lunes, 24 de septiembre de 2012

CHILE: A 39 años de la muerte de Pablo Neruda


por Prensa Popular


Chile: A 39 años de la muerte de Pablo Neruda
El poeta y luchador social y político murió días después del 
golpe de Estado de 1973 en Chile, el 23 de septiembre. Aquí va un video donde el vate recita en voz propia cuando la Guerra Civil española y el poema "El pueblo victorioso" de Canto General.


El pueblo victorioso

Está mi corazón en esta lucha.
Mi pueblo vencerá. Todos los pueblos
vencerán , uno a uno.
Estos dolores
se exprimirán como pañuelos hasta
estrujar tantas lágrimas vertidas
en socavones del desierto, en tumbas,
en escalones del martirio humano.
Pero está cerca el tiempo victorioso.
Que sirva el odio para que no tiemblen
las manos del castigo,
que la hora
llegue a su horario en el instante puro,
y el pueblo llene las calles vacías
con sus frescas y firmes dimensiones.
Aquí está mi ternura para entonces.
La conocéis. No tengo otra bandera.
 

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Explico algunas cosas, Pablo Neruda


De: La memoria ardiente rtvneruda


SEPTIEMBRE, NERUDA

Eduardo Contreras- Clarín

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El último día de esta semana se cumplen 39 años desde la muerte del Premio Nóbel de Literatura y miembro del Comité Central del Partido Comunista de Chile compañero Pablo Neruda cuya voz y poesía siguen más vivos que nunca.

Lo que aun no se esclarece es la verdad acerca de su muerte. El certificado de defunción señala una causa, la prensa de la época informa de otra muy distinta. A estas alturas de la causa rol nº1038 - 2011, iniciada por el Partido Comunista y que lleva el juez Mario Carroza ya sabemos que, como denunció el testigo Manuel Araya, a Neruda se le puso una inyección en el abdomen el domingo 23 de septiembre del 73 y muere. Nunca antes se supo. Dice ahora el doctor Sergio Draper que él se la puso y era dipirona para los dolores. Una trabajadora de esos años en la clínica dice que esa inyección “era de aire” y que se la pusieron médicos que vinieron y que no eran de la clínica.

Una de las mayores dificultades es la ausencia de ficha clínica, de los antecedentes hospitalarios. La Clínica Santa María respondió al juez que no existe esa ficha dado el paso del tiempo. Extraño, raro. Esta clínica, que es la misma del caso Frei ¿extravió la ficha clínica, se destruyó, nunca la hubo? Sugestivo acontecimiento.

El juez tiene pendiente decretar o rechazar la exhumación que se ha solicitado y que debería esclarecer la naturaleza de la sustancia inyectada. Se discute esa viabilidad. El Servicio Médico Legal chileno se muestra escéptico. Prestigiosos profesionales de diversos países estiman en cambio que con la tecnología de que hoy se dispone ni el paso del tiempo ni la cercanía del cuerpo al mar serían impedimento para acercarse a la verdad.

Así opinan por ejemplo prestigiosas figuras médicas del campo internacional, como el médico canadiense Bhushan Kapur, la doctora cubana Leda Fernández Avila, o el médico mexicano Orlando Vásquez Marín. Todos coinciden en la necesidad de exhumar el cuerpo del insigne poeta para practicar las pericias correspondientes por los expertos calificados que corresponda.

La universalidad de Neruda no se opone a su firme postura de comunista ; al contrario, se explica precisamente por esa militancia. La cultura no es precisamente un bien cercano a la derecha. La razón es clara, no es una mercancía, no se compra, no la ofrecen los bancos

Pobre nuestro Chile que debe soportar gobiernos de la calaña del que tenemos. Un presidente lejano absolutamente de la cultura, disfrazado estos días de dueño de fundo junto a sus funcionarios, lejos, muy lejos, del huaso o del campesino real. Dados ahora a la décima popular, tratando de hacerse los simpáticos. Triste espectáculo el de la inauguración de las fondas por personajes que carecen del sentido del ridículo.

No nos extrañe tampoco si estos días algún otro facho se  atreva a decir una canallada contra Pablo Neruda como hace días un esperpento de a UDI dijo una contra el Presidente Salvador Allende sin que se le tapara la boca. Seres minúsculos, infinitamente lejos de la altura de Allende y Neruda, no impedirán que el pueblo se libere y que Chile vuelva como el 70 a cantar por las calles y a vivir la poesía hermosa del cambio social. Entonces sí celebraremos verdaderas Fiestas Patrias. La propia doctora Fernández recuerda que ya dijo Neruda que podrán cortar las flores pero no detener la primavera.

