jueves, 17 de abril de 2014

Valparaíso, Chile: Lo que pasó por esos cerros se llama neoliberalismo, El incendio de Valparaíso desnuda el Chile desigual

14 Abril 2014

por Ricardo Candia Cares- Clarín

Cuano todavía humeen los escombros del infierno que azotó Valparaíso, vendrán las recriminaciones, las acusaciones, y la eterna y estéril búsqueda de responsables. Para algunos, por ahí pasó la mala suerte. Los más audaces, responsabilizaran a la gente que elige vivir en situaciones de riesgo. Los religiosos, a un castigo divino

Pero la verdad es que eso que humea entre los escombros y la pena de la gente, no es otra cosa que neoliberalismo en su estado puro.

Una periodista proveniente de Neptuno o Plutón, pregunta a un poblador por qué elige vivir ahí. La respuesta es de este planeta: los pobres no eligen donde vivir.

Y así es. Los pobres lo hacen donde le permite la subsidiariedad del Estado y por lo general, llega con sus miserias a formar guetos alejados de la vistas de los turistas y los poderosos que detestan tener a la vista a esas villas miserias.

Así ha sucedido en las grandes, medianas y pequeñas ciudades de nuestro país. Los pobres no deben salir en la foto de este país soberbio en macro cifras, que por pura mala suerte no se ubica cerca de Luxemburgo o en la Costa Azul.

Resulta natural que siempre que arrecia una tragedia de cierta magnitud, los que pagan las consecuencias son exactamente los mismos pobres, ya sea que habiten el enorme campamento iquiqueño de Alto Hospicio, los cerros olvidados de la parte alta de Valparaíso, las frías estribaciones de los volcanes sureños o purguen años en una cárcel abarrotada.

Como si fuera un destino inmodificable, los pobres salen en las noticias sólo cuando los azota la tragedia.

Pudimos ver muy de cerca el incendio a una hora demasiado temprana como para pensar que no podía ser controlado. El aire olía a desgracia y las caras asombradas de los habitantes de esas favelas porteñas no hacían más que mirar esa colosal columna de humo a la espera que cambiara la dirección del viento.

La ciudad se comenzaba cubrir con el olor de las casuchas calcinadas. Y habría que esperar mucho para que se vieran en el horizonte los primeros avioncitos de juguete lanzando agua que se evaporaba antes de tocar tierra, y luego algunos helicópteros que iban y venían dejando caer un volumen de agua francamente risible, comparado con esa masa terrible de fuego.

Mientras tanto, en hangares secretos, al amparo de los ojos inconvenientes y del polvo que daña los mecanismos, centenares de aviones hechos para matar, descansan a la espera de una guerra nunca llegará. Y más allá, inmensas moles de acero mantienen sus orugas y cañones disponibles para los primero combates que nunca serán. A menos claro, que sea en contra del pueblo, como ha sido tantas veces.

Estas tragedias confirman la necesidad de deshacerse de los F 16, los Leopard, y de cuanto juguete de muerte exista y destinar esas fortunas a mejorar las condiciones de vida de la gente.

Es hora de hacer un trueque de esas maquinarias de muerte, por aviones que apaguen incendios y vehículos que salven seres humanos.

El enemigo de la nación no es el país vecino. No son los pueblos del otro lado de la cordillera. No son una amenaza para la seguridad del país la existencia de otras gentes, con otros puntos de vista y otros valores.

El enemigo de la gente es la pobreza en sus versiones encubiertas y desembozada. Es el abandono, la segregación y el desprecio. Es el efecto que hace sobre la gente el modelo económico que campea en esas poblaciones y que de vez en cuando se disipa en forma de humo.

El enemigo de la gente, la nuestra y de toda la humanidad, es la existencia de millonarios más allá de toda razón, lógica o entendimiento. Esos que no dudan en enriquecerse a costa de la depredación de la naturaleza, hombres, mujeres y niños, incluidos.

El verdadero peligro para las personas humildes es la casta de políticos, corruptos, ambiciosos, sucios, matreros, rábulas, fuleros, mediocres, sumisos al poder; son los empresarios sin alma, los presidentes, presidentas, generales, almirantes y gerentes cobardes, mentirosos, cínicos. Todos miembros de la misma piara que pulula en los palacios, los fortines y las mansiones.

