miércoles, 7 de julio de 2010

¿Son los medios de comunicación libres y democráticos?


Alberto Maldonado, para ARGENPRESS.info

Cuando comencé a escuchar y leer las no pocas y permanentes “denuncias” de que se había agredido a periodistas y medios a través de unas “groseras” cuñas televisivas que se insertaban en los canales abiertos que retransmitían los partidos del mundial de fútbol Sudáfrica 2010, pensé que, a lo mejor, a los responsables de la publicidad gubernamental, “se les había pasado el mano” en sus afanes por contrarrestar eso que ya tiene nombre: El terrorismo mediático.

Como yo pertenezco a la vieja escuela del periodismo que procura ser veraz y objetivo, antes de opinar a favor o en contra de este nuevo destape mediático, le puse atención a esas cuñas y las encontré ingenuas, casi inocentes. Lo único que hacían era poner un poco de énfasis en aquello que Piero, desde hace años, lo dice y lo repite cantando: “los diarios publicaban porquerías, todos los días, todos los días” Y en estos tiempos, no solo los diarios sino las redes radiales del sistema y, sobre todo, los canales de televisión. Por algo, alguien que vivió en sus entrañas, lo calificó de televisión basura la mayor parte de su programación, que es lo que ven todos los días a toda hora nuestros congéneres, de todas las razas y todas las edades.

La ofensa que percibieron los sipianos (de la SIP-CIA) fue que públicamente los publicistas gubernamentales estaban “acusando” a los “inocentes” medios y sus periodistas, de mentirosos, de los verdaderos enemigos de la libertad de expresión, de la que tanto hablan y de la que se creen dueños y señores.

Y como ellos tienen y trabajan con aliados a nivel continental, no tardó en aparecer la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) con su protesta por tamaño “desacato” contra los “dueños de la verdad, la democracia y la libertad”. Una protesta que no hemos visto ni leído condenando los hasta hoy 9 asesinatos de periodistas en Honduras, la del señor Lobo; como tampoco hemos percibido la protesta sipiana por la detención y encausamiento de la periodista peruana-norteamericana Vicky Peláez, acusada, junto con su esposo y ocho personas más, de “espías al servicio de Rusia” aunque la acusación oficial fue que, de acuerdo a la ley FARA (según siglas en inglés) los sospechosos debían acreditarse como agentes al servicio de un gobierno extranjero en la oficina respectiva, que está muy cerca del FBI y de la CIA.

A estas alturas del siglo 21, que esos servicios secretos “descubran” que 10 personas (más un prófugo) han estado trabajando para Rusia, parecería una broma de muy mal gusto ya que hace una semana, los Presidentes Obama y Medvedev saboreaban unos deliciosos emparedados, en una camaradería que me recordó (sin quererlo) cuando el Presidente Abdalá comía cuy con la mano, junto a su carnal Fujimori.

Averiguada la verdadera razón de tan ridícula sospecha, gente honesta que todavía hay en EEUU descubrió que doña Vicky (una periodista peruana nacionalizada en Estados Unidos y con 10 años de residencia) escribía para el periódico en español La Prensa (que se edita en New York) unos comentarios en los cuales criticaba acremente la política imperial contra América Latina, especialmente contra Cuba, y reivindicaba las imágenes de los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales a quienes la prensa imperial había caricaturizado como unos monigotes cualquiera.

Y aquello, en el corazón mismo del imperio, cuando toda la prensa sipiana norteamericana sostiene lo contrario era (es) poco menos que “repudiable e inaceptable” En consecuencia, la SIP, que depende de los grandes “trust” que dominan la comunicación social en el imperio, ¡cómo podía criticar a sus propios amos, por semejante medida!

Pero la gran prensa sipiana, en el Ecuador, se sintió “ofendida y humillada” por las cuñas televisivas del gobierno, un detalle que fue detectado por el asambleísta César Montúfar, que para eso está él ahí. Desde luego, ni me corresponde ni me propongo salir por los fueros del Secretario de Comunicación de la Presidencia (Sr. Fernando Alvarado) a quien el diario El Comercio de Quito le dedicó el domingo 4 de julio/2010, una “enjundiosa y amplia” carta-desafío bajo el titular “EL COMERCIO - pide suspender la propaganda injuriosa”.

Lo que si puedo -y debo- como ciudadano en pleno uso de sus facultades y derechos, es hacerme eco de alguna expresión del diario. Por ejemplo: “ha emprendido una campaña de desprestigio en contra de la prensa libre del Ecuador” le dicen al señor Alvarado y él sabrá como responde; pero en tan corta expresión hay dos afirmaciones dignas de analizarse:

La expresión “prensa libre del Ecuador” es un auto calificativo que desde hace mucho está cuestionado, cuando no desbaratado. En el mundo entero, la prensa sipiana goza de una indiscutida fama de parcializados, mentirosos, manipuladores y fascistoides. Solo por argumentar este criterio traigo a colación una frase que encuentro en el libro de José Peralta (el ideólogo del liberalismo radical de fines del 19 y comienzos del 20) “Eloy Alfaro y sus victimarios” edición especial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana de febrero del 2008 (pag. 209 del capítulo VII Criminalidad y Premeditación) los siguientes párrafos:

ACUSAN A VICKY PELAEZ DE ESPIA RUSA

EEUU detiene 10 supuestos “espías rusos”, entre ellos, una periodista

La Periodista Vicky Peláez de orígen peruano, escribía para El Diario/La Prensa,

Caracas, 28 de junio de 2010 - La semana pasada, el Presidente Barack Obama compartía una típica comida “americana” con el Presidente de la Federación Rusa, Dmitri Medvedev. Entre hamburguesas y coca colas, los dos jefes de Estado sonreían y proclamaban su relación “estable” y “mejor que nunca”. Hasta Medvedev envió por Twitter las fotos de su agradable comida con su par estadounidense. No esperaba que días después, la Guerra Fría sería resucitada.


