viernes, 31 de julio de 2009

Chile: No es posible el indulto a torturadores


Los derechos humanos no son una cuestión de conflicto político o de diferente ideología, son una cuestión ética fundamental.

Enrrique Villanueva

Este debate sobre el indulto a torturadores no se puede desligar del tema de los derechos humanos, y de la ética, pero como surge en el marco de una democracia cada vez mas desperfilada y arrinconada a ser solo una expresión electoral, podemos sugerir que las opiniones de quienes levantaron la idea de este“perdonazo camuflado”, o que opinan sobre la conveniencia del indulto en bien de la reconciliación, seguramente lo que están haciendo es poner en el medio de la campaña presidencial un argumento espinoso e intencionado, o bien se están allanando el terreno para asegurar un cargo en un futuro gobierno.

Pero no es de extrañar que pasen estas cosas en nuestro país, en cuya democracia no se concibe realizar un debate nacional acerca, no solo de los derechos humanos, tampoco sobre lo aberrante que resulta seguir avalando y remozando una Constitución que la mayoría de los chilenos rechazamos; que fue diseñada y aprobada en medio de un régimen de terror, que consagra la exclusión y la discriminación. Estos temas a pesar de su importancia no son considerados como relevantes para el ejercicio de la democracia y la participación ciudadana. Entonces en esta realidad que vivimos, en la cual todo se diseña y ejecuta en acuerdos de cuatro paredes, no es de extrañar el llamado, o la opinión, a favor de indultar a torturadores.

Además que el intento de amnistiarlos, perdonarlos o indultarles no es nuevo,bajo la figura de la guerra antisubversiva en abril del año 1978( decreto Ley 2191 ) se concedió la amnistía“ a todas las personas que, en calidad de autores, cómplices o encubridores hayan incurrido en hechos delictuosos, durante la vigencia de la situación de Estado de Sitio comprendida entre el 11 de Septiembre de 1973 y el 10 de Marzo de 1978”..

En esa ocasión y por mucho tiempo después, se argumentó que pudo haber “errores o excesos” en la llamada “lucha antisubversiva”, con el objetivo deliberar a los inculpados cobijándoles con el mantode la “obediencia debida”. A estas alturas de la vida, quien no sabe que la “lucha antisubversiva” fue el eufemismo utilizado por la dictadura para falsear lo que en verdad ocurrió, una represión política sistematizada, masiva y de exterminio, que comprometió a las Fuerzas Armadas, Carabineros e Investigaciones y que constituyó un régimen de auténtico Terrorismo de Estado?.

Por esta razón la idea de indulto es contraria al respeto por los derechos humanos y en este ámbito no caben las excepciones. Los derechos humanos no son una cuestión de conflicto político o de diferente ideología, son una cuestión ética fundamental. Si admitimos una escala de valores para indultar a unos y no a otros, sabiendo que todos los inculpados,en distintos grados de culpabilidad, formaron parte de un régimen terrorista, estamos legitimando la tortura y el asesinato como medio de hacer política.

Por otra parte es cierto que no todos los militares son culpables de violaciones a los derechos humanos, los mandos de esa época generaron un espiral de miedo y violencia que involucró y comprometió al conjunto de las FFAA en sus planes y acciones. Sabemos también que la doctrina militar centra toda la responsabilidad en el mando, pero la obediencia debida no exculpa a los subordinados de sus acciones ni es tampoco un eximente de responsabilidad penal. Estamos hablando de personas, civiles y militares, que torturaron a otros, que asesinaron, que eran conscientes de lo que hacían, integrados a un régimen político que ejercía el terror, y que se sentían empoderados por este para hacer lo que hacían.

La obediencia debida ha sido y es un argumento espurio, esgrimido para justificar la represión, lo que ha permitido a sus autores intelectuales y materiales ( y también a muchos arrepentidos ), ampararse en la ejecución de “órdenes de servicio” o de “operaciones”, que disponían emprender acciones de “aniquilamiento” en contra de la “subversión” y el “enemigo interno”.

Por las razones expuestas, y como ex militares, no estamos de acuerdo con opiniones que hacen equivalente el indulto a torturadores con la reconciliación, aquí lo mas importante es no aceptar la embrutecedora y castrante "obediencia debida", que oculta el acto más cobarde que un ser humano puede ejecutar: la tortura. Por tal razón no hay torturadores de primerao de segunda, o personas calificadas en este contexto para recibirun indulto o no,el torturador es uno solo y su conducta cobarde y aberrante no puede ser exculpada bajo ninguna figura legal,independientemente de su grado jerárquico o ubicación (civil o militar) en la cadena de mando.

Finalmente cabe recordar a los impulsores de estas ideas, que en Chile y en nuestras FFAA, hubo varios centenares de oficiales y suboficiales quienes fuimos torturados, otros asesinados, encarcelados, y exiliados, por negarnos a cumplir con los planes de los sectores políticos y de los mandos militares que planificaron, encabezaron y ejecutaron el golpe en contra de Salvador Allende.

Por esa actitud valiente que asumimos frente a nuestro pueblo y ante nuestra conciencia, hoy podemos decir que es un acto de cobardía el ocultarse detrás del uniforme militar, del poder político, de la obediencia debida y de las leyes de amnistía, intentando justificar la participación, directa o indirecta, en el apoyo a una dictadura que amparó las violaciones, torturas crueles, infringidas a personas maniatadas, los asesinatos clandestinos o, para aminorar con el paso del tiempo, el papel directo de militares y civiles en estos hechos, que solo son calificables como crímenes de lesa humanidad.

OFICIALES Y SUBOFICIALES FUERZA AEREA DE CHILE, CONDENADOS EN EL PROCESO CONTRA BACHELET Y OTROS 1973.