viernes, 27 de junio de 2008

Una Vision desde la C.A.M.

LA RESISTENCIA MAPUCHE

La presente entrevista fue realizada en base a un cuestionario enviado por www।azkintwe.org, quienes, en todo su derecho, la editaron y resumieron. Por este motivo, nos reservamos el derecho, también, de presentar el texto completo de dicha entrevista, en virtud de la importancia del contenido para nuestros intereses como organización.

1.- EL GOBIERNO HABLA DE LA DESARTICULACIÓN DE LA C.A.M. ¿ ES ASI ?. ¿EN QUE SE ENCUENTRA LA ORGANIZACION?.

R: Al menos en dos ocasiones, en el último tiempo, se ha hablado de la desarticulación de la CAM, lo cual ha sido informado a través de la prensa de derecha y oficialista con gestos de satisfacción y regocijo de parte de las autoridades de gobierno y sectores empresariales.

En la primera ocasi ón (2003) hubo, de hecho, una arremetida represiva-judicial en contra de la CAM, siendo detenida una veintena de militantes y simpatizantes, quienes fueron acusados bajo la figura jurídica de Asociación Ilícita Terrorista, lo cual a la larga no pudo ser comprobado.

Esta segunda vez, con la detención, nuevamente, de José Llanquileo, José Huenchunao y Héctor LLaitul, el gobierno planteo la desarticulación de la Coordinadora. A nosotros nos parece que se trata de declaraciones muy poco serias, en tanto, no son efectivas, ni reflejan la verdad, más bien tienen un carácter triunfalista y mediático que busca mostrar a la opinión publica que se trata sólo de un “grupo de delincuentes” que no son representativos del Pueblo Mapuche, dejando al mismo tiempo conforme a los sectores empresariales comprometidos con el despojo del territorio mapuche.

Por nuestra parte decimos que esto no es efectivo, como tampoco lo es cierto de que estemos aislados y sin inserción en las comunidades. El sólo hecho, de parte del Gobierno, de afirmar tan categóricamente nuestra desarticulación, sólo con la detención de algunos dirigentes, es desconocer en absoluto el significado y el carácter que tiene y que va teniendo la lucha de nuestro Pueblo, y al mismo tiempo la experiencia real que ha ido desarrollando la Coordinadora durante todos estos años.

Un análisis serio de la realidad estructural que esta en juego en la confrontación entre el Pueblo Mapuche y Estado Chileno Capitalista, da cuenta de los elementos que justifican y potencian la lucha mapuche. Es de hecho un conflicto estructural, por lo que no se podrá resolver con asistencialismo y proyectos. Esto da pie a la existencia de una organización como la CAM, que hasta el momento sigue siendo una expresión real de la lucha mapuche. Al mismo tiempo la represión de las experiencias más confrontacionales sólo van generando mayores contradicciones y aprendizajes para nuestro Pueblo. Como CAM, y al calor de la lucha, hemos ido aprendiendo a sortear los nuevos y distintos desafíos que nos va deparando este proceso.

Como se sabe, la CAM nace a mediados de los 90, hace ya diez años, agrupando a varias comunidades movilizadas. Posteriormente, con la intervención del Estado, tanto en los planos políticos como económicos, a través, de la cooptación de dirigentes y organizaciones mapuche, represión de las comunidades y la criminalización de sus manifestaciones de resistencia, que se tradujo en el encarcelamiento y clandestinidad de muchos de nuestros pu cona, pu lonco y pu werken, se produjo la natural escisión y formación de dos posturas. Fue la hora de las definiciones, frente a la cual algunos no quisieron arriesgar y prefirieron cómodamente optar por la negociación con el gobierno y su involucración en la institucionalidad chilena. Sin embargo, aun en la CAM se mantienen los Lonko más consecuentes y combativos, quienes le han dado calidad a la lucha de nuestro pueblo.

Frente a esta situación nuestra organización supo y pudo remontarse, pese a los costos que esto involucró, pero lo más importante de esto es que en la etapa actual, podemos afirmar, que aun mantenemos intactos nuestros principios, los cuales no transamos, y reafirmamos nuestra línea política estratégica, la cual se encuentra en pleno desarrollo. Esto se expresa a nivel orgánico en importantes crecimientos cualitativos, como por ejemplo, algunas adecuaciones en la estructura y funcionamiento que nos permiten enfrentar de mejor forma la persecución política, la formación integral de nuestros militantes y la construcción de relaciones internacionalistas con otros pueblos y organizaciones en lucha, lo que nos permiten asegurar que la CAM continúa vigente y en funcionamiento.

Podemos asegurar que la CAM cuenta con el ascendiente en la mayoría de las comunidades movilizadas, sobre todo en aquellas donde se ejerce Control Territorial, muchas de ellas emblemáticas, lo que nos permite seguir insistiendo en nuestros planteamientos políticos con una expresión real en todas las zonas de conflicto. Al mismo tiempo contamos con una militancia esparcida en prácticamente todo el Wallmapu, la cual, si bien se organiza en forma autónoma en sus respectivos territorios, mantenemos, en forma permanente, la coordinación necesaria para el desarrollo de una estrategia integral como vanguardia del Pueblo Nación Mapuche.

2.- LOS PLANTEAMIENTOS DE LA CAM DESTACAN LA COMUNIDADES MAPUCHE COMO BASE DE SU ACCIONAR, Y EL TERRITORIO COMO PRINCIPAL REIVINDICACIÓN. ¿QUE ROL JUEGAN EN SU PROPUESTA LOS SECTORES URBANOS, EJ. ESTUDIANTES Y PROFESIONALES?

R: La importancia estratégica que tiene para nosotros la lucha de las comunidades y desde las comunidades, a partir de las recuperaciones de tierra y la resistencia frente a las inversiones capitalistas, tiene que ver con que el territorio es, efectivamente, la reivindicación central de nuestros planteamientos, puesto que la reconstrucción de la Nación Mapuche es impensable sin la base territorial, es decir, sin la recuperación del territorio histórico mapuche, Wallmapuche.

Frente a lo anterior podemos entonces definir el rol que nos cabe a cada mapuche dentro de éste proceso. No se trata sólo de una definición antojadiza de parte de la CAM, sino de una definición a partir de nuestra condición de mapuche y de nuestra participación en la lucha de nuestro pueblo.

Desde nuestra perspectiva, los sectores mapuche urbanos deberían sumarse a este proceso de reconstrucción a través de un retorno a las comunidades. Lo contrario, sobre todo en el caso de los estudiantes y futuros profesionales, sería optar por ellos mismos, en forma individualista y transformarse en definitiva en simples “indígenas integrados” o “chilenos pequeño burgueses” al servicio del sistema winka.