Es cierto. Por ahí pasó la muerte tantas veces. Pero ni por asomo la mano del Estado, de las instituciones, de las autoridades obligadas a tomar medidas para prevenir sucesos luctuosos.

Esos pobreríos salen en las noticias no más cuando les caen los remanentes de la política económica en sus versiones de tragedias como estas, o cuando la delincuencia, hija predilecta de la pobreza, llama la atención de los matinales y periodistas poca cosa.

Y, por cierto, cuando de vez en cuando la gente entiende que sólo peleando se conquistan los derechos que el sistema les quita en su eterno egoísmo, y se alza.
Y ya viene haciendo falta una gran rebelión de la gente apaleada, despreciada, quemada, terremoteada. Es necesario un momento en que se entienda que nada es eterno, cuando se adquiere la convicción de hacer que las cosas cambien. Y que la fuerza reside en la pelea de todos juntos.

De la presidenta para abajo, los funcionarios se refieren a la fuerza y coraje del porteño y su capacidad para remontar todas las tragedias que han sido.

Viene siendo la hora que el porteño y todo el resto de los habitantes golpeados por lo que sea, utilice esos atributos que se les cuelga para sobarles el lomo, para enojarse de una vez por todas y llevar sus broncas acumuladas hasta donde reside el origen de sus miedos, fracasos y pobrezas, y desplegar ahí, en donde están los que les roban el voto y el alma, el cataclismo necesario que genera una rabia bien dirigida, y ahora sean ellos a los que les toque la tragedia, aunque sea por la terrible vía de dejar de ganar un poco menos de todo lo que ganan.
  

Los gráficos de Gabriel "Saracho" Carbajales


  




El incendio de Valparaíso desnuda el Chile desigual

14 Abril 2014
 por Rafael Luis Gumucio Rivas- Clarín
Valparaíso ha sufrido, al menos, dos incendios forestales al año que, por lo general, se hacen extensivos a las zonas habitadas en los cerros. Las autoridades no pueden pretextar, en esta última catástrofe, el factor sorpresa: es evidente que una tragedia, como la vivida por más de treinta horas, se veía producir más temprano que tarde; no hay duda de que hubo imprevisión e incapacidad para enfrentar un incendio, que comenzó en el Camino La Pólvora y que podría haber sido detenido si se hubiera actuado antes de que invadiera los cerros.

Históricamente, Valparaíso ha sido la ciudad de los vientos y de los incendios: en 1906, mucho más mortífero que el mismo terremoto, fueron los incendios que le sucedieron; duranteel siglo se han sucedido varios incendios en los cerros, que continúan en estas casi dos décadas del siglo XXI. A pesar del heroísmo de los bomberos, que en Chile son voluntarios, nuestro país, y en especial Valparaíso, no cuenta con los servicios de previsión y de elementos técnicos; Chile gasta millones en armas que, a los dos años quedan obsoletas, y en muchos casos muy rentables para compradores y vendedores, que abultan sus bolsillos con comisiones, y no lo hace con aviones para estar preparados contra los incendios. El gran drama de esta catástrofe fue, en lo inmediato, la falta de agua, junto con la potencia necesaria para combatir incendios de esta envergadura. Los aviones contra incendio, de última generación, se abastecen de agua del mar y multiplican la capacidad de abastecimiento de agua, comparado con los que se utilizan en Chile.

Toda tragedia muestra desde el heroísmo hasta el más bajo de los egoísmos humanos: unas de las imágenes mostradas por la televisión, que se me quedó grabada, es la lucha prometeica de un hombre que lucha leguas de fuego de varios metros de altura, empleando una simple pala, completamente inconsciente de la posibilidad de triunfar, pero que rehúsa a aceptar la fragilidad del hombre ante poderes superiores.

Los porteños de los cerros, que lo han perdido todo, no han esperado ni un segundo para remover los escombros y limpiar los terrenos, ayudados, generosamente, por otros vecinos, tan golpeados como ellos y, sobre todo, por los estudiantes que acudieron en masa, demostrando siempre el lado solidario de la juventud chilena.

Cuando se declaró a Valparaíso Patrimonio de la Humanidad se hizo muy poco para la conservación de los monumentos históricos y, muchos menos, respecto a la situación de miseria y abandono en que vive la mayoría de los porteños en las alturas de los cerros. No es cierto que un alto porcentaje de los habitantes de estos lugares se hayan tomado los cerros como efecto de la situación de abandono y pobreza en que los ha mantenido un Estado, empequeñecido por el neoliberalismo reinante, pues muchos de ellos tienen terrenos que han heredado de generación en generación.

