lunes, 27 de agosto de 2012

OPTIMISMO DE LA VOLUNTAD EN BANYOLES



Andreu Coll
Coordinador y responsable de la Universidad de Verano de IA
En un hermoso bosque de la comarca del Pla de l’Estany acaba de clausurarse un pequeño evento que constituye un nada despreciable acontecimiento: la tercera universidad de verano anticapitalista. En ésta se han manifestado de un modo esperanzador esas cualidades antropológicas –la tenacidad, el humor, la ironía, la fraternidad, el denuedo– que Walter Benjamin se representaba como un pequeño gran tesoro cultural que encierra esa profana batalla por lo áspero y lo material que es la lucha de clases.
En efecto, en Banyoles se ha creado una “situación” en la que esos valores político-culturales han flotado en un espacio propicio para la reflexión, el debate, el encuentro, el reconocimiento y apoyo mutuos… gestando un ambiente francamente reparador en el que reina ese indescriptible erotismo que irradia la efervescencia política. Una “situación” valiosa y útil para transformar la indignación en organización, el rechazo en propuesta política, la negación de lo existente en perspectiva estratégica para consumar lo necesario.
La fuerza de las ideas
El gran eje temático de fondo de la Universidad ha sido la relación crecientemente contradictoria entre democracia y capitalismo bajo el látigo de la deuda, con el que el poder totalitario del capital financiero pretende demolir de un plumazo décadas de conquistas sociales y democráticas en su desesperada huída hacia adelante. El látigo despolitizador y totalitario de la deuda, decíamos, y el ascenso de la barbarie que engendra: unas nuevas derechas radicales que están eclipsando los más elementales valores humanistas y amenazando con reeditar las sangrientas catástrofes que engendraron en el siglo XX.
Hoy, salvar el capitalismo se hace secuestrando las bases más elementales de la democracia burguesa, lo cual está engendrando monstruos como el populismo y el neofascismo. Como nos recordaba en un foro Felice Mometti, el “no hay alternativa” impone un estado de sufrimiento y desesperación, de desesperanza e irracionalismo propicio para la demagogia, el odio a la alteridad y el recurso a “supremos salvadores”. “El racismo es una invitación a matar” decía John Brown en uno de los foros… En este estado de cosas no hay reconciliación posible con un sistema en descomposición. Ofrecer un horizonte alternativo obliga a renovar la reflexión sobre el socialismo que queremos y un análisis de las estrategias que necesitamos para construir un puente entre lo necesario y lo posible. Algo que hemos hecho profusamente en los ciclos formativos “Oriente Medio y revoluciones árabes”, “Amenazas de derechas aquí y en Europa”, “Marx, modo de uso” y “La Unión Europea”. También han sido enriquecedoras las sesiones de formación sobre feminismo anticapitalista, el Estado capitalista, las vanguardias culturales o el futuro del Euro.
Una iniciativa necesaria…
En este sentido al menos, la Universidad de Verano de Izquierda Anticapitalista juega un papel importante –irremplazable quizás– que trasciende a sus propias filas para convertirse en un incipiente punto de apoyo para la renovación de la reflexión de una nueva generación militante nacida a la lucha una calurosa tarde de mayo de 2011. En efecto, tras años –¡décadas!– en los que la izquierda ha registrado cierres de revistas, crisis de partidos, desaparición de fiestas, encuentros y actividades culturales, era necesario ir a la ofensiva y crear nuevos ámbitos de formación, debate, encuentro, ocio e intercambio. Ha sido un gran placer acoger a nuevos activistas de todas las edades y condiciones hambrientos de conocimientos y respuestas que den sentido a un renovado compromiso sociopolítico. Es más, con el éxito de esta tercera edición, podemos afirmar con orgullo que la Universidad de Verano se ha consolidado como evento y que está aquí para durar, mejorar, crecer…
Preparar la vuelta… a la calle
Pero no sólo es un evento teórico, ha sido un ámbito fundamental para articular luchas, preparar campañas, coordinar iniciativas, fortalecer tareas… En suma, hemos intentado preparar a nuestras militantes y simpatizantes para los grandes retos de la situación política. Como apuntábamos en uno de nuestros foros, la crisis del capitalismo español está agudizando los síntomas de crisis que se llevan detectando en la cúspide del régimen actual. El colapso económico que estamos a punto de experimentar puede conducir a una ruptura también en el ámbito institucional y político, algo que debe ser un verdadero punto de apoyo para amplificar todas las resistencias en curso.
Prepararse para vencer
El miting de clausura de la Universidad se inició con un emocionado homenaje al recientemente desaparecido Paco Fernández Buey, uno de esos irreductibles imprescindibles e irremplazables del comunismo marxista de nuestro país. A continuación Miguel Urbán insistió en la necesidad de construir otra izquierda para alcanzar otro mundo. Javier Couso nos instó a reforzar la izquierda para afrontar la dura prueba a la que se verá sometida en los próximos meses y años. La activista Marta Sibina denunció vigorosamente la corrupción generalizada de la sanidad catalana y el desvío sistemático de recursos públicos hacia empresas subcontradas. El dirigente anticapitalista Olivier Besancenot relativizó el cambio político ocurrido en las últimas elecciones francesas y advirtió contra las falsas ilusiones despertadas por el gobierno Hollande. A su vez, el revolucionario chileno Marco Antonio Álvarez, dirigente de la organización Libres del Sur, en una intervención eléctrica que nos trasladaba a los tiempos del MIR de Miguel Enríquez, nos recordaba el imperativo de prepararnos para “vencer”, esto es, para plantearnos la cuestión del poder de un modo realista y decidido y hasta las última consecuencias. Finalmente, Esther Vivas introdujo las grandes claves de la situación política del Estado español ante la transformación de la crisis en depresión y las perspectivas convulsas que se abren en los próximos tiempos. Refiriéndose a la reciente acción de los sindicalistas del SAT en diversos supermercados andaluces, Esther afirmó sin ambigüedad la imprescriptibilidad de una de las conquistas del periodo más avanzado de la Revolución Francesa: a saber, la primacía del derecho a la existencia por encima del privilegio de la propiedad, único no abiertamente cuestionado por ese gran acontecimiento-proceso que inauguró el mundo contemporáneo.