Junto con lo anterior, queremos señalar, que la Coordinadora tampoco ha centrado sus esfuerzos en los espacios urbanos pues creemos que estos no son los mejores espacios para escuela de militantes de la causa mapuche. Nos interesa de sobre manera la formación de estos, los cuales pretendemos que mantengan las características propias del hombre y la mujer de comunidad , la disciplina, la humildad, la constancia, la paciencia, el sacrificio, el trabajo, el temple de aquellos que se levantan antes de que salga el sol, de los que caminan y viven austeramente. Lamentablemente la ciudad y en ellas también las instituciones de educación entregan a los jóvenes disvalores como el relajo, el consumismo, el individualismo, el protagonismo (farándula), la arrogancia y la soberbia, entre otros, características que, por ejemplo, han deformado y por ende debilitado a gran parte de la militancia de izquierda chilena. Al contrario, esto nos sirve de experiencia. En este sentido, nos sentimos orgullosos de nuestros militantes, la mayoría de comunidades, pues ellos son muy sólidos y de una alta moral, cuyo esfuerzo y compromiso ha llevado a algunos de ellos a asumir la condición de WEICHAFE de la Nación Mapuche.

Es por lo anterior que nuestros militantes urbanos comprenden muy bien que sólo están de paso por la ciudad y el mundo wuinka, y que su rol primordial es al lado de su pueblo. Sólo ocasionalmente deben cumplir tareas de presión y denuncia, en el ámbito urbano, en relación a la represión de las comunidades y la libertad de los presos políticos mapuche. Sin embargo, su que hacer fundamental se desarrolla en las comunidades. Un ejemplo actual y concreto lo encarnó nuestro peñi Matías Catrileo, quien, en muy poco tiempo, alcanzó la categoría de Weichafe. Matías creyó en la estrategia de la CAM y la asumió con consecuencia, con entrega y disciplina. Catrileo, cayó luchando en un proceso de recuperación del territorio mapuche como parte de la construcción estratégica de la Nación Mapuche.



3.- ¿QUE MODELO DE SOCIEDAD MAPUCHE ES LA QUE ASPIRA SU ORGANIZACIÓN, QUE ROL CUMPLE LA CULTURA EN ESE PROCESO DE CONSTRUCCIÓN?.

R: De partida reafirmamos aquellos planteamientos que van en concordancia con nuestra línea estratégica, es decir, de la reconstrucción del Pueblo Nación Mapuche. Cuando hablamos de reconstrucción nos referimos a todos aquellos aspectos que dicen relación con nuestra condición de mapuche, desde una visión integral, en donde se anteponga el hecho de recuperar el ser mapuche, todo aquello que nos caracterizó como un pueblo particular. Nuestra idea central es rescatar la esencia mapuche del fondo de todo este sincretismo cultural del que aún somos parte. En este sentido hemos consensuado con muchos hermanos y hermanas acerca de la necesidad y del derecho que tenemos de aspirar a reconstruir una sociedad lo más cercana posible a la que construyeron nuestros antepasados en base a la vida misma y a una cosmovisión que se expresa en los distinto estadios del Mundo Mapuche, una sociedad sana y justa, de hecho, absolutamente inversa a la sociedad capitalista.

Para lo anterior, es necesario revitalizar nuestra propia conceptualización heredada de pu futa keche kuifi, mapudungun, inche mapun, mapuche. Es decir, del sentido que tiene ser hombres de la tierra y de vivir en relación a esta. A partir de la cual surgen otros conceptos vitales como el introfil mongen y el wallmapu, el rakiduam y el kimun mapuche, pero, todo esto sólo tiene sentido en un espacio territorial mapuche propio, razón por la cual son las comunidades la base de esta reconstrucción, tanto territorial como espiritual. Es sólo a partir de ellas que podremos reconstruir pu lof, pu rewe, pu ayllarewe y pu butallmapu, bases de la organización sociopolítica y territorial de nuestro Pueblo.

En conclusión, defendemos nuestro legítimo derecho a vivir en coherencia con nuestro pensamiento y espiritualidad.

Como organización hemos planteado que la reconstrucción de la Nación Mapuche implica la restitución de todos los elementos que nos son propios. Algunos aspectos serán recuperados a través de la confrontación con el y los estados opresores, en tanto que otros involucran una responsabilidad interna como mapuche, en forma personal y colectiva, nos referimos al proceso de descolonización ideológica del que tenemos que hacernos parte. Ambos aspectos, la recuperación del territorio y por ende nuestro derecho a la autodeterminación política, así como el fortalecimiento de la identidad mapuche se interrelacionan y retroalimentan.

Nuestra propuesta de sociedad mapuche, es justamente esa, una Sociedad Mapuche, por lo que no aceptamos modelos occidentales de sociedad sea esta capitalista o socialista. Aludiendo al Amauta Fausto Reinaga: “Las naciones originarias del Abiayala fuimos capaces de construir sociedades justas, durante milenios, mucho antes de que Marx y Lenin hubiesen siquiera nacido”.

La reconstrucción de la sociedad mapuche debe ser ratificada por nuestra cultura la que, por lo tanto, se presenta como una sociedad opuesta a la actual sociedad dominante, occidental-capitalista, judeo-cristiana. Un modelo de sociedad mapuche, evidentemente, y más que cualquier otra, entra en contradicción absoluta con el actual sistema económico y político. De hecho, vemos que día a día, en la vida cotidiana, nuestras comunidades están en permanente contradicción con el sistema capitalista imperante, lo que impulsa el surgimiento de los órganos de resistencia mapuche para enfrentar dicho acoso.
Lo anterior descarta que estemos, proponiendo un modelo de sociedad socialista occidental. En este sentido, afirmamos que no necesitamos suscribirnos a paradigmas externos, por muy legítimos que estos sean, para otros, ya que lo nuestro es la revitalización de nuestros propios paradigmas y la reconstrucción de una sociedad propia que en la práctica fue un hecho por miles de año. Nuestros pueblos originarios ya conocieron un tipo de sociedad “socialista comunitaria”, “comunista” o “anarquista”, utilizando conceptos occidentales, por lo que se hace improcedente e innecesario ajustarnos a modelos ajenos.

La propuesta de la CAM se sustenta sobre la base de una concepción ideológicamente mapuche.

Por lo tanto, la cultura para nosotros es todo, de lo contrario no podríamos sostener lo demás. Hay que dejar en claro que no hemos planteado la recuperación de tierras como una reivindicación de tipo campesinista, como lo fue por ejemplo la Reforma Agraria y las luchas que se dieron en dicho contexto, ni tampoco lo hemos planteado para la explotación de la tierra desde una óptica occidental. Nuestro objetivo es ejercer el control territorial con el objeto de potenciar el quehacer político y económico autónomo de nuestras comunidades, potenciar nuestras propias formas de organización y tomas de decisiones, para la recuperación del admapu, rakiduam y kimun. Aspiramos con esto a un salto cualitativo en la conciencia mapuche, no se trata sólo de ampliar los territorios, pretendemos ampliar la visión del ser mapuche, ampliar el concepto de “hábitat” en nuestras cabezas y disminuir con esto los niveles de dominación. Solo así podremos ejercitar la verdadera autonomía y avanzar hacia la Liberación Nacional Mapuche.

