miércoles, 28 de enero de 2009

Chile: El fascismo nuestro de cada día


Se nos tiene convencidos de que el fascismo es exclusivo de la derecha, no obstante el fascismo eterno está todos los días junto a nosotros.



Se nos tiene convencidos de que el fascismo es exclusivo de la derecha, no obstante el fascismo eterno está todos los días junto a nosotros, desde un pasado pensado para construir futuro en afán de trascendencia y por lo tanto de conservación de un orden jerárquico y dogmático.
El reduccionismo binarista de la falsa dialéctica existente entre derecha e izquierda intenta hacer el bloqueo de asociaciones completamente atingentes, como que en Chile durante estos 20 años de "democracia" se ha perfeccionado el estado políciaco-empresarial heredado por Pinochet. El poder que ha detentado la Concertación, o los partidos dominantes de una supuesta centro izquierda, ha tenido una fuerte influencia del más clásico autoritarismo.

Las fuerzas armadas han estado ligadas también a la centro izquierda. Ya lo vemos con González Videla, el "Gabrielito" de Neruda, que consiguió seducir al bate inspirándolo al vuelo poético, para luego traicionarlo a él y a la "Alianza democrática" que le diera la primera magistratura. El "paco" Ibañez, luego de su reaccionario primer mandato y su posterior exilio, volvió con "legitimas aspiraciones" apoyadas por el movimiento nazi criollo, pero le ganó Alessandri. Mientras fue senador se preparó para competir nuevamente en 1952, año en que el "General de la Esperanza" fue respaldado por el Partido de Mujeres y el Partido Agrario Laborista, que le dieron el segundo gobierno, donde abolió la "Ley Maldita" que proscribía a los comunistas. Algo es algo.

Variopinta, camaleónica, gatoparda es nuestra clase política, en donde el discurso es tan amplio, que hace goles a diestra y siniestra a un incauto arquero que no tiene equipo y que apabullado por los embates decide mirar desde el travesaño.

Tenemos señores y señoras que creen en la disciplina de la RDA, en la dominación del Estado moderno por medio de la soberanía, teniendo potestad incluso de los crímenes cometidos en contra de la escuadra civil chilena, sustentando el rescate de Pinochet, efectuado por el Ministro del Interior de ese entonces, José Miguel Insulza.
La llegada de Pinochet al Parlamento, el poder que democratiza el Estado, y el afectuoso recibimiento de Andrés Zaldívar, que ese mismo día fue elegido presidente del Senado, los conceptos de honor y gloria para José Bernales y el decreto presidencial de Verónica Michelle de dos días de duelo nacional, sin dejar de mencionar la medular intervención "democrática" de la constitución gremialista realizada por Ricardo Lagos, que por medio de su firma avaló leyes como la antisindical, seguridad interior del Estado, antiterrorista, entre otras aberraciones en un Estado de derecho, hacen pensar que los tótem patriarcales de discursos donde se declaran principios que nunca son finales, el marketing político, el lenguaje técnico que coloca a los adminis-traidores del poder, en posición de "autoridades", el lenguaje "cientifico" de gerontócratas de cuello y corbata que recurren a hipócritas giros de palabras extraídas de algún almanaque leguleyo con el afán de intimidar y confundir con su lenguaje de castas, son los que mantienen limitados los sueños jóvenes de todos.

Los zares republicanos que defienden a toda costa su pasado heroico y que hace 20 años tiraron la toalla y colgaron los guantes, se alejan de las experiencias vitales de los seres humanos, marcando a la nación con una identidad mercantil, derrotista y acomodaticia. A causa de esto, atomizada, dispersa, aún miedosa, o simplemente apabullada por el poder.

Lo más triste es que el señorito Harboe, un joven de la patria por así decirlo, de carrera política ascendente, haya sido trincado por los tentáculos más viscosos del fascismo eterno, convirtiéndolo en un gringoprusianonazifascistaconcertacionista (lo más granado de las corrientes que nos dominan) El delfín retrata de la mejor forma el oscuro mapa del miliquismo chileno y su consiguiente progreso, que con máscaras civiles de talante soberbio y democrático, sostenida por los gruesos elásticos del Estado de Derecho, solapa ignominiosas perversiones, sin ser estas de izquierdas ni derechas, sino nada más fascistas, pues provienen de un poder totalizante encarnado por el Estado.

Karen Hermosilla

Chile: Hacia la unidad anticapitalista



La dictadura militar ya habían cumplido su labor y paulatinamente comportaba un riesgo para la estabilidad del modelo.


1. Desde el término de la dictadura a fines de los 80, en Chile durante los gobiernos civiles la lucha de clases se ha ofrecido en términos encubiertos, puntuales, casi siempre economicistas.

2. En la década de los 90 se vivieron los ecos de la lucha antidictatorial en un marco de reflujo sustantivo de la organización y combate de los trabajadores y el pueblo. Por arriba, la Concertación logró desarticular el movimiento de masas que ya iba a la baja vertical inmediatamente después de que ganará el NO en el plebiscito de 1988. La paz social necesaria para garantizar la gobernabilidad burguesa sobre el formato de una democracia amañada por las decisiones de un puñado de direcciones partidistas autorizadas por el imperialismo norteamericano y la socialdemocracia europea, se apoyó sobre el continuismo neoliberal, el espejismo de la libertad de opción y participación, y la alienación del consenso, la unidad nacional, la democracia electoral y clientelista y el consumo. Esta nueva estrategia imperialista se impuso, prácticamente, en todo el Continente.

Las dictaduras militares ya habían cumplido su labor y paulatinamente comportaban un riesgo para la estabilidad del modelo. Producto del avance exponencial de la organización resuelta de amplios sectores de trabajadores y pueblo latinoamericano durante los 60 y 70, como efecto ejemplar del triunfo de la Revolución Cubana, la guerra de Vietnam, la existencia de los llamados socialismos reales en un tercio del planeta, los movimientos antisistémicos en el corazón del principal Estado imperialista, y la relativa compensación de relaciones de fuerza entre capital y trabajo, se abrió un nuevo escenario global que en Chile cristalizó con la llegada al Ejecutivo de la Unidad Popular. Sin embargo, el imperialismo, desde sus costados fascistas, logró reestablecer el orden de sus intereses a través de dictaduras militares, patrón político demandado por el nuevo ciclo histórico fundado por la contrarrevolución capitalista.

De este modo, fueron diezmadas materialmente las expresiones más decididas y anticapitalistas del Continente, descabezando los liderazgos construidos a lo largo de décadas por la clase trabajadora. Tras la estrategia política imperialista para la Región estaba la ofensiva del capital ante la baja tendencial de la ganancia y la crisis de sobreproducción de fines de los 60 y comienzos de los 70 que la burguesía mundial resolvió liberando el dólar de su convertibilidad en oro y expandiendo, sin regulación alguna, la internacionalización del capital financiero y especulativo. Las dictaduras militares y los gobiernos “democráticos” del capital en América Latina fueron los facilitadotes inmejorables para la recomposición de los intereses de las clases dominantes mundiales y, por extensión y subordinación, de las nativas. La división mundial del trabajo en los tiempos de los regímenes militares profundizó la dependencia de los países latinoamericanos, condenándolos, una vez más, a meros territorios exportadores de recursos naturales finitos, aniquilando rápidamente los incipientes procesos de industrialización pre-dictatoriales.

El llamado neoliberalismo, que hizo sus primeras armas continentales –y acaso planetarias- en Chile por medio del imperio del capital sin báscula y la violencia de clase mandatada por los gobiernos de Reagan y Thatcher, impuso la privatización de los recursos económicos nacionalizados y los derechos sociales parcialmente estatizados en el período anterior; las relaciones comerciales asimétricas; la financiarización de la economía tutelada por las corporaciones bursátiles imperialistas y la represión política. La contrarrevolución se erige y erigió sobre un paradigma de acumulación capitalista más radical que el existente durante los inicios de la guerra fría. Primero a punta de metralla, y luego en los 90, con la anuencia de los gobiernos democrático burgueses, se destruyó todo vestigio de protección del trabajo, toda armadura jurídica acaudalada por las clases populares en años y años de lucha.

3. En los 90 y hacia la primera década del siglo XXI, en Chile campea la superexplotación del trabajo –de donde siempre deviene la valorización y la ganancia- mediante la flexibilidad laboral, la polifuncionalidad, la precarización del empleo, y la feminización y rostro juvenil de la pobreza. Tanto la seguridad social, como la movilidad social a través de la capacitación educacional formal son historias antiguas y puro relato de la propaganda de la clase en el poder. Sin embargo, como contraparte proveniente del desarrollo de las fuerzas productivas en el mundo y en Chile, y de la calificación superior demandada a la actual fuerza de trabajo, jamás los patrones resultaron más prescindibles para la conducción económica y política de la sociedad.

Hoy, más que ayer, amplias fracciones de los trabajadores y el pueblo chileno cuentan con las facultades científico-técnicas para conducir la sociedad bajo un orden socialista capaz de combinar la igualdad con la libertad de ella parida. Naturalmente, ante estas evidencias históricas y estratégicamente peligrosas para la minoría en el poder, desde arriba se emplean diversas políticas de dominación y hegemonía que se expresan violentamente en los centros de trabajo; ideológica, cultural y propagandísticamente en los hogares mediante los dispositivos de alienación basados en los medios de comunicación de masas (si un buen día la gente dejara de comprar televisores, el poder los regalaría); y mediante el temor, el consumismo y el endeudamiento.

4. A diferencia de experiencias de impronta pro-popular en curso, como la venezolana y, más de cerca, la boliviana, en Chile la reorganización de la clase trabajadora y el pueblo ha tomado mucho más tiempo. La brutalidad con la que operó nativamente la contrarrevolución capitalista –a la cual es preciso agregar la cooptación política para el proyecto neoliberal de muchos cuadros dirigentes otrora anti-dictatoriales, resultó de una eficacia apabullante. Otro sector importante de militancia popular envejece en sus “cuarteles de invierno”, mientras lentamente se reconstruyen los nuevos relevos históricos para la conducción política desde los intereses profundos y luchas genuinas de las clases subordinadas..

5. Durante la primera década del siglo XXI, por abajo, se han ofrecido interesantes luchas como la de los estudiantes secundarios el 2006; la de los trabajadores subcontratistas del cobre y las forestales el 2007; combates originados por la demanda habitacional y luchas asociadas a polos sindicales acotados. El conjunto de las luchas parciales del siglo XXI en Chile ponen en vitrina de manera incipiente los límites de la democracia burguesa, hoy en un contexto de crisis económica y crisis de representatividad formal ante su descrédito creciente (sólo vota la mitad de los facultados para hacerlo). Cada uno de los episodios que descubren la lucha de clases en Chile, por sí solos e incluso todos juntos, todavía están lejos del “caracazo”, el “argentinazo” o la “guerra del agua” en Bolivia. Es decir, las luchas y organizaciones más estructuradas y estables de lucha aún resultan insuficientes como para hablar de un “movimiento social y popular en auge”.

