jueves, 2 de mayo de 2013

Historia del 1° de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores


La Revolución Industrial, como todo proceso histórico, comenzó a gestarse en forma paulatina, pero podemos ubicar su inicio en la segunda mitad del Siglo XVIII, en Inglaterra, con el surgimiento de la producción con maquinarias, favorecida, a su vez, por la invención de la máquina a vapor, casi cien años antes.

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La Revolución que se inició con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos de obtención de hierro, se extendió a la mayor parte de Europa y a los Estados Unidos.

También fue favorecida la expansión del comercio, por la mejora de las rutas de transportes y, un poco más tarde, por el nacimiento del ferrocarril.

A partir de ese momento las fábricas comenzaron a atraer a grandes masas de trabajadores desplazados del campo, de esta manera se modificó la forma de trabajo y el obrero dejó de ser dueño de las herramientas y del objeto producido.

Pero estos cambios también trajeron consigo pésimas condiciones laborales. Según diversos relatos históricos, la situación del trabajo en las fábricas y la vida en los barrios obreros escandalizó a los testigos de la época.

Los testimonios existentes se refieren a jornadas laborales de más de dieciséis horas de trabajo en ambientes sin ventilación, en condiciones nulas de seguridad y bajo el control de capataces que castigaban con dureza a quienes no cumplían con las pautas establecidas.

Asimismo, las condiciones de higiene y salubridad eran deplorables.

Por otro lado, la incorporación de trabajadores se realizaba indiscriminadamente entre hombres, mujeres y niños.

También los barrios y sus viviendas eran insalubres. A todo este conjunto de problemas se lo denominó como: “La cuestión obrera”.

En 1810, el pensador del socialismo utópico, considerado el padre del cooperativismo, Robert Owen, se refirió a que la calidad del trabajo de un obrero tiene una relación “directamente proporcional con la calidad de vida del mismo”.

Algunos años después impuso el popular lema: “ocho horas de trabajo, ocho horas de recreación y ocho horas de descanso”.

Ya para 1830 la demanda por la reducción del horario de trabajo era una solicitud generalizada en los Estados Unidos.

Pero las condiciones de trabajo continuaron incambiadas hasta que la “American Federation of Labor” (Federación Estadounidense del Trabajo), resolvió durante la celebración de su IV congreso, realizado el 17 de octubre de 1884 en Chicago, que desde el 1º de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas.

Mayo de 1886, concentración obrera en Chicago

La gran huelga

También advirtieron que desarrollarían una huelga generalizada si no se lograba tal reivindicación.

En ese marco, recomendó a todas las uniones sindicales que redactaran leyes en ese sentido en sus respectivas jurisdicciones.

Fue en ese marco que el presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson promulgó en 1886 la Ley Ingersoll, que estableció la jornada de ocho horas, aunque también contenía cláusulas que permitían aumentarla a 14 y 18 horas.

Esta norma no fue aceptada por las patronales por lo que comenzó a gestarse la gran huelga.

Los obreros de los Estados Unidos comenzaron a organizarse hasta que llegada la fecha establecida en el IV congreso de la Federación Estadounidense del Trabajo, paralizaron el país productivo con más de cinco mil huelgas.

El 1° de mayo de 1886 unos 200.000 trabajadores comenzaron la huelga, mientras que otros 200.000 conquistaron las ocho horas con simple amenaza de parar.

Según diversos reportes, en Chicago, donde las condiciones de los trabajadores eran peores que en otras ciudades, las movilizaciones prosiguieron los días 2 y 3 de mayo.

Un duro episodio de la lucha fue el incidente que se produjo en una de las pocas empresas que no paró aquel día, la fábrica de materiales  agrícolas de Mc Cormick que contrató rompehuelgas.

El día 2 de mayo se realizó una concentración de los obreros despedidos de Mc Cormick para protestar por unos 1.200 despidos y los brutales atropellos policiales.

Mientras se celebraba el mitin frente a la fábrica, y cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas, y comenzó una batalla campal. La Policía, sin aviso, procedió a disparar a quemarropa sobre la multitud produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.

Spies publicó de inmediato un manifiesto en el Arbeiter Zeitung: “Si se fusila a los trabajadores responderemos de tal manera que nuestros amos lo recordarán por mucho tiempo”

Asimismo,  convocó un acto de protesta para el día siguiente,  en la plaza Haymarket.

Se consiguió un permiso del alcalde para hacer el acto a las 19.30 en el parque Haymarket. Los hechos que allí sucedieron son conocidos como “Revuelta de Haymarket”.