Tanto Valparaíso, como Alto Hospicio y las demás ciudades del interior de Arica y Parinacota y Tarapacá, nos está poniendo al desnudo la enorme pobreza existente en el Chile neoliberal, que han administrado la Concertación y la Alianza. Este país de los pobres, marginados y provincianos tiene poco que ver con un país prepotente, administrado por castas que, desde Santiago, pretenden determinar la vida de los habitantes de las demás regiones, ignorando por completo su realidad y sus verdaderas necesidades, agravadas en las grandes catástrofes.

Valparaíso ha sido siempre maltratado por las castas en el poder y la ciudad sigue siendo pobre, sin industrias, con un puerto privatizado y, sobre todo, con construcciones precarias, sin ningún plan regulador e carente de los mínimos elementos para combatir, incluso de grifos cuando hay agua, para las emergencias.

El Parlamento es un verdadero absceso en el barrio Almendral; el hecho de estar ubicado en Valparaíso no ha significado ninguna medida descentralizadora. Los diputados y senadores viajan a Valparaíso como si lo hicieran en automóvil marciano – a cien kilómetros por hora – violando la ley de Tránsito, para encerrarse en su torta de merengue, sin entender ni ver nada de lo que ocurre en el entorno.

Mucho más útil sería que la Presidenta Bachelet, a imitación de Salvador Allende, instalara el Ejecutivo en la intendencia de la V Región, así fuera por un mes, y continuara así con las demás regiones.
Rafael Luis Gumucio Rivas
14/04/2014


En el Chile neoliberal incluso los desastres naturales son clasistas

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Lunes, 14 de Abril de 2014 17:35


Desastres y catástrofes ‘naturales’ seguirán afectando a sectores donde la pobreza y la mala calidad de vida y de viviendases la característica principal, por lo que no es posible achacar a la “madre naturaleza” las pérdidas de vidas humanas y los estragos materiales cuando ella actúa

EN SU OBRA “Arica 1868, un terremoto y un tsunami”, el reconocido y prestigiado historiador chileno Manuel Fernández Canque, al finalizar casi las páginas de su magnífico documento, apunta que en Chile (y en gran parte del mundo subdesarrollado) los desastres naturales, mayoritaria y generalmente, causan los estragos en las zonas de menor valía económica, que es donde instalan y levantan viviendas aquellos que nada, o muy poco, poseen.

Lo anterior no es un despropósito, en absoluto lo es. Si se revisa la Historia de nuestro país en cuanto a la ocurrencia de grandes catástrofes naturales, se observará que la mayoría de ellas provocaron daños inimaginables precisamente en las zonas, barrios  o sectores donde se las viviendas populares, vale decir, donde estaba instalada la pobreza.

Es un hecho cierto que casi todos los gobiernos (con escasas excepciones) han determinado construir poblaciones (mal llamadas ‘villas’ en algunos casos) en sectores y terrenos económicamente depreciados y despreciados por las inmobiliarias porque carecen de seguridad ambiental, se sitúan en medio de un entorno peligroso física y geográficamente, están distantes de los centros de apoyo, son de difícil acceso para cualquier medio de locomoción, y otras variables que también intervienen en el asunto.

A lo anterior, agréguese la mala calidad (‘baratura’) de los materiales usados para alzar casas y edificios de departamentos populares o sociales (recuérdese, como simple ejemplo, las “casas Copeva”), ya que el ahorro en insumos incrementa las ganancias de las empresas constructoras que ganan las pertinentes licitaciones públicas.  Y que no quede en el tintero el tamaño de esos departamentos, o de las casitas para pájaros, ya que con suerte superan los 40 metros cuadrados de construcción habitable, provocando hacinamientos que conlleva males aún mayores, como bien sabemos. ¿Será necesario hacer algún apunte respecto a la ‘prohibición social’ que esas poblaciones populares tienen en cuanto a no disponer de belleza paisajística, ni del verde de arboledas y jardines?  Tierrales, quebradas y aridez son características en  las mayoría de las poblaciones que ocupan los pobres en Chile.