Lo realmente existente son las partículas dispersas y todavía embrionarias de un futuro movimiento político social capaz de probarse en batallas poderosas y con el tonelaje necesario para obtener victorias parciales significativas. Lo que realmente existe es la posibilidad –alentada objetivamente por la crisis económica mundial y su aterrizaje en Chile- de construir procesos de unidad política mínima para enfrentar el período. Aquí se habla de empeños anticapitalistas con independencia política de clase (de la patronal, del Estado y sus expresiones orgánicas), y convicción de poder y mayorías que, no obstante, recién están deshaciéndose de la desconfianzas mutuas, el encapsulamiento, el aparatismo, la ausencia del debate fecundo que requiere una política justa desde y para el conjunto de los trabajadores y el pueblo. Asimismo, apenas comienzan a desprenderse de atavismos y traumas político-ideológicos heredados de la Unidad Popular y la lucha antidictatorial. Aquí se habla de que existen las condiciones para establecer las matrices de la unidad de los empeños anticapitalistas en un continente político y social amplio, vasto, de masas, abierto y público, que no ponga en riesgo la subsistencia de cada empeño independiente como condición para ser parte del movimiento político común.

6. En términos de las condiciones para arribar a la unidad posible en clave de masas y como punto de arranque para constituirse en alternativa plausible mañana, ¿Cómo se puede empezar? Con el fin de salvar discusiones estrategistas, sobreideologizadamente estériles, o simplemente mezquinas y reñidas con la construcción colectiva radicalmente democrática que precisa la composición ancha de los intereses de los trabajadores y el pueblo, resultaría más eficaz, a través de una convocatoria amplia, convenir un programa mínimo o plataforma de lucha inclusiva y ordenadora de las batallas contra el capital y sus manifestaciones. Una llegada así resultaría transitoria y prometedoramente efectiva como prólogo de un derrotero cuyo horizonte sea la unidad política superior y a largo plazo. Y para ello se requieren luchas comunes, orgánica mínima, comunicaciones y recursos humanos y materiales básicos, y sobre todo, victorias parciales significativas que funcionen para visibilizar y prestigiar una alternativa político social eficiente y tangible para las grandes mayorías.

7. ¿La lucha electoral? Efectivamente es una lucha táctica determinada, en la medida que colabore con la construcción de la fuerza social transformadora, independiente y anticapitalista capaz de cambiar la vida de Chile en el futuro. Sin embargo, más allá de los devaneos teoricistas, las actuales condiciones de fuerza y experiencias cercanas pre-existentes, hoy, en enero de 2009, las elecciones sólo podrían ilustrar la debilidad de la semilla política unitaria popular. Si no se ha constituido el movimiento ancho, sus luchas mancomunadas y direccionadas, sus victorias parciales y la ocurrencia de hechos político-sociales que lo conviertan en actor visible e influyente en el escenario explícito de la lucha de clases y las demandas profundas de los trabajadores y el pueblo, ¿Qué sentido tiene en términos inmediatos, la participación electoral aquí y ahora, si aún no se genera siquiera la unidad mínima de las fuerzas realmente existentes del campo popular?

Hasta la lucha electoral exige condiciones mínimas de fuerza para resultar efectiva política y propagandísticamente. Y en este artículo no se quiere abundar sobre el descrédito creciente respecto de la democracia formal; los magros resultados obtenidos por candidaturas populares incluso distintas a las de la izquierda tradicional; y en resumen, detallar las relaciones de fuerza concretas que aún predominan en Chile y que permanecen distantes todavía de su reversión (incluso bajo las concepciones más “revolucionaristas” de la historia y menos “etapistas” que se esgriman). Lo principal es convenir voluntades y partir por el principio. Como existe el aventurerismo y voluntarismo militarista, existe el aventurerismo y voluntarismo electoralista. Ambas son ilusiones infecundas para los intereses de los trabajadores y el pueblo.


A.FIGUEROA C. KAOS-CHILE

MENTIRAS Y MEDIOS: ética periodistica


La prensa española contra Bolivia y contra la democracia



Imaginemos que el referéndum es en España, que más de un 60% de la población la aprueba, pero que en el País Vasco y Cataluña la mayoría es contraria. ¿Diríamos que “España se aleja de la democracia”, que el resultado “divide al país”, que representa “un paso atrás para España”? ¿Aceptaríamos que País Vasco y Cataluña se sintieran “autorizados para continuar su inagotable tarea de socavar el poder central”? Pues tales son los juicios que aparecen en nuestra prensa reaccionaria cuando el caso es Bolivia y la constitución aprobada amenaza los privilegios de la oligarquía empresarial.

Dos temas dominan los editoriales. El primero es la absurda pretensión de que este referéndum divide al país:

“consagra la división entre indígenas y no indígenas” (El Periódico)

“ha dejado un país dividido” (La Vanguardia)

“Morales debe abandonar su política de confrontación” (El País)

El fundamento de esta idea queda claro en el editorial del ABC:

“ es más probable que las divisiones que han quebrado la cohesión de la sociedad boliviana se vean agravadas cuando Evo Morales intente aplicar un marco legal que rechaza una parte importante de la sociedad, mayoritariamente en las ciudades y en las regiones más industriales.”

Es decir, la división no la causa la Constitución sino el rechazo a la misma por parte de esa “parte importante”, aunque minoritaria, de la sociedad. Pero esa actitud, de no aceptar lo que la mayoría de la población elige, es una actitud antidemocrática, así como la de los medios que apoyan ese rechazo.

El segundo tema es el de presentar la Constitución como una amenaza “indigenista”:

“el movimiento indígena avanza” (La Vanguardia)

“La Bolivia indígena” (El País, título del editorial)

“el caudillo indigenista boliviano Evo Morales ha logrado imponer una Constitución” (ABC)

“régimen político basado en criterios socialistas, en lo económico, y racistas, en lo social.” (ABC)

“el programa indigenista de Morales” (El Periódico)

“otorga privilegios a grupos étnicos en detrimento de otros” (La Razón)

Quien intente encontrar una mínima argumentación para esta tesis racista, la de una supuesta discriminación a favor de los indígenas, buscará en vano. Valga como ejemplo un “reportaje” de la periodista de El País Soledad Gallego-Díaz (24/1/09). En dicho reportaje, titulado “Poder indígena en la Bolivia de Evo”, la única referencia al tema es el siguiente párrafo:

“Nadie discute que la nueva Constitución, o la acción del Gobierno, esté inspirada en un vehemente deseo de integrar a los indígenas en la vida política y económica del país, de la que fueron excluidos brutalmente durante toda la historia boliviana, pese a constituir el 80% de la población, ni su deseo de mejorar el nivel de vida de esos pueblos, siempre desposeídos.”

Entonces, ¿cuál es el problema? ¿superar la “exclusión brutal” de los indígenas es el problema? ¿mejorar su nivel de vida? ¡Ética periodística!

Javier Adler
Kaosenlared

lunes, 26 de enero de 2009

El Foro Social Mundial en Madrid da voz a los excluidos. La capital reunió el fin de semana a l@s crític@s con el capitalismo

"Lo que nos ha unido en esta edición ha sido la crisis mundial"

Daniel Ayllón, Madrid 26 de enero (periódico "Público")

El poblado de chabolas de Valdemingómez es uno de los principales supermercados de la droga de Madrid, a 14 kilómetros del centro de la ciudad. Junto a la calzada central que recorre la favela se encuentra la parroquia de Santo Domingo de la Calzada, donde ayer por la mañana se celebró la asamblea de clausura del II Foro Social Mundial de Madrid. Las 93 organizaciones que han participado en el encuentro desde el jueves al domingo la eligieron "para poner en práctica la esencia del foro: llevar lo global a lo local y dar voz a los excluidos", explicó Jordi López, uno de los organizadores.

El Instituto Lope de Vega y el Patio Maravillas (un centro ocupado en el centro de Madrid, con una orden de desalojo que hizo peligrar la celebración) han sido las sedes de los 33 talleres y debates. El nexo entre los participantes es su crítica al sistema político y económico y a la falta de respeto al medio ambiente. El abanico de activistas agrupa a entidades tan dispares como Cristianos de Base, Izquierda Anticapitalista, Banca Ética o Ecologistas en Acción.

Los cuatro ejes de los encuentros han sido la crisis del sistema capitalista, los movimientos sociales de Madrid, las luchas internacionales y la cultura de la paz. No obstante, "lo que nos ha unido en esta edición ha sido la crisis mundial", explicó Berta Iglesias Varela, activista de la plataforma ¿Quién debe a quién?. Iglesias reconoció que las organizaciones a veces gastan "más energía en la autocrítica que en generar nuevas ideas".

Por otro lado, Txema Vargar, activista de Izquierda Anticapitalista, insistió en la importancia de mantener "los servicios públicos, la pluralidad de ideas y la horizontalidad organizativa".

Unión contra la guerra
La organización no ha emitido conclusiones, pero los participantes coinciden en que se debe de mejorar la articulación de la "red de organizaciones". "En la guerra de Irak nos unimos desde el PSOE hasta los grupos antisistema, pero esa unión se ha diluido y hace falta articularla", reflexionó una asistente en la asamblea final.

Como ejemplo, los organizadores citaron la plataforma que han creado agricultores ecologistas y consumidores para "trabajar por un comercio más responsable". "No teníamos relación entre nosotros y esta cita nos ha permitido conocer aunar energías", afirmó un representante de los consumidores. "Francia o Brasil, donde la red asociativa está más consagrada que en España, son los países que lanzaron la primera edición del Foro Mundial. Tenemos mucho que aprender de ellos", agregó Carlos Pereda, miembro de Cristianos de Base.

La primera edición en Madrid se organizó en 2008. Ese año, los responsables del Foro Mundial promovieron la descentralización del evento, y este se realizó de forma simultánea en varios países. En cambio, la edición de 2009 vuelve a estar centrada en una ciudad y se celebrará esta semana (del 27 de enero al 1 de febrero) en Belem (Brasil). Pero el poso de la experiencia del año pasado ha llevado a varias urbes como Madrid a celebrar encuentros alternativos con el mismo espíritu de crítica.