La Independencia inconclusa

Manuel Cabieses

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“El territorio continental de Chile y sus islas adyacentes forma de hecho y por derecho un Estado libre, independiente y soberano y queda para siempre separado de la monarquía de España, con plena aptitud de adoptar la forma de gobierno que más convenga a sus intereses”;con estas palabras la Declaración de la Independencia de Chile del 1º de enero de 1818 marcó una voluntad y un destino.
Bernardo O’Higgins las escribió en tiempos azarosos: el triunfo en Chacabuco no garantizaba la victoria decisiva. Pero O’Higgins quiso hacer las cosas de manera definitiva. Los chilenos debían y querían ser independientes, libres y soberanos. En otras palabras, tener la capacidad de adoptar la forma de gobierno que más les conviniera.La Declaración explicitaba y profundizaba el significado independentista de la Primera Junta de Gobierno del 18 de septiembre de 1810.
La verdad es que en estos 202 años no hemos logrado ser verdaderamente independientes, libres y soberanos.
Después de la Independencia el latifundio se mantuvo en manos de los descendientes de los encomenderos y terratenientes coloniales. Comenzó, al mismo tiempo, a despertar la codicia para apoderarse de las tierras de los mapuches, más allá del río Bío Bío, lo que terminaría mediante la masacre y los atropellos en la llamada “pacificación de La Araucanía”. La economía pasó a ser dominada por capitales ingleses. Los atisbos de desarrollo propio fueron ahogados por la oligarquía. El presidente de la República más importante de este periodo -José Manuel Balmaceda- pretendió que el salitre quedara en poder de los chilenos. Ese proyecto le costó la vida y la guerra civil tuvo un saldo de más de diez mil muertos, en su inmensa mayoría pobres.
No fueron las únicas víctimas. En las primeras décadas del siglo XX hubo sangrientas represiones a los trabajadores, con miles de muertos, en especial en la zona minera del norte grande. Los trabajadores luchaban por mejores salarios y por una Patria que acogiera a sus hijos como iguales. Para eso, no obstante, Chile debía liberarse de la oligarquía aliada al capital extranjero que, mediante restricciones legales y represión, impedía que los sectores mayoritarios pudieran elegir gobiernos que los defendieran.
En el siglo XX, la figura del presidente heroico Salvador Allende se agiganta. La vocación patriótica, independentista y soberana de ese mandatario y de su programa de gobierno estaban al servicio del pueblo y de las transformaciones estructurales que podían cambiar a Chile. Se intentó una revolución pacífica que aseguraba al país una sociedad integrada, con una base material que permitiera el desarrollo pleno de los individuos y de las familias.
Enfrentando las presiones y amenazas del imperialismo, Salvador Allende nacionalizó el cobre y otras riquezas básicas, controló los monopolios industriales, los bancos y el comercio exterior, nacionalizó las telecomunicaciones y asestó un golpe definitivo al latifundio al duplicar en tres años las tierras expropiadas en los seis años anteriores.
Pero Allende fue víctima de la conspiración de los poderosos y de la ingerencia del gobierno norteamericano, aliado con traidores a la Patria, la Constitución y las leyes, como el dueño de la cadena de diarios El Mercurio, Agustín Edwards, y los jefes golpistas de las instituciones armadas. Los conspiradores consiguieron crear una situación caótica que atemorizó a la clase media y a los oficiales -muchos de ellos formados en la Escuela de las Américas- que dieron el golpe de Estado.
En 1973 se impuso un modelo económico antinacional que subordinó la economía al capital extranjero mediante la aplicación del modelo neoliberal. Eso permitió el surgimiento de una nueva burguesía transnacionalizada -incluso con participación de conversos de la propia Unidad Popular- que se alió con los restos de la oligarquía tradicional. Esos sectores constituyen hoy los “poderes fácticos” que controlan el país. En lo político han constituido dos bloques para turnarse en el poder mediante una comedia de alternancia: la Concertación de Partidos por la Democracia y la Coalición por el Cambio, hermanos siameses e hijos de la derecha oligárquica que los amamanta. Su juego político demuestra una notable capacidad histriónica para absorber conflictos. Esa habilidad permite engañar a vastos sectores del pueblo y cuando el engaño no resiste más, se echa mano al golpe de Estado o a la guerra civil.
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¿Es Chile hoy un país independiente y soberano después de 17 años de dictadura militar-empresarial, de veinte años de gobiernos de la Concertación y casi tres de un empresario-presidente? Rotundamente, no. En Chile existe una independencia inconclusa y una democracia fallida. Es tiempo de retomar la lucha de los padres de la Patria para conquistar plena independencia en el ámbito de integración y unidad que vive América Latina.