Qué diferencia hay, en este tema, con lo que el gobierno socialista de Venezuela ha realizado en estos últimos diez años beneficiando a las poblaciones populares, dignificándolas, dándoles elementos sólidos para construir sobre ellos un futuro más digno. Las viviendas ‘populares’ venezolanas –construidas por el gobierno socialista y bolivariano- superan con creces la calidad, ubicación, entorno y amplitud de las “pajareras” chilenas de las que tanto se han ufanado los gobiernos del duopolio. Hay allí, sin duda, un ejemplo a seguir.

No puede discutirse una verdad que brilla con luz propia; en Chile, la pobreza se ve obligada a instalar sus domicilios en los sectores que presentan mayores riesgos, como es dable constatar en los bordes costeros en la zona sur, donde ventarrones, temporales y  marejadas constituyen el pan diario en los inviernos. Lo mismo puede verse en las grandes ciudades, lugares en los que la pobreza es llevada a sitios de alta contaminación, cercanos a vertederos o a canales que transportan heces y mugres…o en las quebradas de Valparaíso, terrenos que en absoluto cuentan con un mínimo de seguridad ante sismos, tormentas, ventiscas, incendios forestales y siniestros varios, lo que contradice el torpe comentario expresado por el alcalde de la ciudad puerto, Jorge Castro, respecto de la tragedia última en la que miles de familias perdieron sus viviendas arrasadas por el fuego: “Los pobres tienen el privilegio de poseer la mejor vista de Valparaíso". ¿Tendrán también “buena vista al mar” los pobres de Alto Hospicio en Iquique, o aquellos que levantan casuchas de material ligero en las riberas del río Mapocho en Santiago?

Los desastres naturales castigan, casi exclusivamente, a los sectores de mayor pobreza porque estos –ante la urgencia y la carencia de recursos económicos- se ubican (o los ubican) en los lugares menos aptos para levantar viviendas, y para ello, en gran medida, cuentan con el beneplácito de los gobiernos, y de una parte de la sociedad civil, que desea mantener a los pobres en una especie de “ghettos” para poder controlarlos policialmente y que, además, se encuentren localizados lejos del centro de las ciudades.

Entonces, visto así el problema, los desastres y catástrofes ‘naturales’ seguirán afectando a sectores y zonas donde la pobreza y la mala calidad de vida y de viviendas sea la característica principal, por lo cual no es posible achacar exclusivamente a la “madre naturaleza” la pérdida de vidas humanas y los estragos materiales cuando ella actúa, ya que en sitios y barrios donde las construcciones cuentan con entornos seguros, buen andamiaje y mejor armazón, tales “demostraciones de fuerza” de la pachamama poco daño hacen.

Por ello, no bien en Chile se produce un sismo de magnitud severa, un temporal de viento y lluvia que provoque aniegos, o un incendio que arrase con poblaciones populares a destajo,  de inmediato se soban las manos los banqueros y los empresarios de la construcción, las inmobiliarias y el retail, ya que el gobierno de turno recurrirá a sus bien cobrados (pagados) servicios para que esos barrios pobres retornen a la normalidad, vale decir, a la misma ‘normalidad’ de ayer. Así, bancos y financieras subirán las tasas de interés de préstamos y créditos...y de nuevo los ricos serán más ricos y los pobres serán más pobres habitando en los mismos o parecidos lugares donde sus vidas transitan balanceándose sobre una pitilla.


Último balance en Valparaíso

12 fallecidos y 8 mil damnificados por incendios

De acuerdo a las cifras oficiales, dos mil viviendas fueron destruidas por el fuego, que ha consumido más de 850 hectáreas. El Gobierno entregará raciones de alimentos y bonos para los afectados.

Hoy 09:04 EL CIUDADANO
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valparaiso arde

El último balance entregado por el gobierno en la noche del domingo sobre el incendio que afecta a Valparaíso estableció que doce personas han perdido la vida, ocho mil han resultado damnificadas, más de dos mil viviendas fueron destruidas y 850 hectáreas consumidas.

La información fue entregada por el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, en la Intendencia de Valparaíso. “Aún tenemos focos activos, con baja intensidad, en distintos sectores”, dijo el secretario de Estado, quien anticipó que la emergencia será totalmente controlada en las próximas 72 horas. Rodrigo Peñailillo añadió que se distribuirán 13 mil raciones de alimento y “un aporte diferenciado de acuerdo al grupo familiar para que las personas puedan adquirir vestimenta”.

