonamiento maquiavélico de esta gentuza los "demonios" fueron la guerrilla tupamara y los militares.

Los militares fueron tomando el poder pedazo a pedazo, amparados por las leyes que estos seudo-demócratas iban votando o refrendando, y amparados también en la marea de odio antipopular, antisindical, antiestudiantil, anti prensa libre y opositora, anti izquierda, anticubana, anticomunista y anti guerrilla. El aparato militar, la casta de zanganos de la oficialidad, no llegaron al poder por cuenta propia, fueron llamados, apuntalados y encomendados. Moviendo los hilos: el gran capital, la oligarquía, los banqueros y la burguesía, y votando, los laderos que hoy hablan de dos demonios. Nadie puede olvidar los permanentes ataques al movimiento sindical, pidiendo mano dura y reglamentación sindical, a la izquierda y a lo que llamaron el "castro-comunismo",el odio que fueron esparciendo por todos los rincones del país ya desde el triunfo de la Revolución Cubana en adelante, a pesar de que la izquierda era -electoralmente hablando-ínfima. Durante todo el 68 apuntalaron la cuasi-dictadura reclamando airados represión al estudiantado.

En ese clima que fueron creando, cerrando todas las puertas y anulando los derechos democráticos y libertades publicas,se fue cocinando a fuego lento la "solución final",en la Jefatura de Policia,en los Departamentos de Inteligencia y, mas que nada, en los casinos de oficiales en todos los cuarteles militares. La predica actual de los "dos demonios",es la coartada que estos complices civiles y políticos, buscan agenciarse cuando siguen saliendo a luz los latrocinios a los que sometieron al pueblo todo.Siempre hubo un solo "demonio": la oligarquía y todos los grandes banqueros y burgueses. Esos han sido siempre EL DEMONIO que, desde los principios ya ha expoliado y reprimido al pueblo. A este demonio le molestaron siempre las huelgas, las manifestaciones estudiantiles, mas aun las ocupaciones y,claro esta, las barricadas, o la organizacion de los trabajadores rurales, y que hubiera gente que hablara de un mundo mejor llamándolo socialismo, comunismo, anarquismo y hasta solamente justicia social.Este demonio siempre ataco con violencia estas expresiones.Siempre. Usando a la policía, mas tarde a la inteligencia policial,luego a los grupos de choque,y a los escuadrones de la muerte anidados en su seno, para jugarse la ultima carta que fueron las parásitas FFAA.

A medida que el demonio fascista fue acorralando al pueblo que luchaba por sus reclamos - creyendo todavía que había una democracia que lo permitia - fue generando una respuesta popular acorde al nivel de represión.
Es en este contexto que se dan las luchas de 1968-69-70-71 e incluso 72.Son luchas de todo un pueblo con múltiples expresiones, desde el paro o huelga mas elemental, hasta prensa de denuncia,desde cantores populares a lucha de guerrilla. Estos plumíferos pretenden separar, al interior de lo que fue la compacta resistencia popular, los que tomaron las armas,de todo el resto. Desconociendo, como esta harto probado, que el ser periodista o escritor, o dirigente sindical, o sacerdote,no le impidió a centenares de militantes, también pertenecer a la guerrilla.

En Uruguay no hubieron "dos demonios" que por su enfrentamiento arrastraron al resto de la sociedad a lo que desemboco en la dictadura.Hubo uno solo que siempre reprimió y trato de aplastar. Si unos contestaron con mayor violencia, la guerrilla en este caso, no los coloca como "demonios" ya que se estaba respondiendo, con métodos mas contundentes DESDE LA BARRICADA DEL PUEBLO asediada por el fascismo.

Pando entonces, no es expresión alguna de "dos demonios" es respuesta a la agresión asesina del único demonio actuante, conocido y...CON PODER. Porque los plumíferos han pretendido mancillar la memoria de los mártires atribuyendo su asesinato al choque de los "dos demonios" y a las "consecuencias colaterales" de este enfrentamiento. En Pando se detuvieron a policías y al Jefe de la Policía, ninguno fue vejado,maltratado y menos asesinado. Los 49 combatientes no se aprovecharon del control de la ciudad para cometer tropelías contra la población, se llevaron dinero de los bancos,actuaron con respeto a los civiles, a los retenidos o detenidos. Que diga entonces públicamente ,por ejemplo el ex-presidente Julio Sanguinetti, de donde salio la orden para "rematar" a los guerrilleros prisioneros desarmados y heridos, de donde partió la consigna de que "hay que matarlos a todos". Partio del DEMONIO , del demonio policial y del demonio gubernamental del presidente Pacheco Areco,perteneciente al mismo partido de Sanguinetti.

El demonio represor , violando todas las leyes uruguayas e internacionales en la materia, procede a la ejecución sumaria de los prisioneros. El demonio represor traspasa la raya de los valores democráticos, de la misma manera como lo hizo con Liber Arce, Susana Pintos y Hugo de los Santos. Cada vez que los trabajadores ocupaban SU lugar de trabajo, ahí llegaban los demonios y les tiraban gases, apaleaban , vejaban y detenían. Y si alguien respondía tirando una piedra eso ya era carta blanca para volcar todos sus recursos contra ese "demonio" que quería hacerse respetar. Lo mismo cuando los estudiantes secundarios trataban de ayudar a algún manifestante apaleado por los "valientes" patoteros de las fuerzas de choque.La diferencia entre esos "demonios" y el "demonio" de la guerrilla es solo de grado en la respuesta,pero los motivos de la respuesta son los mismos.


TERCERA CONSIDERACION :


LAS CONSECUENCIAS



A partir de Pando la represión pasa a tomar mas en serio las posibilidades militares de la guerrilla tupamara del MLN T y en consecuencia entra en estado de alerta permanente.Una falta de vigilancia puede llevar a operaciones militares de envergadura (como igualmente se dieron a partir de ese momento, particularmente con la toma del Cuartel de la Marina).La represión policial se militariza aun mas y el gobierno siente el golpe de un desafío de la envergadura de Pando (en aquel entonces). Las proclamadas "victorias" ante detenciones de combatientes conocidos, perdieron su efecto publicitario, ya que después de "haber asestado golpes demoledores a la sedición",esta como el Ave Fenix,era capaz de responder a un nivel aun mas elevado.

En lo interno del MLN T lo de Pando repercute negativamente en el sentido de la detencion de un elevado numero de combatientes. Pero esto se ve prontamente superado por el aluvion de nuevos reclutas que la misma acción y su difusión publica genera,lo que mas tarde va llevando a la represión a tratar de ahogar la información al publico, habida cuenta de sus efectos favorables para la guerrilla.

La toma de Pando seguramente no fue la primera en su genero en América Latina (Colombia, Guatemala, etc) pero si la mas impactante en la región del Cono Sur sirviendo de ejemplo para similares acciones,por ejemplo en Argentina.

El Balance realizado por el MLN que se resumió en el "Balance del 69" terminaba con la consigna: "Mas Pandos"
Es decir que para el MLN la Toma de Pando no había sido una derrota - como no lo fue - y al contrario marcaba un camino a seguir.

Aquí aparece lo que muy acertadamente ha sostenido Jorge Zabalza en diversos escritos: se genera -en la interna del MLN- la mentalidad de que se estaba en camino de construir un doble poder,un poder guerrillero que desafiaba al poder burgués. La toma de ciudades, comenzando por Pando, como el lo explica, seria el inicio de una mentalidad estrategica que buscaba la ocupacion de ciudades,por mas tiempo, hasta culminar con lo que seria el gran desenlace estrategico: la toma de Montevideo.

Este triunfalismo es - en parte- consecuencia del resultado social, en la opinión publica, mas que nada militante, y en el reclutamiento de combatientes y simpatizantes, de la Toma de Pando. Por desgracia llevó agua al molino de lo que siempre había estado en germen en el aparato guerrillero y sobre el cual ya se había advertido en unos de los primeros documentos (marcandolo como una desviacion), LA MENTALIDAD APARATISTA, es decir la que colocaba al aparato y sus intereses por encima de todo,incluso - por supuesto- del nivel de disposicion para la lucha de los sectores populares.Arrancando con mucha fuerza interna desde Pando, con altibajos, va marcando el rumbo estrategico del MLN T,en lo que se consideraba la estrategia del doble poder.

Esto condujo a un cada vez mayor distanciamiento entre el nivel de conciencia y organizacion popular y los desafíos de la guerrilla. La llevo, como bien explica Zabalza y muchos otros, a una lucha entre aparatos,lo que condujo a la derrota de 1972 y la eliminacion de unos de los dos principales obstáculos del DEMONIO FASCISTA (el otro, como se sabe, lo era la organizacion popular, que enfrenta el golpe y la instauración de la dictadura, con 15 días de huelga general y la ocupación de los centros de trabajo y estudio, hecho único en dimensión y duración en toda América Latina).

La concepción aparatista se aleja del objetivo inicial de ser un destacamento mas, de vanguardia si, pero uno mas, de la lucha de todo el pueblo trabajador y pasa a operar con objetivos propios, nacidos en el mismo aparato, sin correlación con la situación política y el nivel de organizacion y conciencia del pueblo. La guerrilla debería operar como detonador, como ejemplo, no sustituir con su aparato y desde su aparato, a la organización popular. Esta concepción confundió de manera muy dramática lo que los revolucionarios de otras latitudes habían explicado, escrito y llevado adelante: el doble poder. Es decir el poder dual. El de la burguesía por un lado, con su gobierno y sus fuerzas armadas, y el del pueblo en lucha,por el otro, también con sus instituciones, su gobierno dual y sus propias milicias o destacamentos armados.

Lo mas probable es que se mezcló la tesis de que el partido proletario debí a ser el que guiaba el proceso, con la tesis de que el partido debería tener el poder. En el caso de la Revolución Rusa, por ejemplo,que es el mas estudiado al respecto del doble poder, las tesis eran que el Congreso de los Soviets (consejos) obreros, campesinos y de soldados, era la instancia democrática proletaria, su "parlamento" digamos así, y que allí se elegía también una dirección, DE LOS SOVIETS, y que estos dictaban leyes y también tenían sus destacamentos armados para la defensa de su poder. Durante un período existieron entonces dos poderes. Uno el de la burguesía y el otro el del proletariado.Unos y otros hacían leyes o emitían decretos y su aplicacion dependía de la correlación de fuerzas en concreto en cada lugar,region o aun centro de trabajo.Unos respondían al gobierno burgués y otros al proletario.Y cada uno con sus fuerzas armadas.Naturalmente que no era una "coexistencia pacífica" sino una disputa,una lucha entre ambos,que mas tarde desemboca en la misma Revolución Rusa y la Guerra Civil posterior.

Lo que podríamos decir fue la practica concreta en ese periodo de doble poder era que el poder del soberano estaba en el Congreso de los Soviets,basado en millares de Comités (o soviets) locales, por fabrica,por región en el campo, por regimiento, etc. La concepción inicial (habida cuenta de que los primeros soviets ven la luz en la Revolución de 1905,como creación espontánea y natural,desde las bases del pueblo trabajador para dotarse de instrumentos propios) de ninguna manera considera que el doble poder es el enfrentamiento entre el poder burgués y el de UN PARTIDO proletario,por mas que fuera muy influyente entre los trabajadores.
Ligado a ello esta el problema de la democracia proletaria, en el seno del pueblo.

Sin embargo, quizás por haber sido el mas difundido y conocido, para nada el soviético fue el único caso. Un ejemplo de gran peso es el chino cuando el Ejercito Popular controló enormes extensiones de China y una infinidad de ciudades y zonas campesinas,otro, Viet Nam cuando el "doble poder" digamos así, enfrentó durante decenios el poder popular del Norte con el poder titere apuntalado por el imperialismo frances primero y luego el yanqui, lo mismo con las guerrillas de Tito en Yugoeslavia cuando la ocupacion nazi, y mas concretamente en América Latina, lo que fue el poder revolucionario desde la Sierra Maestra, el sandinista durante 1978 y parte de 1979 hasta el triunfo,que controlaba importantes regiones y esporadicamente ciudades hasta ir creciendo en potencial y lograr derribar el poder somocista, así como también el que durante largos periodos se materializao en El Salvador en lo 80. Y para finalizar con los ejemplos, el de Colombia con zonas liberadas desde hace mas de medio siglo, bajo gobierno de la guerrilla.