“Grandes oradores harán presencia para denunciar las últimas atrocidades cometidas por la policía, los disparos a nuestros compañeros de clase ayer por la tarde. ¡Trabajadores armaros y haced fuerte presencia!”, expresaba uno de los folletos convocando al mitin.

Fuego indiscriminado

La concentración congregó a más de 3.000 huelguistas, pero hacia el final del acto y cuando quedaban 200 asistentes, un destacamento de 180 policías fuertemente armados se presentó y un oficial dio la orden de disparo.

Una bomba estalló y la policía transformó a Haymarket “en una zona de fuego indiscriminado, hubo muertos y más de 200 heridos”.

Se desató entonces una ofensiva contra los anarquistas. Se clausuraron los periódicos, se allanaron las casas y locales obreros y fueron prohibidos los mítines.

En Chicago se llenaron las cárceles de miles de revolucionarios y huelguistas. En ese marco, arrestaron a todo el equipo de imprenta del Arbeiter Zeitung y la policía detuvo a 8 anarquistas: George Engel, Samuel Fielden, Adolf Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, Albert Parsons, Oscar Neebe y August Spies. Todos eran miembros de la Asociación Internacional del Pueblo Trabajador.

Según diversos reportes, el juicio fue totalmente manipulado. Se les acusaba de “complicidad de asesinato” aunque nunca se les pudo probar ninguna participación o relación con el incidente de la bomba ya que la mayoría no estuvo presente y uno de los dos que estuvieron presentes era el orador en el momento que la bomba fue lanzada.

A finales de mayo, varios sectores patronales estadounidenses ya habían accedido a otorgar la jornada de ocho horas de labor a varios centenares de miles de obreros.

Pero los 8 anarquistas fueron condenados a muerte. Al aproximarse el día de la ejecución, cambiaron la sentencia de Oscar Neebe, Samuel Fielden y Michael Schwab a cadena perpetua, y Louis Lingg apareció muerto en su celda.

El viernes negro

Al mediodía del 11 de noviembre de 1887 Spies, Engel, Parsons y Fischer fueron conducidos a la horca. En la caminata los cuatro entonaron La Marsellesa Anarquista. Ese día sería recordado como “el viernes negro”.

El episodio fue retratado en forma memorable por José Martí,  quien se desempeñaba como corresponsal en Chicago por el periódico La Nación de Buenos Aires.

“Salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro… Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: ‘la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora’. Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable”.

En julio de 1889, la Segunda Internacional instituyó el “Día Internacional del Trabajador” para perpetuar la memoria de los hechos de mayo de 1886 en Chicago.

Esta reivindicación fue adoptada y promovida por la Asociación Internacional de los Trabajadores, que la convirtió en demanda común de la clase obrera de todo el mundo.






Los 8 mártires de Chicago, antorchas del movimiento obrero mundial

Luego de la concentración organizada por los trabajadores en el parque Haymarket el 4 de mayo de 1886 y con un permiso del alcalde, la policía atacó a los manifestantes provocando muertes y heridos en un episodio que se recuerda como la “Revuelta de Haymarket”. A partir de ese momento se llenaron las cárceles de huelguistas.

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La policía detuvo a 8 anarquistas que pasarían a ser las “antorchas” del movimiento obrero internacional.

August Spies, George Engel, Samuel Fielden, Adolf Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, Albert Parsons y Oscar Neebe. Todos ellos miembros de la Asociación Internacional del Pueblo Trabajador.

A Michael Schwab  y Samuel Fielden les fue conmutada la pena por cadena perpetua, mientras que a Oscar Neebe se lo condenado a 15 años de trabajos forzados. Por su parte, Louis Linng se suicido en su propia celda.
En tanto que el 11 de noviembre de 1887 se consumó la ejecución de August Spies Albert Parsons,  Adolph Fischer y George Engel.

Los 8 mártires de Chicago

1 -August Spies

Nació en Alemania en 1855 y emigró a los Estados Unidos en 1872 con su madre y hermanos.
La familia se estableció en Chicago, donde August aprendió el oficio de tapicero.

Se unió al Socialist Labour Party en 1877, con posteriormente, en 1880, se convirtió en editor del periódico anarquista en lengua alemana Chicagoer Arbeiter-Zeitung.

El 4 de mayo de 1886, Spies fue el principal orador durante un el en Haymarket Square.

Contrariamente a las instrucciones, la policía atacó a la multitud con el objeto de dispersarla.