En las últimas horas del domingo los esfuerzos de los equipos de emergencia se concentraron en el cerro Ramaditas, donde los residentes fueron evacuados

Además, 900 funcionarios de Carabineros trabajan en la seguridad y ocho albergues reciben a los damnificados. “Se han dispuesto lugares de acopio para hacer llegar materiales de construcción y equipamiento de cama para emergencias en el sector del Tranque Seco y Rodelillo”, agregó.

Asimismo, el gobierno entregará subsidios de arriendo e instalará barrios de emergencia “en el caso que sea necesario”. Para eso, el ministerio de Vivienda y el municipio de Valparaíso realizan un catastro sobre los inmuebles afectados.

El titular de Interior lamentó que un SAPU de cerro Las Cañas haya sido destruido por el fuego, pero aseguró que otros cinco servicios funcionan con normalidad.

Del mismo modo, confirmó que las clases fueron suspendidas desde el nivel parvulario a Cuarto Medio e hizo un reconocimiento al “tremendo trabajo de las Fuerzas Armadas, Carabineros y, en especial, de los voluntarios del Cuerpo de Bomberos que han llegado desde distintas comunas”.

Finalmente, Rodrigo Peñailillo informó que la Presidenta Michelle Bachelet suspendió la visita que realizará a Argentina este martes y adelantó que en la mañana de este lunes encabezará una reunión con su gabinete.
Focos activos en Ramaditas

En las últimas horas del domingo los esfuerzos de los equipos de emergencia se concentraron en el cerro Ramaditas, donde los residentes fueron evacuados. Esto provocó algunos conflictos, ya que los vecinos pretendían permanecer en el lugar y colaborar en el control del fuego.

Otros cerros afectados eran Mariposa, El Vergel, Las Cañas, Merced, La Cruz, Miguel Ángel y El Litre, aunque la disminución del viento ayudó a controlar las llamas.
Fuente: Radio U. Chile


Más de mil bomberos tratan de sofocar el reavivado incendio de Valparaíso

1.300 efectivos trabajan junto a más de diez aviones y helicópteros para apagar las llamas que han causado 12 muertos. Los bomberos prevén al menos 20 días hasta su extinción final y el Gobierno destina inmediatamente un millón de dólares para la zona afectada

EFE Madrid 
14/04/2014 Público

Un helicóptero del gobierno chileno combate un incendio de Valparaíso.

Un helicóptero del gobierno chileno combate un incendio de Valparaíso.- EFE/SONIA ROSSEL

El fuego que arrasa los cerros de la ciudad chilena de Valparaíso sigue descontrolado, con varios focos muy activos debido a las condiciones meteorológicas. El incendio más grande que ha sufrido la ciudad ha causado hasta ahora 12 muertos, más de 10.000 damnificados y cerca de 2.000 viviendas destruidas.

Unos 1.300 bomberos y brigadas aéreas y terrestres de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), junto a una docena de helicópteros y aviones cisterna - el mayor despliegue del que se tenga registro, según las autoridades- siguen trabajando para apagar las llamas en algunos puntos de los cerros de la ciudad portuaria, situada a 120 kilómetros al oeste de Santiago. La Conaf anticipó que la tarea de aplacar definitivamente el incendio tardará más de 20 días.

El fuego sigue vivo en el cerro Ramaditas, un sector que fue desalojado por las autoridades el domingo por la noche después de que se reactivara el incendio. En esta zona, situada en la parte alta de Valparaíso, las llamas destruyeron unas 200 viviendas, según un informe preliminar de la policía de Carabineros.

Otro foco que sigue activo se encuentra en Laguna Verde, un sector forestal situado al sur de la ciudad.

El incendio ha arrasado 850 hectáreas, 2.000 casas y ha causado 12 muertosEl jefe de operaciones de la Conaf, Alfredo Mascareño, dijo en una entrevista con Radio Cooperativa que el incendio ha arrasado 850 hectáreas y consideró que la extinción completa del fuego podría tardar unos 20 días.

"Éste es un incendio muy especial, que ocurre entre lo urbano y lo forestal", señaló Mascareño, quien destacó que el fuerte viento dificulta los trabajos de extinción.

El responsable de la Conaf aseguró que los medio aéreos con los que cuenta el organismo son suficientes para enfrentar la emergencia y descartó por ahora pedir ayuda a otros países.

Ayuda gubernamental 

En Valparaíso, las autoridades y otras organizaciones siguen recolectando y distribuyendo ropa, comida y otros elementos básicos entre los miles de damnificados, muchos de los cuales han pasado la noche en albergues.