Estos ejemplos que son los que han existido tuvieron , o tienen, una característica en común: es un partido, una organizacion, un frente político, o una guerrilla, las que dominando una parte del territorio y estando en guerra con el gobierno central (burgués-imperialista) ejercen un poder real,son si,un doble poder.Pero de una organización, no un poder que ejerce el pueblo trabajador mismo a través de sus propios instrumentos un poder que se haya organizado desde abajo y haya ido reuniendo fuerzas e influencia para ser aceptado como tal,como poder,por amplios sectores del pueblo.

Sin que haya sido la intencion de los combatientes y tampoco motivo de reflexion posterior cuando se fue desarrollando  en el MLN T y desde el mismo las tesis del doble poder, objetivamente se toco una problematica fundamental para los movimientos populares y r evolucionarios,de ayer, de hoy y del futuro: que tipo de poder se pretende , quienes seran los que lo ejerzan y bajo que formas.

Siendo una de las problematicas centrales para el movimiento popular, quisimos solamente anotar esta consideración. Sigue vigente cuando hoy en día la mayoría de la izquierda en Uruguay e incluso un buen numero de los integrantes del MLN T, así como la de otros paises en América Latina han optado por desarrollar sus tesis del poder, desde los ámbitos del poder burgués, es decir desde los instrumentos de poder del estado burgués.
Viendo la situación internacional y latinoamericana y la evolucion de los conflictos, no nos queda la menor duda de que en el futuro el estado burgués se va "a depurar" y recurrira a las variantes colombianas,de Honduras, de Mexico, etc, y quizás pronto la nueva variante chilena que ya se viene anunciando. Cuando esto suceda el problema del poder se  volvera a plantear con toda su crudeza: o la burguesía, la oligarquía y el imperialismo imponen sus crudas "soluciones a la crisis" (Grecia,y pronto media Europa) o el pueblo trabajador no acepta pagar las consecuencias, resiste y se va dotando de instrumentos propios de poder.

Rosendo



Pando 8 de octubre de 1969


Enviado por Nestor Peralta Larrosa (quién fue herido de gravedad el 4 de julio de 1970 por un custodia de un jerarca estatal cuando se realizaba una acción tupamara)

LA SENDA ESTÁ TRAZADA, NOS LA MOSTRÓ EL CHE!
por Néstor Peralta

Ese día se levantaron con la calma de todos los días. Los integrantes del grupo iban saliendo para alcanzar los vehículos que según el plan debían tomar. No todos fueron con la funeraria. La mayoría tomaron el 4. Antes de salir, Salerno tomó la guitarra y le cantó a Pablo una canción desconocida en Uruguay. Luego tomó sus escritos, canciones suyas, y otros escritos suyos y se los regaló a Pablo. A éste le pareció un gesto extraño, pero guardó cuidadosamente ese regalo apreciado. Cuando subieron al 4, por precaución miraron a los pasajeros, y les pareció percibir que otros jóvenes desconocidos, como ellos iban viajando hacia el mismo destino. Un destino común que no solo era la ciudad de Pando, sino un destino de vida y ... de muerte.

Salerno y Pablo, llegaron con unos minutos de antelación, y entraron a tomar una grapa en un boliche. Salerno estaba feliz, y le dijo a Pablo, "me siento realizado", y fueron hacia la comisaría. Por el camino Pablo que iba de pantalón gris, y camisa celeste, se puso una corbata, un gorro gris y se colocó en la manga izquierda una escuadra de cabo, y la pistola en la canana. A la hora exacta entraron en la Comisaría. El Comisario saludó al cabo de la Fuerza Aérea Pablo, cuando ingresó en el cuartel, acompañado por Salerno. El flaco le sonrió a Pablo por última vez, cuando vió detrás del Comisario, sobre la pared, las fotos de los requeridos más "peligrosos"..., entre los que estaba la de Pablo.

Ya habían entrado los demás integrantes del grupo, excepto Enrique que llegó unos dos o tres minutos tarde, ya que había ido con el Coordinador general de la Operación. El objetivo del grupo fue realizado con mucha efectividad. Todos los policías fueron encerrados en los calabozos (al menos por el tiempo que durara la operación y vinieran sus pares a liberarlos).Minutos más tarde el Coordinador dió por terminada la operación de la toma de Pando. Un vehículo manejado por el Hugo, pasó a recoger a todos los de este grupo. Salerno sale y se sube a otro coche. Pablo le dice, "no flaco, nuestro auto es éste". El flaco no quiso hacer caso.
Pablo, y otros dos compañeros llegaron a la calle donde debería estar el coche que los llevaría al cantón. Pero el coche no estaba. El Hugo siguió camino para dejar el auto abandonado. Los demás decidieron tomar el ómnibus, cargados con bolsos llenos de fierros. Iban contentos por la labor cumplida. En el camino, el ómnibus se cruzó con muchas chanchitas... e incluso ya se oían noticias inquietantes en alguna radio a transistores. Pero no daban crédito a lo que oían, porque pensaban que todo había salido bien. De a poco, el grupo fue regresando a casa, menos el flaco. Pensaron que se había atrasado por haber tomado el coche que no correspondía. Pero de pronto escucharon los nombres de los ejecutados en Pando, Cultelli, Zabalza, y ... Salerno!

Los del grupo estaban en shock pero habían aprendido a controlar sus emociones y no debían quebrarse. En silencio, aprontaron las cosas para mudarse del local. La guerrilla urbana exigía rapidéz para abandonar los locales luego de sucesos como este. Salerno era el inquilino titular de la casa, y ésta sería inmediatamente allanada. 

Pablo tomó el regalo que le hizo el flaco, y al poco tiempo se lo hizo llegar a la familia Salerno. Luego se enteró que la familia le pasó a Viglietti ese legado y que Daniel grabó las canciones de Jorge Salerno con letras de Julian García Y una por completo de Salerno , "La senda está trazada." 

Algunos años más tarde, Pablo se encuentra en un calabozo tirado sobre el piso de adoquines, ojos vendados, cabeza encapuchada, manos atadas atrás con alambre, y piensa en Salerno. Ahora podía dejarse llevar por la emoción, y lo recuerda cantando la canción que el flaco le interpretó aquel 8 de octubre. A Pablo le sorprende conocer la letra de una canción que sólo había escuchado una vez, y la canta mentalmente. "Qué sabes de cordillera si tu naciste tan lejos, hay que conocer la piedra que corona el ventisquero, hay que recorrer callando los atajos del silencio." 

Los atajos del silencio y los de la memoria, iban de la mano de Pablo.

Pasarían muchos años más para que Pablo se enterara de quien era esa canción, y fue cuando escuchó un disco de su autor, el cantautor chileno Patricio Manns. 

"Llevamos cuatro siglos trabajando al sol, no haciendo otra cosa que cambiar patrón", de "La senda está trazada", autoría de Jorge Salerno.

Néstor Peralta

La muerte del Ché Guevara desde la España de 1967

por  Eduardo Andradas  

El 9 de Octubre se cumplen cuarenta y seis años de la caída del Ché Guevara en combate. Hecho que también tuvo impacto en la sociedad española de entonces.


Le puso un cerco a la muerte

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La Habana, unida de bahía y mar, con raíz de sol, quinto aniversario de la Revolución Cubana, una tribuna armada del Che Guevara, detrás suyo Dolores Ibarruri “La Pasionaria”, el verde de la selva latinoamericana, el negro de las montañas de carbón de la península ibérica, es 1964 y se enlaza dos esperanzas, Diciembre de 1958 Santa Clara, Noviembre de 1936 Madrid. Es Enero y por momentos el cielo del Caribe grita brisas de No Pasaran.

En 1964 era común que aparecieran donaciones monetarias de individuos o colectivos al Mundo Obrero desde el interior de la prisión en la que estaba convertida España hacia PCE, con el nombre de Che Guevara, desde Navarra el autodenominado clandestino grupo del Moncayo, firmaba así. El Partido Comunista de España, comparaba en sus publicaciones de época, a Hitler, Franco y Mussolini con Johnson y McNamara, la defensa de Vietnam con de la Republica española y a la oposición antifranquista con el Che Guevara. La Pasionaria envía telegrama de pésame desde Moscú a la hija del Ché, Aleida. En Octubre de 1967 tras la caída en combate del Comándate Ernesto Guevara en los hondos de Bolivia, Santiago Carrillo, escribía un artículo de homenaje en el que exclamaba que si el Ché hubiera nacido antes, habría sido un Brigadista Internacional en el estado español. El comité Central del PCE, emite un comunicado el día 21 de Octubre de pésame al Partido Comunista de Cuba por la desaparición en acción de guerra del Camarada Ché Guevara. Ese mes en Sevilla se produce una misa por parte de estudiantes católicos en memoria del Ché, a su fin se dan vivas a Cuba socialista y a la Vietnam Antiimperialista. Tras la muerte del argentino internacionalista, en España se celebran manifestaciones de denuncia en la universidad de Madrid, en los pasquines lanzados delante de los grises, se compara al Comándate Revolucionario con los guerrilleros anti-Napoleónicos de 1808. La cultura castellana o vasca también refleja al Ché, el director de cine Antonio Eceiza, le pone como ejemplo de moral en los intelectuales. Militares republicanos con Enrique Lister sobresaliendo o profesionales del ejercito sobre todo Alberto Bayo, el que intento conquistar Baleares en Agosto de 1936 para el gobierno del Frente Popular le rinden honores. La poetisa Argentina María Luisa Carnelli, apoyante con su presencia durante la guerra a la republica, escribe a la diputada y escritora Margarita Nelken en donde menciona la muerte del Ché, en esa carta Franco está presente, otra vez el argentino y el dictador se cruzan, uno como esperanza otro como horror.

El 15 de Marzo de 1968 estudiantes de la Ciudad Universitaria de Madrid, se manifiestan con retratos del Ché y Ho chi Minh, queman una bandera de EEUU y la policía gris carga a caballo y a pie y detiene a 18 jóvenes. En total 2000 personas participan en esta acción, todo comenzó con un mitin antiimperialista en la facultad de ciencias, el cual termino bruscamente por el corte de electricidad producido por los agentes represivos policiales del régimen Fascista.

El poeta zaragozano exiliado, José Luis Galbe dedica un poema al Comandante Guevara que reproduce la prensa anti-fascista de los pueblos de España.

“Quisiéramos un mundo lleno de chés Guevaras, 
Y lo tendremos, porque aunque ché hubo solo uno, 
Viviremos contigo, defendiendo tu muerte”.
La absurdidad del estado fascista español, es la detención del histórico comunista Vasco, Ramón Ormazábal y su internamiento en la cárcel de Basauri, por la detentación de un grabado del Ché Guevara, que le fue incautado en un registro domiciliario. El 18 de Mayo de 1968, tras los acordes del cantautor Raimon en la universidad Madrileña, un millar de estudiantes se manifiesta por la calle Princesa de Madrid, a gritos de “Abajo Franco”, “Europa Socialista” y “Viva el Ché”, van con pequeños retratos del guerrillero argentino-Cubano y se dan choque con la policía franquista que responde con porra y bombas de gas, se levantan barricadas con las sillas y mesas de las terrazas cercanas, por un momento Madrid se traslada a una selva urbana y Carlos Puebla suena de fondo a Che Guevara.

La cantautora catalana Guillermina Motta se pasea por Europa a guitarra y acorde, cantando al Guevara y pidiendo la democracia para el estado Español, el actor Paco Rabal interpreta en el cine al Comándate de la Revolución cubana y Raimon le canta en la universidad de Valencia.