El ejercicio de nuestra cultura otorga otra dimensión a nuestra lucha, no queremos recuperar tierras para la explotación de la misma, para después postular a proyectos de maquinaria agrícola o para plantar pinos, para ser ricos y transformarnos en capitalistas, se trata de la recuperación de nuestra Ñuke Mapu y la descolonización ideológica y espiritual, es decir, la independencia real de la Nación Mapuche.



4.- USTEDES HAN SIDO MUY CRITICOS DEL RESTO DE LAS ORGANIZACIONES MAPUCHE, MANTIENEN HOY ALGUN NIVEL DE RELACION CON ALGUN OTRO SECTOR MAPUCHE, MAS ALLA DE LOS GRUPOS UNIVERSITARIOS?


R: Efectivamente hemos sido y aun somos muy críticos de las organizaciones mapuche, sobre todo porque actúan en el marco de la institucionalidad opresora, validando con ello el sistema y la represión a nuestro pueblo, aunque digan lo contrario en el discurso.

De hecho, la Coordinadora, nace como una respuesta concreta frente al actuar de las organizaciones mapuche de aquel tiempo, cuyos planteamientos y que hacer no estaban a la altura de lo que nuestro pueblo requería, es decir, la defensa territorial y política, frente a la arremetida de las inversiones capitalistas y con ello la pobreza extrema de muchas de nuestras comunidades. De esta forma la Coordinadora surge como una nueva expresión en el escenario socio-político mapuche con una posición antisistemica y nacionalitaria. Lo más importante de este hito es que esta propuesta nace de las propia comunidades mapuche, las que asediadas por las empresas y en concreta contradicción con los planes del sistema, sustentado tanto en el latifundio como en la “invasión forestal”, se veían ante el riesgo inminente de ser exterminadas.

Hay que entender, claramente, que estas críticas se hacen en base a nuestras definiciones políticas e ideológicas, es decir, no las hacemos en forma antojadiza, las hacemos en forma seria y con altura de miras. Sin embargo, muchas veces nuestros adversarios y/o receptores de estas críticas las toman como descalificaciones personales y responden a ellas rebajando el nivel de la discusión. Por lo demás los argumentos que anteponemos están dados por una práctica concreta y consecuente con nuestro discurso político. Es decir, las criticas no las hacemos desde una posición acomodada, al contrario las hacemos desde la lucha y el trabajo permanente, y por sobre todo soportando los costos de la persecución política que nuestras definiciones obligan.

Quienes nos acusan de soberbios y sectarios es porque en el fondo no han sido capaces de hacer definiciones concretas frente al Estado Chileno y el Sistema Capitalista, y oscilan de un lado para otro. Tampoco han sido capaces de generar una propuesta concreta de liberación para nuestro pueblo, más allá de la simple crítica. Lo cierto es que la CAM sí ha desarrollado una propuesta concreta, tanto en el discurso (y elaboración de documentos políticos) como en la práctica, es decir, confrontando al sistema y al estado opresor con una experiencia de construcción efectiva, real y esperanzadora para nuestro pueblo.

El Control Territorial, ha sido un hecho, en algunas comunidades por cerca de una década. Más allá de algunos quiebres con esta línea en algunos sectores, nuestro pueblo fue capaz, por si mismo y sin las condiciones impuestas por el Estado Chileno opresor, de recuperar tierras, derrotando a poderosos latifundistas y capitalistas forestales, abriendo una posibilidad concreta de hacernos de espacios territoriales cada vez más amplios. Por esto hemos planteado que esta es una “acción revolucionaria mapuche” puesto que hemos logrado transformar el sistema de propiedad usurpado en dichas zonas, que estaba en función del capitalismo, a espacios autónomos, bajo una lógica y concepción distinta de la vida y para la reconstrucción de la Nación Mapuche.

Es por esto que reafirmamos nuestro total rechazo a aquellos “oportunistas”, que sin ningún esfuerzo están a la espera de las ganancias y posibilidades que le abre el Estado, por la presión de las comunidades en lucha. Para nosotros, ésta es una actitud deshonesta e inmoral porque no sólo se aprovechan del esfuerzo ajeno sino que además actúan bajo una lógica capitalista de explotar y vivir de los otros, algunos de los cuales tienen el descaro además de autodenominarse representantes o autoproclamarse elite mapuche.

Actualmente, son varios los que están a la expectativa de las concesiones que pueda hacer el actual gobierno de la concertación a partir de la ratificación del Convenio 169 y el reconocimiento constitucional. A nuestro juicio esto abre un nuevo debate, sin embargo, lo lamentable es que estas personas y organizaciones mapuche se ven arrastradas ante la propuesta oficial, con el mínimo esfuerzo y sin generar procesos de mayor acumulación de fuerzas para defender eventuales conquistas políticas. Aunque nosotros rechazamos estas formas de sujeción a las reivindicaciones históricas de nuestro pueblo, proponemos aprovechar el escenario político para instalar una discusión respecto de las implicancias políticas e ideológicas que están en juego con estas concesiones, poniendo como trasfondo la lucha real por el territorio y la autonomía.

Por lo anterior, no mantenemos en estos momentos relaciones políticas con otras organizaciones mapuche, exceptuando algunas organizaciones mapuche autónomas de Santiago. Sí, mantenemos relaciones y trabajo con comunidades, de diversos territorios, y en los sectores urbanos con estudiantes de hogares, trabajadores mapuche, y en menor medida con profesionales e intelectuales, conformando con ello, importantes redes de apoyo para las comunidades en conflicto y, sobre todo, un potente Movimiento Autónomo Mapuche, el que cumplió un rol fundamental durante la huelga de los PPM del año recién pasado.




5.- EN LOS DOCUMENTOS DE SU ORGANIZACIÓN SE DESTACA LA OPCION ANALÍTICA DE ORIGEN MARXISTA (MATERIALISMO HISTORICO). USTEDES SE DECLARAN “NACIONALISTAS Y REVOLUCIONARIOS”. PODRIA PROFUNDIZAR EN ESTA DEFINICIÓN?


R: No se trata de una opción por el marxismo, como método de interpretación de la realidad, así a secas y sin un análisis de contexto. Es decir, dicho método, o mejor dicho su utilización, queda sólo limitada a un periodo histórico que se inicia con la invasión española de nuestro territorio y posterior colonización. En ningún caso podríamos utilizar un método de análisis occidental para acercarnos a nuestra realidad profunda como pueblo ancestral.


En primer lugar nosotros asumimos que a partir de dicha invasión y colonización, material e ideológica, por parte de occidente, perdemos nuestra independencia y por lo tanto nuestro destino como pueblo queda, exceptuando algunas concepciones y expresiones culturales y espirituales de fondo, en manos del mundo winka, es decir, pasamos hacer parte de su sistema. Por lo tanto, es lógico utilizar un método occidental para obtener una correcta apreciación de la realidad en la cual estamos insertos como pueblo oprimido y colonizado.


Como vemos, no se trata nuevamente de una opción antojadiza, sino que hemos llegado a ella a través de simples preguntas: ¿ Quien nos invadió .?, ¿Por qué nos invadieron?, ¿Por qué Chile nos vuelve a invadir y despoja de nuestro territorio?. ¿Quiénes son los que hoy día usurpan las pocas tierras que nos van quedando?. Así podemos llegar a las siguientes conclusiones.