"Éste es un incendio muy especial, que ocurre entre lo urbano y lo forestal" La ministra de Vivienda, Paulina Saball, dijo hoy que el Gobierno ayudará a las familias que han perdido sus casas para que puedan reconstruirlas en el mismo sitio cuando sea posible o que las recolocarán en lugares cercanos.

Tras una reunión en Santiago con su Gabinete, la presidenta Michelle Bachelet, ha decidido destinar de forma inmediata 500 millones de pesos (un millón de dólares aproximadamente) al municipio, informó este lunes el ministro portavoz, Alvaro Elizalde.

"Desde la Subsecretaría de Desarrollo Regional se están traspasando 500 millones de pesos a la comuna de Valparaíso, para paliar las primeras necesidades de la emergencia", dijo Elizalde tras una reunión del gabinete con la presidenta Michelle Bachelet.

"Es para la emergencia y retiro de escombros, pero no es la única ayuda que se va a dar. Es la primera", aclaró.Elizalde señaló que el estado de emergencia se mantiene en la zona. "Miles de personas perdieron todo. Estamos hablando de un cuadro francamente dramático", declaró el ministro.

Indicó además que para no desproteger otras zonas del país, se ha pedido a Argentina el envío de aeronaves que apoyen en el control del incendio.

Ayuda internacional

Se ha pedido a Argentina el envío de aviones de apoyo en la extinciónSegún el Gobierno actualmente hay 1.200 personas en albergues y unas 8.000 personas damnificadas.

"Es desolador, pero el Gobierno no los va a dejar solos", aseguró Elizalde.

Esta es la segunda tragedia que golpea a Chile este mes. El 1 de abril un terremoto de 8,2 grados de magnitud impacto a la zona norte del país, dejando seis muertos y dañando también miles de viviendas.


Crónica del fuego feroz

Una reportera de Valparaíso relata su experiencia y recoge voces de otros vecinos

 El País es Valparaíso 



Un soldado en Valparaíso este domingo por la noche. / M. BERNETTI (AFP)

-Es como el fin del mundo, como un castigo -dice Margarita.
Cuando empezó la gran pira, recién había limpiado su casa.
-Pasé dos horas fregando la cocina. Relucía. Tenía lleno el refrigerador de carne y había pagado en la multitienda otra cuota del televisor. Estábamos viendo una película en el plasma nuevo, cuando sentimos que las llamas se nos venían encima. Explotaron los cilindros de gas, uno a uno.
Y el ruido retumbó como un bomba sobre la bahía.
Todo se fue a negro.
Se cortó la luz y las sirenas de los bomberos empezaron a ulular frenéticamente. Todo el día, toda la noche. Los marinos y los militares se acuartelaron y salieron a la calle a terminar con la fiesta de sábado. Y a imponer la ley seca.
¿Dónde partió el fuego? En unos pastizales. En un fundo y de ahí a la quebrada. Y de ahí a un cerro y a otro cerro y a otro cerro. Allá arriba es muy difícil llegar con agua. Así que todo ardió como una gran pira, como un infierno en la tierra, en el paraíso que es Valparaíso sin fuego.
El viento dispersó la primera fogata a lo largo de 1,5 kilómetros de cerros.
Esa noche, a tientas, todos comenzamos a huir cerro abajo.
Era mejor estar juntos y asustados, que separados y asustados.
En la Plaza O`Higgins, llegaron los hombres cargando a las abuelas paralíticas.
Llegaron las ambulancias y un gato sin cola bajó chamuscado y sin bigotes, casi muerto. Una perra recién parida aterrizó apenas con sus perritos en la boca y las tetas hinchadas de leche. En el camino, venían cerdos ardiendo, una mula mal herida y dos caballos arriba de una camioneta, conducida por un hombre. Llegaron personas quemadas y con esquirlas en los ojos. Los curaron en la calle las enfermeras de la Cruz Roja.
Llegó también una señora a repartir chocolate caliente.
Llegó una mujer con tres fotos en sus manos: la de sus dos hijos y la de un nieto.
-No sé por qué salvé a mis hijos y a las fotos de mis hijos. Yo creo que salvé el recuerdo.
Llegó también el vendedor de pegamento La Gotita y fumó, uno a uno, todos los cigarrillos de su cajetilla de Fox mientras miraba hacia arriba como ardía su casa y la de todos sus vecinos.
Eran 8 mil personas evacuadas en el plano.
A estas ocho mil personas las albergaron en escuelas, hospitales y gimnasios.
A estos lugares llegaron colchones, frazadas y alimentos en un santiamén.
Una semana atrás había sido la alerta de tsunami.
La gran ola amenazaba con caer en la costa chilena.
Y pocos días antes del incendio, un temblor fuerte despertó a los porteños. Y todos corrieron cerro arriba. Ahora todos corren cerro abajo.
-Se vive con miedo acá, dice Ximena de 22 años que bailaba raggaeton cuando empezó a arder su casa: yo estaba haciendo un video con mi celular y empecé a enfocar la luna. La luna de blanca pasó a roja. Era la lengua de fuego.
Y ahí entendió que debía huir de su propio docu reality.
Ximena madre dice: “Yo quería salvar a mis patos, a Cuacuá y a cuacuaracuá”.
Pero eran los patos o ellas.
Varios vecinos están desaparecidos aún. Cientos de animales muertos. En Valparaíso la gente cría animales: gatos, miles de gatos; perros cientos de perros.
Hoy, esta noche aún las sirenas ululan. Y sigue ardiendo el bosque y los vestigios de las casas. La gente llora sobre las ruinas, pero ya han comenzado a decir chistes.
Y a intentar limpiar las cenizas. Todos tosen y van como zombies con los ojos rojos. Margarita: “la carne que tenía en el refrigerador seguro está hecha bistec”.
Raimundo, bromeando, pide un poco de alcohol: “No donen agua, donen piscolas”.