Años posteriores, no solo el PCE reclamaría al Ché Guevara como suyo, partidos políticos como la Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT) le tendrían a modo de base ideológica por sus cercanías a la China de Mao o la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) le editaría junto a León Trotsky. La UGT en su órgano de expresión escribía en 1974, que la teoría del foquismo o Guevarista no era extrapolable a España, optando por una vía escalonada y placista hacia el socialismo. En cambio en 1961 desde órgano oficial de la CNT en Francia en el exilio por medio del histórico libertario Severino Campos se acusaba al Ché como agente de Moscú y de ser orientador de un comunismo dictatorial en Cuba.

La prensa de FET-JONS o del Movimiento Nacional, le denomina desde principios de la década de 1960 de terrorista o Castrocomunista. La opinión del Falangismo se divide entre los “Auténticos” que le ven de la talla de José Antonio Primo de Rivera y la rama mas neonazi que le llega a tachar de judío despectivamente.

Es 1968 y España sigue tan sombría como en 1939, pero un ser humano nacido en la ciudad de Rosario de Argentina, dio un poco de arcoíris a los corazones resistentes de la larga noche fea del franquismo.
* Eduardo Andradas es Investigador Histórico

Che: el Pensador, la Teoría, la Crítica y el Legado




por Fernando Martínez Heredia


 2013 Cubadebate


Ernesto Che Guevara
Ernesto Che Guevara

La obra de Ernesto Che Guevara es una de las cumbres de la historia del pensamiento político cubano; al mismo tiempo, él fue uno de los más prominentes entre los pensadores que participaron en el proceso de universalización del socialismo y el marxismo que sucedió en el siglo XX. 

Su actuación y su concepción constituyen una de esas expresiones supremas del radicalismo que existen siempre dentro de la compleja diversidad de componentes que contiene el campo de cada revolución. Fue un caso análogo al que constituyó José Martí respecto a la Revolución del 95, que pudiéramos sintetizar mencionando cinco rasgos principales de las ideas y la actuación martianas: el tipo de política insurreccional que promovió –que era a la vez el arma indispensable y la escuela para transformar a los participantes–, y la práctica que hizo de ella; su propuesta de convertir la independencia en una liberación nacional y de forjar una república nueva; el extraordinario y singular cuerpo de ideas que desarrolló, que entre otros aspectos contiene una interpretación pionera de comprensión y crítica del mundo moderno, y postula la necesidad de revolucionarlo desde la perspectiva de los que fueron colonizados; la consecuencia absoluta entre sus ideas y su conducta; y el alcance de los cuatro rasgos citados, que trascendió mucho a un mero enfrentamiento de las circunstancias en que actuó.

Expondré algunos aspectos seleccionados de la actuación y la concepción del Che que dan cuenta de ese papel descollante que tuvo en el pensamiento cubano, en la universalización del socialismo y el marxismo y en el radicalismo revolucionario. Su examen también puede sintetizarse en cinco rasgos, referidos al tipo de política que promovió y practicó, la propuesta que hizo, el extraordinario y singular cuerpo de ideas que desarrolló, la consecuencia absoluta entre sus ideas y su conducta, y el alcance superior de su actuación y su concepción respecto a sus circunstancias. Lo haré en forma más bien telegráfica y destinada a estimular el diálogo.

En el proceso de la insurrección y hasta su muerte durante la primera etapa de la Revolución en el poder –la que va de 1959 a inicios de los años setenta–, el Che compartió con Fidel la colosal aventura de la Revolución y lo siguió siempre, como el líder supremo del proceso y como un pensador radical excepcional. En el transcurso de aquellos años, Fidel debió asumir sobre todo las funciones de dirigente máximo y de educador popular, y el Che, que desempeñó un cúmulo de responsabilidades prácticas en numerosos terrenos, elaboró al mismo tiempo una obra teórica que es el más importante monumento intelectual de la Revolución, obra que ha resultado muy trascendente para la estrategia y el proyecto cubanos hasta el día de hoy, y que lo será en el futuro que alcanzo a pensar.

Las revoluciones son procesos complejos, que para triunfar deben subvertir y negar el orden vigente, demoler sus instituciones y desvalorizar sus símbolos; promover el carácter libertario e implantar disciplinas férreas, hacer de la unidad un valor superior, ser muy desafiantes y llegar a ser respetables, y construir un nuevo orden que reúne creaciones, adaptaciones, nuevas relaciones, instituciones, valores y costumbres, permanencias; en suma, un orden que combina promesa y administración, defensa y autocrítica, novedades y rutina. Si se estudia, se puede historiar el proceso, periodizarlo y hacer valoraciones sobre su curso. Alguna vez se ha propuesto el símil de un péndulo para mostrar el ciclo que suele caracterizar el curso y el mundo ideal de las revoluciones: primero, avances hasta un punto de máximo radicalismo; después, detenciones, retrocesos y estabilización. El péndulo, que había oscilado hasta un punto máximo hacia delante, hace giros cada vez menores y se va deteniendo al centro de la escena, pero el eje que lo sostiene se ha trasladado ya a un punto mucho más adelantado que el que ocupaba al inicio del ciclo. Martí y el Che habrían llevado el péndulo a su máximo punto de avance.

Aunque fueron hombres de acción que con ella colmaron sus vidas y llenaron sus épocas, y esa actuación y sus virtudes constituyen un tesoro moral y un ejemplo imperecederos, cuando volvemos –como hacemos hoy– sobre aquellos líderes radicales, lo principal que atendemos es a sus ideas y sus propuestas, porque en ellas reside lo fundamental de su trascendencia y de la utilidad que podemos obtener de ellos. Por cierto, el hecho de haber sido muy superiores a sus circunstancias les suele acarrear una posteridad inmediata sumamente difícil, precisamente porque resultan irreductibles a las concesiones y retrocesos que forman parte, junto a los avances, de la estabilización que se produce durante las posrevoluciones, mientras que su peso simbólico es enorme y se les identifica con la revolución.

La mundialización de su sistema ha sido un destino inevitable para el capitalismo, un tipo de dominación que es singular en la historia humana. Desde que ella comenzaba, el joven pensador alemán Carlos Marx les planteó a los anticapitalistas el requisito de la mundialización de la revolución para que esta pudiera tener posibilidades de vencer. La consigna final del Manifiesto Comunista no es una frase feliz: es una tesis. Pero el modo fundamental de ser de la mundialización capitalista ha consistido en las colonizaciones de la mayor parte del planeta, y, por otra parte, el ámbito de todas y cada una de las revoluciones sucedidas contra la dominación capitalista ha sido el nacional. Esas dos realidades han sido una gran fuente de tensiones, contradicciones y retos para las concepciones y las prácticas revolucionarias opuestas al dominio capitalista, y más de una vez han tenido inclusive consecuencias trágicas. El socialismo marxista ha vivido desde hace más de un siglo esos desafíos entre las ideas, los movimientos y las luchas que se han representado como prioritarios –o que han asumido en política– los antagonismos de clases sociales o la necesidad de liberar las naciones, o han hecho intentos diversos de combinar esos dos polos.

Otros dos condicionamientos que han marcado la historia del socialismo marxista han sido más graves. El primero y más general es el de la renuncia en muchas situaciones y casos a la pretensión de derrocar al capitalismo e implantar poderes socialistas, y la consecuente adecuación práctica a constituir solamente formas de oposición muy limitadas al sistema de dominación, que le resultan funcionales a este, o incluso a colaboraciones con ese sistema. El segundo, el curso de la experiencia que se inició con el triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia y terminó en 1991, llena de eventos y procesos que no puedo tratar aquí. Apunto al menos que entre la segunda posguerra mundial y los años sesenta su impacto general era muy contradictorio. Por un lado, el inmenso prestigio ganado en aquella guerra, el ser para muchos la antítesis del capitalismo imperialista, genocida, guerrerista y sujeto de una crisis prolongada, y la conversión de la URSS en una enorme potencia, rival de Estados Unidos, el nuevo campeón único del campo capitalista. Por otro, la dictadura del grupo que en los años treinta liquidó la Revolución bolchevique, hasta mediados de los años cincuenta, y, desde entonces, tímidas y muy parciales reformas desde arriba. Y una política mundial creciente, pero sujeta al convenio de esferas de influencia de 1945 con el imperialismo, por lo que manipulaba a los movimientos y la ideología de su campo y se guiaba por la razón de Estado en vez de por el internacionalismo.


Ernesto Guevara se crió en un ambiente en que eran muy fuertes la contradicción entre las perspectivas nacional y social, los condicionamientos prácticos de origen internacional y los conflictos que todo esto generaba. El paso decisivo que dio junto a Fidel y sus compañeros hizo que su vida política transcurriera en un medio en que se logró una victoria extraordinaria frente a los grandes obstáculos de la mundialización de las revoluciones: la insurrección y el triunfo de la Revolución cubana, su plasmación como una revolución socialista de liberación nacional y el predominio dentro de ella del socialismo cubano.

El Che fue hijo de la ruptura y la destrucción del orden dominante en Cuba, que permitió movilizar y concientizar a escala permanente y profunda al pueblo, y que unidos poder revolucionario y pueblo se apoderaran del país, lo reorganizaran y repartieran la dignidad humana, las riquezas y las oportunidades a partir de los principios de la justicia social y la igualdad de derechos, base social del edificio político de la Revolución desde entonces hasta hoy. Un proceso que aprendió de inmediato a defenderse, derrotó a sus enemigos y se enfrentó victoriosamente a los intentos de Estados Unidos de acabar con la Revolución, que obtuvo la soberanía nacional plena y tuvo un pensamiento propio, y que se vio obligado a ser crítico y contradecir al tipo de socialismo establecido por el sistema de la URSS, el campo de países y organizaciones que lideraba y el llamado movimiento comunista internacional y la ideología teorizada que llamaban marxismo-leninismo.

Al mismo tiempo, la segunda gran ola revolucionaria del siglo XX se había extendido por el llamado Tercer Mundo y obtenido algunas grandes victorias, combatía en Viet Nam y en otros lugares; y transcurría en el marco de numerosos intentos de consolidar las independencias, lograr desarrollos económicos nacionales y coordinar posiciones en esos tres continentes, y en el de un rechazo virulento a las políticas imperialistas que fue compartido por sectores internos en varios de esos mismos países, los cuales aportaron, además de sus críticas y resistencias, novedades importantes en el campo de la vida social y las relaciones interpersonales. Esa ola también pretendió liberar al pensamiento revolucionario de sus ataduras, por lo que tuvo que incluir la crítica de gran parte de las posiciones y los instrumentos del socialismo existente.

Desde aquella coyuntura actuó y pensó Ernesto Che Guevara. Dadas la sólida argumentación y la densidad teóricas con que elaboró y presentó su concepción, elaboró la base de un cuerpo de pensamiento muy rico que todavía necesita, quizás, la mayor parte de su desarrollo, y, sin duda, la mayor parte de su experimentación práctica. La violentación de sus circunstancias en su teoría y en sus prácticas, el comunismo y el internacionalismo en su proyecto, y el socialismo de liberación nacional como vehículo de su actuación, son tres aspectos esenciales para comprender al Che.

DESCOLLANTE EN LA ACCIÓN Y EL PENSAMIENTO

Entre muchas cuestiones que podrían abordarse, quisiera destacar que Che comprende y expone que el radicalismo en la concepción teórica, la posición política y las nuevas creaciones de las personas y las relaciones sociales que él defiende y promueve, pertenecen a una nueva época. En ella les resulta factible a los revolucionarios irse por encima de las insuficiencias del despliegue del capitalismo en sus países, pero ya las revoluciones no pueden proponerse menos que el socialismo y la liberación nacional, conquistarlos en un único proceso, profundizar de manera sistemática en ambas direcciones, y ser internacionalistas. Esta no es una opción entre las adoptables, sino que es la opción, la única forma de evitar el retorno y la reproducción de la dominación capitalista sobre las personas y las sociedades, un destino inexorable que de no asumirse esa alternativa esperaría a la experiencia socialista al final de su camino. A la vez, Che plantea que esa concepción y esa posición práctica deben proveer la escuela imprescindible, el complejo y gigantesco proceso educacional permanente que irá forjando las liberaciones de las personas y las sociedades. Esto es lo que explica su urgencia, su tenacidad sin límites y su descomunal batalla intelectual.

