jueves, 16 de agosto de 2012

¿QUÉ RECLAMAR AL CAPITALISMO NEOLIBERAL EN CRISIS?



Por Leonardo Boff
Agosto  de 2012


La crisis del neoliberalismo ha alcanzado el corazón de los países centrales que se arrogaban el derecho de conducir no solo los procesos económico-financieros sino también el propio curso de la historia humana. Es la crisis de la ideología política del estado mínimo y de las privatizaciones de los bienes públicos, pero también del modo de producción capitalista exacerbado en extremo por una concentración de poder como nunca antes se había visto en la historia. Estimamos que esta crisis tiene carácter sistémico y terminal.

El genio del capitalismo siempre ha encontrado salidas para su propósito de acumulación ilimitada. Para eso ha usado todos los medios, inclusive la guerra. Ganaba destruyendo y ganaba reconstruyendo. La crisis de 1929 se resolvió no por la vía de la economía sino por la vía de la Segunda Guerra Mundial. Ese recurso parece ahora impracticable, pues las guerras son tan destructivas que podrían exterminar la vida humana y gran parte de la biosfera. Pero no estamos seguros de que, en su insania, el capitalismo no use este medio.

Esta vez surgen dos límites insuperables, lo que justifica decir que el capitalismo está concluyendo su papel histórico. El primero es el mundo lleno, es decir que el capitalismo ha ocupado todos los espacios para su expansión a nivel planetario. El otro, verdaderamente insuperable son los límites del planeta Tierra. Sus bienes y servicios son limitados y muchos no renovables. En la última generación quemamos más recursos energéticos que en todas las generaciones anteriores, nos asegura el analista italiano Luigi Soja. ¿Qué haremos cuando estos alcancen un punto crítico o simplemente se agoten? La escasez de agua potable puede poner a la humanidad frente a la destrucción de millones de vidas.

Las regulaciones y los controles propuestos hasta ahora han sido simplemente ignorados. La Comisión de la Naciones Unidas para la Crisis Financiera y Monetaria Internacional, cuyo coordinador era el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz (llamada Comisión Stiglitz) realizó un gran esfuerzo desde enero de 2009 para presentar reformas intrasistémicas de cuño keynesiano.

En ella se proponía una reforma de los organismos financieros internacionales (FMI, Banco Mundial) y de la OMC (Organización Mundial del Comercio). Se preveía la creación de un Consejo de Coordinación Económica global del mismo nivel que el Consejo de Seguridad, la constitución de un sistema de reservas globales para contrapesar la hegemonía del dólar como moneda de referencia, la institución de una fiscalización internacional, la abolición de los paraísos fiscales y del secreto bancario y, por último, una reforma de las agencias de certificación. Todo fue rechazado. La ONU aceptó solamente la constitución permanente de un Grupo de Expertos de Prevención de las Crisis, al que nadie da importancia, porque lo que realmente cuenta son las bolsas y la especulación financiera.

Esta constatación decepcionante nos convence de que la lógica de este sistema hegemónico puede hacer que el planeta no sea ya amigable para nosotros, y llevarnos a catástrofes socio-ecológicas muy graves, hasta el punto de amenazar nuestra civilización y la especie humana. Lo cierto es que este tipo de capitalismo, que en la Río+20 se revistió de verde con el objetivo de poner precio a todos los bienes y servicios naturales y comunes de la humanidad, no tiene condiciones a medio ni a largo plazo para garantizar su hegemonía. Otra forma de habitar el planeta Tierra y de utilizar sus bienes y servicios deberá surgir.

El gran desafío es cómo procesar la transición rumbo a un mundo postcapitalista liberal, entendido como un sistema social que esté orientado por el Bien Común de la Humanidad y de la Tierra, que sustente toda la vida y que exprese una relación nueva de pertenencia y de sinergia con la naturaleza y con la Tierra.

Es necesario producir, pero respetando el alcance y los límites de cada ecosistema, no meramente para acumular sino para atender, de forma suficiente y decente, las demandas humanas. Es importante también cuidar de todas las formas de vida y buscar el equilibrio social, sin dejar de pensar en las futuras generaciones que tienen derecho a una Tierra preservada y habitable.