Chile: Fuego y muerte en la bella Valparaíso

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por Página12
Lunes, 14 de Abril de 2014 10:58


Un incendio forestal, multiplicado por fuertes ráfagas de viento, devastó los barrios altos de Valparaíso. Doce personas murieron atrapadas por el fuego. Alerta rojo en la ciudad y en las comunas circundantes.

Al menos 12 personas murieron y otras 500 resultaron con heridas, tres de ellas de gravedad, como consecuencia del incendio que afecta desde el sábado a la tarde a Valparaíso, uno de los puertos más importantes de Chile, ubicado en el centro del país. Las llamas consumieron alrededor de 8 mil hectáreas, destruyeron mil casas y obligaron a la evacuación de unos 10 mil habitantes. La presidenta, Michelle Bachelet, quien ayer viajó a la ciudad y la decretó zona de catástrofe, aseguró que “es una tremenda tragedia, tal vez el peor incendio de la historia de Valparaíso”.

La Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi) informó que catorce helicópteros y seis aviones cisterna combaten los focos de fuego que persisten por las temperaturas y las fuertes ráfagas de viento, y declaró alerta roja tanto en Valparaíso como en la comuna de San Antonio, donde otro foco ígneo sin conexión arrasó con otras 20 hectáreas.

“Sabemos hasta ahora del fallecimiento de 12 personas, pero en el transcurso de las próximas horas esta cifra podría aumentar”, indicó la jefa de Estado, quien ayer encabezó una reunión en la Intendencia de Valparaíso para analizar la situación y coordinar la ayuda a los 10 mil evacuados. Inicialmente las autoridades habían informado que 16 personas habían perdido la vida por el incendio, pero posteriormente corrigieron la cifra en 12. Según la Onemi, la mayoría de las víctimas fatales son personas mayores que no pudieron realizar la evacuación a tiempo.

Bachelet explicó que las brigadas procuraban extinguir los focos porque se espera que, en las próximas horas, aumente el viento en la zona, dificultando el combate contra las llamas que todavía están activas en algunos sectores. “El día de hoy (por ayer) están llegando nuevas fuerzas desde Santiago y otros lugares. Vamos a contar con dos mil efectivos en la calle apoyando a la gente, más de 1250 bomberos, tres nuevos helicópteros y aviones de combate al incendio, por lo cual habrá 17 aeronaves operando”, informó.

La Onemi envió camiones con colchones, frazadas, mascarillas, agua, carpas y raciones de alimento para los damnificados, que permanecen albergados en tres escuelas y en la iglesia católica Don Bosco, de Valparaíso, 108 kilómetros al oeste de Santiago. A su vez, el alcalde de la ciudad, Jorge Castro, aseguró que los colegios de la región hoy no tendrán clases. También el servicio de agua potable se encuentra interrumpido en algunos barrios para redirigirlo a contener el fuego.