El Che es uno de esos raros casos de una persona que es muy descollante al mismo tiempo en la acción y en el pensamiento. Es bueno recordar que Ernesto comenzó sintiéndose marxista cuando todavía no tenía experiencias políticas, en un ambiente en el que entre los que estaban en su caso predominaba la admiración por la URSS que había vencido a los nazis y por el socialismo y el marxismo de orientación soviética. Pero, ¿por qué este joven no se sumó a los seguidores ni se sujetó a aquella “línea”? Opino que varios factores lo ayudaron. Primero, la vastísima información y la contrastación de tendencias intelectuales y teorías que adquirió, mediante la lectura de una multitud de obras y el ejercicio de escribir sus comentarios a ellas, es decir, una posición activa de pensamiento y de preguntas pertrechada de copiosos estudios. Mientras que la mera asunción de la llamada cultura universal por estudiosos de nuestros países puede hacerlos desembocar en la condición de colonizados mentales, que en buena medida son extranjeros en su propia tierra, una actitud intelectual como la que asumió Ernesto suele ser una vacuna eficaz contra los dogmatismos y la dependencia.

Por otra parte, el joven Ernesto asumió un antimperialismo beligerante que nunca lo abandonará, y lo asoció acertadamente al anticapitalismo, un paso que puede parecer lógico, pero que era en realidad difícil en aquel tiempo, y aún hoy sigue siéndolo. Antes de ser capaz de compartir o enunciar tesis sobre esa cuestión, la resolvió con su praxis: se puso de parte de los humildes. Por el largo camino que recorrió entre Buenos Aires y Guatemala, a través de sus vivencias y sus reflexiones, fue transitando desde el ansia altruista de prestarles servicios a los desposeídos y desvalidos hasta el arduo reconocimiento de que era necesario asumir una posición política. De esa manera pudo identificar al imperialismo y las variantes del colonialismo como enemigos de los pueblos, y al capitalismo como la fuente de aquel sistema y de sus consecuencias de opresión, explotación y enajenación. Conocer ese desarrollo de Ernesto puede ser útil hoy, cuando muchas veces la preocupación por el mejoramiento humano –que es tan valiosa– no quiere o no ve la necesidad de pasar a la actuación política.
Esa posición de Ernesto lo apartó del eurocentrismo que caracterizaba al marxismo-leninismo, y de las formulaciones abstractas que priorizaban al llamado sistema socialista y a la “clase obrera” de los países industrializados como palancas de hipotéticos cambios que sucederían en un futuro indeterminado. Lo hizo inmune también al doloroso proceso de esterilización de su voluntad de entrega y sacrificio de por vida y sus abnegadas prácticas y resistencias, que sufrían tantos militantes. La revolución anticapitalista y antimperialista no estaba en el plan de aquel movimiento político, ni en el de su ideología teorizada. Por eso, lo decisivo fue que Ernesto buscó por el continente una causa revolucionaria a la cual entregarle todo su ser, no solo el pensamiento, hasta que la encontró.

En la etapa que siguió desde que se incorporó a la organización fidelista en México hasta el triunfo de la Revolución, lo fundamental fue la experiencia práctica. Cuando un periodista le pregunta en la Sierra, en febrero de 1958, si él era marxista desde antes de venir a Cuba, el Che le responde que en la guerra él ha tenido que olvidar todo lo que aprendió antes. Es decir, ha sabido desaprender, como un instrumento más de su desarrollo personal. Pero no ha abominado de la teoría, ni la abandonará nunca.

Como otras grandes personalidades, Che comparte diferentes inclinaciones. La vida y las prioridades asumidas le acotan sus campos de labor, pero sus propensiones más fuertes permanecen, reaparecen cada vez que pueden o marcan con su impronta los modos de aproximarse a los problemas y tratarlos. Su vocación teórica es muy poderosa. Ella le ayudará a exigirle su sentido a los hechos, las conductas y los problemas, a ser analítico y problematizar; es decir, a utilizar el único modo de buscar lo cierto, lo esencial y los caminos. Le dará contenidos más trascendentes a su decisión de entregarse a la actuación social y política revolucionaria, le brindará instrumentos para evaluar y para inscribir lo contingente y los eventos en una totalidad de los procesos de liberación social y humana, y trabajar con ellos en el taller de los conceptos y las teorías. El ejercicio permanente de esa vocación le aportará al Che una mayor capacidad para prever y hacer proyectos, para exponer sus ideas y para conducir a sus compañeros. Y por último, pero no menos importante, formará una mente capaz de inquirir, dudar, preguntar, desconfiar, derribar las prisiones de los lugares comunes, lo establecido, la reproducción de lo existente y lo que se considera posible, y atreverse a crear y ser original. En una palabra, ejercer la ciencia más difícil: la de la revolución.

PENSAMIENTO ABIERTO Y PODEROSO

Su elocuencia sencilla y ajena a la estridencia, su lenguaje claro, son los vehículos del pensamiento abierto y poderoso de este hombre que jamás olvida los fosos profundos mediante los que las sociedades de dominación han separado a los que cultivan el intelecto de la masa enorme de la gente común, la gente de abajo. Él siempre es uno con ellos, y ellos lo premian con su devoción, pero al mismo tiempo advierten la densidad de pensamiento que está siempre detrás de la calma decidida con que el Che aborda las cuestiones cotidianas y los grandes desafíos. La huella de la teoría, unas veces expresa y otras no, lo acompañó a lo largo de su vida.

El Che estuvo produciendo teoría marxista a partir del triunfo de 1959, desde puntos de partida que son los naturales para un revolucionario: el análisis de la política, la economía, las ideologías y las teorías, sus contenidos, sus métodos e instrumentos, sus condicionamientos y los conflictos en que participan. Eso hace conveniente aclarar que buena parte de sus proposiciones y su posición teóricas se encuentran precisamente en el conjunto de sus productos escritos y orales, y allí hay que buscarlos. A la vez, el Che estudiaba textos teóricos y los comentaba, y hacía exposiciones propias directamente teóricas. Estudiando unas y otras fuentes podremos encontrar al Che pensador y al filósofo.

Este hombre que se sabía histórico y estuvo tan consciente del papel que desempeñaba y de lo que debía hacer, se puso un límite en cuanto pensador: su entrega a las tareas prácticas y a la causa; y otro en cuanto a la libre exposición de su ideas: sus compromisos como dirigente revolucionario. Pero supo comprender –y este es un aspecto más de su grandeza– que a la Revolución cubana le era indispensable elaborar un pensamiento creador y eficaz, y que esa debía ser una de sus dimensiones importantes, y logró desplegar una actividad intelectual ejemplar al servicio de esa tarea. Che fue elaborando una concepción suya dentro del marxismo, cumplió los requisitos de ese tipo de trabajo y avanzó en el desarrollo de ella hasta donde la vida se lo permitió.

No emplearé tiempo en referirme al contenido de su concepción teórica, que desde hace más de veinticinco años he tratado de exponer en extenso; estoy seguro de que será manejada y debatida en el curso de este coloquio. Solo quiero afirmar que esa concepción, que hoy puede parecerles improcedente a muchos, nos muestra precisamente su carácter trascendente con su capacidad de servir como instrumento para comprender las circunstancias actuales y plantearse conductas y estrategias ante ellas, y para enfrentar el formidable desarme ideológico al que han sido sometidos los pueblos en las últimas décadas.

Por entender que es uno de los aspectos de su legado que puede ser muy útil para Cuba y para la América Latina en la actualidad, voy a referirme a su crítica al socialismo que llamaban “realmente existente”, crítica que evolucionó y se hizo cada vez más dura y fundamentada. Al hacerla, el Che no olvidó en ningún momento su responsabilidad como dirigente cubano. Para situarnos mejor ante su crítica, es preciso tener en cuenta la existencia de dos formas de socialismo en Cuba, que se iniciaron desde la tercera década del siglo XX y han tenido una historia de contradicciones y conflictos, y también de coexistencias y colaboraciones. Esas dos formas son el socialismo proveniente del movimiento comunista internacional y el socialismo cubano.

El movimiento revolucionario insurreccional contra la dictadura dirigido por Fidel –en el cual el Che se incorpora desde los días de México– tuvo que abocarse en la práctica a la victoria para que el socialismo seguidor del movimiento comunista internacional lo admitiera como una opción política decisiva. El carácter de la revolución –una noción que entonces era muy manejada por la izquierda– estuvo determinado por la praxis organizada y consciente de los revolucionarios, y no fue consecuencia de características de la estructura económica del país. Por eso pudo ser una revolución socialista de liberación nacional la que triunfó en 1959. Esos dos choques con los principios de la teoría-ideología del socialismo guiado por la Unión Soviética y el movimiento comunista de su campo pronto fueron seguidos por otros. Se fue haciendo obvio que este evento trascendental por haber sido inconcebible y por su increíble alcance, que conquistó la liberación nacional y social del país, estableció un poder popular fortísimo, enfrentó con éxito a sus enemigos y sus obstáculos y produjo colosales transformaciones de las personas, las relaciones y las instituciones, constituía, además, una herejía dentro del campo de las experiencias y las ideas socialistas.

En octubre de 1963, al planear un seminario de profundización sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento para los cuadros del Ministerio de Industrias, Che orienta relacionar y comparar los sistemas de dirección con la estimulación al trabajo y con la centralización. Comenta que hay que estudiar las relaciones entre el sistema de dirección y los problemas económicos y las concepciones de los países socialistas. Encerrarse en una “falsa concepción de la ley del valor”, dice, les hizo perder contacto con el mundo exterior. La productividad mundial dejó atrás a los países socialistas que, a diferencia de la USSS, dependían del comercio exterior.

En una reunión posterior analizan la norma soviética de premiar o castigar a las empresas si cumplen o no el plan. Se produce una lucha continua entre los aparatos centrales y las empresas, dice el Che, porque estas buscan tener metas menores para sobrecumplir fácilmente o arriesgar menos un incumplimiento; su éxito consiste en obtener mayores premios. “Se está estableciendo entre el aparato central y la empresa una contradicción que no es socialista, una contradicción que atenta contra el desarrollo de la conciencia”. Los dirigentes de empresas socialistas se van convirtiendo así en expertos en engañar al Estado, deformándose como individuos, y ante el obrero, la imagen del buen dirigente es la del que “sabe” organizar para “sobrecumplir” siempre. De ese modo, el sistema se va apartando de sus objetivos y la gente se va separando de aquellos que debían ser capaces de dirigirlos. El Che aprovecha para exponer con vigor las cualidades que debe tener un director de empresa.

En julio de 1964, Che comenta con sus compañeros: “cuando el cálculo económico llega, como debe llegar, a un callejón sin salida, conduce por la lógica de los hechos a tratar de resolverlo por el mismo sistema, aumentar el estímulo material, la dedicación de la gente específicamente a su interés material y por ahí al libre fuero de la Ley del Valor. Y por ahí al surgimiento en cierta manera de categorías estrictamente capitalistas”. Denuncia de manera categórica la apelación a tomar “como arma para luchar contra el capitalismo, las armas del capitalismo”. La autogestión intenta valorar al hombre por lo que rinde, dice, pero el capitalismo es el que sabe hacer eso perfectamente. Las motivaciones de “la sociedad donde la filosofía es la lucha del hombre contra el hombre, de los grupos contra los grupos y la anarquía de la producción” no podrán ser despertadas y utilizadas eficazmente para servir a una sociedad cuya base era el poder socialista. Esta exige control riguroso, control conciente, “la colaboración entre todos los participantes como miembros de una gran empresa (el conjunto de la economía), en vez de ser lobitos entre sí dentro de la construcción del socialismo”.