España nos invade buscando riquezas las que en Europa se transforman en la base del Capital para la Revolución Industrial, surgimiento de la burguesía y del llamado Sistema Capitalista Mundial
Chile nos invade a fines del siglo XIX con el objeto de hacerse de territorios para plantaciones de trigo y la exportación de este, por presión del mercado internacional. Con ello también se forman los llamados latifundios.


Hoy día son las mismas oligarquías latifundistas, las que nos invaden, a ellas se suman, en el actual contexto de la globalización de la economía, el empresariado forestal y las trasnacionales energéticas (hidroeléctricas y geotérmicas), mineras, etc. Además de aquellas que aseguran la conectividad de tales inversiones, a través, de nueva infraestructura vial y aérea.
En conclusión, podemos determinar que nuestro real invasor fue y sigue siendo el Sistema Económico Occidental Capitalista. Que pese a una larga y dura resistencia es quien en definitiva determina la existencia de nuestro pueblo como nación oprimida.




Es en este sentido que hemos utilizado al materialismo histórico como una herramienta más para nuestro análisis. Pero cuidado, jamás hemos dicho que este análisis nos sitúe como pueblo en una categoría que devenga de la lucha de clases, de partida porque no somos una clase social, ni obreros, ni campesinos, somos una NACIÓN OPRIMIDA. En este sentido recogemos también los planteamientos de la ideología indianista de Fausto Reinaga, del Indigenismo Revolucionario de José Carlos Mariategui y de la praxis del Indianismo Revolucionario de nuestros hermanos Aymaras, fundamentalmente de Felipe Quispe Huanca, El Malku, y de todas las luchas nacionalitarias indígenas del continente que han resurgido en los últimos años.


Por lo tanto, nos declaramos nacionalistas por el simple hecho de que reafirmamos nuestra condición de Pueblo Nación, más allá de la situación de opresión concreta que hoy nos afecta, lo que implica, el rescate histórico de nuestro pasado como un pueblo independiente, con un desarrollo político, religioso, cultural y social, estructuradamente y concreto, es decir una Nación.
La condición de Nación Mapuche, no es un artificio construido por nuestra parte, de hecho hemos confluido con varios sectores mapuche en ese sentido, pues implica la restitución histórica de nuestro pueblo. No por nada nuestros antepasados defendieron heroicamente y por tantos años su independencia como tal y se rigieron con una práctica política acorde a dicha condición.


Consideramos también que nuestra condición de Nación Oprimida, a partir del hito histórico que significó la derrota político militar por parte de Chile, implica haber sido un pueblo invadido militarmente, al que se le usurpó su territorio y se le mantiene bajo dominio, lo que impide el ejercicio de todos sus derechos políticos y territoriales.


Por último, queremos señalar que estamos concientes de que cuando utilizamos conceptos como vanguardia, acumulación de fuerzas o revolución, se trata de una conceptualización occidental. Pero enfatizamos que siempre hemos estado en un proceso permanente de búsqueda de definiciones ideológicas mapuche, que recoja de mejor manera nuestro pensamiento cosmovisionario, lo que en todo caso consideramos como parte de un proceso dinámico y por ende, parte de la reconstrucción como Pueblo Nación. Lo importante es entender que estos son sólo un medio y que por lo tanto lo importante es hacernos de una conceptualización y métodos de interpretación y análisis que nos permitan cumplir con nuestro objetivo:
La Liberación Nacional Mapuche.



6.- QUE OPINIÓN LES MERECE LA COMPRA POR PARTE DE CONADI DEL FUNDO HACIENDA LLEU-LLEU, QUE HA BENEFICIADO A LA COMUNIDAD PASCUAL COÑA, DEL MISMO TERRITORIO, EN CABEZADA POR EL DIRIGENTE AVELINO MEÑACO.


R: Lo primero que podemos señalar es que efectivamente aquí hubo una compra de parte de CONADI, de gran parte de la Hacienda Lleu-Lleu, pero, corregimos, esta no fue asignada a la Comunidad Pascual Coña, sino a un sector de esta (y otras personas externas) que negoció turbiamente, lo que generó división y graves problemas internos en la comunidad.


Nosotros, como CAM, hemos criticado abiertamente el desenlace que tuvo este proceso de recuperación de tierras, pese a esto, aun mantenemos buenas relaciones con parte de esta comunidad, ya que a ella pertenecen legítimos e históricos militantes de la CAM. Además, debemos recordar que en la lucha por el Fundo Lleu-Lleu, participaron muchos hermanos que llegaron de distintas partes del Wallmapuche obedeciendo a la orgánica de la CAM. Algunos de nosotros, inclusive, con mayor incidencia en este proceso, fuimos quienes definimos las bases estratégicas para esta lucha. En ningún caso para obtener algún posterior beneficio, sino con el único objetivo de mostrar la valides de nuestra línea política.


Por esta razón, es que nos afecta mucho ver como fue traicionado este proceso. De partida, por cuestiones morales, porque se desconoció los principios de dignidad de la lucha mapuche y políticamente, porque se lesionaron nuestros planteamientos de territorialidad y autonomía. Esto sin considerar las condiciones en las que quedaron varias familias de la comunidad quienes por rechazar tales negociaciones han sido marginados, hostigados e inclusive amenazados por denunciar esta situación.


Esto sucedió porque aquí hubo intervención de personas y grupos pro-gobiernistas o sistémicos, que se valieron de la situación e influyeron en dirigentes oportunistas y/o débiles política y moralmente, para llevarlos a una negociación con el Gobierno y quebrar con esto la experiencia de territorio y autonomía impulsada por la CAM. De hecho, las negociaciones se llevaron a espaldas del sector de la comunidad adscrito a nuestra orgánica, en una clara demostración de una postura anti CAM que lo único que logró fue posicionar nuevamente al sistema y su institucionalidad, quedando establecido que fue el Estado Chileno quien le dio una salida a este conflicto territorial.


Lo anterior sucedió, justamente, en un periodo en que muchos de nosotros nos encontrábamos perseguidos y en clandestinidad, dando lugar a los oportunistas que llegaron de distintos lados a asesorar dicha negociación. Lamentablemente, no pudimos estar presentes para evitar este desenlace. Finalmente, optamos por no confrontar en terreno la situación para no vernos involucrados en la división de la Comunidad. Aún así nos hacemos la autocrítica por nuestras incapacidades.


Además de lo anterior, todo esto ocurrió dentro de un contexto mayor pues, en ese periodo, pasamos a ser objeto de fuertes descalificaciones de parte de algunos dirigentes y organizaciones de apoyo urbanas, como por ejemplo, la Meli Witran Mapu. Descalificaciones las cuales no podíamos responder dada nuestra difícil situación.


Estos grupos, divisionistas, como nosotros los hemos definido, tuvieron una importante presencia durante dicho periodo. Relaciones que hasta hoy se mantienen entre la Meli Wixran Mapu y la familia Meñaco Santi, principal gestora de dichas negociaciones.