Foro Social Mundial en Madrid 2009: Más de 2000 personas reclamaron Otro Mundo


Más de 2.000 personas marchan desde el Patio Maravillas a la puerta del Sol en Madrid, tras la jornada de talleres del FSM 2009 en Madrid. (25/01/09)

Tras la jornada de talleres repartidos entre el Patio Maravillas y el Instituto Lope de Vega, decenas de personas se han comenzado a concentrar a las puertas del Espacio Polivalente Autogestionado (EPA). Alrededor de las 19:30 horas ya había cerca de 1.000 personas que han comenzado a avanzar hacía Plaza de España. A las 20 horas se ha cortado la parte derecha, de subida de la Gran Vía en dirección a la Plaza de Callao con una pancarta en la que se leía: "OTRO MUNDO ES POSIBLE, ante la crisis del sistema capitalista patriarcal y explotador, Foro Social Mundial 09". En ese punto ya habría cerca de 1.500 personas gritando "A, Anti, Anticapitalista!, "Otro mundo es posible", "Viva la lucha del pueblo palestino", "La crisis es del capital", "Espe, Espe, espceculación", "Que pasa? que pasa? ¡Que no tenemos casa!", "¡Basta ya de privatizar!",,"Hay que quemar la conferencia episcopal por machista y patriarcal". Una banda de percusión acompañaba la marcha.

Otra pancarta decía "No la guerra" y se mostraban países en conflicto o que sufren agresiones como Gaza, junto con los millones que ganan algunos países entre ellos España por la venta de armamento. En otra pancarta se leía: "Ellos destruyen el planeta, construyamos la alternativa" y "Servicios públicos para todos, privatización ¡NO!

Al llegar a Callao, multitud de curiosos se han acercado a la cabecera a preguntar porque era la manifestación y muchos se han unido a la marcha. En la calle Preciados, se observaba la amplitud de la marcha ocupando gran cantidad de espacio y se ha parado en la tienda Zara donde se ha realizado una pequeña acción, de denuncia de las condiciones laborales de los trabajadores textiles de la compañía de Amancio Ortega en diversas partes del mundo.

Finalmente se ha llegado a la puerta del Sol, donde se han colgado las pancartas en las vallas que rodean la estatua de Carlos III a caballo y la percusión ha organizado una auténtica fiesta, hasta que se ha desconvocado, para que la gente pueda ir mañana a la Cañada Real a la asamblea de movimientos sociales.

ENTREVISTA AL HISTORIADOR FELIPE PIGNA

“La izquierda cometió muchos errores con el peronismo”

Dedicó la última edición de la saga, Los mitos de la historia argentina al período 1943-1955, etapa que le permite abordar diversos aspectos polémicos: la relación del peronismo con los sectores medios, la coerción de la violencia y la construcción de la Evita montonera.

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“Es interesante pensar si hubiera sido posible realizar transformaciones sin algún tipo de violencia”, señala Pigna.
Por Silvina Friera

Quizá pocos temas sean tan complejos y apasionantes como el peronismo. Quien decide estudiarlo y analizarlo, desde la historia, la sociología o la ciencia política, sabe que se mete en un berenjenal. No es posible la asepsia ni mucho menos una aparente neutralidad. En Los mitos de la historia argentina 4, dedicado a La Argentina peronista (1943-1955), Felipe Pigna no pretende quedar bien con nadie. La misión habría sido francamente imposible. El peronismo en sí, como el historiador lo advierte en la introducción, es incorrecto por definición. “Al leer el material sobre el período, uno ve fácilmente los baches. En aquellos libros donde el autor es peronista no se encuentra ni una coma sobre los rasgos autoritarios del movimiento. Y al revés: en un libro antiperonista no aparece nada elogioso sobre las políticas sociales, sanitarias y educativas. Evidentemente está tan sesgado, que mi primer planteo fue respetar al peronismo como movimiento histórico fundamental de la historia argentina. En ese respeto entraba el hecho de contar sus aspectos positivos y negativos, porque neutros no tiene ninguno”, aclara el historiador en la entrevista con Página/12.

–En el libro rechaza que a Perón y al peronismo se los califique de fascistas.
–Sí, efectivamente. Esta confusión tiene un origen entendible por la clara admiración de Perón por Mussolini, expresada en varios de sus artículos o reportajes, pero que no se traduce en su práctica política en cuanto al sujeto social que elige, el movimiento obrero, y en cuanto a los cambios que lleva adelante en la estructura social argentina. Perón no renuncia a esa admiración por Mussolini. Pero cuando los servicios empezaron a investigar a Perón, a su regreso de Europa, entendieron que cuando él hablaba de fascismo ponía demasiado énfasis en su aspecto movilizador de masas, entonces consideraron que Perón era comunista. En el libro le doy preponderancia a lo ideológico, que es clave para entender al peronismo, y lo trato con el respeto, insisto, que merece un movimiento como el peronismo, independientemente de su incorrección y de su difícil clasificación, cosa que es un problema más de los europeos que nuestro.
–¿Por qué no es un problema nuestro?
–No deberíamos tener esa dificultad de catalogar al peronismo como de izquierda o de derecha; es una especie de obsesión de los estudiosos europeos o norteamericanos. Tenemos que pensar nuestra historia desde nosotros, no desde las categorías clásicas europeas que nos llevan a errores. En un reciente seminario en Londres, adonde fui invitado a participar por el Bicentenario de las Invasiones Inglesas, había un profesor de la Universidad de Londres que hablaba muy despectivamente de Latinoamérica y de la Argentina. “¿Qué se podía esperar de un país que tuvo un velorio de quince días como el de Evita?”, se preguntaba el académico. A lo que le contesté que si íbamos a juzgar a los países por los velorios, la verdad que como parámetro me parecía de poca calidad. Podríamos decir lo mismo de Inglaterra con el velorio de Lady Di, y no vamos a comparar la cualidad política de Evita y su injerencia en la historia con la de Lady Di. Siempre nosotros tenemos que demostrar qué no somos. Pero en mi libro la mirada es otra: desde nosotros, desde lo que fue realmente el peronismo, desde su intrincado armado, con tradiciones más conservadoras y más revolucionarias.
–Aunque el peronismo se haya propuesto inicialmente como un movimiento conciliador de clases, ¿por qué nunca pudo tener a la burguesía en el ’45 y hoy a la clase media de su lado?
–Perón logró convocar en la Bolsa de Comercio a todos los representantes de la alta burguesía y los invitó a participar de esa gran alianza de clases, inclusive a encabezarla y conducirla, pero ellos juzgaron que Perón era “demasiado obrerista”. Se da esa situación tan interesante que mientras el movimiento obrero hegemonizado por la izquierda lo acusaba de fascista, la burguesía, dudosamente llamada nacional, lo tildaba de izquierdizante y obrerista, básicamente por su trayectoria en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social y la promoción de decretos como el Estatuto del peón, que quizá fue lo que más le molestó a la burguesía, que entendía que era una intromisión desmedida del Estado en su fuero natural, la estancia. Esto fue determinante en cuanto a la no incorporación de esa burguesía al frente que le proponía Perón. Por supuesto la clase media, muy vinculada con los gustos y pareceres de las clases altas, se acopló a ese rechazo más bien desde el lado formal. Las críticas de la clase media al peronismo no se referían a lo correcto o incorrecto de las medidas económicas, sino que hablaban de la “negrada”, “la sirvienta espía” o los diputados que se comían las eses; mitología que pertenece mucho más a las clases medias que a las altas, que también apelaban a lo formal, pero apuntaban a cosas más estructurales.
–¿Cómo analiza esta imposibilidad del peronismo de congeniar con la clase media a la luz del conflicto con el campo?
–Cómo se planteó el conflicto fue un enorme error del Gobierno. Al no distinguir la nueva realidad del campo con los pequeños y medianos productores y las cooperativas, una complejidad importantísima a nivel social y económico respecto de lo que se llama groseramente “campo”; al confrontar en bloque con ese conjunto en vez de conciliar con los sectores perjudicados, le dieron a la derecha una legitimidad en su discurso que no tenía hacía mucho en la Argentina. “Negro de mierda” y muchas otras cosas de este tipo hace años que no se decían en el país. Lamentablemente, este gobierno hizo posible que esos sectores volvieran a aparecer, encima legitimados por sectores de clase media, que estaban esperando para volver a sacar su resentimiento. Todo se mezcló y se llegó a un callejón sin salida, gravísimo y mal manejado. Se perdió una oportunidad histórica de debatir sobre el modelo agropecuario por torpezas mutuas.
En la contratapa del cuarto tomo, el perfil un tanto adusto de Perón contrastado con la cálida sonrisa de Evita, la mujer “más amada y más odiada de la historia argentina”, se imprimen en una tarjeta navideña de 1949 en la que los líderes del movimiento les desean “a sus queridos descamisados” Feliz Navidad y Año Nuevo. Como si fuera una fábrica de producción de mitos, Pigna dice que lo primero que se ve con claridad cuando se estudia el peronismo son las construcciones posteriores y las relecturas que se hicieron. “La Evita montonera es un clásico que tiene que ver con algunos elementos reales y otros epocales. Lo real es que Evita tuvo una actitud un poco más radical que Perón, pero lo real también es que nunca se separó de Perón, nunca hizo política aparte. Cuando Perón la desautorizó, tanto en la candidatura a la vicepresidencia como en el caso de las milicias obreras, Evita acató militarmente lo que Perón le ordenaba –recuerda el historiador–. Evita, por su discurso de barricada, aparecía como un sujeto más pasible de ser reciclado en la radicalización del peronismo; cosa que es incomprobable, aunque hay algunos elementos que le dan algún sustento a esa lectura. Pero es absolutamente inadmisible desde el punto de vista histórico porque uno no tiene la posibilidad de plantear ‘qué hubiera pasado si’. La ucronía no es para un historiador.”
–¿Por qué la izquierda tuvo lecturas tan erráticas sobre el peronismo?
–Hay que decir dos cosas para ser ecuánimes. Por un lado, el factor sorpresa: Perón no estaba en los cálculos de nadie, pero lo que sí debía haber estado en los cálculos de alguien eran esos millones de personas marginadas, a las que nadie atendía ni electoral ni sindical ni socialmente. Había un error táctico y estratégico que no era sólo de coyuntura sino de largo plazo. La izquierda se olvidó de una masa que, porque no votaba, estaba fuera del sistema o no correspondía al parámetro marxista del proletariado, no fue tenida en cuenta. Y ése fue un error gravísimo. El otro error fue haber identificado a Perón como el nazifascismo en la Argentina, la prolongación de Hitler y Mussolini aquí. Pero también hay que decir que esa izquierda fue muy perseguida por el peronismo; les cerraban los locales, sus dirigentes fueron presos y hubo torturados. Había también del otro lado elementos para no querer a Perón. Lo que es un mito absoluto es que la izquierda habría llegado al poder de no mediar Perón en el ’45. La izquierda no llegó al poder no por culpa de Perón sino porque se equivocó horriblemente cuando hizo una alianza con el enemigo. Ahí se produjo el gran divorcio entre el pueblo y las izquierdas, que se transformaron en un sector marginal de la política argentina.
–Divorcio que nunca se pudo superar, excepto durante la breve “luna de miel” que se produjo con Montoneros.
–Sí, pero a costa de renunciar formalmente a la identidad, a costa de decir “nosotros somos peronistas”, “no somos socialistas ni marxistas”. De ninguna manera el peronismo se adaptó al marxismo; en realidad, los sectores de izquierda se tuvieron que adaptar al peronismo, pero esa adaptación nunca terminó de cuajar.
–¿Cuál es el aspecto más polémico de ese primer peronismo?
–El aspecto más interesante para debatir, desde una perspectiva de izquierda, es hasta dónde el grado de coerción y violencia que ejerció el peronismo se justificó. Hasta qué punto fue necesaria esa coerción para hacer los cambios que se hicieron. Estoy en contra de esa coerción, pero es interesante pensar si hubiera sido posible realizar esas transformaciones sin algún tipo de violencia, como en toda revolución o cambio profundo, sobre estructuras tan poderosas como las que había que modificar. Ese debate se trata de eludir, pero yo no lo eludo en el libro. Afortunadamente, a las personas del 2009 nos resultan sumamente irritativo la prohibición de medios, la censura, la tortura, pero esto no era así durante la época del peronismo. Tampoco fue así cuando los detractores del peronismo llegaron en el ’55, y fueron mucho más allá porque torturaron y fusilaron masivamente. Estamos hablando de un grado de violencia extraordinario, en ambos sectores, y de distintos niveles e intensidades. Era una sociedad muy violenta e intolerante. En el lenguaje y en la práctica política de la época había cierta legitimación de la violencia, de unos y de otros, de la iglesia y de los partidos políticos.
–Mientras escribía el libro, ¿se preguntó hacia dónde va el peronismo?
–No se sabe. Los requisitos para pertenecer son cada vez más lábiles. Hoy se dicen peronistas Francisco De Narváez y Macri; entran todos. Carrió quiere tener también una pata peronista. No hay identidad; creo que esto se fue viendo claramente a partir del ’83. Hasta ese momento estaba claro qué era el peronismo, con todos sus pros y sus contras, con sus sindicalistas, con sus vandores... Hoy no es así, aunque distingo al militante de base, que sigue remitiendo a Perón y Evita, y lo respeto absolutamente. Estoy hablando de todos estos personajes que se quieren montar en lo que suponen sigue siendo mágicamente la ideología popular. Ni los propios peronistas saben a dónde va el partido. Lo que sí podemos decir es que el partido peronista está muerto. El partido como sello de goma, como estructura, no existe; o existe por su plata y su aparato, pero no convoca militancia ni adhesión natural, si lo comparamos con lo que fue ese partido y lo que provocó en otro momento de la historia argentina.