No cabe en este espacio lanzar alternativas en curso. Nos atenemos a lo que es posible intrasistémicamente, ya que no hay cómo salir de él a corto plazo.

Asistimos al hecho de que América Latina y Brasil, en la división internacional del trabajo, están condenados a exportar lo que se extrae de sus minas y commodities, bienes naturales como alimentos, granos y carnes. Para hacer frente a este tipo de imposición deberíamos seguir los pasos ya sugeridos por varios analistas, especialmente por un gran amigo de Brasil, François Houtart, en su reciente libro con otros colaboradores: Un paradigma poscapitalista: el Bien Común de la Humanidad (Panamá 2012).

En primer lugar, dentro del sistema luchar por normas ecológicas y regulaciones internacionales que cuiden lo más posible los bienes y servicios naturales importados de nuestros países; que traten de su utilización de forma socialmente responsable y ecológicamente correcta. La soya es para alimentar primero a la gente, y solo después a los animales.

En segundo lugar, cuidar nuestra autonomía, rechazando el neocolonialismo de los países del Centro que nos mantienen, como antaño, en la Periferia, subalternos, agregados y meros suplentes de lo que les falta en bienes naturales. Antes, debemos cuidar de incorporar tecnologías que den valor añadido a nuestros productos, crear innovaciones tecnológicas y orientar la economía, primero, hacia el mercado interno y, luego, al externo.

En tercer lugar, exigir a los países importadores que contaminen lo menos posible sus ambientes y que contribuyan financieramente al cuidado y a la regeneración ecológica de los ecosistemas de donde importan los bienes naturales, especialmente de la región amazónica y del cerrado.
Se trata de reformas y todavía no de revoluciones. Pero ayudan a crear las bases para proponer un paradigma distinto que no sea la prolongación del actual, perverso y decadente.


Publicado en servicioskoinonia.org

CHILE: Los secundarios siguen movilizados pese a desalojos


 

Varios colegios y liceos están en toma en el país para protestar contra la ley Hinzpeter, reivindicaciones propias de los secundarios y denunciar anomalías en diversos establecimientos. Sin embargo, la situación varía mucho según los liceos y colegios respecto de la duración de las tomas o el nivel de represión.

Eloísa González, la vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), había anunciado un proceso de “radicalización” del movimiento estudiantil en los liceos y colegios, con la vuelta de las tomas, entre otras cosas. Ya está hecho, puesto que más de una decena de establecimientos escolares se encuentran en toma en Chile, pese a que la situación cambia cada hora.
Varios liceos han sido tomados por sus estudiantes y pronto desalojados por las autoridades municipales en rechazo a la Ley Hinzpeter, el apoyo a las reivindicaciones de los secundarios, sin olvidar las varias demandas propias de cada establecimiento.

LAS DEMANDAS DE LOS SECUNDARIOS

El liceo Miguel de Cervantes, en la calle Agustinas, está en toma desde hace tres semanas. Kevin y Mirco, igual que los 30 a 50 estudiantes que se quedan adentro la mayoría del tiempo, declaran que el liceo se volvió su “segunda casa”. Organizan talleres y proyectan documentales “para que los estudiantes no se desmotiven”. Existe un ambiente de “confianza y solidaridad” entre ellos, según cuentan.
Sus demandas son a la vez internas y más generales. Al nivel del liceo, denuncian el mal estado de las infraestructuras. “Tenemos salas pésimas que se agotan y con poca ventilación en el verano. En los baños, no hay papel higiénico y jabón, entonces las chicas tienen infecciones urinarias”, explica Mirco. Además, critican la existencia de “corrupción” al nivel de la dirección, ya que “la directora no hace llegar la plata de las subvenciones al liceo”.

Por supuesto, mantienen la toma por motivos también más generales, como el rechazo a la ley Hinzpeter, que a su juicio “criminaliza los movimientos sociales”, y el hecho de que “el conflicto estudiantil no se ha resuelto el año pasado”.