Concluimos que con el objeto de limpiar su imagen y evitar el aislamiento, del que pueden ser objeto, continúan levantando banderas por la causa mapuche, apoyados, principalmente, por la Meli Wixran Mapu, pero, además, intentando generar otras relaciones políticas, más amplias, con instancias que desconocen los hechos, en tanto, que jamás han estado involucradas en la lucha mapuche, en todos estos años, como lo son algunas organizaciones políticas y sociales de la izquierda chilena. Desvirtuando con esto la autonomía ideológica del movimiento mapuche cuestión, respecto de la cual, la CAM ha sido siempre muy rigurosa y categórica.


Lo central, para nosotros, es que con la gran acumulación de fuerzas que se logró en su momento con la lucha de la Pascual Coña, era esperable otra proyección que fuera ejemplo de lucha para las otras comunidades mapuche de la zona. Desde el punto de vista de nuestros planteamientos estratégicos esto significó un gran retroceso, puesto que, ya no se puede hablar de recuperación territorial ya que es, finalmente, el Estado opresor quien interviene y condiciona dicha entrega. Menos aun, podemos hablar de autonomía, cuando con ello se posicionó al Estado y su forma de concebir la salida a las demandas y al conflicto mapuche.


Después de haber derrotado a uno de los usurpadores más emblemáticos, como lo era Carvajal, creemos que había condiciones para otra realidad. La conquista de ese fundo y su ocupación efectiva tenía inmensas proyecciones para la reconstrucción territorial y política en la zona. Esperamos, entonces, que surjan nuevas fuerzas que se replanteen este error.


Respecto de Avelino Meñaco, es en parte responsable de esta situación, como dirigente de dicha comunidad y figura pública (werken) del proceso de recuperación de dicho fundo. Sin embargo, como hemos dicho, ahí también hay otros responsables, los que debieran dar la cara, tanto frente a los comuneros marginados de la Pascual Coña, como frente al movimiento mapuche autónomo. Algunos de estos responsables actuaron como instigadores, otros por afirmación y/u omisión, puesto que su sola presencia en dicho lugar validó dicha negociación. Como decíamos, a nosotros nos parece paradójico que estos mismos dirigentes continúen pregonando el discurso del territorio y la autonomía mapuche, cuando en la práctica han hecho todo lo contrario.




8.- A SU JUICIO, VE POSIBLE UN CAMBIO EN LA RELACION DEL ESTADO CHILENO Y EL PUEBLO MAPUCHE A MEDIADO O LARGO PLAZO.


R: Actualmente dicha relación esta dada por la contradicción entre el Estado Capitalista Chileno y el Pueblo Nación Mapuche, lo que constituye una realidad estructural, es decir, el Proceso de Inversión y Avance Capitalista versus la Reconstrucción y Liberación Nacional Mapuche. Lo que tenemos que recalcar es que en esta confrontación el Gobierno Chileno no es un ente neutral, sino lo contrario, es el auspiciador y defensor del empresariado nacional y trasnacional que invade nuestro territorio. Por lo tanto, no podemos esperar nada de el.


De hecho los Estados Nacionales, como formación política de las naciones, surgen con el Capitalismo y para el Capitalismo. Bajo una concepción totalitaria, excluyente y discriminatoria, sobre todo en el caso de los pueblos originarios para los cuales implicó e implica, dominación y opresión.


Por lo tanto, si en esta confrontación no hay de nuestra parte avances sustantivos en materia territorial y política y dejamos que se imponga el sistema de dominación, nos enfrentamos a la probabilidad cierta de la desaparición física e ideológica de nuestras comunidades y de nuestro Pueblo.


Para solucionar esta contradicción, nuestra propuesta es avanzar en la resistencia y reconstrucción de nuestro pueblo, rompiendo con las estructura de dominación. Sin embargo, frente a esta realidad, también se pueden dar otras variables, la de la búsqueda de soluciones parciales, reformistas y dentro del sistema, que involucre espacios de participación en los marcos de la institucionalidad, recursos económicos y planes de desarrollo, como ha sido la tónica hasta el momento de los acuerdos alcanzados entre el gobierno y la mayor parte de las organizaciones mapuche y “representantes” políticos.


Desde nuestro punto de vista la relación con el Estado Chileno, lejos de mejorar, sufrirá una más honda crisis, considerando que el único objetivo, de este, es profundizar el modelo económico y con ello, el aumento de las inversiones capitalistas en el Wallmapu, por lo tanto, de nuestra parte habrá resistencia y confrontación en la perspectiva de un proceso mayor de lucha, nacionalitaria y revolucionaria.


9.- QUE OPINIÓN LES MERECE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA MAPUCHE DENTRO DE LOS MARCOS INSTITUCIONALES DEL ESTADO


R: Participar políticamente en los marcos de la institucionalidad, no nos parece procedente, sobre todo porque con esto se da legitimidad a la institucionalidad opresora y además se termina convertidos en entes funcionales al sistema.


Políticamente, tampoco es conveniente, dada la realidad actual, pues estamos como Pueblo en evidente desventaja estratégica frente al poder político del Estado Chileno.


Las organizaciones mapuche que siguen este camino, en resumidas cuentas, terminan siendo funcionales a las políticas integracionistas y de asimilación del estado de dominación. Sin embargo, estas justifican su accionar señalando que las cosas se pueden cambiar desde dentro del sistema y su institucionalidad. En este sentido, si bien, es probable obtener ciertos logros relativos, lo más probable es que a la larga el único que se fortalezca sea el estado de dominación. Porque es obvio el poder dominante jamás entregará consececiones gratuitamente y menos aun permitirá un Wallmapu independiente y libre, menos dentro de un sistema capitalista cada vez más globalizado y dominado por el Imperialismo Norteamericano. De hecho así lo plantea, por ejemplo, un informe de seguridad del Pentágono de EEUU: “No podemos permitir espacios independientes o autónomos en ninguna parte del territorio mundial, pues esto atenta contra nuestra seguridad”. En este sentido no podemos negar la realidad de que el poder que se ejerce en Chile esta absolutamente subordinado a las políticas del imperialismo.


Por lo tanto creemos que aquellos dirigentes que entran en este juego, lo hacen, muchos de ellos, concientemente, es decir a sabiendas que con ello no lograrán nada para su Pueblo pero si gozaran de estatus y de un buen pasar económico.


Nosotros pensamos que esta contradicción se irá agudizando por lo que nuestros esfuerzos irán en generar una correlación de fuerzas a favor de nuestro Pueblo y de posicionar la idea de la Liberación Nacional Mapuche, por lo cual este proceso no debería estancarse con este tipo de “voladores de luces”, al contrario dicho proceso debe ser independiente y lo más alejado posible de este tipo de intereses ajenos a la causa mapuche.