Opina que en vez de ir al fondo de los problemas, la práctica y el pensamiento de estos socialistas se deja llevar a la seguridad aparente de acudir a lo ya probado, reforzar el mercado, sus mecanismos y el estímulo material individual. Las reformas pueden relucir como “descubrimientos” que remediarían la falta de motivaciones suficientes en los actores económicos y lograrían la subordinación de la producción para el consumo a las demandas de sus consumidores, relacionar la rentabilidad con la venta del producto, etcétera. Esos experimentos y ensayos de política económica son, sin embargo, remedos de lo que el capitalismo hace eficazmente, porque lo universaliza y porque corresponde a las relaciones fundamentales de su sistema. Che cree firmemente que el socialismo no puede emplear los métodos capitalistas para resolver hipotéticamente sus problemas económicos a nivel de base, y mucho menos extrapolarlos a escala de la sociedad, porque todo eso contradice lo esencial de su sistema. “El único problema que hay es que cuando eso se traslada de una fábrica a todo el conjunto de la sociedad, se crea la anarquía de la producción y viene la crisis, y después tiene que venir el socialismo de nuevo”.

La última frase retrata al Che teórico revolucionario: existe una lógica de las sociedades, cuyo conocimiento debemos al propio marxismo; si la olvidamos, pagaremos un precio muy caro. Pero el socialismo no es un régimen determinado por el libre juego de las fuerzas económicas: después, tiene que venir el socialismo de nuevo. Es decir, tendrá que imponerse la acción conciente y organizada de los revolucionarios para recuperar el socialismo.

ESPÍRITU CRÍTICO Y EJERCICIO DEL CRITERIO

El Che insiste en desbaratar la imputación que se hace a sus ideas de mantener un desprecio “idealista” por el interés material, un simplismo que busca devaluarlas y rehuir la discusión. Nadie en sus cabales desconoce la fuerza y el arraigo del interés material, instalado a lo largo de la historia de las sociedades de dominación y multiplicado y refuncionalizado por el capitalismo. La elección está entre utilizarlo llana y acríticamente –aunque se pueda declarar o lamentar que sea nocivo–, o utilizarlo como un mal necesario, sin depender de él. Ser creativo desde la situación concreta e inevitable, y organizar un proceso de erradicación paulatina de los comportamientos económicos egoístas e individualistas. Ir forjando otro mundo de actuaciones y valores mediante una red de instrumentos diversos, económicos, sociales, políticos, legales, administrativos.

El Che aprendió –al mismo tiempo– a reflexionar sobre los problemas, la circunstancia en curso, las decisiones y la actuación inmediata; sobre los métodos, la organización y los fines mediatos; y a teorizar acerca de los asuntos fundamentales. La formidable experiencia práctica que realizó al frente de más de doscientos mil trabajadores industriales en esos primeros años sesenta ha sido sometida al olvido. Recuperar el conocimiento de su extraordinaria riqueza contribuiría a aumentar nuestras capacidades actuales. Y permitiría conocer al Che de los cómo, que es tan grande como el Che de los hechos históricos y las ideas expresadas en frases rotundas.

En aquel ámbito que tuvo como centro a Ernesto Che Guevara regía el principio de que la creación de otra realidad desde la existente, sin la cual no hay revolución socialista, tiene que incluir el espíritu crítico y el ejercicio del criterio, el fomento de la independencia y la capacidad de pensar y valorar con cabeza propia. Che estimulaba estas cualidades de manera sistemática. En el aspecto que estoy abordando, es impresionante la profundidad y el alcance del análisis teórico logrado, en medio de la tormenta de la Revolución, un avance que permitía una verdadera autonomía del pensamiento, salvado de no ver los graves peligros de la copia y el seguidismo, y no apto para conocer las deficiencias del socialismo existente y evitar o enfrentar la colonización mental, la apologética y la rutina.

El despliegue simultáneo de su concepción y de la profundización de la Revolución cubana lo llevan a hacer más general y más adversa su crítica del socialismo existente. Rechaza la noción tan repetida de que existe un sistema socialista mundial, porque los países del campo del socialismo también tienen desarrollos desiguales, como los del mundo capitalista: “…la práctica ha planteado el problema de contradicciones insalvables; de índole ideológica a veces, tienen siempre una base material, económica. De allí las posiciones que toman la URSS, China, Rumanía o Cuba, en problemas aparentemente desligados de la economía.” Al examinar conflictos bilaterales entre países del campo socialista, afirma que en la realidad “se dan fenómenos de expansión, de cambio no equivalente, de competencia, hasta cierto punto de explotación y ciertamente de sojuzgamiento de los Estados débiles por los fuertes”. Tacha al CAME de “olla de grillos” y plantea que los precios y la calidad de muchos artículos que venden los socialistas de Europa a los demás serían inaceptables en el mercado internacional capitalista. Reconoce que en este campo y en el de los créditos, la política de la URSS y China es más consecuente con el internacionalismo. Pero aclara que los precios fijos sostenidos a productos de países socialistas menos desarrollados, en el mejor caso, mitigan el intercambio desigual, pero no lo anulan.

No existe una confrontación planetaria principal entre el capitalismo y las supuestas tres fuerzas revolucionarias, como repiten las declaraciones del socialismo “realmente existente”, que las relacionan por orden de importancia: primera, el llamado sistema socialista mundial; segunda, la “clase obrera” de los países capitalistas desarrollados; y tercera, las luchas por la independencia y la democracia nacional en las “jóvenes” naciones del Tercer Mundo. La razón de Estado y los intereses económicos de cada país socialista, las esferas de influencia pactadas, la estrategia de potencias son la regla y la conducta usual. De la unión entre proletarios a escala mundial que preconizan las declaraciones dice el Che: “Falso de toda falsedad. No hay punto de contacto entre las masas proletarias de los países imperialistas y los dependientes; todo contribuye a separarlos y crear antagonismos entre ellos (…) el oportunismo ha ganado una inmensa capa de la clase obrera de los países imperialistas…” Sobre las revoluciones: “También es falso que el proletariado (…) sea el que cumpla el papel dirigente en la lucha de liberación, en la mayoría de los países semicoloniales”. Ya no se puede admitir la idea de que la burguesía nacional sea un factor progresivo en las luchas revolucionarias: “La lucha contra la burguesía es condición indispensable de la lucha de liberación, si se quiere arribar a un final irreversiblemente exitoso.”

También rechaza la consigna de la “crisis general del capitalismo”, supuesta teoría que deben acatar los partidarios del socialismo. No estamos en la “tercera etapa”; en realidad, dice, el imperialismo no agoniza: “ni siquiera ha aprovechado al máximo sus posibilidades en el momento actual y tiene una gran vitalidad (…) La tendencia es a invertir capitales propios en el aprovechamiento de las materias primas o en la industria ligera de los países dependientes”. La aguda competencia “provoca una incesante marea de innovaciones técnicas…”

Los jóvenes de hoy no han escuchado nada del “sistema socialista mundial”, “las tres fuerzas revolucionarias” o la “crisis general del capitalismo”, y seguramente sonríen al escuchar su explicación. Pero en aquel tiempo estaban entre los principales dogmas que debían admitirse como artículos de fe y esgrimirse para entender las cosas más importantes, acallar todo criterio diferente y “vencer en la lucha ideológica”. El Che y los que como él escogían actuar como revolucionarios en aquella época debían salir de esas prisiones y pensar con cabeza propia. Recordar hoy la falta total de asideros en la realidad que tenían aquellas consignas seudocientíficas es una lección contra la tendencia a admitir ser gobernados por frases vacías.

MADUREZ DE LA CONCEPCIÓN TEÓRICA DEL CHE

En los primeros meses de 1965 la madurez de la concepción teórica de Ernesto Che Guevara se hace evidente en El socialismo y el hombre en Cuba, uno de los textos fundamentales de la historia del socialismo en América Latina. Pero enseguida comenzará la última fase de su vida, en la que vuelve a dedicarse a la acción armada, ahora como dirigente internacionalista cubano que intenta contribuir al desarrollo de las revoluciones de liberación. Y ahora emprende también una tarea intelectual que considera indispensable: la necesidad de llegar a conclusiones sobre el socialismo realmente existente, asunto crucial para todos en el mundo, y la de ofrecer una alternativa revolucionaria desde las ideas de los pensadores de los países que han sufrido o sufren el colonialismo y el neocolonialismo, que quieren pelear por la liberación total de las naciones y de las personas, y por el avance de la revolución mundial.

“Es un grito dado desde el subdesarrollo”, escribe en “La Necesidad de este libro”, breve introducción a los Apuntes críticos a la Economía Política, un texto que contiene planteamientos trascendentales. Se refiere a El capital, de Carlos Marx, a las nuevas situaciones de la época imperialista, los aportes extraordinarios de Lenin y la detención ulterior del desarrollo de la teoría marxista. Enseguida expone las razones por las cuales hace la crítica de la Economía Política:

Creemos importante la tarea porque la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros. Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo inconsistente. Y, lo que es trágico, esto no se refiere sólo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas, pero cuyos resultados finales son incalculables (…) Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la NEP han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción, y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura. Se está regresando al capitalismo.

Che confía en que muchos podrán sentirse atraídos por este “intento de retomar la buena senda”. A ellos se dirige el libro, “y también a la multitud de estudiantes cubanos que tienen que pasar por el doloroso proceso de aprender ‘verdades eternas’ en las publicaciones que vienen, sobre todo, de la URSS, y observar como nuestra actitud y los repetidos planteamientos de nuestros dirigentes se dan de patadas con lo que leen en los textos”.

Un largo camino había recorrido Ernesto Guevara en una década. La revolución había sido su maestra. En la guerra y desde el poder revolucionario se desarrolló su estatura como combatiente, dirigente y pensador, y ahora él –como reclamara Lenin sesenta años antes– debía, en justo pago, enseñarle algo a la revolución. Y lo logró. La aventura socialista de un pequeño país aislado producía un pensamiento capaz de continuar el trabajo excepcional mediante el cual Marx había encontrado ideas capaces de subvertir el control de las ideas de la sociedad por la clase dominante. Che escribió: “nosotros aportamos nuestro modesto granito de arena”. Y a los compañeros cercanos más estudiosos les pidió componer un “manual” cubano. Pensó seguramente que los que compartían su posición continuarían la campaña de difusión de las actitudes y las ideas más revolucionarias que con tanto ardor y sistematicidad él llevó a cabo en su última etapa en Cuba.

El acierto y el alcance de los planteamientos del Che acerca de la esencia y el destino del socialismo realmente existente solo se comprobaron veinticinco años después. Pero cuando hacia el final del siglo XX pareció que todo lo logrado por la humanidad se perdería, incluso la esperanza, el Che regresó. Celebramos ese regreso, que evidencia la resistencia de los pueblos y el valor permanente de las ideas y del ejemplo. Sin embargo, el pensamiento del Che ha seguido encontrando escollos y ha tenido que ir ganando espacios paulatinamente. Ese pensamiento es uno de los lugares principales de los combates actuales.




Fidel reconstruye último combate del Che en prólogo al Diario en Bolivia

8 Octubre 2012 Cubadebate


"Pudieran estar también interesados en que este Diario no se conociera nunca. Los seudorrevolucionarios, oportunistas y charlatanes de toda laya, que autoconceptuándose marxistas, comunistas y otros títulos por el estilo, no han vacilado en calificar al Che de equivocado, aventurero, y cuando más begnignamente, idealista, cuya muerte es el canto de cisne de la lucha armada revolucionaria en América Latina. “¡Si el Che -exclaman-, máximo exponente de esas ideas y experimentado guerrillero, fue muerto en las guerrillas y su movimiento no liberó a Bolivia, eso demuestra cuán equivocado estaba…!” ¡Cuántos de estos miserables se habrán alegrado de la muerte del Che, sin sonrojarse siquiera de pensar que sus posiciones y razonamientos coinciden por entero con los de los oligarcas más reaccionarios y el imperialismo!"