sábado, 24 de enero de 2009

Con Clases Magistrales comenzó Escuela para el Autogobierno Mapuche



CON AMPLIA PARTICIPACION SE INAUGURA LA ESCUELA PARA EL
AUTOGOBIERNO MAPUCHE





El día Miércoles 14 de Enero de 2009, en las dependencias de la Organización Mapuche Consejo de Todas las Tierras, se inauguró la primera sesión del "Modulo de Enseñanza en asuntos de Gobierno en base al Derecho Internacional relativos al Derecho a la Libre determinación y el Autogobierno Mapuche".

Desde temprano, llegaron los líderes de comunidades Mapuche de la IX y X región para inscribirse y participar de la Escuela. Se inició con la ceremonia del Nguillatún, y luego se plantaron dos Araucarias que simbolizan el principio dual de complementariedad de los Mapuche, asimismo, representó el germinar y posterior fruto de la Escuela Para el Autogobierno Mapuche. Participaron en plantar las araucarias la primera secretaria de la embajada de Finlandia Suvikki …, el coordinador de la Escuela de Derecho de la Universidad Bolivariana abogado Rodrigo Calderón, las autoridades Lonko y Machi, entre otros invitados.



La Escuela Para el Autogobierno Mapuche, contó con las Charlas Magistrales del Juez Juan Guzmán, los abogados de la Universidad Bolivariana Rodrigo Calderón y Juan Sanhueza y del experto en Derecho Internacional Indígena Aucan Huilcaman.

El abogado Juan Sanhueza expresó “la importancia de la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas es que participaron los propios destinatarios, es decir los Pueblos Indígenas tanto en su elaboración y discusión y esto significó que actualmente cada Pueblo Indígena pueda determinar su propio gobierno”. Por su parte el abogado Rodrigo Calderón señaló en su Charla Magistral “Existen muchas formas de Autogobiernos Indígenas en el mundo” como también “El Derecho no es neutral, existen muchos sistemas de derechos, entre ellos el Derecho Indígena. El Monismo Jurídico nos hace creer que la normatividad indígena es costumbre, porque menosprecia otra formas de organizar jurídicamente un Pueblo que no sea la ley occidental”



Por su parte el juez Juan Guzmán recibió los primeros documentos que se trabajaron en la Escuela de manos de Aucan Huilcaman, y en su Charla Magistral expresó “Por ejemplo, en la Igualdad en su sentido más amplio, con la Soberanía en su sentido más auténtico, con la Inclusión en lo que verdaderamente aceptan la inclusión de los distintos Pueblos, con la diferencia dentro de la Igualdad, se podrá respetar los derechos humanos del Pueblo mapuche”.

Entre la primera generación de estudiantes de la Escuela Para el Autogobierno Mapuche, se encontraban Jóvenes Mapuche, Líderes Mujeres y Hombres Mapuche, los cuales se mostraron interesados en debatir el tema que convocó esta primera sesión. El Werkén de la Comunidad de Malalhué de la X región expresó su inquietud “Como alumno de esta primera Escuela, me siento privilegiado estudiar y debatir los temas que nos conducirán a un Gobierno Mapuche, mi pregunta tiene que ver en ¿cómo se expresaría una soberanía Mapuche, el estado chileno cómo reaccionaría frente a este proceso tan relvante?

La primera Jornada de la Escuela Para el Autogobierno finalizó con un Rakiduam y Kimun, en palabras de los Lonko y Machi participantes los cuales expresaron “Estamos inaugurando una nueva etapa, esta Escuela no es para ir con peticiones a las autoridades chilenas, es para debatir como estructuraremos un gobierno Mapuche, y definir cuál es el camino que debemos seguir en base al derecho a la Libre determinación contenido en la Declaración de la ONU. Además un área común en donde debemos converger todos los Mapuche comprometidos con los derechos colectivos”

miércoles, 21 de enero de 2009

Los diez mandamientos y el siglo XXI

Carlos Fernández Liria , en El Viejo Topo

En tanto que se cree en Dios, es plausible hacer el Bien PARA ser moral. La moralidad se convierte en un cierto modo de ser ontológico e incluso metafísico que nos es posible alcanzar. Y como se trata de ser moral a los ojos de Dios, para alabarle, para ayudarle en su creación, la subordinación del hacer al ser es legítima. Pues, practicando la caridad no servimos más que a los hombres, pero, siendo caritativo, servimos a Dios. (...) Es legítimo ser el más bello, el mejor posible. El egoísmo del Santo está justificado. Pero que muera Dios, y el Santo no será más que un egoísta: ¿a qué sirve que tenga el alma bella, que sea bello, sino a sí mismo? A partir de este momento, la máxima "actúa moralmente para ser moral" está envenenada. Lo mismo que "actúa moralmente por actuar moralmente". Es preciso que la moralidad se supere hacia un objetivo que no sea ella misma. Dar de beber al sediento no por dar de beber, ni para ser bueno, sino para suprimir la sed. (...)

[La moralidad] debe ser elección del mundo, no de sí. JEAN PAUL SARTRE

Nota aclaratoria:
Este artículo es la transcripción de una ponencia que pronuncié el 25 de julio de 2006 en uno de los Cursos de Verano de El Escorial (“Occidente: Razón y Mal”) organizado por la Universidad Complutense de Madrid y patrocinado por la Fundación del BBVA. Estaba previsto publicar las ponencias del curso en un libro financiado por esta Fundación. Durante ya casi dos años mostraron todo tipo de reticencias para la publicación de mi artículo, alegando que no se trataba de censura ideológica, pues mi intervención había carecido de “rigor académico y de seriedad científica”. Para no perjudicar a los otros autores que participaban en el libro, accedí varias veces a practicar la autocensura, limando expresiones coloquiales y suavizando el tono en la versión escrita de mi ponencia. Pero finalmente, han dejado claro que el libro no saldría si yo no retiraba mi contribución. Hacía año y medio que estaba deseando quedar liberado de mi compromiso, de modo que me alegro de poder publicar por fin este texto por otras vías. Lo grave no es el tiempo que se me ha hecho perder (desdichadamente el tema está lejos de quedarse anticuado). Lo grave es que esta anécdota es un síntoma fatal que anuncia un futuro muy nefasto para el mundo académico y la Universidad pública. El proceso de Convergencia Europea en Educación Superior, lo que se llama el “proceso de Bolonia”, se articula sobre la subordinación de toda financiación pública a la previa obtención de una financiación privada. Así, en lugar de financiar el mundo académico con criterios científicos, independientemente de la autoridad del mercado, se financia con dinero público tan sólo aquellos proyectos que interesan al mundo empresarial. Somos muchos los que llevamos advirtiendo que esta mercantilización de la Academia supone el colapso de la Universidad pública a medio plazo. Mi “competencia científica” y mi “rigor académico”, por ejemplo, tendrían que haber sido juzgados exclusivamente por los organizadores académicos del Curso (o por los miembros del tribunal de oposiciones con el que gané en su día la libertad de cátedra en tanto que profesor Titular de la UCM). Repugna a la idea misma de Academia que una institución privada, un Banco, tenga algo que opinar al respecto. Sin embargo, esta es la situación que se está generalizando con el proceso de Bolonia: la financiación privada tendrá en adelante la última palabra en el mundo académico, condicionará los planes de estudios, los proyectos de investigación, la distribución de departamentos, facultades y escuelas. La Convergencia Europea es el equivalente de una reconversión industrial en la Universidad. Es difícil entender cómo puede haber quien no lo vea claro 2.

Para ilustrar la anécdota con la Fundación del BBVA, he preferido dejar el texto lo más parecido posible a la versión original del evento, respetando el estilo oral de la intervención. Esta anécdota es un síntoma fatal que anuncia un futuro muy nefasto para el mundo académico y la Universidad pública.