Alguien arrojó una bomba, que mató a siete policías. A su vez, fueron siete los arrestados, entre los que figuraba Spies. Posteriormente, Albert Parsons se entregó a la policía.

Los testigos declararon que ninguno de los ocho acusados había arrojado la bomba a pesar de ser acusado de ello. Pero tiempo después se comprobó su inocencia.

Antes de ser sentenciado dijo: “Hemos explicado al pueblo sus condiciones y relaciones sociales. Hemos dicho que el sistema del salario, como forma específica del desenvolvimiento social, habría de dejar paso, por necesidad lógica, a formas más elevadas de civilización. Al dirigirme a este tribunal lo hago como representante de una clase enfrente de los de otra clase enemiga. Podéis sentenciarme, pero al menos que se sepa que en Illinois ocho hombres fueron sentenciados a muerte por creer en un bienestar futuro, por no perder la fe en el último triunfo de la Libertad y la Justicia”.

“¡Mi defensa es vuestra acusación! Las causas de mis supuestos crímenes: ¡vuestra historia! (…) Pagaré con orgullo y desafío el alto precio! ¡Llamen al verdugo!”.

2 -Albert Parsons

Albert Richard Parsons nació el 20 de junio de 1848. Fue un anarquista y activista sindical, acusado de arrojar una bomba contra la policía durante la Revuelta de Haymarket. Aunque luego de ejecutada la sentencia se comprobó su inocencia.

Proveniente del Montgomery, Alabama. Viajó a Chicago para actuar en defensa de los derechos de los obreros.
Parsons, que provenía del socialismo, desarrolló sus ideas anarquistas en Chicago y se convirtió en un activista del movimiento laboral, siendo además fundador de la International Working People’s Association.

Trabajócomo escritor del Times. Luego en 1877, debido a sus abiertas posiciones a favor de los derechos de los trabajadores, fue señalado como subversivo y perdió su empleo.

También estaba vinculado a los Knights of Labor (Caballeros del Trabajo) durante su período embrionario, una organización de estilo masónico.

Fue ahorcado por la acusación falsa de arrojar una bomba contra la policía durante la Revuelta de Haymarket.
Antes de ser ahorcado dijo: “Yo como trabajador he expuesto lo que creía justos clamores de la clase obrera, he defendido su derecho a la libertad y a disponer del trabajo y de los frutos del trabajo. Yo creo que los representantes de los millonarios de Chicago organizados os reclama nuestra inmediata extinción por medio de una muerte ignominiosa. ¿Y qué justicia es la vuestra? Este proceso se ha iniciado y se ha seguido contra nosotros, inspirado por los capitalistas, por los que creen que el pueblo no tiene más que un derecho y un deber, el de la obediencia”. “ “¿Creéis que la guerra social se acabará estrangulándonos bárbaramente? ¡Ah no! Sobre vuestro veredicto quedará el del pueblo americano y el del mundo entero. Quedará el veredicto popular para decir que la guerra social no ha terminado por tan poca cosa”, expresó.

3 -Adolph Fischer

Nació en 1858 en Bremen, emigró a los Estados Unidos en 1873 a los 15 años de edad.
Fue aprendiz en una imprenta en Little Rock, Arkansas. Más tarde, en 1879, se trasladó a St. Louis, Missouri, donde se unió a la German Typographical Union y en 1881 se radicó a Nashville, Tennessee, y allí trabajó como compositor para el Anzeiger des Südens, un periódico para inmigrantes alemanes.
En 1883 se mudó a Chicago, trabajando como compositor en Arbeiter-Zeitung, un periódico pro-obrero dirigido por August Spies y Michael Schwab. Por ellos se unió a la International Working Person’s Association y el Lehr-und-Wehr Verein, una rama radical conformada a fin de enseñar a los obreros a autodefenderse.
Fischer fue acusado y condenado a muerte en la horca: minutos antes de su  ejecución dijo: “En todas las épocas, cuando la situación del pueblo ha llegado a un punto tal que una gran parte se queja de las injusticias existentes, la clase poseedora responde que las censuras son infundadas, y atribuye el descontento a la influencia de ambiciosos agitadores. La historia se repite. En todo tiempo los poderosos han creído que las ideas de pro se abandonarían con la supresión de algunos agitadores; hoy la burguesía cree detener el movimiento de las reivindicaciones proletarias por el sacrificio de algunos de sus defensores. Pero aunque los obstáculos que se opongan al progreso parezcan insuperables, siempre han sido vencidos, y esta vez no constituirán una excepción a la regla. Este veredicto es un golpe de muerte a la libertad de prensa, a la libertad de pensamiento, a la libertad de la palabra en este país. Si la muerte es la pena correlativa a nuestra ardiente pasión por la libertad de la especie humana, entonces, yo les digo muy alto, disponed de mi vida”.