¿Cómo podríamos decirnos independientes si nuestra principal riqueza natural, el cobre, en dos terceras partes está en manos de transnacionales protegidas por sus gobiernos como se evidenció en el caso Anglo American, en que el gobierno británico se permitió “hacer presente” su preocupación por un eventual perjuicio que afectara al mencionado consorcio? ¿Somos independientes si las principales reservas de agua pertenecen a Endesa España? ¿Podemos sentirnos soberanos si lo que llamamos democracia está todavía bloqueada por las amarras de la dictadura que protegen los intereses de la derecha, impidiendo que tengamos la posibilidad de “adoptar la forma de gobierno” que más convenga a los chilenos mediante un sistema electoral proporcional, con revocación de mandatos y plebiscitos vinculantes? ¿Se es independiente si se impide convocar a una Asamblea Constituyente que someta a referéndum una nueva Constitución? ¿Se puede ser independiente si los fondos de la previsión, la salud y hasta parte importante de la educación superior están en manos de consorcios transnacionales?
El resultado es escandaloso. Chile es uno de los países más desiguales del mundo en una tendencia que no ha variado. La pobreza no baja, aunque se manipulen las estadísticas. La corrupción campea por todas partes. Y los índices de salud en materia de alcoholismo, consumo de drogas y trastornos sicológicos y siquiátricos son desastrosos. La educación resulta virtualmente incosteable para las familias modestas que tienen que endeudarse para sobrevivir. Y a pesar de ser pagada, la educación no garantiza calidad. Año a año miles de egresados universitarios salen a engrosar la cesantía. La zona mapuche ha sido militarizada. La represión parece ser el único camino que están dispuestos a utilizar los gobiernos neoliberales para afrontar la protesta social. El nivel cultural de un importante porcentaje de la población presenta una penosa realidad de analfabetismo virtual, que le impide entender hasta los textos más simples.
Chile, miembro de la OCDE, es una lastimosa imitación de países avanzados del capitalismo que ahora mismo se debaten en una profunda crisis. La manipulación del mercado y los medios de comunicación actúa sobre grandes sectores de la población, arrastrándolos a la confusión y a a creer que el consumismo es sinónimo de felicidad.
Se hace necesario pues tomar conciencia del estado de nuestro país. Afortunadamente está adquiriendo fuerza la protesta social -encabezada por los estudiantes- que debería buscar cauces de expresión en un proyecto colectivo de carácter patriótico, latinoamericanista, democrático y soberano, que actúe sobre la razón y también sobre la sensibilidad de los chilenos. Un proyecto que permita -para usar palabras de O’Higgins- que “la dulce patria, el hermoso Chile vuelva a ocupar el rango de nación”.
Serán los jóvenes y los viejos, las mujeres, las minorías, los profesionales y científicos, los pequeños y medianos empresarios y también los militares comprometidos con un proyecto patriótico y de justicia social los que tomen la palabra. Ya lo hacen muchos, como lo demuestran las incesantes movilizaciones de estudiantes universitarios y secundarios desde el año pasado. Los movimientos sociales y los partidos que asumen la necesidad de cambios profundos y que rehúsan hacer el papel de tontos útiles de cualquiera de las versiones políticas de la derecha, deben movilizarse para construir la Patria independiente y justa. No olvidemos las palabras de Neruda en su poema “América insurrecta”:
Patria, naciste de los leñadores,
de hijos sin bautizar, de carpinteros
de los que dieron como un ave extraña
una gota de sangre voladora
y hoy nacerás de nuevo duramente,
desde donde el traidor y el carcelero
te creen para siempre sumergida”

LECTURA DE GRAFICO:

RADIOGRAFIA DEL DESPOJO.- 

Este gráfico muestra el trato colonial que recibe la inversión extranjera en Chile. Bajo los gobiernos de la Concertación -y en especial de Ricardo Lagos y sobre todo de Michelle Bachelet- las remesas netas de las transnacionales superan largamente la inversión extranjera directa (IED). El año 2007, por ejemplo, la IED alcanzaba a 1.369 millones de dólares y la remesa neta se elevó a ¡18.856 millones de dólares! La tendencia ascendente en la renta de la IED, como se observa en el gráfico, comenzó el año 2003. En el 2011, durante el gobierno de Sebastián Piñera, la inversión extranjera directa fue de 4.140 millones de dólares y la remesa neta de ganancias alcanzó a ¡14.014 millones de dólares! En otras palabras, la inversión extranjera directa se ha recuperado decenas de veces mediante ganancias exorbitantes que significan un despojo para Chile y sus necesidades en educación, salud, vivienda, etc. 

Esta situación vergonzosa no puede ser tolerada por ninguna nación que se precie de independiente.
Publicado en “Punto Final” 766, edición del 14 al 27 de septiembre de 2012.