Nuestro tema es “Occidente: Razón y Mal. El mal en la política”. Hay que comenzar constatando una desorientación moral muy profunda. Esto es algo que podemos apreciar fácilmente con tan solo que pensemos en lo que a mí me parece un misterio insondable. Diez millones de votantes del PP apoyaron la invasión de Iraq argumentando que Sadam Hussein disponía de armas de destrucción masiva. El misterio, lo que a mí me parece el enigma moral más profundo de lo que llevamos de siglo, es que ahora que se sabe que jamás hubo en Iraq armas de destrucción masiva, y ahora que, además, se sabe que siempre se supo que no las había (ahora que se sabe que Bush, Blair y Aznar mintieron) de todos modos, esos diez millones de votantes van a seguir votando al PP (y muchos más millones a Blair y Bush). Se trata, como digo, de un misterio insondable que, por cierto, nosotros tenemos la obligación de abordar, pues para eso nos pagan a los profesores, investigadores, becarios y catedráticos de ética. Nuestra obligación, si es que queremos cumplir con nuestra profesión, es abordar la cuestión de qué ha ocurrido con la consistencia moral contemporánea para que ocurran esas cosas tan extrañas. Yo diría que todos deberíamos estar escribiendo un libro que, por cierto, ya ha escrito Fernando Savater: Los diez mandamientos en el siglo XXI. Lo que pasa es que ese libro es malo, pero malo con ganas. Pero su título es de lo más oportuno: tiene que haber algo muy mal planteado en la manera en que entendemos los mandamientos para que nuestra conciencia moral haya enfermado hasta los límites nihilistas que traspasan todos los días nuestros medios de comunicación. El delirio moral en el que estamos sumidos es sólo comparable al descalabro que causó la Iglesia católica durante el franquismo en la conciencia de los españoles.

Cuando yo era pequeño, era pecado ver Lo que el viento se llevó, y los adolescentes, según los padres de la iglesia, iban al infierno por masturbarse. Sólo una secta de psicópatas puede perder hasta ese punto el sentido de las proporciones, pues en esa misma época se consideraba cosa discutible si también deberían ir al infierno los policías de la dictadura argentina que (en el cumplimiento de su deber) violaban, torturaban y desaparecían a no pocos de esos adolescentes abocados a las llamas del infierno. Para ser realistas, hay que decir que la Iglesia no ha recuperado demasiado el sentido de las proporciones. Aplicando sus peculiares parámetros, el papa Woytila, al que ahora quieren canonizar, le daba la comunión a Pinochet y medio excomulgaba a los teólogos de la liberación, dejándoles con el culo al aire en una situación en la que muchos de ellos no tardarían en ser asesinados. Tan sabia decisión se tomó por consejo del cardenal Ratzinger, nuestro papa actual 3. Ahora bien, no cabe duda de que el papel de los medios de comunicación respecto del nihilismo contemporáneo es mucho más importante que el de la Iglesia. Los periodistas y los intelectuales mediáticos son los nuevos sacerdotes y obispos de este mundo secularizado en el que se ha vuelto imposible distinguir el bien del mal. Y algo de responsabilidad tendremos también en el mundo académico. Probablemente, como consecuencia del bloqueo a Iraq a partir de la primera guerra del golfo, murieron un millón y medio de personas inocentes. Cerca de un millón más han muerto a causa de la guerra y de la destrucción de infraestructuras. El país está sumido en una guerra civil y sembrado de uranio empobrecido. En Iraq las embarazadas ya no preguntan al médico si es niño o niña, sino si viene o no con malformaciones.

La gravedad de todo esto sólo es equiparable a la gravedad de que todo esto esté ocurriendo mientras conservamos nuestra tranquilidad de conciencia. Probablemente el nihilismo nunca había llegado tan lejos entre nosotros ni había gozado de tanta impunidad. Ni siquiera en esa situación tan vehementemente denunciada por Hannah Arendt, lo que ella llamó “el colapso moral de la población alemana”, una población que más o menos sabía y no quería saber que sabía de la existencia de Auschwitz y que con su indiferencia y su banalidad se hizo cómplice del holocausto. Los campos de concentración sobre los que se levanta nuestra tranquilidad de conciencia europea son demasiado grandes para rodearlos con alambradas. Nos sale mucho más rentable rodearnos nosotros mismos de alambradas: encerrarnos en una fortaleza inexpugnable, materializar con púas y cuchillas la “solución final” de nuestras leyes de extranjería, y dejar que la economía internacional se encargue por sí sola de perpetrar el exterminio. No es sólo que esto salga mucho más barato. Es que sale muy rentable, tan rentable que sus efectos superan con mucho la audacia de los surrealistas. La realidad se ha convertido en un chiste, en una broma de mal gusto. Según el último informe de Naciones Unidas, por ejemplo, resulta que el 1 % de la población adulta del planeta acapara el 40 % de la riqueza mundial, mientras que en el otro extremo el 50 % de la población apenas cuenta con el 1 % de la riqueza. Cuando lees estos datos piensas que están equivocados. Claro que, según un cálculo elemental, para que una de las 2.500 millones de personas que subsisten al día con 2 dólares diarios, llegara a amasar, con el sudor de su frente, una fortuna como la de Bill Gates, tendría que estar trabajando (ahorrando todo lo que ganara) 68 millones de años. Otro chiste: por un anuncio de zapatillas deportivas Nike, Michael Jordan cobró más dinero del que se había empleado en todo el complejo industrial del sureste asiático que las fabricaba. Por supuesto que para que un absurdo tan abyecto se encarne en la cruda realidad de cada día hace falta administrar mucha violencia, cortar el planeta con muchas alambradas, deslocalizar poblaciones, descoyuntar, en definitiva, el cuerpo entero de la humanidad.

Es muy sintomático que Hannah Arendt esté hoy día tan de moda. Los estantes de las librerías están repletos de libros de Arendt, se cita a Arendt en el Parlamento, tenemos a Arendt hasta en la sopa. A todo el mundo le resulta interesantísimo que un pueblo entero, el pueblo alemán, colapsara moralmente en los años treinta del pasado siglo XX. En cambio, se lee muy poco (de hecho, ni siquiera se le traduce demasiado) a Günther Anders, quien fuera, por cierto, su marido. Anders se ocupó más bien de denunciar la continuidad de ese colapso moral entre nosotros, en la conciencia occidental en general. Lo que le preocupaba era que nos habíamos vuelto analfabetos emocionales y que eso nos abocaba a un abismo moral en el que todos nos hacíamos cómplices de un holocausto cotidiano e ininterrumpido. A mediados de los ochenta, Anders renegó del pacifismo en el que había militado toda su vida de forma tan activa y argumentó que la única solución era la violencia. “Hemos hecho todo lo posible por convencer al mundo y está claro que no vale de nada”. “El mundo no está amenazado por seres que quieren matar sino por aquellos que a pesar de conocer los riesgos sólo piensan técnica, económica y comercialmente”. La economía capitalista ha llevado el planeta a un callejón sin salida 4. La situación es tan grave que, hoy día –plantea Anders– el recurso a la violencia por parte de los movimientos antisistema debe considerarse, sin más, legítima defensa. Estamos amenazados, la población mundial está amenazada de muerte, por vulgares hombres de negocios con aspecto inofensivo. “Considero ineludible que nosotros, a todos aquellos que tienen el poder y nos amenazan, los asustemos. No hay que vacilar en eliminar a aquellos seres que por escasa imaginación o por estupidez emocional no se detienen ante la mutilación de la vida y la muerte de la humanidad”.

Estas citas están sacadas de un libro titulado Llámese cobardía a esta esperanza, que publicó una editorial marginal 5 que, por supuesto, no ha gozado de la fortuna comercial de los editores de Hannah Arendt. Günther Anders explica el insólito fenómeno de la tranquilidad de conciencia contemporánea aludiendo a lo que el llama “el desnivel prometeico”. Es la idea de que, actualmente, somos capaces técnicamente de producir efectos desmesurados con acciones insignificantes. Aprietas un botón y una bomba cae sobre Hiroshima y mata a 200.000 personas. La desproporción entre la acción y sus efectos es tan grande que la imaginación se desorienta. Es imposible, por otra parte, vivir emocionalmente la muerte de 200.000 personas. Los seres humanos estamos hechos para sentir la muerte de un ser querido, incluso de bastantes seres queridos y no queridos. Pero el número 200.000 no nos dice nada emocionalmente. Hannah Arendt contaba que, durante su juicio en Jerusalén, el genocida Eichmann explicaba con naturalidad que su trabajo consistía en aligerar el ritmo de la cadena de exterminio de judíos. Así pues, desde su punto de vista, era un éxito laboral el que, gracias a ciertas mejoras técnicas en la rutina del exterminio, se lograra eliminar 25.000 personas al mes, en lugar de 20.000. Ahora bien, en una ocasión en que unos testigos le acusaron de haber estrangulado a un muchacho judío con sus propias manos, Eichmann perdió los estribos y se puso a gritar desesperado que eso era mentira, “que él nunca había matado a nadie”. Estrangular a una persona es insoportable para una conciencia moral normal, administrar la muerte de un millón de personas es pura rutina. Pero el problema es que siempre estamos ya, lo queramos o no, apretando esos botones que producen efectos demasiado grandes para nuestra capacidad de imaginar y de sentir.

Susan George comparaba a los ejecutivos que teclean pacíficamente en su ordenador del Fondo Monetario Internacional con los pilotos de un B-52 que aprietan los botones de un tablero de mandos para dejar caer toneladas de bombas sobre una población civil. Probablemente los pilotos no pueden representarse fácilmente el desajuste que hay entre la insignificancia de su gesto sobre el tablero y la desmesura de sus efectos, ahí abajo, sobre la ciudad bombardeada. Con mucha menos razón, el ejército de ejecutivos que deciden sobre las medidas económicas que se aplican a lo largo y ancho del planeta (y el ejército de periodistas e intelectuales que les hacen el juego), no están en condiciones de hacerse cargo moralmente de este “desnivel prometeico” entre “su trabajo”, rutinario y pacífico, y el océano de miseria y de dolor sobre el que están produciendo sus efectos. Anders responsabiliza a la complejidad de la técnica y la industria de este “desnivel prometeico”. Yo diría que no se trata tanto de una cuestión de complejidad técnica como de una cuestión de complejidad estructural. Sea como sea, su intuición es acertada. Cuando la voluntad está separada de sus efectos por una complejidad muy grande, la voz de la moral se desconcierta por entero. En general vivimos en un mundo tan complejo desde un punto de vista técnico y estructural que todas nuestras acciones, incluso las más aparentemente insignificantes, tienen unos efectos colaterales imprevisibles. Dicho brevemente: estamos sumidos en una situación en la que no hay manera de saber lo que estás haciendo cuando haces lo que haces. Por supuesto, en estas condiciones, la voz de la moral no sabe a qué atenerse. Es demasiado complejo distinguir entre el bien y el mal.

