sábado, 25 de julio de 2009

A LOS TRABAJADORES DEL MUNDO

AHORA QUE LA PRECARIEDAD, RESIDUO DEL SISTEMA QUE MUERE, Y QUE DIA A DIA AFECTA A LA CLASE OBRERA Y A TODOS LOS ASALARIADOS ES CUANDO DEBEMOS UNIRNOS Y DECIR BASTA A ESTE SISTEMA, JUNTOS EN EL COMBATE PARA QUE LOGREMOS CAMBIAR EL MUNDO



A PROPÓSITO DE LAS PANDEMIAS

POR IVO MALDONADO

No me gustan los arreglines. No me agradan los pitutos. Me molesta la palabra pituto; también la palabra favor... ¿No me explico su importancia? ¿Pagan IVA? ¿Declaran? ¿Tienen personalidad jurídica? No lo creo, en realidad. Algunas veces yo mismo he sido un pituto; otras los he utilizado como todo buen chileno. "Chile el país menos corrupto de Latinoamérica". Patrañas: trastornos de la personalidad. Amigos de los amigos. Pero ahí van con sus trajes imponentes, con sus abrigos, con sus joyas, caminando con su sonrisa deshonesta, y esperando cumplir la divinidad del día. Se les considera como santos; son los encargados de la felicidad aquí en la tierra. Ellos nos hacen felices. "Me sacaron el parte", "lo pasaron de curso", "no quiero hacer el servicio".
Todos necesitamos de un pituto; la historia los necesita. Por ejemplo: Camus lo necesitó para ganar el Nobel, antes que Sartre. Frei para ser presidente antes que Lagos. Y De Caprio no hubiese actuado en Titanic de no ser por... Se dan cuenta... qué sería de ellos sin un pituto, tantos y por todas partes. ¿Dónde no hay pitutos?
Sé que son importantes. Pero no se me mal entienda. ¿Qué pasaría si no existieran? Seguramente, no habría tantos mediocres; las cosas se harían como deben; no nos inundaríamos en el invierno. Los trabajos serían trabajo. Los premios tendrían el valor del premio.
Ustedes no leen mis libros. Feliz como en mi poema "Y el premio qué". (Los pitutos dominan hoy por hoy al mundo. No deberían elegirse autoridades, sino pitutos. Yo voto por tal fulano porque me conoce, o es amigo de mi amiga. Y es mi pituto).
Algo debe pasarnos. Algo que nos haga comenzar de nuevo. Sin familia. Sin amigos. Sin esposa, tal vez. Ahora, mientras termino estas líneas, recuerdo que incluso, para poder enamorarse, necesitamos de un pituto. Definitivamente, quien no tiene un pituto no merece vivir.