"De este modo se justifican a sí mismos, o justifican a dirigentes traidores que en determinado momento no vacilaron en jugar a la lucha armada con el verdadero propósito -según se pudo ver luego- de destruir a los destacamentos guerrilleros, frenar la acción revolucionaria e imponer sus vergonzosas y ridículas componendas políticas, porque eran absolutamente incapaces de ninguna otra línea; o a los que no quieren combatir, ni combatirán jamás, por el pueblo y su liberación y han caricaturizado las ideas revolucionarias haciendo de ellas opio dogmático sin contenido ni mensaje a las masas, y convertido las organizaciones de lucha del pueblo en instrumentos de conciliación con los explotadores internos y externos, y propugnadoras de políticas que no tienen nada que ver con los intereses reales de los pueblos explotados en este continente."  Fidel Castro


Prólogo de Fidel al Diario del Che en Bolivia
Una introducción necesaria

Era costumbre del Che en su vida guerrillera anotar cuidadosamente en un Diario personal sus observaciones de cada día. En las largas marchas por terrenos abruptos y difíciles, en medio de los bosques húmedos, cuando las filas de los hombres, siempre encorvados por el peso de las mochilas, las municiones y las armas, se detenían un instante a descansar, o la columna recibía la orden de alto para acampar al final de fatigosa jornada, se veía al Che -como cariñosamente lo bautizaron desde el principio los cubanos- extraer una pequeña libreta y con su letra menuda y casi ilegible de médico, escribir sus notas.

Lo que pudo conservar de esos apuntes le sirvió luego para escribir sus magníficas narraciones históricas de la guerra revolucionaria en Cuba, llenas de contenido revolucionario, pedagógico y humano.

Esta vez, gracias a aquel invariable hábito suyo de ir anotando los principales hechos de cada día, podemos disponer de una información pormenorizada, rigurosamente exacta e inapreciable de aquellos heroicos meses finales de su vida en Bolivia.

Esas anotaciones, no escritas propiamente para la publicación, le servían como instrumento de trabajo para la evaluación constante de los hechos, las situaciones y los hombres, a la vez que daban cauce a las expresiones, de su espíritu profundamente observador, analítico, y muchas veces matizado de fino humorismo. Están sobriamente redactadas y poseen ininterrumpida coherencia desde el principio hasta el fin.

Téngase en cuenta que fueron escritas en los ratos escasísimos de descanso, en medio de épico y sobrehumano esfuerzo físico y de sus agotadoras obligaciones como jefe de un destacamento guerrillero en la difícil etapa de los comienzos de una lucha de esta naturaleza, que se desenvolvía en condiciones materiales increíblemente duras, lo que revela una vez más su estilo de trabajo y su voluntad de hierro.

En este Diario, al analizar en detalle los incidentes de cada día, se hacen constar faltas, críticas y recriminaciones que son propias e inevitables en el desarrollo de una guerrilla revolucionaria.

En el seno de un destacamento guerrillero esas críticas se tienen que producir incesantemente, sobre todo en la etapa en que está constituido sólo por un pequeño núcleo, enfrentados a condiciones materiales sumamente adversas y a un enemigo infinitamente superior en número, cuando el menor descuido o la más insignificante falta pueden resultar fatales y el jefe debe ser exhaustivamente exigente, a la vez que utilizar cada hecho o episodio, por insignificante que parezca, para educar a los combatientes y futuros cuadros de los nuevos destacamentos guerrilleros.

El proceso de formación de la guerrilla es un incesante llamado a la conciencia y al honor de cada hombre. El Che sabía tocar las fibras más sensibles de los revolucionarios. Cuando Marcos, reiteradamente amonestado por el Che, fue advertido de que podía ser expulsado deshonrosamente de la guerrilla, respondió:
“¡Antes fusilado!” Más adelante dio su vida heroicamente. Similar fue el comportamiento de todos los hombres en los que puso su confianza y a los cuales se vio en la necesidad de amonestar por alguna u otra causa en el transcurso de la lucha. Jefe fraternal y humano sabía también ser exigente y en ocasiones severo; pero lo era en primer lugar y en mayor grado que con los demás, consigo mismo. Che basaba la disciplina en la conciencia moral del guerrillero y en la fuerza tremenda de su propio ejemplo.

El Diario contiene también numerosas referencias a Debray y evidencian la enorme preocupación que suscitó en el Che el arresto y encarcelamiento del escritor revolucionario a quien había encomendado una misión en Europa, aunque en el fondo habría deseado que aquél permaneciera en la guerrilla. Por eso manifiesta cierta inconformidad, y en ocasiones algunas dudas, sobre su comportamiento.

Che no tuvo posibilidad de conocer la odisea vivida por Debray en las garras de los cuerpos represivos y la actitud firme y valerosa mantenida por este ante sus captores y torturadores.

Destacó, sin embargo, la enorme importancia política del proceso, y, el 3 de octubre, seis días antes de su muerte, en medio de amargos y tensos sucesos, consigna: “Se escuchó una entrevista de Debray muy valiente frente a un estudiante provocador”, siendo ésta su última referencia al escritor.

Como en este Diario la Revolución Cubana y sus relaciones con el movimiento guerrillero aparecen reiteradamente señaladas, algunos pudieran interpretar que su publicación por nuestra parte constituye un acto de provocación que dará argumentos a los enemigos de la Revolución y a los imperialistas yanquis y sus aliados, los oligarcas de América Latina, para redoblar sus planes de bloqueo, aislamiento y agresión a Cuba.

A los que así juzgan los hechos, es bueno recordarles que el imperialismo yanqui no ha necesitado nunca de pretextos para perpetrar sus fechorías en cualquier lugar del mundo y que sus esfuerzos para aplastar la Revolución Cubana se iniciaron desde la primera ley revolucionaria promulgada en nuestro país, por el obvio y conocido hecho de que ese imperialismo es el gendarme de la reacción mundial, promotor sistemático de la contrarrevolución y protector de las estructuras sociales más retrógadas e inhumanas que subsisten en el mundo.

La solidaridad con el movimiento revolucionario puede ser tomada como pretexto, pero nunca será la causa de las agresiones yanquis. Negar la solidaridad para negar el pretexto es ridícula política de avestruz, que nada tiene que ver con el carácter internacionalista de las revoluciones sociales contemporáneas. Dejar de solidarizarse con el movimiento revolucionario no es negarle un pretexto sino solidarizarse de hecho con el imperialismo yanqui y su política de dominio y esclavización del mundo.
Cuba es un pequeño país de economía subdesarrollada, como todos los que fueron durante siglos dominados y explotados por el colonialismo y el imperialismo, situada sólo a 90 millas de las costas de Estados Unidos, con una base naval yanqui en su propio territorio, que se enfrenta a numerosos obstáculos por llevar a cabo su desarrollo económico-social. Grandes peligros se han cernido sobre nuestra Patria desde el triunfo de la Revolución, pero no por ello conseguirá el imperialismo doblegarla, sin que deban importarnos las dificultades que una línea revolucionaria consecuente pueda conllevar.

Desde el punto de vista revolucionario la publicación del Diario del Che en Bolivia no admite alternativa. El Diario del Che quedó en poder de Barrientos, que de inmediato entregó copia a la CIA, al Pentágono y al gobierno de Estados Unidos. Periodistas allegados a la CIA tuvieron acceso al documento en la propia Bolivia y sacaron copias fotostáticas del mismo, aunque con el compromiso de abstenerse, por el momento, de publicarlo.

El gobierno de Barrientos y los más altos jefes militares tienen sobradas razones para no publicar el Diario, donde se puede constatar la inmensa incapacidad de su ejército y las incontables derrotas que sufrieron en manos de un puñado de guerrilleros decididos que en unas pocas semanas le arrebató en combate cerca de doscientas armas.

Che describe además a Barrientos y su régimen en los términos a que es acreedor con palabras que no podrán borrarse de la historia.

Por otro lado, el imperialismo tenía también sus razones: Che y su ejemplo extraordinario cobran fuerza cada vez mayor en el mundo. Sus ideas, su retrato, su nombre, son banderas de lucha contra las injusticias entre los oprimidos y los explotados y suscitan interés apasionado entre los estudiantes y los intelectuales de todo el mundo.

En los propios Estados Unidos el movimiento negro y los estudiantes progresistas, que son cada vez más numerosos, han convertido en algo suyo la figura del Che. En las manifestaciones más combativas por los derechos civiles y contra la agresión a Vietnam, sus retratos son esgrimidos como emblemas de lucha. Pocas veces en la historia, o tal vez nunca, una figura, un nombre, un ejemplo, se han universalizado con tal celeridad y apasionante fuerza. Es que el Che encarna en su forma más pura y desinteresada el espíritu internacionalista que caracteriza al mundo de hoy y cada vez al de mañana.

De un continente oprimido ayer por las potencias coloniales, explotado hoy y mantenido en el retraso y en el subdesarrollo más inicuo por el imperialismo yanqui, surge esa singular figura que se convierte en aliento universal de lucha revolucionaria hasta en las propias metrópolis imperialistas y colonialistas.

Los imperialistas yanquis temen la fuerza de ese ejemplo y todo lo que pueda contribuir a divulgarlo. Es el valor intrínseco del Diario, expresión viva de una personalidad extraordinaria, lección guerrillera escrita al calor y la tensión de cada día, pólvora inflamable, demostración real de que el hombre latinoamericano no es impotente frente a los esclavizadores de pueblos y sus ejércitos mercenarios, lo que les ha impedido hasta hoy darlo a la publicidad.

Pudieran estar también interesados en que este Diario no se conociera nunca. Los seudorrevolucionarios, oportunistas y charlatanes de toda laya, que autoconceptuándose marxistas, comunistas y otros títulos por el estilo, no han vacilado en calificar al Che de equivocado, aventurero, y cuando más begnignamente, idealista, cuya muerte es el canto de cisne de la lucha armada revolucionaria en América Latina. “¡Si el Che -exclaman-, máximo exponente de esas ideas y experimentado guerrillero, fue muerto en las guerrillas y su movimiento no liberó a Bolivia, eso demuestra cuán equivocado estaba…!” ¡Cuántos de estos miserables se habrán alegrado de la muerte del Che, sin sonrojarse siquiera de pensar que sus posiciones y razonamientos coinciden por entero con los de los oligarcas más reaccionarios y el imperialismo!

De este modo se justifican a sí mismos, o justifican a dirigentes traidores que en determinado momento no vacilaron en jugar a la lucha armada con el verdadero propósito -según se pudo ver luego- de destruir a los destacamentos guerrilleros, frenar la acción revolucionaria e imponer sus vergonzosas y ridículas componendas políticas, porque eran absolutamente incapaces de ninguna otra línea; o a los que no quieren combatir, ni combatirán jamás, por el pueblo y su liberación y han caricaturizado las ideas revolucionarias haciendo de ellas opio dogmático sin contenido ni mensaje a las masas, y convertido las organizaciones de lucha del pueblo en instrumentos de conciliación con los explotadores internos y externos, y propugnadoras de políticas que no tienen nada que ver con los intereses reales de los pueblos explotados en este continente.

Che contemplaba su muerte como algo natural y probable en el proceso y se esforzó en recalcar, muy especialmente en sus últimos documentos, que esa eventualidad no impediría la marcha inevitable de la revolución en América Latina. En su mensaje a la Tricontinental reiteró ese pensamiento: “Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo… En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas”.

Se consideró a sí mismo soldado de esa revolución, sin preocuparle en absoluto sobrevivir a ella. Los que ven en el desenlace de su lucha en Bolivia el fracaso de sus ideas, con el mismo simplismo pudieran negar la validez de las ideas y las luchas de todos los grandes precursores y pensadores revolucionarios, incluidos los fundadores del marxismo, que no pudieron culminar la obra y contemplar en vida los frutos de sus nobles esfuerzos.

En Cuba, ni la muerte en combate de Martí y de Maceo, a las que siguió más tarde la intervención yanqui cuando finalizaba la Guerra de Independencia, frustrando en lo inmediato el objetivo de sus luchas, ni la de brillantes propugnadores de la revolución socialista como Julio Antonio Mella, asesinado por agentes al servicio del imperialismo, pudieron impedir a la larga el triunfo de un proceso que comenzó hace cien años, y nadie en absoluto podría poner en duda la profunda justeza de la causa y la línea de lucha de aquellos próceres, ni la vigencia de sus ideas esenciales que inspiraron siempre a los revolucionarios cubanos.