Voy a poner un ejemplo. Tengo aquí unas páginas de "El País" 7. Son del 2 de septiembre de 2001, publicadas a todo color en la sección de los domingos. La gente debió de leerlas mientras lavaba su coche o desayunaba con su familia, a la salida de misa o durante una comida campestre. Quizás sintieron que su conciencia caía en un abismo ético... o quizás no sintieron nada. No se trataba de un panfleto de extrema izquierda, de esos que se leen con escepticismo. Era "El País", un reportaje sobre la guerra del Congo, por cierto que muy bueno, de esos que se cuelan de vez en cuando en los medios. El titular de la noticia decía: “Según Naciones Unidas, el tráfico ilegal de coltan es una de las razones de una guerra que, desde 1997, ha matado a un millón de personas”. En las minas de coltan en la República Democrática del Congo, se nos decía, trabajan niños esclavos. Los ejércitos de Ruanda y Uganda se disputan el tráfico de este mineral sumiendo el país en una guerra civil en la que nadie quiere pensar. El caso es que este mineral es vital para el desarrollo de la telefonía móvil y de las nuevas tecnologías. Por ejemplo, la escasez de este mineral había provocado otro efecto dramático: la videoconsola Play Station 2 tuvo que posponer su lanzamiento al mercado, provocando grandes pérdidas de beneficios a la casa Sony. Mirado fríamente, es insólito que eso salga un día en "El País" y al día siguiente todo siga igual. Es incluso enigmático. El otro día decían (también en "El País") que los muertos de la guerra del Congo se calculan ya en cuatro millones. Mientras tanto, la videoconsola Play Station 2 ya se quedó anticuada y los móviles siguieron desarrollándose vertiginosamente desde ese domingo en que salió la noticia.

No es fácil saber hasta qué punto tenemos las manos manchadas de sangre cada vez que llamamos por el móvil o que nuestro hijo juega a la videoconsola. Sin duda que estamos metidos hasta las cejas en el entramado estructural que genera esas guerras. Sin embargo, llamar por el móvil es llamar por el móvil, no matar a nadie. Y por supuesto, dejar de llamar por el móvil tampoco va a salvar la vida a nadie. El móvil, bien mirado, es un invento magnífico ¿quién puede negarlo? Si cuando llamo por el móvil estoy teniendo una oscura e imprevisible relación intangible con no sé qué conflicto sangriento de África, la culpa, desde luego, no la tiene el móvil, ni yo por utilizarlo. No podemos evitar ser piezas de un engranaje muy complejo, en el que todo está ligado entre sí por caminos imprevisibles que nadie ha decidido. Esta complejidad, es cierto, hace que, como decía Günther Anders, nunca podamos estar seguros de lo que estamos haciendo cuando hacemos lo que hacemos. Nunca podemos estar seguros de los efectos indirectos de nuestra acción directa, como dice Franz J. Hinkelammert 8. El problema es que cuando el mundo alcanza un determinado nivel de complejidad, la máxima de no violar los mandamientos se convierte en una receta envenenada. La propia moralidad se transforma en la gran coartada de un mundo criminal. Todo el mundo llama por el móvil y todo el mundo revienta en el Congo sin que nadie viole los mandamientos. Nadie tiene la culpa de que el mundo se haya convertido en algo tan complejo. En esta complejidad insondable, por ejemplo, se amparan los votantes del PP para considerar que algo bueno tendrá incluso algo evidentemente malo, como la invasión de Iraq. Al final, todo será para bien. Hay cosas que parecen muy dañinas para los seres humanos, pero que son muy buenas para que vaya bien la economía. Y no hay que olvidar que los seres humanos dependen a vida o muerte de su economía.

Conviene, por lo tanto, hacer las cosas que convienen a los que tienen la sartén por el mango de la economía internacional. Conviene, pues, apoyar la política de los Estados Unidos, y vuelta a empezar, así con cualquier tema imaginable. Mientras tanto, todo el mundo puede vivir con la conciencia tranquila: hasta donde nos llegan las narices, no se ve que nadie haya violado ningún mandamiento. Y sin embargo, por muy complejo que se haya vuelto en este mundo distinguir el bien del mal, hay una cosa que seguro que es mala, y esta cosa es, nada más ni nada menos, el hecho mismo de que exista un mundo así. Si vivimos en un mundo en el que “es imposible saber qué es lo que realmente estás haciendo cuando haces lo que haces”, entonces es que vivimos en un mundo muy malo. El lema de los movimientos antiglobalización –“otro mundo es posible”, “otro mundo tiene que ser posible”– se convierte en un imperativo ético insoslayable. Es insoportable vivir en un mundo en el que basta meter los ahorros en una cuenta corriente de Caja Madrid para tener que preguntarte con cuántas ignominias y matanzas estás colaborando sin saberlo. Es intolerable un mundo en el que te tienes que alegrar de que en España se fabriquen bombas de racimo, pues al menos en eso parece que sí que somos competitivos a nivel internacional9. Sin duda alguna, el concepto más interesante que se forjó en la reflexión ética y moral del siglo XX fue el concepto de “pecado estructural”. Este concepto era la columna vertebral de la llamada Teología de la Liberación y los que se ocuparon de pensarlo eran fundamentalmente curas, obispos, cristianos de base que estaban directamente comprometidos en cambiar un mundo injusto y criminal. Mientras ellos se jugaban la vida y daban de lleno en la diana del problema ético de nuestro tiempo, la filosofía académica de izquierdas y de derechas estaba completamente en la Luna, haciendo tonterías con los textos de Deleuze y de Foucault, ideando genialidades para poner a discutir a Rawls con Habermas, a ver si así descubrían la pólvora, y, también, cómo no, leyendo a Rorty y cositas de parecido calado.

En este mundo las estructuras matan con mucha más eficacia y de forma mucho más masiva que las personas. La capacidad de ser inmoral que tienen las personas es casi patética comparada con la inmoralidad de las estructuras. En estas condiciones, la cuestión moral pertinente es qué responsabilidad tenemos respecto a las estructuras. La pregunta ya no puede ser ¿qué puedo hacer yo para no violar los mandamientos en ese mundo que no llega más allá de mis narices? En un mundo en el que las estructuras violan los mandamientos con una eficacia colosal e ininterrumpida, es inmoral limitarse a respetar los mandamientos… y las estructuras. El primer mandamiento, por el contrario, atañe a nuestra actitud respecto de las estructuras. Y para responder a esta cuestión, en primer lugar, hay que responder a esta otra ¿en qué consisten esas estructuras? ¿De qué son estructuras esas estructuran? Así pues, en primer lugar, deberíamos estar todos estudiando economía. El primer mandato moral debería ser: ponte a estudiar economía y no pares hasta que no averigües en qué consiste este mundo. Y mucho cuidado con dejarte engañar por la Escuela de Chicago, que de eso también eres responsable. Si, por ejemplo, acabáramos por concluir que la economía mundial puede ser llamada con rigor y sentido la economía capitalista, lo que no cabe duda es que nuestra máxima responsabilidad moral, inmediatamente después, sería volvernos comunistas (al menos si llegamos a la conclusión de que ser comunista es la manera adecuada de combatir el capitalismo).

Por supuesto que ese fue el camino que, muy a menudo, siguió la Teología de la Liberación en Latinoamérica 10, el camino que tanto escandalizó al cardenal Ratzinger. Una serie de obispos latinoamericanos, de pronto, pusieron toda su red de catequistas a estudiar economía, especialmente, crítica de la economía política. Pusieron a todos sus feligreses a leer El capital y a estudiar marxismo. Lo demás se dejaba ya a la conciencia de cada uno. Aunque no por casualidad la conciencia de cada uno aconsejaba montar una guerrilla para combatir el sistema capitalista. El ejercito zapatista del subcomandante Marcos, por ejemplo, no cabe duda de que se montó desde la red de catequistas de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas. En un mundo en el que las estructuras son mucho más inmorales de lo que jamás pueden llegar a serlo las personas, la cuestión crucial no es saber en qué medida somos piezas de ese engranaje estructural o en qué medida podemos dejar de participar en él. Esto es lo que a veces sugería Günther Anders, pero no es ni mucho menos suficiente. Dejar de llamar por el móvil no vale absolutamente de nada y dejar de consumir coca-cola, de casi nada. Puede que negarse a trabajar en la industria del armamento valga para algo si se consigue que ese gesto sirva de propaganda a los programas políticos pacifistas. De lo contrario, ese gesto no sirve más que para que corra un puesto la lista de parados que esperan a trabajar en cualquier cosa y a cualquier precio. Retirar el dinero de una cuenta de Caja Madrid si sospechas que esa entidad invierte dinero en la producción de armamento no sirve de nada si luego es para meterlo en el Banco de Santander, es decir, para confiar en el humanitarismo de un sujeto como Emilio Botín. Y tampoco es buena idea esconder tu birria de sueldo debajo de una baldosa.

La verdadera cuestión moral es qué responsabilidad tenemos en que determinadas estructuras perduren y qué estaría en nuestra mano hacer para sustituirlas por otras. Es obvio que eso pasa por la acción política organizada y no por el voluntarismo moral que intenta inútilmente apartarse de la maquinaria del sistema. No es a fuerza de no mover las fichas o de moverlas lo menos posible como se consigue dejar de jugar al ajedrez, si eso es lo que se pretende. Para dejar de jugar al ajedrez y comenzar a jugar al parchís hay que cambiar de tablero. Si no, lo único que se logra es perder el juego, y el juego del ajedrez, no del parchís. No sé si se capta el mensaje: vivimos en un mundo tan inmoral que no tiene soluciones morales, aquí no valen más que soluciones políticas y económicas muy radicales. Y la única cuestión moral relevante que todavía tenemos sobre la mesa es la de qué tendríamos la obligación de estar haciendo políticamente para que el mundo dejara de jugar en este tablero económico genocida. La cuestión no es la de si puedo beber menos coca cola o llamar menos por el móvil para participar lo menos posible en esta matanza. La cuestión es cómo y de qué manera atacar los centros de poder que la generan. Mi responsabilidad en la matanza no es la de llamar por el móvil. Mi responsabilidad es la de aceptar vivir en un mundo en el que llamar por el móvil tiene algo que ver no sé con qué guerras en el continente africano. Es el mundo lo que es intolerable, no nosotros. Pero sí es intolerable que aceptemos de brazos cruzados un mundo intolerable. Es grotesca la indiferencia que ha habido en la
reflexión ética de los medios académicos europeos y estadounidenses hacia el concepto de “pecado estructural” y, en general, respecto a toda la filosofía de la Teología de la Liberación. Se trataba de lo único interesante que parió el siglo XX en el campo de la ética, pero la Academia estaba demasiado ocupada en intentar comprender a Derrida y en hacer el payaso con el dilema del prisionero.

