jueves, 10 de mayo de 2012

La crisis económica desemboca en levantamientos populares


Entrevista con Esther Vivas sobre la Primavera Europea

Bibbi Abruzzini | MO*

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La profunda crisis económica que está golpeando la Unión Europea ha desembocado en una crisis social profunda con crecientes resistencias a las políticas económicas de la Unión Europea. La Primavera Europea se está extendiendo rápidamente por todo el continente. Movimientos sociales muy diversos están luchando para llevar a cabo un cambio drástico de paradigma, nos explicaba la activista e investigadora Esther Vivas en una entrevista con MO*.
Economistas, activistas y sindicalistas se encontraron en Bruselas del 5 al 6 de mayo para proponer una salida a la crisis y un modelo alternativo para Europa. En el marco de la conferencia ‘La UE en crisis: análisis, resistencias y alternativas a la Europa de las multinacionales’, organizado por el Corporate Europe Observatory, Esther Vivas nos explicaba cómo la política a escala nacional y europea ha sido arrastrada a la calle, donde movimientos sociales, como el de los indignados, han desafiado al sistema.
Esther Vivas es activista social e investigadora en movimientos sociales y políticas agrícolas y alimentarias. Forma parte del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales (CEMS) en la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y es autora de numerosos libros sobre estos temas.
Indignación: “enojo o enfado contra aquello percibido como injusto, indigno o equivocado”. No es coincidencia, pues, que los Indignados se llamen así. ¿Es su poder suficiente para cambiar el mundo?
La gente recuperó la confianza en el “nosotros” y dijo “Ya basta” rompiendo con el escepticismo y la resignación imperante. Se trata de un movimiento de la indignación colectiva, amplio y plural, integrado por una gran diversidad de personas que vienen de trayectorias y experiencias activistas distintas, que suma a una nueva generación militante… Estos fueron quienes salieron a la calle, ocuparon plazas, se rebelaron contra las políticas económicas actuales, contando con un amplio apoyo social. Lo que va a pasar en el futuro no lo sabemos, pero lo que está claro es que si no nos organizamos y movilizamos será imposible cambiar el actual orden de cosas. La crisis es larga y profunda y el cambio requerirá también de una resistencia larga y profunda. Aunque los tiempos del cambio son, a menudo y como hemos visto, intempestivos, imprevistos e inesperados.
¿Cuáles son las razones que te llevaron a salir a la calle? ¿Es tu activismo una reacción a la crisis de los últimos años o es algo diferente?
Empecé a involucrarme hace más de diez años en el movimiento contra la deuda externa de los países del Sur. Más tarde participé activamente en el movimiento antiglobalización y antiguerra. Muchos nos movilizamos, como decía el filósofo Daniel Bensaïd, por esa solidaridad con los desconocidos y por un sentimiento de justicia social.
¿Cuáles son los principales retos que tenemos por delante? ¿Qué se puede hacer?
El gran reto consiste en sumar e incorporar al mayor número de personas a esta marea de indignación colectiva. Hoy hay más gente indignada que el 14M pero menos de la necesaria para “cambiar el mundo”. De aquí la importancia de hacer pedagogía, de preguntarnos sobre quienes ganan y quienes pierden con la crisis. Y a partir de aquí tomar conciencia, organizarse, movilizarse y salir a la calle. Cambiar la actual correlación de fuerzas entre los de arriba y los de abajo requiere de la movilización de la mayor parte de la sociedad.
En un artículo reciente “Cómo cambiar el mundo”, escribías que “el sistema no puede ser cambiado desde dentro de las instituciones sino desde la calle”. La gente joven en España está inundando las calles frente a la crisis que amenaza su país, ¿cuáles son sus demandas?
Hay un cuestionamiento profundo del actual sistema política, económico, social y democrático. Hay un despertar y un reinterés por los asuntos colectivos. La gente está saliendo a la calle no sólo para luchar por sus derechos sino también para jugar un rol activo en la construcción de otro futuro. Hay diferencias respecto ciclos de protesta anteriores, como el antiglobalización, ahora el movimiento es más profundo y está más enraizado, debido también al contexto de crisis sistémica. Desde la calle se exige otra política, otra economía, otra democracia… donde en el centro estén las personas y no el capital.
¿Algunas similitudes y diferencias entre la Primavera Árabe y la Primavera Europea?
Los contextos son muy distintos pero ambos levantamientos populares reflejan a un movimiento de abajo arriba, la irrupción en la escena pública de una masa indignada y rebelde. En ambos, hay un cuestionamiento profundo del sistema democrático y de una política supeditada a los intereses de unos pocos. La gente reivindica sus derechos y aquello que les han robado, tomando conciencia de ser el 99% frente al 1% que tiene el poder.