El liceo Miguel de Cervantes tuvo “suerte”, ya que no hubo violencias desde el inicio de la toma. “Los carabineros nunca entraron en el liceo. Simplemente pasan frente al edificio, para provocarnos, pero siempre es pacífico”- se alegran Mirco y Kevin.

LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL

En cambio, los estudiantes del liceo Miguel Luís Amunátegui -en toma seis meses en año pasado- no tuvieron esta suerte. En la mañana, hicieron una reunión para discutir de la actitud que tener en lo que concierne sus demandas, a la vez internas y externas también. “Tenemos malas infraestructuras, con baños insalubres y un comedor precario, el aire pasa a través de las ventanas en las salas”, dijo Nicole, presidenta del Centro de Estudios de Alumnos (CEA) del liceo.

“Además, apoyamos la lucha y las demandas de todos los liceos, y no estamos de acuerdo con la ley Hinzpeter”- agrega Nicole.

Al final de la reunión, decidieron hacer un “paro reflexivo” -que se diferencia de una toma- y tener una “asamblea abierta para informar los estudiantes sobre la situación en los otros liceos entre otras cosas”.
Sin embargo, los estudiantes del liceo Miguel Luís Amunátegui tuvieron que hacer frente a la “violencia física y verbal de una gran parte de los docentes”. Algunos estudiantes fueron “golpeados”, denunció Nicole: “Ningún profesor nos está apoyando y la directora dijo que no estaba forjando ignorantes dentro de su liceo”.

MARCHAS HACIA EL MUNICIPIO

“Es por eso que nos fuimos del liceo, para ir a la municipalidad de Santiago, lo que constituye nuestra forma histórica de protestar”, dijo Nicole. Sin embargo, en la tarde, en el camino, los estudiantes del liceo fueron seguidos por los carabineros, quienes utilizaron gas y agua en contra de ellos. “Había tres piquetes de carabineros. Entonces nos separamos en pequeños grupos para llegar acá”, explica Nicole, en medio de una quincena de estudiantes, frente al municipio en Plaza de Armas, a las 15h30. La presidenta del CEA lamentó el hecho de que 15 estudiantes fueron detenidos.

Los estudiantes del liceo Miguel Luís Amunátegui no fueron los únicos que decidieron marchar hasta la municipalidad de Santiago hoy el lunes. Los del Internado Nacional Diego Barros Arana (INBA) iniciaron también una marcha en la mañana en la misma dirección. La marcha puso fin a la toma del recinto realizada más temprano en el día, después de haber tomado el liceo una primera vez el domingo en la tarde, antes de desocuparlo pacíficamente pasada la medianoche, tras orden del alcalde Pablo Zalaquett.

Marcharon hasta la municipalidad con el fin de protestar contra las amenazas lanzadas por Zalaquett de quitarles las becas y matrículas debido a sus reivindicaciones.

Al fin de la tarde, no había ningún estudiante dentro del INBA, y la dirección -en reunión- había dado instrucciones muy claras al personal del establecimiento: “No hablar”. Sin embargo, el personal nos informó de que los estudiantes deberían tener una reunión con el alcalde mañana, el martes.

SECUNDARIOS DETERMINADOS

Los secundarios parecen determinados. A pesar del hecho de que tienen “hasta mañana  para entregar el liceo”, indica Mirco, del liceo Miguel de Cervantes, van a seguir la toma. “Es el alcalde que dio el orden, pero existe la misma consigna al nivel nacional: todos los liceos tienen que ser desalojados”- comenta.

Del mismo modo, Nicole, del liceo Miguel Luís Amunátegui, indica que van a seguir la lucha “indefinidamente”.
Desgraciadamente, no pueden contar con el apoyo de sus profesores. “Aunque algunos apoyan nuestras demandas, no lo pueden hacer abiertamente, porque la directora les amenaza”, explica Mirco. Nicole denuncia las mismas prácticas en su liceo: “Si los docentes nos apoyan, están amenazados por la directora que puede expulsarlos”- agrega.

Chloé Lauvergnier