Para ser justos, hay que recordar que mucho antes de que la Teología de la liberación planteara el problema, lo teníamos ya abordado con mucha contundencia en la historia de la filosofía por filósofos como Jean Paul Sartre o Bertolt Brecht. Claro que Sartre no está tan de moda como Hannah Arendt, porque Sartre era comunista, así es que se le lee bastante poco actualmente. Sartre había explicado muy bien por qué la elección moral no tenía que ver con elegirnos buenos a nosotros mismos, sino con elegir un mundo bueno. Elegir ser bueno en un mundo en el que no se necesita pecar para vivir de la injusticia que se comete sobre los demás, es, sencillamente hacerte cómplice, no de un crimen, sino, como decía Andres, de “todo un sistema de crímenes” 11. !

Notas
1. Cahiers pour une morale, Editions Gallimard, Paris, 1983, pág. 11.
2. Cfr. Fernández Liria, Carlos / Alegre Zahonero, Luis: “La revolución educativa. El reto de la Universidad ante la sociedad del conocimiento “, Revista Logos, nº 37, Madrid, 2004. Cfr. también la siguiente página web: http://fs-morente.filos.ucm.es/convergencia/debate/inicio.htm
3. Ratzinger, J. Libertatis nuntius Instrucción sobre algunos aspectos de la "teologia de la liberación" (Congregación para la Doctrina de la Fe, 6 Agosto 1984)/ “Presupuestos, problemas y desafíos de la Teología de la Liberación.” Paramillo 5 (1986): 574-580. También en La Segunda, Santiago de Chile, jueves 5 de enero de 1984, pp. 15-16; Tierra Nueva 49/50 (abril-julio 1984): 93-96 / 95-96. Edición digital preparada por Holly Ann Hughes. Marzo de 2004.
4. El desánimo de Günther Anders respecto al pacifismo recuerda al de Dennis Meadows en el campo del ecologismo. Meadows, como se sabe, fue el coordinador del informe del Club de Roma sobre los Límites del crecimiento, el estudio que en 1972 daría el pistoletazo de salida al movimiento del ecologismo político. Mucho tiempo después, en una entrevista de 1989, al ser preguntado si aceptaría realizar hoy un estudio semejante, respondía: “Durante bastante tiempo he tratado ya de ser un evangelista global, y he tenido que aprender que no puedo cambiar el mundo. Además, la humanidad se comporta como un suicida, y ya no tiene sentido argumentar con un suicida una vez que ha saltado por la ventana” (Der Spiegel, nº 29, 1989, pág. 118).
5. Günther Anders, "Llámese cobardía a esa esperanza", Besatari, Bilbao, 1995.
6. Cfr., en castellano, Nosotros, los hijos de Eichmann y Más allá de los límites de la conciencia, Paidós. La obra más importante de Günther Anders es Die Antiquierheit des Menschen.
7. La fiebre del coltan (Ramón Lobo, Diario El País, domingo, 02/09/2001).
8. Franz J. Hinkelammert (Berlín, 1931), economista y teólogo de la liberación, ganador del Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2005 del Ministerio de Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, con su libro "El sujeto y la ley". El retorno del sujeto reprimido, Euna, Costa Rica, 2005.
9. Algunas referencias para el seguimiento del tema: http://www. rebelion.org/noticia.php?id=43604 , http://www. rebelion.org/noticia.php?id=43581 , http://www.rebelion.org/noticia.php?id=44188
10. Quizá resulte interesante la siguiente entrevista con un comandante colombiano del ELN, guerrilla que se reclama heredera del pensamiento del sacerdote pionero de la teología de la liberación, Camilo Torres: Cuatro intelectuales españoles se reúnen con el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (Santiago Alba, Carlos Fernández Liria, Belén Gopegui y Pascual Serrano entrevistan a Milton Hernández, comandante del ELN) Cfr.: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=9100
11. Anders, G.: "Nosotros, los hijos de Eichmann", Paidós, Barcelona, 2001, pág. 92. El concepto más interesante que se forjó en la reflexión ética y moral del siglo XX fue el concepto de “pecado estructural”.

Imagenes del GENOCIDIO PALESTINO


Tu silencio me duele.. Tanto como la vida. Tanto como el tiempo

Mahmoud Darwish- poeta de la Resistencia palestina.


Imagenes de la masacre israeli en Gaza

James Petras: “La asunción de Obama es como el pan y circo de los romanos

Se corona el emperador y los medios de desinformación masiva le rinden, como no podía ser de otro modo, pleitesía. Los periodistas estrellas presentan la asunción del redentor y nadie menciona que el capitalismo, en plena catástrofe, presenta a su nuevo regidor. Lo importante es que sonría y ponga cara de buena persona. James Petras explica con claridad que Obama es el presidente perfecto para los ricos.




Efraín Chury Iribarne: Bueno, se viene Obama y en torno a ese hecho hay muchos anuncios desde EEUU, ¿que nos puedes decir?

- Petras: Bueno, en primera instancia me recuerda mucho los circos y panes del Imperio Romano porque frente a la quiebra económica, cuando están subiendo diariamente las miles de pérdidas de empleo y la desocupación de casas porque no se puede cumplir con las hipotecas, están gastando cientos de millones de dólares en esa asunción con muchas estrellas de Hollywood, de deportes, etc., y no tienen ninguna vergüenza frente a la quiebra. Es algo indicador de lo que está pasando en este país, que en vez de actuar en forma más austera, más sobria sobre lo que estamos viviendo, hay un derroche de dinero. Mucho dinero viene de contribuciones de Bancos, de empresas, del gran capital que obviamente piensan que una diversión de este estilo va a ocultar lo que está pasando con la economía y las medidas prometidas por Obama que no tienen nada que ver con una salida progresista de la quiebra. Como hemos dicho en otros programas, la táctica y la estrategia de Obama es canalizar más dinero a los grandes capitales a partir de exoneración de impuestos pensando que cuanto más riqueza acumula el capital hay más posibilidades de inversión y más posibilidades de empleo. Esta estrategia ha fracasado, simplemente concentra más riqueza en el capital sin ninguna consecuencia positiva para el pueblo y no tiene ningún impacto sobre el empleo. Hemos visto 8 años de Bush deduciendo los impuestos con los resultados tristes que tenemos enfrente.

- Respecto a Medio Oriente ¿se puede aguardar alguna posición al menos mínimamente diferente o más o menos todo habrá de seguir igual?

- Bueno, la primera cosa que tenemos que decir es lo que los medios en Europa por lo menos están mostrando ahora que con este cese del fuego: la devastación, la destrucción... Abajo de los edificios tumbados se están encontrando cientos de cadáveres de palestinos que trataron de esconderse en los sótanos de escuelas y de otros lugares. Hay 67 escuelas palestinas destruidas por los judíos israelitas. Hay una devastación tremenda y eso se ve sólo en las fotos. Por ejemplo en el BBC hoy a la mañana, es muy similar a la destrucción de una bomba nuclear, edificios de todo tipo, de toda utilidad y los cadáveres que están encontrando y obviamente la mayoría del 90 % de esos cadáveres son civiles. Eso primero y segundo, hablar de cese del fuego mientras Israel siga con la bota sobre el cuello es una cosa espantosa. No hay ningún cese del fuego mientras haya un soldado israelí en Gaza y tercero, no hay ningún acuerdo todavía para que Israel deje el bloqueo económico del pueblo de Gaza. Yo por lo menos creo que es necesario difundir en todo el mundo un libro sobre este capítulo criminal del Estado de Israel respaldado por los Estados Unidos para que tengamos siempre en la cabeza de lo que son capaces los sionistas.
Y más allá de eso creo que con el triunfalismo que tienen los israelitas, principalmente los judíos obviamente, no los árabes, son capaces de lanzar otras guerras ahora, contra El Líbano y principalmente dirigida contra Irán. Nosotros hemos recibido mucha información de Washington que las principales organizaciones sionistas y sus afiliados en el gobierno, están a tiempo completo empujando por una confrontación militar con Irán entonces esta invasión a Gaza es simplemente una preliminar para otras guerras. Creo que los efectos negativos de todo eso es que Israel se siente súper poderoso y puede lanzarse a otra aventura ahora dirigida a Irán que siempre era su principal adversario.

- Ha habido rompimientos de relaciones con Israel; Bolivia, Venezuela, Mauritania, Qatar, y se habla de una tibia reacción de Lula el presidente del país más extenso de América Latina, donde Lula evita una declaración de condena firme a Israel. ¿Esto es esperable?

- Sí es esperable, porque Lula tiene pretensiones de ser un gobierno entre los más grandes poderes en el mundo y está siempre cultivando los Estados Unidos y a partir de EE.UU. no quiere provocar a los sionistas en EE.UU. que son poderosos en el gobierno entonces las críticas que hace a Israel las hace con un ojo dirigido hacia la Casa Blanca y el Congreso norteamericano. Yo creo que Lula no debe verse como un progresista. Algunas medidas en la política exterior con Cuba son algo mejor que las de Cardoso pero en líneas generales es un continuismo con los gobiernos oligarcas en el pasado, ahora un poco más ambicioso por su deseo de ser reconocido como un súper poder, como los europeos, como los norteamericanos y los chinos. Pero falta mucho, la crisis económica está golpeando fuertemente a Brasil, creo que la industria del automóvil, principalmente los precios de las exportaciones han caído mucho; la Bolsa Bovespa está en una caída vertical y yo creo que las ambiciones lulistas son muy prematuras frente a la recesión que se
está profundizando en Brasil.

- En EEUU ¿se notan ya los síntomas de la recesión, eso está instalado y asoman planes?