4 – Georg Engel

Engel nació el 15 de abril de 1836 Kassel, Alemania. Anarquista y sindicalista ejecutado luego de la Revuelta de Haymarket,junto con Albert Parsons, August Spies, y Adolph Fischer.
Nacido en una familia pobre junto con otros tres hermanos. Su padre Konrad, era albañil y murió antes de que George cumpliera los dos años de edad. Su madre murió cuando tenía doce años, quedando huérfano.
Fue aprendiz de zapatero, pero no podía mantenerse. Viajó a Fráncfort del Meno encontrando finalmente trabajo como aprendiz de pintor.
En 1868 logró abrir un negocio por su propia cuenta. Ese mismo año decidió realizar su sueño juvenil de emigrar a los Estados Unidos.
En 1874 se trasladó a Chicago, y en 1876 abrió una juguetería. En 1882, se unió a la recientemente fundada International Working People’s Association.
Engel no estaba en la Plaza de Haymarket, pero fue arrestado y se le acusó del crimen de complot para cometer un atentado.
El día de su ejecución dijo: “¿Por qué razón se me acusa de asesino? Por la misma que tuve que abandonar Alemania, por la pobreza, por la miseria de la clase trabajadora. Sólo por la fuerza podrán emanciparse los trabajadores, de acuerdo con lo que la historia enseña. ¿En que consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizados en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, la libertad, el bienestar. Yo no combato individualmente a los capitalistas; combato el sistema que da privilegio. Mi más ardiente deseo es que los trabajadores sepan quienes son sus enemigos y sus amigos”.

5-Michael Schwab

Schwab nació el 9 de agosto, de 1853 en Bad Kissingen, Franconia en Alemania, de oficio encuadernador de libros.
Emigró a los Estados Unidos en 1879 y vivió en Chicago, Milwaukee y en el oeste de los EE.UU. antes de radicarse de forma definitiva en Chicago en 1881.
En 1872. En los EE.UU participó en los movimientos por los derechos de los trabajadores, uniéndose primero al Socialist Labor Party y luego a la International Working Persons Association.
Fue redactor y co-editor del Arbeiter-Zeitung (Chicago), su sentencia fue conmutada por prisión perpetua y luego liberado el 26 de junio de 1893 por John Peter Altgeld, gobernador de Illinois.

6-Samuel Fielden.

Inglés, 39 años, pastor metodista y obrero textil le fue conmutada la pena por cadena perpetua, pero también recobró la libertad en 1893 junto a Schwab.
Nació en Todmorden, Lancashire (Inglaterra) en 1844; pasó su juventud trabajando en los talleres, Fue nombrado superintendente de las escuelas dominicales de su país natal.
En 1864 pasó a Nueva York y trabajo en algunos telares. Al año siguiente se trasladó a Chicago, y desde esa fecha trabajó como jornalero. Ingresó en la Liga Liberal en 1880, donde hizo conocimiento con Spies y Parsons; se declaró socialista y fue uno de los miembros más activos de la Asociación Internacional de los Trabajadores.

7- Louis Lingg

Nació en el seno de una familia humilde, de padre carpintero y madre lavandera. Tras aprender el oficio de carpintero, viajó hacia el sur de Alemania y luego a Suiza.
En 1885 Lingg se traslada a Estados Unidos, trabajando de carpintero y destacándose rápidamente en la asociación de trabajadores.
Lingg realizó un pequeño escrito en su celda y se quitó la vida en su celda con un cigarro bomba el 10 de noviembre de1887.
“Me acusáis de despreciar la ley y el orden. ¿Y qué significan la ley y el orden? Yo repito que soy enemigo del orden actual y repito también que lo combatiré con todas mis fuerzas mientras tenga aliento para respirar… Os desprecio; desprecio vuestro orden, vuestras leyes, vuestra fuerza, vuestra autoridad”, escribió.

8- Oscar Neebe

Nació en Filadelfia de padres alemanes. En la época en que Neebe fue arrestado, no vivía de un salario fijo, se dedicaba a trabajos particulares. Desde sus primeros años sintió latir su corazón a favor de los desheredados y fue siempre un excelente organizador de las secciones de oficios, siendo propagandista acérrimo de las ideas socialistas.
Fue condenado a 15 años de trabajos forzados.