Durante todos estos años se hace evidente que la participación mapuche dentro de la institucionalidad chilena lejos de permitir avances efectivos para nuestro Pueblo, ha generado desmovilización en muchas las comunidades mapuche y con ello han permitido el avance del empresariado en nuestro territorio. Como por ejemplo, caminos pavimentados para el ingreso de los camiones forestales, programas interculturales que aumentan la integración y la asimilación a la cultura dominante, son los grandes logros de estos dirigentes. Otros proyectos además han incorporado la lógica occidental capitalista, proyectos que parecen muy inocentes pero que en el fondo traen consigo, lo más peligroso de todo, la dominación ideológica y la transformación de los valores mapuche por los valores de la sociedad capitalista. Un ejemplo claro son los camping en el Lago Lleu-Lleu, el que ha pasado a ser una fuente más de recursos económicos dejando de ser, para muchos, en un espacio sagrado protegido por su gnen. Lo que tiene por objetivo suplir la falta de recursos económicos, evitando con ello el trabajo esforzado en la poca tierra que se tiene pero frenando a la vez los procesos de recuperación de tierras. Con esto se pretende transformar a nuestros peñi y lamnien en un ser sedentario, comerciante y consumista. Aun así esperamos revertir este proceso, que sólo nos llevara a nuestra destrucción como Pueblo, y creemos que las comunidades así lo están entendiendo.



En lo sustantivo, los hechos demuestran que durante los gobiernos de la Concertación y pese a la participación política de algunos mapuche dentro de su institucionalidad, alcaldes, consejeros, concejales, directores de CONADI, etc. se ha incrementado año a año la inversión capitalista en el Wallmapu., la cual ha sido sólo frenada por las comunidades en conflicto y sus órganos de resistencia.


Es por esto que reafirmamos que el único camino posible, el KUÑE RUPU, es la profundización de la experiencia antisistemica y rebelde. La construcción nuestra, propia y autónoma de un proceso que de paso a una estrategia de Liberación Nacional. Por esto, llamamos a nuestros hermanos y hermanas a reforzar y ejercer, en la teoría y en la práctica, nuestra condición de Nación Mapuche.





¡¡LIBERTAD A TODOS LOS PRESOS POLITICOS MAPUCHE!!
¡¡DESMILITARIZACION DEL WALLMAPU!!
¡¡WEUWAIÑ!!



Héctor LLaitul Carrillanca


Dirigente y Vocero de la Coordinadora Arauco Malleco


Preso Político Mapuche


Cárcel de Angol, Marzo 2008

ALLENDE por ALLENDE


por Salvador Allende Gossens (Ex-Presidente de Chile)




Pertenezco a una familia que ha estado en la vida pública por muchos años। Mi padre y mis tíos, por ejemplo, fueron militantes del Partido Radical, cuando éste era un partido de vanguardia. Este partido nació con las armas en la mano, luchando contra la reacción conservadora. Mi abuelo, el doctor Allende Padín, fue senador radical, vicepresidente del Senado y fundó en el siglo pasado la primera escuela laica en Chile. En aquella época fue, además, serenísimo gran maestro del orden masónico, lo que era más peligroso que hoy ser militante del Partido Comunista.

Bien pronto, pese a pertenecer a una familia de la mediana burguesía, dejé la provincia, Valparaíso, y vine a estudiar Medicina a Santiago. Los estudiantes de Medicina, en aquella época, se encontraban en las posiciones más avanzadas. Nos reuníamos para discutir los problemas sociales, para leer a Marx, Engels, los teóricos del marxismo. Yo no había frecuentado la Universidad buscando ansiosamente un título para ganarme la vida. Milité siempre en los sectores estudiantiles que luchaban por la reforma. Fui expulsado de la Universidad, arrestado y juzgado, antes de ser médico, por tres cortes marciales. Fui liberado, enviado al norte de Chile y después comencé en Valparaíso mi carrera profesional. Tuve muchas dificultades porque, aunque fui un buen estudiante y me gradué con una calificación alta, me presenté, por ejemplo, a cuatro concursos en los que era el único concursante y, sin embargo, los cargos quedaron vacantes. ¿Por qué? Por mi vida estudiantil.

En Valparaíso tuve que trabajar duramente, en el único puesto que pude desempeñar: asistente de Anatomía Patológica. Con estas manos he hecho mil quinientas autopsias. Sé qué quiere decir amar la vida y sé cuáles son las causas de la muerte.

Terminando mi trabajo de médico, me dedicaba a organizar el Partido Socialista. Yo soy el fundador del Partido Socialista de Valparaíso. Me enorgullece haber mantenido, desde cuando era estudiante hasta hoy, una línea, un compromiso, una coherencia. Un socialista no podía estar en otra barricada que en aquella en la que yo he estado toda mi vida. En verdad, tuve influencia en mi formación de un viejo zapatero anarquista que vivía frente a mi casa, cuando yo era estudiante secundario. Además me enseñó a jugar ajedrez. Cuando terminaba mis clases, atravesaba la calle e iba a conversar con él. Pero como era un hombre brillante, no sólo me planteaba sus puntos de vista sino que me aconsejó que leyera algunas cosas. Y empecé a hacerlo.

Cuando fui a la Universidad, ya había allí una inquietud mayor, y también en esa época los estudiantes de Medicina representábamos al sector menos pudiente, no como los abogados; los abogados, como estudiantes, formaban parte de la oligarquía. Además, yo iba de provincia y desde esa época empecé a ver la diferencia que existía en la Universidad y en la vida. Como médico, las cosas se me fueron haciendo mucho más claras. No soy un gran teórico marxista, pero creo en los fundamentos esenciales, en los pilares de esa doctrina, en el materialismo histórico, en la lucha de clases. Pienso que el marxismo no es una receta para hacer revoluciones; pienso que el marxismo es un método para interpretar la historia. Creo que los marxistas tienen que aplicar sus conceptos a la interpretación de su doctrina, a la realidad y conforme a la realidad de su país. Por ejemplo, yo era tan marxista como ahora en el año 1939, y fui, durante tres años, ministro de Salubridad de un gobierno popular. Soy fundador del Partido Socialista, que es un partido marxista, y llevo dos años en el gobierno. Pero ya lo he dicho: no soy presidente del Partido Socialista, ni mi gobierno es un gobierno marxista.

Yo he sido candidato cuatro veces: en el ‘51, para mostrar, para enseñar, para hacer comprender que existía un camino distinto de aquel que estaba establecido, incluso por el Partido Socialista, del cual yo a partir de ese momento fui expulsado por no haber aceptado esa línea. Expulsado del Partido Socialista entré en contacto con un Partido Comunista que estaba en la ilegalidad. Y así nació el embrión de aquello que es hoy la Unidad Popular: la alianza socialista- comunista. Un pequeño grupo socialista que yo representaba y los comunistas, que estaban en la ilegalidad. En el ‘51 recorrí todo Chile sin ninguna ilusión electoral, pero para decirle al pueblo que la gran posibilidad consistía en la unidad de los partidos de la clase obrera, incluso con partidos de la pequeña burguesía. La fuerza de esta idea, nacida en el ‘51, se manifestó de manera poderosa en el año ‘58. En el ‘58 yo perdí las elecciones por treinta mil votos. En el ‘64, hubiéramos vencido, si hubieran sido tres los candidatos, pero el candidato de la derecha, que era radical, prácticamente se retiró, y quedamos el señor Frei y yo. Y la derecha, apoyó a Frei.