Mientras tanto, equipos de emergencia de la Corporación Nacional Forestar (Conaf) trabajaban en los cerros de Valparaíso y en los barrios Los Perales y Las Cenizas, ya que las llamas podrían avanzar nuevamente hacia sectores de viviendas. El último reporte del organismo detalla que el incendio consumió hasta ahora 760 hectáreas de al menos seis de los más de 40 cerros que tiene Valparaíso.

El fuego, por razones que todavía se desconocen, comenzó en la tarde del sábado como un incendio forestal en el sector del camino La Pólvora, en las afueras de la ciudad, pero el viento y las características orográficas de la zona hicieron que se propagara a zonas pobladas de los cerros La Cruz, El Vergel, San Roque, Las Cañas y Mariposas. El cerro Mariposa y el cerro La Cruz, dos de los sectores más pobres con barrios instalados de forma precaria en las zonas boscosas, son los más afectados.

De esta manera, en dos semanas, Valparaíso, de unos 270 mil habitantes, vivió dos evacuaciones masivas. La anterior se produjo hace once días por un alerta de tsunami desatado por el terremoto de 8,2 grados de magnitud en el norte del país, que obligó a evacuar las costas. La presidenta de Chile envió “un mensaje de apoyo a los cientos de familias que han perdido sus hogares, sus enseres y, en algunos casos, a sus seres queridos”. “La gente de Valparaíso tiene coraje, tiene fuerza y no están solos”, aseveró.

Ayer a la madrugada, muchos vecinos volvieron a sus casas para evaluar los daños, y en la mayoría de los casos sólo encontraron escombros y humo. “Sentí una explosión desde bajo la tierra. La explosión levantó entera la casa y un bombero nos evacuó. Lo perdí todo, pero los hijos están vivos y es lo que importa”, sostuvo Mónica Vergara, quien vivía con sus cuatro hijos en el cerro La Cruz.

“Tenía un infierno alrededor de mi familia. El fuego bajó desde los cerros y quemó todas las casas de alrededor”, describió Miguel Ramírez, habitante del cerro Mariposas.

Por su parte, Sonia, una turista colombiana que visitaba la zona patrimonial de Valparaíso, que por el momento ha quedado a resguardo del fuego, señaló que “es impactante ver el piso, las calles, los autos llenos de cenizas. Es una completa tragedia”.

Valparaíso se organiza para combatir las secuelas de apocalíptico incendio del 12-A

Valparaíso, Cerro Monjas.- Ya son 16 los fallecidos, diez mil los evacuados y cerca de un millar de casas quemadas como consecuencia del infernal incendio que aún afecta a los habitantes de Valparaíso. Sin embargo cifras extraoficiales hablan que la situación es aún peor.
Francisco Marín · Hoy 14:04 EL CIUDADANO
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Guioteca

En el cielo los helicópteros dispuestos combaten el fuego arrojando agua sobre los diversos focos que aún permanecen encendidos. Lo mismo hacen carros de bomberos venidos desde distintas zonas de Valparaíso, Viña y otras zonas del centro del país.

 Entre las iniciativas que se han organizado para socorrer a las víctimas se cuenta la realizada el Centro Cultural Trafón, ubicado en Francia 994 (cerro Monjas). Aquí ya se implementó un albergue que está recibiendo ancianos y animalitos abandonados. También se está implementando un comedor comunitario para afectados y voluntarios. Esta iniciativa es autogestionada.

El teléfono de este centro cultural –que se ubica en una antigua y patrimonial construcción que ha sido rehabilitada por artistas y gestores culturales- es el 32-259 1893.

Por otra parte, un grupo de artistas liderados por el clown Fernando Balaran (celular 5423.2816) levantó una brigada para ir en apoyo de los cientos de niños que en albergues sufren el trauma que significa ver visto como todo su mundo se quemaba.

En el Liceo Eduardo de la Barra los estudiantes y otros miembros de la comunidad educativa se organizan e implementan la ayuda.

Desde el cerro Las Cañas nos avisan que se sienten abandonados y que aún no llega toda la ayuda que necesitan.

Un equipo de El Ciudadano estamos en Trafón  concentrando la información. Puede llamar al número señalado para dar información. También a amigopancho@gmail.com
Francisco Marín El Ciudadano