“El 15M ha significado un proceso de repolitización de la sociedad”



Miercoles 9 de mayo 2012

por Mar
Entrevista digital en El País a Esther Vivas y Josep Maria Antentas

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Hace casi un año, el 15 de mayo de 2011, los ciudadanos se organizaron por primera vez al margen de los cauces establecidos para protestar contra los políticos y el poder económico. En más de 50 ciudades de toda España, miles de personas se echaron a las calles para expresar su malestar. Los investigadores universitarios Josep Maria Antentas y Esther Vivas, activistas de movimientos sociales, analizan en el libro Planeta indignado. Ocupando el futuro, de la editorial Sequitur, el impacto de la crisis económica y hacen un balance de este primer año del 15-M.
Los internautas preguntan:
Lola RodríguezHola, he visto la información del libro que acabais de publicar y me parece muy interesante. Felicidades. Me gustaría preguntaros qué balance hacéis del 15M y cómo véis la situación de las luchas sociales de aquí a un año. Muchas gracias.
Hola, buenos días a las y los lectores de El País digital. Un placer estar esta mañana con todos vosotros. Empezamos, pues, la entrevista. Es dificil imaginar cómo serán las luchas sociales en un año, pero lo más probable es que éstas sigan aumentando, con ritmos desiguales, de cara el futuro. Lo que empezó el 15M del 2011 es el inicio de un nuevo ciclo, la punta del iceberg de un nuevo periodo en que la movilización social ha vuelto para quedarse una larga temporada. Los efectos de la crisis y la austeridad se profundizan día a día y con ello también las resistencias. La brecha abierta entonces aún no se ha cerrado y las luchas irán en ascenso.
Júlia Lozano: ¿Qué podemos destacar como logros alcanzados por el movimiento social nacido a partir del 15M?
El movimiento del 15M ha logrado romper con el escepticismo y la resignación imperante, devolver la confianza en el “nosotr@s”, en la capacidad colectiva para cambiar las cosas. Ha señalado la responsabilidad del poder político y económico en la crisis. Y ha significado un proceso de repolitización de la sociedad y de reinterés por los asuntos colectivos.
Cristina: ¿Por qué el 15M perdió fuerza y visibilidad después de verano? ¿Va a renacer?
Los movimientos sociales avanzan siempre de forma no lineal, con acelerones y frenazos, subidas y bajadas. La explosión inicial de mayo-junio de 2011 fue muy potente, pero era lógico que no pudiera mantenerse una intensidad así durante mucho tiempo. Aunque perdió fuerza durante otoño, no hay que olvidar la gran movilización del 15 de octubre. Desde la #primaveravalenciana asistimos a un renacimiento de las luchas sociales y es probable que las actividades previstas los próximos 12M y 15M supongan un relanzamiento del movimiento. Las causas que llevaron a su nacimiento son aún hoy más visibles y por ello el movimiento seguirá cogiendo fuerza.
Anna: ¿Cuál ha sido la influencia del 15M fuera del Estado español?
El 15M forma parte de un mismo ciclo de protesta internacional que va desde la Primavera árabe, pasando por los indignados en Europa, hasta Occupy Wall Street. El 15M, Occupy… son movimientos distintos, que obedecen a situaciones específicas y diferenciadas, pero que se interrelacionan entre sí y se enmarcan en una misma dinámica global.
Joan: ¿Qué opinión tenéis de lo que está pasando en Grecia? ¿Pensáis que aquí podríamos llegar a la misma situacion?
En Grecia se libra uno de los pulsos más decisivos de la situación internacional. Grecia se ha convertido en el laboratorio del capital financiero internacional y también, de las resistencias sociales y políticas. Si el capital financiero consigue con éxito culminar la aplicación del ajuste estructural en este país, estas medidas se extenderán por el resto del continente. Por el contrario si los movimientos sociales consiguen revertir la situación, esto significará una estocada muy importante a los planes del poder financiero.