Con esto quiero subrayar que por tantos años yo he tenido un diálogo constante y permanente con el pueblo a través de los partidos populares. Y en esta última campaña organizando los comités de la Unidad Popular en cada fábrica, en los cuarteles, en las calles, en todas partes habíamos formado comités, escuelas, liceos, industrias, hospitales. Éstos han sido los vehículos, los contactos, los tentáculos del pensamiento de la Unidad Popular con el pueblo.

Es por ello que, aunque los medios de información eran tan restringidos, pudimos alcanzar esta victoria de hoy. Se puede usar, aquí, una expresión no política, pero clara: la cosecha de la victoria es fruto de la siembra de muchos años. En el año 1958, el FRAP —que entonces se llamaba así: Frente de Acción Popular— venció en la votación masculina. Yo vencí en la votación masculina y perdí en la de las mujeres.

En 1964, no obstante que Frei fue apoyado por los sectores de la derecha, en el voto masculino quedamos en igualdad, Pero él me ganó, por un porcentaje muy elevado, entre las mujeres. Después de eso, en el ‘70, la verdad es que Alessandri y Tomic habían obtenido más votos que yo en proporción, en el sector femenino. Yo triunfé de lejos, entre los hombres.

Ahora, en el ‘58, las condiciones eran distintas. La Unidad Popular, en aquella época, era representada sobre todo por socialistas y comunistas. Y aun si hubiéramos ganado -gracias al voto masculino- la composición del Congreso era distinta de la actual. Los partidos Conservador, Liberal y Radical eran la mayoría. No había ninguna posibilidad, aun con el apoyo demócrata-cristiano, de que yo venciese al Congreso.

Todo, absolutamente todo, estaba dispuesto en Chile, de modo tal de asegurar la victoria de Alessandri. Además, existía una tradición según la cual el Congreso siempre ratificó a quien venciera en las elecciones. Cuán difícil era suponer que un Congreso en el cual no teníamos la mayoría, hubiera podido romper con esta tradición, para elegir -en el ’58- un candidato socialista apoyado exclusivamente por el Partido Comunista. Si nosotros hubiésemos lanzado al pueblo a la lucha, se habría desatado una represión violenta.

Aunque es cierto que el presidente Ibáñez personalmente expresó simpatía por mi candidatura, no intervino ni me apoyó decididamente. Ni yo le pedí eso. No había ninguna condición, ninguna posibilidad concreta. Ahora, sí creo que hemos demostrado conciencia política. Aquella misma noche yo les dije a los trabajadores que habíamos perdido una batalla, pero no la guerra. Y debíamos seguir preparándonos. Creo que este precedente, entre otros, es lo que ahora me permite tener autoridad moral. La gente sabe que soy un político realista y que, además, mantengo las promesas.

Hace más de treinta años, me correspondió participar en forma activa en la erección del Frente Popular, movimiento unitario de izquierda que, con el sacrificio de legítimas aspiraciones de los partidos de la clase obrera -como el Socialista-, hizo posible el triunfo del presidente Pedro Aguirre Cerda, en cuyo gobierno tuve el honor de ser ministro de Salubridad, como personero de mi colectividad.

En 1952, en momentos difíciles para la clase trabajadora y sus colectividades políticas, enfrenté la dura tarea de encabezar un movimiento de esclarecimiento ideológico, asumiendo su representación en una contienda sin posibilidad alguna de buen éxito electoral. En 1958 y en 1964, fortalecido ya el proceso iniciado en 1951, me correspondió personificar al Frente de Acción Popular en dos campañas presidenciales, que si bien no culminaron en la conquista del poder, contribuyeron de manera decidida a esclarecer y ampliar el proceso revolucionario. El esfuerzo para unificar los partidos populares tiene ahora importancia aún más relevante.

La Unidad Popular se plantea como la alternativa de un gobierno diferente; es la conquista del poder para el pueblo, precisamente después que el país ha experimentado el fracaso del reformismo demócrata-cristiano y cuando aún están a la vista los resultados del anterior régimen, inspirados ambos en el capitalismo tradicional.

El panorama internacional nos señala la urgencia de enfrentar la intromisión imperialista, cada día más insolente y traducida en el fortalecimiento de las fuerzas represivas y contrarrevolucionarias y de la que es gráfica demostración el informe del gobernador Rockefeller.

Bolívar decía: “Los Estados Unidos quieren sujetarnos en la miseria en nombre de la libertad”. Y Martí ha dicho frases mucho más duras. No quiero repetirlas, porque en realidad yo distingo entre el pueblo norteamericano y sus pensadores y la actitud a veces transitoria de algunos de sus gobernantes y la política del Departamento de Estado y los intereses privados que han contado con apoyo norteamericano.

En realidad, la Doctrina Monroe consagró un principio: “América para los americanos“. Pero éste no ha sido efectivamente observado, porque en América del Norte hay un desarrollo económico que no hay en Centro y Sudamérica. El problema no ha sido resuelto sobre base de igualdad de intereses. Defender el principio de “América para los americanos” a través de su Doctrina Monroe ha querido decir siempre “América para los norteamericanos”. Conocemos bien el drama de América del Sur, que siendo un continente potencialmente rico, es un continente pobre, fundamentalmente por la explotación de que es víctima por parte del capital privado norteamericano.

Nosotros luchamos fundamentalmente por la integración de los países latinoamericanos. Creemos que es justo el camino indicado por los padres de la patria, que soñaron la unidad latinoamericana para poder disponer de una voz continental frente al mundo. Esto naturalmente no impide que miremos no sólo con simpatía sino también en profundidad el significado de la presencia del pensamiento del Tercer Mundo. Podría sintetizar mi pensamiento en respuesta a su pregunta diciendo que luchamos antes que nada por hacer de América un auténtico continente en sus realizaciones y por ligarnos cada vez más a los países del Tercer Mundo. Es claro que creemos que el diálogo es fundamental. Los pueblos como el nuestro luchan por la paz y no por la guerra; por la cooperación económica y no por la explotación, por la convivencia social y no por la injusticia.

Si el hombre de los países industrializados ha llegado a la Luna, es porque ha sido capaz de dominar la naturaleza. El problema es que, si bien es justo que el hombre ponga los pies sobre la Luna, es más justo que los grandes países -para hablar simbólicamente- pongan los pies sobre la tierra y se den cuenta que hay millones de seres humanos que sufren hambre, que no tienen trabajo, que no tienen educación. Por eso pienso que el hombre del siglo XXI debe ser un hombre con una concepción distinta, con otra escala de valores, un hombre que no sea movido esencial y fundamentalmente por el dinero, un hombre que piense que existe para la fortuna una medida distinta, en la cual la inteligencia sea la gran fuerza creadora.