En el Diario del Che se pueden apreciar cuán reales eran sus posibilidades de éxito y cuán extraordinario el poder catalizador de la guerrilla, como él consigna en sus apuntes. En cierta ocasión, ante los evidentes síntomas de debilidad y rápido deterioro del régimen boliviano, expresó: “El gobierno se desintegra rápidamente, lástima no tener cien hombres más en este momento”.

Che conocía por su experiencia en Cuba cuántas veces nuestro pequeño destacamento guerrillero estuvo a punto de ser exterminado. Pudo ocurrir así en dependencia casi absoluta de los azares e imponderables de la guerra, mas, tal eventualidad, ¿habría dado a nadie el derecho a considerar errónea nuestra línea y tomarla además como ejemplo para desalentar a la revolución e inculcar en los pueblos la impotencia? ¡Muchas veces en la historia los procesos revolucionarios estuvieron precedidos de episodios adversos! Nosotros en Cuba, ¿no tuvimos acaso la experiencia del Moncada apenas seis años antes del triunfo definitivo de la lucha armada del pueblo?

Para muchos, entre el 26 de julio de 1953, ataque al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, y el 2 de diciembre de 1956, desembarco del “Granma”, la lucha revolucionaria en Cuba frente a un ejército moderno y bien armado carecía de toda perspectiva y la acción de un puñado de luchadores era vista como quimera de idealistas e ilusos “que estaban profundamente equivocados”. La derrota aplastante y la dispersión total del inexperto destacamento guerrillero el 5 de diciembre de 1956 pareció confirmar por entero los pesimistas augurios… Pero, sólo 25 meses después, los restos de aquella guerrilla habían desarrollado ya la fuerza y experiencia necesarias para aniquilar aquel ejército.

Para no luchar habrá siempre sobrados pretextos en todas las épocas y en todas las circunstancias, pero será el único camino de no obtener jamás la libertad. El Che no sobrevivió a sus ideas, pero supo fecundarlas con su sangre. Con toda seguridad sus críticos seudorrevolucionarios, con su cobardía política y su eterna falta de acción, sobrevivirán a la evidencia de su propia estupidez.
Es notable, como se verá en el Diario, que uno de esos especímenes revolucionarios que ya van siendo típicos en América Latina, Mario Monje, esgrimiendo el título de Secretario del Partido Comunista de Bolivia, pretendió discutirle al Che la jefatura política y militar del movimiento. Y puesto que alegó, además, el propósito de renunciar previamente para ello a su cargo partidista, a su juicio, por lo visto, le bastaba el título de haberlo sido para reclamar tal prerrogativa.

Mario Monje, por supuesto, no tenía ninguna experiencia guerrillera ni había librado jamás un combate, sin que por otro lado su autoconceptuación de comunista lo obligase siquiera a prescindir del grosero y mundano chovinismo que ya habían logrado superar los próceres que lucharon por la primera independencia.

Con semejante concepto de lo que debe ser la lucha antimperialista en este continente, tales “jefes comunistas” no han rebasado siquiera el nivel internacionalista de las tribus aborígenes que sojuzgaron los colonizadores europeos en la época de la conquista.

Así, el jefe del Partido Comunista de un país que se llama Bolivia, y su capital histórica, Sucre, en honor de sus primeros libertadores que eran venezolanos uno y otro, que tuvo la posibilidad de contar para la definitiva liberación de su pueblo con la cooperación del talento político, organizador y militar de un verdadero titán revolucionario, cuya causa por demás no se limitaba a las fronteras estrechas, artificiales e incluso injustas de ese país, no hizo otra cosa que entrar en vergonzosos, ridículos e inmerecidos reclamos de mando.

Bolivia, por no tener salida al mar necesita más que ningún otro país, para su propia liberación, sin tener que exponerse a un atroz bloqueo, del triunfo revolucionario de los vecinos. Che era, además, por su prestigio enorme, su capacidad y su experiencia, el hombre que habría podido acelerar ese proceso.

Che había establecido relaciones con dirigentes y militantes del Partido Comunista boliviano, desde antes de producirse en el mismo la escisión, recabando de ellos la ayuda para el movimiento revolucionario en América del Sur. Algunos de esos militantes, autorizados por el Partido, trabajaron con él durante años en diversas tareas. Al producirse la escisión en dicho Partido, se creó una situación especial puesto que varios militantes de los que habían estado trabajando con él quedaron ubicados en uno u otro grupo. Pero Che no concebía la lucha en Bolivia como un hecho aislado sino como parte de un movimiento revolucionario de liberación que no tardaría en extenderse a otros países de América del Sur. Era su propósito organizar un movimiento sin espíritu sectario, para que a él se incorporasen todos los que quisieran luchar por la liberación de Bolivia y demás pueblos sojuzgados por el imperialismo en América Latina. Pero en la fase inicial de preparación de la base guerrillera venía dependiendo fundamentalmente de la ayuda de un grupo de valiosos y discretos colaboradores que al producirse la escisión habían permanecido en el Partido de Monje. Fue por deferencia con ellos que invitó, en primer término, a éste, a visitar su campamento, aunque ciertamente no experimentaba hacia él ninguna simpatía. Después invitó a Moisés Guevara, líder minero y político que se había separado de aquel Partido para cooperar en la formación de otra organización, y que luego también se había marginado de ella inconforme con Oscar Zamora, otro Monje que hacía algún tiempo se había comprometido con el Che a trabajar en la organización de la lucha armada guerrillera en Bolivia, rehuyendo después los compromisos y cruzándose cobardemente de brazos a la hora de la acción, para convertirse con posterioridad a su muerte en uno de sus más venenosos críticos, en nombre del “marxismo-leninismo”. Moisés Guevara se unió sin vacilación al Che, como le había ofrecido desde mucho antes de que éste llegara a Bolivia, le brindó su apoyo y entregó su vida heroicamente a la causa revolucionaria.

Otro tanto hizo el grupo de guerrilleros bolivianos que había permanecido hasta entonces en la organización de Monje. Dirigidos por Inti y Coco Peredo, que después demostraron ser valerosos y destacados combatientes, se apartaron de aquél y respaldaron decididamente al Che. Pero Monje, no satisfecho del resultado, se dedicó a sabotear el movimiento, interceptando en La Paz a militantes comunistas bien entrenados que iban a unirse a las guerrillas. Estos hechos demuestran cómo existen en las filas revolucionarias hombres bien dotados de todas las condiciones necesarias para la lucha, cuyo desarrollo es criminalmente frustrado por dirigentes incapaces, charlatanes y maniobreros.

Che fue hombre al que nunca le interesaron personalmente cargos, mandos ni honores, pero estaba firmemente convencido de que en la lucha revolucionara guerrillera -fundamental forma de acción para la liberación de los pueblos de América Latina, partiendo de la situación económica, política y social de casi todos los países latinoamericanos- el mando militar y político de la guerrilla debía estar unificado y que la lucha sólo podía ser dirigida desde la guerrilla y no desde cómodas y burocráticas oficinas urbanas. Y en este punto no estaba dispuesto a transigir, ni a entregarle a un inexperto seso-hueco de estrechas miras chovinistas el mando de un núcleo guerrillero destinado a desenvolver en su ulterior desarrollo una lucha de amplia dimensión en América del Sur. Che consideraba que ese chovinismo, que muchas veces infecta a los propios elementos revolucionarios de los diversos países de América Latina, debía ser combatido como un sentimiento reaccionario ridículo y estéril. “Que se desarrolle un verdadero internacionalismo proletario -dijo en su mensaje a la Tricontinental-… la bandera bajo la que se luche sea la causa sagrada de la redención de la humanidad, de tal modo que morir bajo las enseñas de Vietnam, de Venezuela, de Guatemala, de Laos, de Guinea, de Colombia, de Bolivia…, para citar sólo los escenarios actuales de la lucha armada, sea igualmente gloriosa y deseable para un americano, un asiático, un africano, y aún, un europeo. Cada gota de sangre derramada en un territorio bajo cuya bandera no se ha nacido, es experiencia que recoge quien sobrevive para aplicarla luego a la lucha por la liberación de su lugar de origen. Y cada pueblo que se libere es una fase de la batalla por la liberación del propio pueblo que se ha ganado”.

Che pensaba igualmente que en el destacamento guerrillero participasen combatientes de distintos países latinoamericanos y que la guerrilla en Bolivia fuese escuela de revolucionarios que harían su aprendizaje en los combates. A su lado quiso tener para ayudarlo en esa tarea, junto a los bolivianos, un pequeño núcleo de guerrilleros con experiencia, que habían sido casi todos compañeros suyos en la Sierra Maestra, durante la lucha revolucionaria en Cuba, cuya capacidad, valor y espíritu de sacrificio conocía. De esos hombres ninguno vaciló en responder a su solicitud, ninguno lo abandonó y ninguno se rindió.

Che actuó en su campaña de Bolivia con el tesón, la maestría, el estoicismo y la ejemplar actitud que eran proverbiales en él. Puede decirse que impregnado de la importancia de la misión que se había asignado a sí mismo, procedió en todo instante con un espíritu de responsabilidad irreprochable. En aquellas ocasiones en que la guerrilla cometía algún descuido, se apresuraba en advertirlo y enmendarlo, consignándolo en su Diario.

Factores adversos se combinaron increíblemente en su contra. La separación -que debía ser por unos breves días- de una parte de la guerrilla, donde se encontraba un grupo valioso de hombres, algunos de ellos enfermos o convalecientes, al perderse el contacto entre ambos en un terreno sumamente accidentado, se prolongó durante interminables meses, que ocuparon el esfuerzo de Che en su búsqueda. En ese período el asma -una dolencia que solía dominar fácilmente con sencillos medicamentos, pero que faltando éstos se convertía para él en un terrible enemigo- lo atacó despiadadamente, deviniendo esto en un problema serio por el hecho de que las medicinas que previsoriamente había acumulado para la guerrilla fueron descubiertas y ocupadas por el enemigo. Este hecho, unido al aniquilamiento a fines de agosto de la parte de la guerrilla con la que había perdido el contacto, fueron factores que gravitaron considerablemente en el desarrollo de los acontecimientos. Pero Che, con voluntad de acero, se sobrepuso al malestar físico y en ningún instante su acción aminoró, ni decayó su ánimo.

Fueron numerosos sus contactos con los campesinos bolivianos. El carácter de éstos, sumamente desconfiados y cautelosos, no podía sorprender al Che, que conocía perfectamente bien su mentalidad por haberlos tratado en otras ocasiones, y sabía que para ganarlos a su causa se requería una labor prolongada, ardua y paciente, pero no albergaba ninguna duda de que a la larga lo obtendría.

Si se sigue con cuidado el hilo de los acontecimientos se verá que aun cuando el número de hombres con que contaba en el mes de septiembre, algunas semanas antes de su muerte, era muy reducido, todavía la guerrilla mantenía su capacidad de desarrollo y algunos cuadros bolivianos, como los hermanos Inti y Coco Peredo, se iban ya destacando con magníficas perspectivas de jefes. Fue la emboscada de Higueras, única acción exitosa del ejército contra el destacamento que mandaba el Che, matándole la vanguardia e hiriéndole varios hombres más en pleno día, cuando se trasladaban a una zona campesina de mayor desarrollo político -objetivo este que no aparece consignado en el Diario, pero que se sabe por los sobrevivientes-, lo que les creó una situación insuperable. Ese avance de día por la misma ruta que venían siguiendo durante varias jornadas en inevitablemente amplio contacto con los moradores de aquella zona que cruzaban por primera vez, y la obvia certeza de que el ejército debería interceptarlos en algún punto, era sin duda peligroso. Pero el Che, plenamente consciente de esto, decidió correr el riesgo para ayudar al médico que venía en muy mal estado físico.

El día anterior a la emboscada, escribe: “Llegamos a Pujio, pero allí había gente que nos había visto abajo el día anterior, vale decir: estamos siendo previstos por Radio Bemba…” “El caminar en mulo se hace peligroso, pero trato que el médico vaya lo mejor posible pues viene muy débil”.