- Hay una evidencia profunda. Voy a dar dos ejemplos que recibo de amigos en la comunidad de aquí que son ilustraciones de lo que está pasando en el país. Tengo unos amigos religiosos, un cura y un pastor protestante, que me contaron que de mil a tres mil familias ahora dependen de la caridad. Cestas de comidas, donaciones de los supermercados. En un año han aumentó el triple el número de personas, familias, que tratan de conseguir comida en ese pueblo. Segundo, hablando con médicos, algunos progresistas -los pocos que tenemos-, que organizan una clínica para los que no tienen cobertura de medicina, dicen que el número de participantes se ha triplicado. Es decir que de 30 personas que debían atender en 2 horas por semana, ahora tienen más de 110 personas. Forman cola en el frío para tener algún tratamiento. Y lo peor es cuando los médicos, que trabajan voluntariamente sin ningún salario ni remuneración, piden que los hospitales les regalen algunas medicinas y los hospitales no los apoyan porque creen que son competencia para ellos, a pesar de que las personas que van a las clínicas ya si no van a las clínicas de caridad no van al hospital porque no se pueden pagar por el tratamiento de emergencia.
Y es una situación que se da en este pueblo pero uno puede multiplicar por cien mil que existen en otras partes del país y podríamos tener una idea de lo que está ocurriendo. Y ninguno de los grandes medios está presentando la cara humana de esta crisis. De vez en cuando algún reportaje menciona las estadísticas o algún discurso en el Congreso de Obama sobre la seriedad del problema, pero si uno analiza las medidas hasta ahora, incluso los planes, no hay ninguna forma de que el gobierno intervenga directamente para dar empleo en obras públicas por ejemplo o en empresas públicas, que digan vamos a organizar los sectores afectados por el desempleo a partir de inversiones en alguna actividad productiva.
Todo es indirecto, los planes de Obama son indirectos. «Vamos a exonerar los impuestos a los ricos para activarlos, vamos a regalar miles de millones a los Bancos para que ellos presten el dinero para activar el crédito ». Siempre es indirecto y se pierde todo porque los que reciben no van a invertir mientras la crisis se esté profundizando. Esa es la lección uno. Si el gobierno, directamente no empieza a invertir y generar la demanda y el empleo, el sector privado no va a responder ni siquiera cuando les regalan dinero entonces hay una estrategia equivocada aquí que no hay ningún liderazgo político que ofrezca intervención directa del Estado en la actividad productiva.

- En cuanto a la posibilidad de que se re-actualice el riesgo de un ataque de Israel o una guerra con Irán pasando por El Líbano primero. ¿Estados Unidos estaría atrás de todo esto?

- No atrás, está adelante. Es decir, Israel a partir de sus quintas columnas que son todas las organizaciones judías poderosas, ya pidió -y quiero enfatizar- ya tenía un plan muy avanzado para bombardear Irán. Y sólo el hecho de que los comandantes militares norteamericanos le insistieron a Bush que rechace esta exigencia de Israel de utilizar el espacio aéreo de Irak porque tiene que pasar por Irak para llegar a Irán, sólo por el rechazo de Estados Unidos a esta exigencia es que ya no tenemos una guerra, un ataque de Israel. Yo analizo diariamente las publicaciones de las principales organizaciones judías sionistas. Cada día reviso sus documentos porque tienen prensa, tienen lobbys y publican sus actividades. Y no pasa un día que los sionistas en EE.UU. no tengan medidas planteadas para preparar a los EE.UU. a colaborar con Israel en un ataque sobre Irán.
Por ejemplo, ahora mismo, hoy día recibimos noticias de que van a lanzar una enorme campaña en el gobierno de Obama para apretar las sanciones contra Irán, que proponen incluso un asalto de 3 fases: primero, proponer negociaciones destinadas a fracasar y utilizar el fracaso de las negociaciones para pedir más sanciones y sanciones que se van a profundizar hasta un bloqueo de Irán. Y tercera fase, a partir del bloqueo organizar un ataque militar cuando Irán reaccione contra el bloqueo.
Eso está escrito. El señor Netanyahu, el próximo primer ministro de Israel, ha dicho que él mismo va a dirigir un asalto a Irán y las elecciones en Israel son creo que el 11 ó 12 de febrero. A partir de la elección de Netanyahu, que las encuestas indican que el público israelita está dispuesto a apoyar a Netanyahu, un nazi sionista, y él mismo ha dicho públicamente que la primer prioridad es destruir las instalaciones nucleares de Irán y se puede garantizar que todo el ejército sionista se va a lanzar a apoyar las medidas bélicas de Netanyahu pero nadie quiere hablar del poder del sionismo y su influencia en Estados Unidos. Ni uno ni otro de los judíos críticos a Israel que los conozco por nombre y apellido, por correspondencia, ninguno se atreve a decir públicamente que esta quinta columna judía en EE.UU. es responsable de la política norteamericana. Pueden criticar a Israel, pueden condenar las masacres en Gaza, pero nombrar con nombre y apellido a las organizaciones judías en EE.UU. que están impulsando la política de colaboración en EE.UU., no se atreven a hacerlo a pesar de que hemos visto muchas brechas en la comunidad judía aquí frente al genocidio en Gaza. Hemos visto bastante disidencia entre judíos intelectuales, actores y algunos personajes importantes pero todavía no han conquistado ese fetichismo de noponerse en contra de sus correligionarios en EE.UU.

domingo, 18 de enero de 2009

Woody Guthrie: Esta guitarra mata ladrones



Luis Matías López, periodista. 17 de enero, opinión en "Público". Ilustración de Gallardo




"Una canción folk es lo que está equivocado y cómo arreglarlo, o podría ser quién está hambriento y dónde está su boca, o quién está en el paro y dónde está su trabajo, o quién está sin blanca y dónde está el dinero, o quien lleva una pistola y dónde está la paz”.
Esta proclama encabeza la página web www.woodyguthrie.org que, 41 años después de su muerte, intenta mantener vivo el legado del cantor de los desheredados de la Gran Depresión, sin el que Pete Seeger, Bob Dylan y toda una generación de artistas comprometidos con los problemas de su tiempo habrían quedado huérfanos, si no impotentes.


Guthrie les marcó el camino, parafraseando el título de su autobiografía novelada, Bound for glory (Con destino a la gloria), que Global Rhythm publicará próximamente y que Hal Ashby llevó al cine en 1976. David Carradine encarnaba a quien grabó en su instrumento un lema con el que pretendía resumir su carrera y su vida: “Esta guitarra
mata fascistas”.

¿Qué sentido tiene rescatar hoy a Woody Guthrie? Que corren tiempos en los que gente como él, que cante a las víctimas, será cada vez más necesaria. La Gran Depresión que comenzó con el crash de 1929, y que no fue ajena ni al auge del fascismo ni a la Segunda Guerra Mundial, se ve 80 años después como un alarmante precedente. Desaceleración, crisis, recesión… Sólo falta un paso hacia el abismo: una depresión cuyo punto de partida podría llegar a recordarse como el crash de 2008. ¿Catastrofismo? Puede, pero el disparate de las hipotecas basura, el colapso de grupos financieros e industriales, la incertidumbre sobre los ahorros o el masivo incremento del desempleo dibujan un panorama inquietante que, parece ley de vida, se cebaría sobre todo en los más débiles, empezando por los inmigrantes.

Basta una ojeada alrededor para ver ya signos de marginación, todavía incipientes y difíciles de medir en términos estadísticos: devolución de viviendas por falta de pago de las hipotecas, albergues municipales que se quedan pequeños para los sin techo, legiones de inmigrantes sin trabajo en los campos de Almería o Huelva, tablones de anuncios en los mercados repletos de peticiones de empleo incluso para pequeñas chapuzas caseras, presencia de pedigüeños cada vez más notoria en las calles…

Y florecen los músicos en pasillos y vagones de metro. La mayoría no pretenden concienciar a nadie, sólo entretener y sacarse unas monedas, pero cabe preguntarse si no circulan ya por ahí quienes encarnarán la necesidad de protestar contra esta deriva hacia el abismo y que, en su particular destino a la gloria, graben en sus instrumentos: Esta guitarra mata ladrones. Como los que nos están conduciendo al desastre. Aunque, tal vez, por aquello de que los tiempos han cambiado, se sienten también ante un ordenador a explotar las posibilidades de difusión global de las redes sociales.

Para convertirse en leyenda, Woody Guthrie tuvo a su favor, además del genio y la conciencia social, la suerte de vivir en un país de grandes horizontes, la temeridad de lanzarse con su guitarra a las plataformas de los trenes de mercancías que viajaban hacia el Eldorado californiano de fruta y verdura y los argumentos para su creatividad que le brindó la emigración masiva provocada por el cuenco de polvo, las tormentas de arena negra que, como una maldición bíblica, devastaron a mediados de los años treinta a varios estados del Medio Oeste. De uno de ellos, Oklahoma, surgió el nombre con el que se bautizó al conjunto de expulsados que generó esa tragedia: los okies, granjeros blancos, americanos de pura cepa que, rematados por la voracidad de los bancos (que ejecutaron las hipotecas), amontonaron sus pertenencias en destartalados camiones y pusieron rumbo a una vida azarosa. Guthrie compartió sus penurias, vio y sufrió el trato esclavista a que les sometían los terratenientes compinchados con las autoridades locales, luchó contra la injusticia y convirtió ese magma en canciones que hoy son patrimonio cultural norteamericano.

Corría el año 1936, siete después del crash, cuando, de forma paralela a Guthrie, John Steinbeck, un prometedor novelista que luego habría de ganar el Nobel, recibió el encargo de escribir una serie de reportajes sobre los okies. Su acercamiento a la explotación inmisericorde de los inmigrantes constituyó la materia prima para su obra mayor, Las uvas de la ira, que John Ford llevó al cine y convirtió en un clásico. Esos artículos fueron reunidos en un volumen que Libros del Asteroide publicó en 2007, con prólogo de Eduardo Jordá e impactantes fotografías de Dorothea Lange que forman parte del imaginario de la Gran Depresión.

Los destinos del músico y el literato se cruzaron. Guthrie dedicó una canción a Tom Joad, protagonista de Las uvas de la ira. Más tarde, Sarah Lee Guthrie, nieta del cantautor, y Johnny Irion, sobrino nieto de Steinbeck, formaron pareja artística y se casaron. Ambos participaron el pasado septiembre en Concord (California) en un festival homenaje con el título del más famoso tema de Guthrie: Esta Tierra es mi Tierra, cuya carga revolucionaria se refleja en el siguiente pasaje: “Mientras caminaba, vi una señal que decía ‘prohibido el paso’. Pero al otro lado no ponía nada. Ese lado estaba hecho para ti y para mí”.

Thomas Steinbeck, hijo del Nobel, ha dicho: “Nos esperan tiempos posiblemente mucho peores que la Gran Depresión. El Gobierno no hace nada por nosotros, así que tendremos que empezar a cuidarnos el uno al otro”. Ojalá que Obama logre evitar la catástrofe, y que, pase lo que pase, el resultado final no sea un mundo aún más injusto. Ya lo es demasiado. Que los juglares, estén donde estén, monten guardia para lanzar su grito de protesta.