Néstor: La fuerza del 15M estuvo en gran medida en la alta participación de ciudadanos “despolitizados”. ¿Cómo puede mantener su legitimidad el movimiento cuándo la mayoría de esta gente vuelve a sus casas y este queda en manos de unos pocos?
Uno de los retos más importantes que tiene el movimiento frente a sí es mantener los amplios apoyos sociales que ha tenido. Aunque mucha gente ha vuelto a sus casas y no tenga disponibilidad o motivación para participar cotidianamente en las actividades del movimiento, sigue simpatizando con él, y se identifca con sus propuestas e iniciativas. Lo importante para un movimiento como el 15M es que los núcleos más activos no queden aislados del grueso de la sociedad. Las grandes jornadas de movilización, como las del 15 de octubre, 19 de junio y, esperemos, del próximo 12 de mayo, son momentos que permiten mostrar los amplios apoyos sociales de los que goza el 15M.
Jose M.: Estoy de acuerdo con el movimiento del 15-M, pero, ¿no os parece que al final se acabó convirtiendo en una manifestación de gente que no ha dado un palo en su vida, que abandonaron en su mayoría los estudios para empezar a ganar dinero con algún trabajo, y que lo que de verdad quieren es que el gobierno les solucione la vida con el mínimo esfuerzo?
Quienes participan en el movimiento no son personas que busquen que el gobierno les solucione la vida sin hacer nada. Al contrario. Participar en un movimiento implica esfuerzo y dedicación, supone dedicar tiempo personal a los asuntos colectivos. A veces lo fácil es lo contrario, no implicarse. Quienes hoy se movilizan han comprendido que el futuro que el capital financiero depara al grueso de la sociedad es muy sombrío y que vamos directos al precipicio y que, para evitarlo, no hay otra solución que la movilización social y el compromiso personal para el cambio colectivo.
colega_indignada: Creo que el 15M ha sido lo mejor en esta España gris desde hace años, pero no veo claro cómo se puede apoyar el movimiento sin iniciativas realistas como asociaciones o representación política. Las asambleas al final no resultan eficaces. Me gustaría apoyar una cristalización del movimiento pero no hay un cauce. Firmar en redes sociales o webs no es suficiente, hay que implicarse, organizarse y mojarse y, visto desde fuera, el primer intento de asociación ha sido un fracaso. ¿Qué se puede hacer?
Efectivamente, las formas de organización de un movimiento social tan amplio como éste son complicadas. No es fácil organizar democráticamente a miles de personas y dar cauce a la participación social. Las asambleas de barrio han supuesto un gran avance. Donde antes no había nada, o había muy poco, ahora hay espacios que permiten movilizar a las y los vecinos y ciudadanos. Pero es verdad que al movimiento le ha costado articular espacios de coordinación, que las asambleas perdieron fuelle y mucha gente se cansó. Pero ha sido un primer paso partiendo de una situación previa muy negativa.
Paquita: ¿Hubiera sido tan rápida la convocatoria en Madrid y otras grandes ciudades de no haber existido Twitter? Gracias.
Las redes sociales significan una nueva manera de entender la protesta política y social. Y han dado mayor eco a las convocatorias del movimiento, facilitando la movilización, siendo los propios activistas quienes a través de un “periodismo ciudadano” han contado lo que sucedía en primera persona, convirtiéndose en canales de información alternativos a los medios convencionales. Twitter y las redes sociales han sido no sólo herramientas para la difusión de las movilizaciones, sino que han actuado también como espacios de politización.
Moriarty: Como otros he conocido la existencia de vuestro libro a traves de El Pais, el cual leere en cuanto tenga oportunidad. La pregunta: ¿creis que el 15-M es el “mismo” que comenzo en el 15 de Mayo?¿no pensais que el descenso del apoyo social es producto precisamente de ese alejamiento de los plantamientos politicos iniciales adoptando otras actividades de un sesgo ideologico muy concreto?