Quiero decirle que tengo confianza en el hombre, pero en el hombre humanizado, el hombre fraterno y no el que vive de la explotación de los otros.
La tarea que tiene ante sí la Unidad Popular es de tal urgencia histórica que, si no se cumple con prontitud, incontenibles tensiones sociales arrastrarán a Chile al caos, como consecuencia del fracaso del sistema. Hasta un ciego puede ver las proyecciones y el significado que han tenido y tienen las huelgas del Poder Judicial y del Regimiento Tacna. La hoguera de rebeldía juvenil no se apaga sino con su presencia activa y creadora en la construcción del socialismo.

Si los partidos que reivindican para sí la responsabilidad de vanguardia no son capaces de cumplir adecuada y unitariamente su papel revolucionario, surgirán en forma inevitable la insurgencia desesperada o la dictadura como proyección de la insuficiencia cada vez más notoria del régimen. No es el camino de la asonada, sin conducción política responsable, la solución que puedan sustentar los verdaderos revolucionarios.

Luchamos por crear el más amplio y decidido movimiento antimperialista, destinado a que se cumpla la revolución chilena. Los emboscados que hubieran podido llegar hasta nosotros serán aplastados por la clarividencia revolucionaria del pueblo. No somos sectarios ni tampoco excluyentes; somos y seremos, sí, exigentes, para que en Chile el pueblo no aparezca burlado en sus ansias de independencia económica y política. La dictadura contrarrevolucionaria no será capaz, por cierto, de abrir posibilidades al país ni de acallar, por el imperio de la fuerza, la legitima rebeldía de los chilenos altivos y combatientes.

El cuadro nacional nuestro es muy claro. La frustración se expresa desde el intelectual al campesino, y la juventud busca tácticas de lucha que señalan su decisión de desafiar resueltamente el actual estado de cosas, aunque aquéllas no sean las más convenientes para el desarrollo orgánico del proceso revolucionario. Quienes tenemos serias responsabilidades en el movimiento popular y hemos fundido nuestra suerte con la suya, nos hallamos más obligados aún para asumir una actitud de desprendimiento y de consecuencia moral.

Personalmente, sólo aliento un anhelo íntimo: que vaya donde vaya, esté donde estuviere, seguiré siendo para el pueblo “el compañero Allende”.

* Fuente: Fundación Salvador Allende

América ha estado signada por la desigualdad

¿OTRO “EL DORADO” A CAMBIO DE NADA?

Aurelio Suárez Montoya, La tarde, Pereira(Colombia), junio 24 de 2008

La historia de América ha estado signada por la desigualdad. Desde cuando Pizarro, Belalcázar y Jiménez de Quesada, atravesaron cordilleras, cruzaron el Amazonas en busca de la leyenda muisca de El Dorado. La extracción de oro llevó al exterminio de la población aborigen, que cayó de más de 100 millones en la víspera de la “conquista” a apenas 12 millones en 1650, entre blancos, negros y mestizos. El caso de los quimbayas fue patético, descendió de 15.000 individuos en 1539 a tan sólo 120 a finales de la década de 1620. En el Nuevo Reino de Granada, en los dos ciclos coloniales del oro, las casas reales de España se alzaron, según registros de acuñación de moneda, con cerca de 200 millones de pesos plata más otro tanto en el que se estima el contrabando. El oro era esencial para el control de las transacciones comerciales en la época del mercantilismo global y la disputa por él entre España e Inglaterra estuvo rodeada por hechos como el hundimiento del galeón español San José -cuyos tesoros aún subsisten- en 1708.

Entre 1870 y 1914, sesenta millones de europeos migraron a América y a Australia para ocupar las nuevas tierras disponibles merced a los avances y reducción de costos del transporte, por la navegación a vapor y los ferrocarriles, y a las comunicaciones. Junto con los flujos migratorios de India y China hacia otros países del Sur se calcula que se movilizó el 10% de la población mundial. Esas migraciones, al contraerse la oferta de mano de obra, llevaron al incremento de los salarios en Europa: en Irlanda un 32% y en Italia un 28%; mientras en las naciones receptoras se redujeron. Los flujos humanos inciden para igualar los salarios entre los países de origen y los de destino, en los primeros suben y en los segundos decaen. Circularon capitales, mercancías y personas y se estableció un comercio de manufacturas por materias primas entre el Viejo y el Nuevo Mundo.

Luego de 1950, el expansionismo del Norte, fundado en consorcios financieros e industrias avanzadas, agrandó la desigualdad sobre el Sur y la brecha entre uno y otro se volvió insuperable. La presente “globalización”, anunciada como la gran integración planetaria, volvió a repetir la historia: beneficios para las naciones poderosas y más pérdidas para las débiles. Los grupos empresariales de Estados Unidos y de Europa se arrojaron sobre las economías del resto para capturarlas. Al amparo de las normas del “libre comercio”, entre ellas las privatizaciones, han tomado posesión de patrimonios públicos y riquezas de América Latina, Asia y de lo que queda de África. El nuevo “El Dorado” son sectores de finanzas, electricidad, minas, telecomunicaciones, agua y petróleo. En el año 2000 la Unión Europea era ya la primera inversionista extranjera en América Latina, mediante tratados, presentados como de “cooperación”, iniciaron su novel desembarco en Chile, México y Mercosur. España ha sido protagonista: las inversiones de las empresas de ese país fueron, por ejemplo, de 342 millones de euros en 1993, de 31 mil en 2000 y de 10 mil en 2005. El PSOE es puntal en esa ofensiva, “los socialistas seguiremos trabajando para garantizar un marco jurídico seguro y estable para las inversiones en América Latina”, es el motor de los pactos que promueven.

Como contraprestación, América Latina nada recibe. Fruto del despojo de sus activos, muchos latinos han emigrado a Europa en procura de ingresos principalmente para enviarlos como remesas a sus familias. La Directiva de Retorno, aprobada por el Parlamento Europeo la semana pasada, con votos “socialistas”, es otra agresión a tan mínimas aspiraciones. “La entrada de extranjeros en España debe estar ligada al mercado laboral”, dijo la canciller, Teresa Fernández de la Vega; es decir sólo cuando convenga, cuando los requiera. Quien sea capturado indocumentado, a partir de 2010, se detendrá hasta por 18 meses en “centros de internamiento”, luego expulsado y no podrá reintegrarse con su familia sino después de un quinquenio. Afectará a más de 8 millones de personas y se supo que España fue uno de los que más presionó para “endurecer”. Después de cinco siglos la ignominia continúa, América ha sido oro, tierras, salarios, lugar de recepción y asilo de los europeos y de acrecentamiento y rentabilidad para sus capitales; entre tanto Europa no ha podido ser siquiera terreno para que gentes humildes del Sur y, hasta de la misma Europa Oriental, se ganen el pan con su sudor. Las palabras de algunos mandatarios americanos indignados ante esa inicua Directiva contrastan en su justo contenido con las declaraciones insípidas de la OEA y la CAN que, con poquedad, admiten en la práctica el atropello. Otra vez, un “El Dorado” a cambio de azote; ¿hasta cuándo será?