Al día siguiente escribió: “A las 13 salió la vanguardia para tratar de llegar a Jagüey y allí tomar una decisión sobre las mulas y el médico”. Es decir, buscaba una solución para el enfermo, a fin de abandonar aquella ruta y tomar las precauciones necesarias. Pero aquella misma tarde, antes de que la vanguardia llegara a Jagüey se produjo la fatal emboscada que llevó al destacamento a una situación insostenible.

Días después, cercado en la quebrada del Yuro, libró su último combate.

Impresiona profundamente la proeza realizada por este puñado de revolucionarios. La sola lucha contra la naturaleza hostil en que desenvolvían su acción constituye una insuperable página de heroísmo. Nunca en la historia un número tan reducido de hombres emprendió una tarea tan gigantesca. La fe y la convicción absoluta en que la inmensa capacidad revolucionaria de los pueblos de América Latina podía ser despertada, la confianza en sí mismo y la decisión con que se entregaron a ese objetivo, nos da la justa dimensión de estos hombres.

Che dijo un día a los guerrilleros en Bolivia: “Este tipo de lucha nos da la oportunidad de convertirnos en revolucionarios, el escalón más alto de la especie humana, pero también nos permite graduarnos de hombres; los que no puedan alcanzar ninguno de estos dos estadíos deben decirlo y dejar la lucha”.

Los que con él lucharon hasta el final se hicieron acreedores a estos honrosos calificativos. Ellos simbolizan el tipo de revolucionarios y de hombres a quienes la historia en esta hora convoca para una tarea verdaderamente dura y difícil: la transformación revolucionaria de América Latina.

El enemigo que enfrentaron los próceres de la primera lucha por la independencia, era un poder colonial decadente. Los revolucionarios de hoy tienen por enemigo al baluarte más poderoso del campo imperialista, equipado con la técnica y la industria más moderna. Ese enemigo no sólo organizó y equipó de nuevo un ejército en Bolivia, donde el pueblo había destruido la anterior fuerza militar represiva y le brindó inmediatamente el auxilio de sus armas y asistentes militares para la lucha contra la guerrilla, sino que brinda su aporte militar y técnico en la misma medida a todas las fuerzas represivas de este continente. Y cuando no bastan esas medidas, interviene directamente con sus tropas, como hizo en Santo Domingo.

Para luchar contra ese enemigo se requiere el tipo de revolucionarios y de hombres de que habló el Che. Sin ese tipo de revolucionarios y de hombres, dispuestos a hacer lo que ellos hicieron; sin el ánimo de enfrentarse a enormes obstáculos que ellos tuvieron; sin la decisión de morir que a ellos los acompañó en todo instante; sin la convicción profunda de la justicia de su causa y la fe inconmovible en la fuerza invencible de los pueblos que ellos albergaron, frente a un poder como el imperialismo yanqui, cuyos recursos militares, técnicos y económicos, se hacen sentir en todo el mundo, la liberación de los pueblos de este continente no sería alcanzada.

El propio pueblo norteamericano, que empieza a tomar conciencia de que la monstruosa superestructura política que rige su país no es ya hace mucho rato la idílica república burguesa que sus fundadores establecieron hace casi doscientos años, está sufriendo en un grado cada vez más alto la barbarie moral de un sistema irracional, enajenante, deshumanizado y brutal, que cobra en el pueblo norteamericano cada vez más víctimas de sus guerras agresivas, sus crímenes políticos, sus aberraciones raciales, su mezquina jerarquización del ser humano y el repugnante derroche de recursos económicos, científicos y humanos de su desmesurado aparato militar, reaccionario y represivo, en medio de un mundo en sus tres cuartas partes subdesarrollado y hambriento.

Pero sólo la transformación revolucionaria de América Latina permitiría al pueblo de Estados Unidos ajustar sus propias cuentas con ese mismo imperialismo, a la vez que en la misma medida la lucha creciente del pueblo norteamericano contra la política imperialista podría convertirlo en aliado decisivo del movimiento revolucionario en América Latina.

Y si esta parte del hemisferio no sufre una profunda transformación revolucionaria, la enorme diferencia y desequilibrio que se produjo a principios de este siglo entre la pujante nación que se industrializaba rápidamente, al mismo paso que marchaba por la propia ley de su dinámica social y económica hacia cumbres imperiales, y el haz de países débiles y estancados, sometidos a la coyunda de oligarquías feudales y sus ejércitos reaccionarios, en el balcanizado resto del continente americano, será apenas un pálido reflejo no ya del enorme desnivel actual en la economía, en la ciencia y en la técnica, sino del espantoso desequilibrio que, a pasos cada vez más acelerados, en veinte años más, la superestructura imperialista impondrá a los pueblos de América Latina.

Por ese camino estamos llamados a ser cada vez más pobres, más débiles, más dependientes y más esclavos de ese imperialismo. Esta sombría perspectiva afecta en grado igual a los pueblos subdesarrollados de <199>frica y Asia.

Si las naciones industrializadas e instruidas de Europa, con su Mercado Común y sus instituciones científicas supranacionales, se inquietan ante las posibilidades de quedarse rezagadas y contemplan con temor la perspectiva de convertirse en colonias económicas del imperialismo yanqui, ¿qué le depara el futuro a los pueblos de América Latina?

Si frente al cuadro de esta situación real e incuestionable, que decisivamente afecta al destino de nuestros pueblos, algún liberal o reformista burgués, o seudorrevolucionario charlatán, incapaz de la acción, tiene una respuesta que no sea una profunda y urgente transformación revolucionaria que pueda hacer acopio de todas las fuerzas morales, materiales y humanas de esta parte del mundo y lanzarlas hacia adelante, para recuperar el atraso económico y científico-técnico de siglos, cada vez mayor, con el mundo industrializado, del que somos tributarios y lo seremos cada vez más, y en especial de Estados Unidos; y además de la fórmula, el camino mágico de llevarla a cabo, diferente a la concebida por el Che, que barra oligarquías, déspotas, politicastros, es decir: criados, y a monopolios yanquis, es decir: amos, y lo haga con toda la urgencia que las circunstancias requieren, que levante entonces la mano para impugnar al Che.

Como realmente ninguno tiene respuesta honrada ni acción consecuente que implique una esperanza real a los casi 300 millones de seres humanos que componen la población de América Latina, desoladoramente pobres en su abrumadora mayoría, que serán 600 millones a la vuelta de 25 años, y que tienen derecho a la vida material, la cultura y la civilización, entonces lo más decoroso sería el silencio ante el gesto del Che y los que con él cayeron defendiendo sus ideas con coraje, porque la hazaña que este puñado de hombres realizó, guiados por el noble ideal de redimir un continente, quedará como la prueba más alta de lo que pueden la voluntad, el heroísmo y la grandeza humanas. Ejemplo que iluminará las conciencias y presidirá la lucha de los pueblos de América Latina, porque el grito heroico del Che llegará hasta el oído receptivo de los pobres y explotados por los que él dio su vida, y muchos brazos se tenderán para empuñar las armas y conquistar su definitiva liberación.

El 7 de octubre escribió el Che sus últimas líneas. Al día siguiente, a las 13 horas, en una estrecha quebrada donde se proponía esperar la noche para romper el cerco, una numerosa tropa enemiga hizo contacto con ellos. El reducido grupo de hombres que componían en esa fecha el destacamento, combatió heroicamente hasta el anochecer desde posiciones individuales ubicadas en el lecho de la quebrada y en los bordes superiores de la misma contra la masa de soldados que los rodeaban y atacaban. No hay ningún sobreviviente de los que combatieron en las posiciones más próximas al Che. Como junto a él estaban el médico, cuyo grave estado de salud se ha señalado antes y un guerrillero peruano también en muy malas condiciones físicas, todo parece indicar que el Che hizo el máximo para proteger la retirada a lugar más seguro, de esos compañeros, hasta caer herido. El médico no fue muerto en ese mismo combate, sino varios días más tarde, en un punto no distante de la quebrada del Yuro. Lo abrupto del terreno rocoso e irregular hacía muy difícil y a veces imposible el contacto visual de los guerrilleros entre sí. Los que defendían la posición por la otra entrada de la quebrada a varios cientos de metros del Che, entre ellos Inti Peredo, resistieron el ataque hasta el oscurecer en que lograron despegarse del enemigo y dirigirse hacia el punto previamente acordado de concentración.

Se ha podido precisar que el Che estuvo combatiendo herido hasta que el cañón de su fusil M-2 fue destruido por un disparo, inutilizándolo totalmente. La pistola que portaba estaba sin “magazine”. Estas increíbles circunstancias explican que lo hubiesen podido capturar vivo. Las heridas de las piernas le impedían caminar sin ayuda, pero no eran mortales.

Trasladado al pueblo de Higueras permaneció con vida alrededor de 24 horas. Se negó a discutir una sola palabra con sus captores, y un oficial embriagado que intentó vejarlo recibió una bofetada en pleno rostro.

Reunidos en La Paz, Barrientos, Ovando y otros altos jefes militares, tomaron fríamente la decisión de asesinarlo. Son conocidos los detalles de la forma en que procedieron a cumplir el alevoso acuerdo en la escuela del pueblo de Higueras. El mayor Miguel Ayoroa y el coronel Andrés Selnich, rangers entrenados por los yanquis, instruyeron al sub-oficial Mario Terán para que procediera al asesinato. Cuando éste, completamente embriagado, penetró en el recinto, Che -que había escuchado los disparos con que acababan de ultimar a un guerrillero boliviano y otro peruano- viendo que el verdugo vacilaba le dijo con entereza: “¡Dispare! ¡No tenga miedo!” Éste se retiró, y de nuevo fue necesario que los superiores Ayoroa y Selnich le repitieran la orden, que procedió a cumplir, disparándole de la cintura hacia abajo una ráfaga del metralleta. Ya había sido dada la versión de que el Che había muerto varias horas después del combate y por eso los ejecutores tenían instrucciones de no disparar sobre el pecho ni la cabeza, para no producir heridas fulminantes. Esto prolongó cruelmente la agonía del Che, hasta que un sargento -también ebrio- con un disparo de pistola en el costado izquierdo lo remató. Tal proceder contrasta brutalmente con el respeto del Che, sin un sola excepción, hacia la vida de los numerosos oficiales y soldados del ejército boliviano que hizo prisioneros.

Las horas finales de su existencia en poder de sus despreciables enemigos tienen que haber sido muy amargas para él; pero ningún hombre mejor preparado que el Che para enfrentarse a semejante prueba.

La forma en que llegó a nuestras manos este Diario no puede ser ahora divulgada; baste decir que fue sin mediar remuneración económica alguna. Contiene todas las notas que escribió desde el 7 de noviembre de 1966, día en que el Che llegó a Ñancahuazú, hasta el 7 de octubre de 1967, vísperas del combate de la quebrada del Yuro. Faltan sólo unas pocas páginas que no han llegado todavía a nuestro poder, pero que por corresponder a fechas en que no tuvieron lugar hechos de importancia, no altera en absoluto el contenido del mismo.

Aunque el documento por sí mismo no ofrecía la menor duda acerca de su autenticidad, todas las copias fotostáticas fueron sometidas a un riguroso examen a fin de comprobar no sólo dicha autenticidad sino incluso cualquier posible alteración, por pequeña que fuese. Los datos fueron además cotejados con el Diario de unos de los guerrilleros sobrevivientes, coincidiendo ambos documentos en todos los aspectos. El testimonio pormenorizado de los demás guerrilleros sobrevivientes que fueron testigos de cada uno de los acontecimientos, contribuyó asimismo a la comprobación. Se llegó a la más absoluta certeza de que todas las fotografías eran copia fiel del Diario del Che.

Constituyó una fatigosa tarea desentrañar la letra pequeña y difícil de la escritura, lo que se realizó con la participación laboriosa de su compañera Aleida March de Guevara.

El Diario será publicado en forma aproximadamente simultánea en: Francia, por Editorial Francois Maspero; Italia, Editorial Feltrinelli; RFA, Trikont Verlag; EUA, Revista Ramparts; Francia, en español, Ediciones Ruedo Ibérico; Chile, Revista Punto Final; México, Editorial Siglo XXI; y en otros países.

¡Hasta la victoria siempre!
Fidel Castro