El movimiento ha ido evolucionando y transformándose en permanencia desde su arranque. Un movimiento no es algo estático. Pero las lineas maestras de su discurso se han mantenido, y los eslóganes iniciales que tenía, como por ejemplo, “no somos mercancías en manos de políticos y banqueros” reflejan bien lo que propone y defiende hoy el movimiento. Es cuestionable afirmar que el movimiento ha tenido un descenso de apoyo. Ha tenido, sin duda, un descenso en la implicación cotidiana de mucha gente que sigue, sin embargo identificándose con él y con sus propuestas.
Almudena: ¿Cómo valoráis que, tras los movimientos del 15M de 2011, ganase el PP con mayoría en muchas comunidades autónomas y en las Elecciones Generales?
El impacto del movimiento no puede medirse en términos electorales inmediatos, sino en el impacto que ha tenido en el imaginario colectivo y en la situación política, social y cultural. Los comportamientos electorales no cambian de un día para otro. Hay que recordar, al mismo tiempo, de que la mayoría de los ciudadanos no han votado al PP, y que la desafección ciudadana respecto a los partidos es creciente, y que la identificación entre los votantes y los partidos se ha ido haciendo más distante. Nadie ha ganado unas elecciones prometiendo recortes y ajustes, y éstas medidas no han sido sometidas a ninguna consulta democrática.
Gianni: ¿Qué podemos esperar de estos próximos días de movilizaciones?
Es difícil preveerlo, por esperemos que las actividades previstas para el 12M y el 15M supongan un punto de inflexión hacia arriba y un nuevo acelerón del movimiento. Pronto lo sabremos!
Jose72: Tengo la sensación de que se haga lo que se haga todos los gobiernos harán lo que quieran sin pensar en la opinión de la gente, por tanto pensáis que servirá para algo el 15M, yo lo veo todo igual proteste lo que se proteste.
Cambiar las cosas no es fácil, ni una tarea rápida. Para conseguir acabar con las políticas actuales e imponer medidas favorables a los intereses de la mayoría y no de la minoría privilegiada es necesario un largo proceso de movilización social. No hay que desanimarse a las primeras de cambio. Doblegar al capital financiero requiere mucho más que acampadas y ocupaciones, algunas manifestaciones y una huelga general de un día. Es necesario un proceso sostenido en el tiempo de movilización social, del que estamos aún en sus primeros compases.
Un observador: Buenos días a ambos. He podido fijarme en cómo fueron transcurriendo los movimientos estudiantles en mi universidad, y he crecido entre opiniones contrapuestas, tantas que no se de que lado ponerme. Pero mi pregunta es muy distinta: ¿Todos los sectores sociales podrían unirse? ¿Podría un grupo de personas humildes hablar de su situación y de sus opiniones ante el Congreso? Un saludo.
Se trata de construir un movimiento social que defienda los intereses de la amplia mayoría de la población frente a las políticas hoy dominantes que se hacen en beneficio de una minoría reducida. En un mundo como el nuestro, muy fragmentado y desestructurado, el 15M ha supuesto la convergencia de gentes muy diversas entorno a la voluntad común de no pagar la crisis provocada por el gran capital financiero.
Mateo Cid: ¿Puede Europa conocer un retroceso de tal magnitud que una parte del continente desemboque en el fascismo como respuesta del Gran Capital a la mal llamada “crisis de la deuda soberana”?
Las reacciones frente a la crisis pueden ser progresistas y de izquierdas o reaccionarias y de derechas. Lo hemos visto en Grecia con los resultados electorales recientes. Hay, junto con la indignación del 15m, también una indignación reaccionaria y xenófoba. El reto es, precisamente, canalizar el malestar social hacia opciones solidarias y de justicia social y no hacia la xenofobia, el egoísmo y la insolidaridad.
Mensaje de despedida: Hasta aquí llega la entrevista de hoy. Muchas gracias por vuestras preguntas y participación. Y os animamos a seguir reflexionando sobre cómo cambiar el mundo y a participar en las movilizaciones de los próximos días.