El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció hoy la detención de 10 presuntos “espías rusos”, la mayoría de los cuales son estadounidenses acusados de recibir financiamiento del gobierno ruso para ejecutar operaciones de “inteligencia”. Su principal violación es de la ley FARA (Foreign Agent Registration Act – Ley de Registro de Agentes Extranjeros), que regula y monitorea todo ciudadano o residente estadounidense que recibe financiamiento de un gobierno extranjero para fines políticos o propagandísticos en el país.


Hasta el momento, los 10 detenidos no han sido acusados de espionaje, sino de haber “conspirado para actuar como agentes extranjeros sin estar registrados bajo la ley FARA”.


Entre los detenidos, hay una periodista de Nueva York, de orígen peruano. Vicky Peláez escribía para El Diario/La Prensa, el periódico en idioma español más leído en la Gran Manzana. Era una de pocos periodistas hispanos que criticaba las políticas de Washington hacia América Latina, y que buscaba balance en sus reportajes sobre Venezuela y otros países de la región que normalmente son muy criticados en la prensa estadounidense.


Hasta hoy, ninguna organización internacional que defiende a los periodistas y la libertad de expresión, como el Comité de Proteger a los Periodistas (CPJ), la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), o Reporteros sin Fronteras (RSF) ha declarado sobre su detención.


Peláez fue arrestada junto con su esposo, Juan Lázaro, nativo de Uruguay, el domingo en su casa en Yonkers, en las afueras de la ciudad de Nueva York. Según el Departamento de Justicia, Peláez es acusada de haber recibido dinero de un representante del gobierno ruso el 14 de enero del 2000, mientras estaba en un país de Sur América. Presuntamente, su esposo recibió otro paquete de dinero de un agente ruso el 25 de agosto de 2007. Según el expediente, “apenas días después de regresar a Nueva York, pagó casi 8 mil dólares en impuestos que debía” al gobierno estadounidense.


Entonces, ¿recibió dinero de Rusia para pagar sus impuestos en Estados Unidos?


El expediente entregado por el Departamento de Justicia revela que la sede de inteligencia rusa en Moscú había enviado un mensaje a dos de los detenidos. El mensaje decía que su misión principal era “buscar y desarrollar vínculos con los círculos políticos en EEUU”, y luego “enviar informes”.


¿Alto espionaje?


Agentes de la FBI detuvieron a Richard Murphy y Cynthia Murphy en su residencia en Montclair, Nueva Jersey el domingo pasado. También fueron arrestados Anna Chapman en Manhattan; Michael Zottoli y Patricia Mills en Arlington, Virginia; Mikhail Semenko en Alexandria, Virginia; y Donald Howard Heathfield y Tracey Lee Ann Foley en su casa en Boston. Están buscando un sospechoso adicional, Christopher R. Metsos, que parece haberse escapado.


Nueve de los 10 detenidos también fueron imputados por “lavado de dinero”.


La semana pasada, un documento publicado con financiamiento de una agencia estadounidense, National Endowment for Democracy (NED), reveló entre 40 a 50 millones de dólares en financiamiento a grupos políticos en Venezuela que se oponen al gobierno del Presidente Hugo Chávez. Según informes desclasificados desde el 2002, distintas agencias estadounidenses y europeas, como la USAID, NED, Freedom House, Departamento de Estado, Comisión Europea y otras, han financiado partidos y grupos políticos en Venezuela para “salir del gobierno de Chávez”, incluyendo un intento de golpe de Estado en abril 2002.


No obstante, cuando el gobierno venezolano ha acusado (y no arrestado) los grupos e individuos que reciben estos fondos, de ser “agentes extranjeros”, el gobierno estadounidense y las “defensoras” internacionales de derechos humanos lo acusan de ser “dictatorial”, “represor” y “violador” de los derechos básicos.


La semana pasada, el Presidente Evo Morales de Bolivia también acusó a la USAID de financiar actividades de desestabilización en su país, alertando a Washington que su agencia estatal podría ser expulsado del país andino.


En Cuba, Alan Gross, un empleado de una contratista de la USAID, Development Alternatives Inc (DAI), fue detenido en diciembre 2009 y acusado de espionaje y subversión. Traía equipos satelitales y de alta tecnología al país caribeño para ser entregados a grupos de la contrarrevolución.


En Venezuela, las agencias internacionales parecen estar involucradas en grandes redes de lavado de dinero, junto a sus “socios” venezolanos. Ingresan los millones de dólares en efectivo al país, sin fiscalizarlos, para evitar los controles sobre el cambio de moneda extranjera que existen en Venezuela para evitar actos ilícitos y fuga de capital.


Las leyes electorales en Venezuela prohiben el financiamiento externo a campañas políticas en el país. No obstante, Washington viola las mismas leyes que hace respetar en su propio territorio.

http://www।aporrea.org/autores/vicpelaez/